martes, enero 12, 2016

El Cardenal y su laberinto. Jorge Dávila Miguel y la relación entre el Cardenal Jaime Ortega y el despido de Roberto Veiga y Lenier González de la revista Espacio Laical, de la Arquidiócesis de La Habana Cuba


Nota del Bloguista de Baracutey Cubana

¿Les estarán ¨reforzando la fachada¨ a  Roberto Veiga y A Lenier González para qu formen  parte  del futuro Parlamento ¨plural¨ en su ala ¨opositora¨ que tiene en perspectiva el Castrismo  mediante la implementación del CAMBIO´FRAUDE,  ya que la persona del Cardenal Ortega  ha estado demasiado cercana al Raulismo y ambos individuos  estuvieron bajo la sotana cardenalicia mucho tiempo, con todo lo que esto implica?
 *************
Tomado de http://www.cubaencuentro.com/

El Cardenal y su laberinto

*******
Dos entrevistas que muestran una rara mirada, íntima y calificada, aunque parcial, de cómo se han movido y se mueven los mecanismos de la política eclesial en Cuba
*******

Por Jorge Dávila Miguel
Miami
11/01/2016

Desde La Habana recibo por email otro dossier de Cuba Posible, pero esta vez viene calentito: contiene las revelaciones de cómo y por qué sus fundadores ––Roberto Veiga y Lenier González–– debieron salir en 2014 de sus responsabilidades como editores de la revista Espacio Laical, publicada por la arquidiócesis de La Habana bajo el cardenal Jaime Ortega. Y no es una merienda lo que cuentan.

Al Cardenal, si no le echan en Miami, le echan en La Habana, pero lo nuevo en las entrevistas a Veiga y González son los detalles de cómo los asuntos de la Iglesia y su política se rumian y se resuelven ––o no se resuelven–– en los predios del arzobispado habanero. Para quien guste de los detalles y pueda entender que Cuba no es Corea, las dos entrevistas son de obligada lectura.

Relatando las luces y las sombras de su paso por Espacio Laical ––como católicos comprometidos con la realidad actual y el futuro de la nación cubana–– los dos intelectuales no solo elaboran sobre los avatares con curas y laicos en la tarea común de publicar una revista inclusiva para diversos sectores de la sociedad cubana ––incluso el oficialista–– sino que buscan explicar cuáles eran los horizontes editoriales y políticos que no gustan en la jerarquía laico-eclesial habanera o al menos en una parte de ella.

Veiga y González pretenden responder mediante las entrevistas algunas de las preguntas provocadas por su repentina salida de Espacio Laical en el año 2014, por ejemplo: “¿Era legítimo o ilegítimo apoyar la política de diálogo entre la Iglesia y el presidente Raúl Castro? ¿Quién o quiénes fueron los responsables de nuestra salida? ¿Había recibido el Cardenal presiones del Gobierno cubano para cambiar el rumbo editorial de la publicación? ¿El Cardenal era presionado por la Conferencia episcopal? ¿Estuvo implicada la Secretaría de Estado vaticana?¿Hasta qué punto el objetivo último era la deposición del Cardenal?

(Lenier González y Roberto Veiga)

En respuesta a por qué le tomó cuatro años a la arquidiócesis el proceso de eliminarlos definitivamente de la publicación, González blande una razón fundamental: el poderoso caballero de Quevedo, don Dinero. Y explica que mientras la arquidiócesis recibía decenas de miles de dólares al año en apoyo a la revista, a él y a Veiga le llegaban solo 40 chuchitos mensuales. Para que quede claro, dice González: “La revista era muy prestigiosa fuera y dentro de Cuba y les sirvió para gestionar mucho dinero a costa de nuestro trabajo”.

Conociendo a la Iglesia ––ya sea por su sabiduría o por sus inconfesables secretos–– seguramente no contestará estas acusaciones. Aunque de todas formas, la verdadera importancia de las entrevistas, publicadas en Cuba Posible, no reside en los detalles casi siempre miserables de la plata, sino en un tenor mucho más destilado: para el lector atento, con mente dispuesta a discernir, las entrevistas son como una rara mirada, íntima y calificada, aunque parcial, de cómo se han movido y se mueven los mecanismos de la política eclesial en Cuba, las disimuladas palpitaciones de algunos de sus actores, al tiempo que indican la realidad de una creciente diversidad de opiniones que actualmente ya cohabitan, dispuestas al debate respetuoso sobre la realidad y el futuro de la nación cubana.

Veiga y González son ahora gestores de Cuba Posible, una plataforma socio-político-económica-cultural-religiosa que busca ser inclusiva con un amplio espectro ideológico y personas capaces de buscar ––mediante el diálogo cívico–– soluciones para los dilemas de la isla y su pueblo. Se sentirán más libres. Tal vez puedan hacer ahora lo que no pudieron desde Espacio Laical, ya fuera porque entonces publicaban solo cuatro números al año, porque la arquidiócesis de La Habana tenía otra concepción del mundo ––quizá diferente pero tan válida como la de ellos–– o tal vez porque el Todopoderoso encuentra siempre camino y momentos para los que se afanan, ya sean curas, laicos, cardenales o gestores.

González muestra más filo en sus palabras que Veiga. Hay algo que resiente; todos los “bretes”, maniobras ––incluso con la Secretaría Vaticana–– para eliminarlos del camino. Dice: “Con lo fácil que hubiera sido para Jaime [Cardenal] llamarnos y decirnos ‘muchachos, todo se ha acabado. Cada uno para su casa’. Así de sencillo, pero prefirió degollarnos entre simulaciones y sonrisas”.

Aunque, ¿por qué lavar tanta ropa sucia exactamente ahora? Esa es la pregunta que tal vez faltó hacerles a Veiga y a Lenier.
***********
Jorge Dávila Miguel, analista político de CNN en Español, es columnista de El Nuevo Herald y de CNN en Español.

© cubaencuentro.com
********************

Un testimonio de nuestro compromiso: un año y medio después de la salida de Espacio Laical.

Por Roberto Veiga González y Lenier González Mederos

En la mañana del 10 de junio de 2014, en una reunión que apenas duró 18 segundos, Gustavo Andújar Robles comunicó que el cardenal Jaime Ortega Alamino “aceptaba” nuestra petición de renuncia a la dirección editorial de la revista Espacio Laical. Era la tercera vez, en el lapso de dos años, que nuestra renuncia había estado sobre de la mesa del Cardenal. Finalmente era aceptada. En palabras de Gustavo Andújar: “el Arzobispo pensaba que Espacio Laical era un problema que no debía dejarse al Obispo que lo sustituyera al frente de La Habana”. “No hay hombres imprescindibles”, rezaba la Nota hecha pública por Gustavo Andújar días después de nuestra salida. Este pronunciamiento público del flamante director de la revista había sido previamente concertado con el cardenal Ortega. Terminaba así para nosotros una década de trabajo, codo con codo, junto al Arzobispo de La Habana en la gestión de una publicación arquidiocesana donde él mismo estuvo implicado estructuralmente desde el primer día hasta el último; y también se clausuraba nuestra implicación en otros asuntos sensibles de la vida de la Iglesia. 

Desde entonces, muchos presentan innumerables interrogantes. ¿Qué había sucedido (en el lapso de una década) para que todo terminara así? ¿Qué sintonías y qué disonancias tenía la línea editorial de Espacio Laical con las visiones hegemónicas sobre Cuba existentes dentro de la Iglesia? ¿Cuánto pesa el binomio castrismo-anticastrismo en vida de las élites católicas cubanas? ¿Debía la “política cultural” de la Iglesia Católica abrirse a la pluralidad existente en la sociedad cubana?  ¿Era “digerible” para la Iglesia una política editorial que articulara una opción moderada, de acompañamiento crítico-creativo y de no-confrontación con el Gobierno? ¿Qué implicaciones tiene para un católico cubano sostener este tipo de posicionamientos? ¿Era legítimo o ilegítimo apoyar la política de diálogo entre la Iglesia y el presidente Raúl Castro? ¿Quién o quiénes fueron los responsables de nuestra salida? ¿Había recibido el Cardenal presiones del Gobierno cubano para cambiar el rumbo editorial de la publicación? ¿El Cardenal era presionado por la Conferencia episcopal? ¿Estuvo implicada la Secretaría de Estado vaticana? ¿Hasta qué punto el objetivo último era la deposición del Cardenal? ¿Qué actitudes asumieron los miembros del círculo más íntimo del Arzobispo?

Algunas de estas preguntas intentan ser respondidas, parcialmente, por nosotros en sendas entrevistas realizadas por el investigador Alexei Padilla Herrera, quien realiza su tesis de maestría en Comunicación Social por la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil. La tesis versa sobre el impacto de la revista Espacio Laical en la esfera pública cubana entre los años 2005 y 2014. Su investigación es una contribución significativa a la reconstrucción intelectual de un momento de especial dinamismo de la sociedad cubana;  proceso íntimamente conectado con la llegada al poder del presidente Raúl Castro. Para nosotros resulta un imperativo moral y político aportar a la claridad “mínima necesaria” sobre lo ocurrido con nuestra salida de Espacio Laical. A este proyecto dedicamos 10 años de nuestras vidas, y constituyó la materialización de nuestra manera de entender y practicar el catolicismo y el compromiso efectivo con nuestra Patria.