Cuba se preparó de antemano para la crisis en Venezuela
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La Habana conoció, antes que todos, las enormes dificultades que no podía enfrentar la oficialidad venezolana; manejó con pericia, las contradicciones entre Maduro y Cabello.
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Por Juan Juan Almeida
diciembre 21, 2015
Numerosos analistas aseguran que el pasado 6 de Diciembre, las elecciones en Venezuela, además de dar una importante victoria a la oposición venezolana sobre la alianza bolivariana liderada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); también promete una cercana crisis energética en Cuba.
No creo, es cierto que tras años de mala gestión el chavismo no consiguió reunificar la división del país, irrespetó la dignidad de su pueblo y, en pago, recibió lo que tocaba, un Voto Castigo, que como en el cuento de Cenicienta, transformó un simbólico carruaje en espantosa calabaza.
Los resultados sí revirtieron el orden de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) venezolana, y sin dudas, asestaron un duro golpe a la izquierda latinoamericana; pero se me hace apurado e incluso impulsivo, por no decir arriesgado, asegurar que este importante suceso podría desatar en nuestro país una crisis económico-social similar a la sufrida durante los tiempos duros del Período Especial.
La verdad, siento sobrado respeto por los expertos que analizan el tema cubano, sobre todo por los que no hacen bastión en posiciones partidistas; pero asegurar que el gobierno de la isla no se preparó para el atolladero que ya se veía venir desde el instante en que se dió a conocer la enfermedad del ex comandante Hugo Chávez, es como subestimar el carácter probadamente previsor de los gobernantes cubanos, o negar que el desempeño económico de la isla – segun datos publicados - aunque aún no se aprecian los resultados en la población, revela cierto crecimiento que no depende del crudo venezolano.
Suficientes, con la intensidad de un típico aguacero de Mayo, fueron los informes que salieron de Caracas y cayeron sobre las oficinas de los especialistas de la inteligencia cubana. La Habana conoció, antes que todos, las enormes dificultades que no podía enfrentar la oficialidad venezolana; manejó con pericia, las continuas y crecientes contradicciones entre Nicolás Maduro y su siamés Diosdado Cabello; y analizó, hasta el mínimo detalle, todos los pro y contra del suministro de petróleo.
La cuenta es sencilla. La oposición venezolana, incluso en el hipotético caso de haber ganado el 100 % de las 167 bancas de la Asamblea Nacional, tendría que pensar muy bien la promesa de cortar la entrega de combustible a Cuba porque sabe que, en realidad, no se trata de un regalo, sino de un esquema de intercambio bilateral entre ambos países, a través del cuál Venezuela suministra petróleo; y Cuba exporta a Venezuela miles de profesionales en diferentes programas sociales, donde predomina el asunto salud.
El gobierno de Cuba, desde que cayó el campo socialista, nunca más puso todos los huevos en una misma canasta. Ahora maneja un plan B, C, D, y hasta el E (de Estados Unidos); y sabe que, sin tener una mejor solución (ni más barata) para enfrentar los problemas de salud, y con los precios actuales del crudo, que no supera los 40 dólares, la oposición venezolana no puede, o puede pero no debe, retirar, por una decisión de impacto ideológico, renunciar a los cientos de médicos cubanos que benefician a millares de familias pobres en Venezuela.
Por el contrario, dejar el canje tal como está, e incluso mejorarlo, no solamente sería mantener una importante inversión social, también es comprometer el sufragio de un sector estratégico y valioso. Existe hace chorros de años; y se llama política.
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