miércoles, febrero 03, 2016

La Cinecittà celebra sus 80 años: así fueron los romances que fraguó. Los actores quedaban prendados de las nuevas promesas del cine. Iniciaban tórridos romances con actores casados en los rodajes. Anita Ekberg, Sophia Loren y Audrey Hepburn, las más cortejadas



William Wyler, Simone Signoret y Charlton Heston, premiados por la academia en 1960 C P

Tomado de http://www.elmundo.es/

La Cinecittà celebra sus 80 años: así fueron los romances que fraguó

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Los actores quedaban prendados de las nuevas promesas del cine. Iniciaban tórridos romances con actores casados en los rodajes
Anita Ekberg, Sophia Loren y Audrey Hepburn, las más cortejadas. Ésta última rechazó a dos hombres por no poder tener hijos
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Por SONIA A. RODRÍGUEZ
1 de febrero de 2016

Conocida con el sobrenombre de "La fábrica de los sueños en Roma", la Cinecittà cumple 80 años desde que Musolinni pusiera la primera piedra de los famosos estudios. Ideados para hacer competencia a Estados Unidos, allí se forjarían los grandes títulos del cine clásico liderados por los directores más aclamados. Muchas de las estrellas de Hollywood viajaron a Italia para participar en ese sueño lleno de glamour y brillo. La segunda casa de Federico Fellini vivió su época dorada en la década de los 50 y los 60. Años en los que además de grandes guiones de ficción, también se crearon grandes historias de idílicos romances y trágicas maldiciones entre los actores y las actrices que pasaron por allí. Tórridos noviazgos con actores casados o relaciones tóxicas que acabaron muy mal son algunos de los ejemplos de lo que se vivió en aquellos escenarios.
 
 Anita Ekberg y Marcello Mastroianni en 'La dolce vita' dirigida por Fellini. GTRES

La maldición de la mujer más cotizada

Aunque Anita Ekberg (83) terminase enferma y arruinada, hubo un tiempo en el que protagonizó una de las escenas más 'sexies' del cine clásico. Allí estaba ella, Miss Suecia, de 29 años, con un físico envidiable, disfrutando de un baño en la mismísima Fontana de Trevi. Lo que la actriz no sabía era que una oscura maldición se cernía sobre ella, mucho más grande que las leyendas que corrían en torno a las reacciones que provocaba en los hombres su extrema belleza. "No pienso acostarme con usted", le respondió tajantemente a Fellini cuando el director le ofreció el papel de Sylvia para La dolce vita. Un sueño de ser madre que se truncó: la actriz no tiene familia ni hijos, a pesar de que hombres de la talla como Howard Hughes o Frank Sinatra anduvieron detrás de sus atributos. Los que si consiguieron pasar por el altar con Ekberg eran bastante más mediocres. Anthony Steel, marcado por la alcoholemia y Rik Van Nutter. Pero tras los focos de los decorados de los estudios italianos Anita protagonizó uno de los más célebres romances como no podía ser de otra manera para una diva como ella: con un hombre casado. Su galán italiano fue Marcello Mastroianni, que lejos de importarle su situación se arriesgó con la modelo. Compartieron set y alcoba pero según explicaría tiempo después el propio Fellini, el director de la película que ambos protagonizaban, ninguno de los dos estaba acostumbrado a conquistar a nadie y eran especialistas en dejarse querer. El problema de ella fue que nadie la quiso querer en sus últimos años. "Estoy un poco sola, pero no lo lamento. Amé, lloré, enloquecí de felicidad. He vencido y he perdido", fueron las palabras con las que definió su vida cuando cumplía 80 años, los mismos que tiene ahora el estudio que le dio la fama.

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La lucha por un matrimonio legal

Otra de las estrellas cortejada por las estrellas del cine de la época fue Sophia Loren (81). Le paró los pies a Marlon Brando cuando intentó meterle mano e incluso recibió una propuesta de matrimonio de uno de sus compañeros de reparto, Cary Grant, con el que se rumoreó que podría haber tenido algo durante el rodaje de Quo vadis? en la década de los 50. Fue con dicha película cuando tomó contacto con el set y tan sólo tenía 16 años cuando se presentó junto a su madre en los estudios de Roma para intentar que le diesen un papel de relleno en la película.

Sin embargo, a pesar de la petición de matrimonio, no fue hasta el rodaje de La mujer del río en 1955 cuando la propia actriz reconoció que se había enamorado del productor y director Carlo Ponti (94), al que conoció en un concurso de belleza. La joven pasó a ser la musa del productor a pesar de su diferencia de edad y ella misma le definía como el padre que nunca tuvo. Una relación que se convertiría en un escándalo en sus círculos cinematográficos. Después de contraer matrimonio en México, la ley italiana no permitía desestimar el anterior matrimonio del productor, que para los ojos de los italianos seguía casado con su primera esposa y Loren era tan sólo una amante. Consiguieron formalizar el matrimonio en 1966 y el sueño de Sophia fue siempre tener descendencia con su amante mayor y aunque perdió varias oportunidades, finalmente lo consiguió.


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La relación más autodestructiva de la industria

Pero sin duda una de las historias de amor más turbulentas que parió la Cinecittà fue el romance entre los protagonistas del aclamado film Cleopatra. La relación entre Elizabeth Taylor y Richard Burton comenzó a principios de los 60, durante el rodaje de la citada película. Ambos estaban casados cuando se conocieron -algo habitual en las parejas que se forjaron entre aquellas bambalinas- y se casaron y se divorciaron en dos ocasiones. El primero de los matrimonios duró 10 años. Poco más de un año después del primer divorcio, volvieron a unir sus lazos en 1975, volviéndose a divorciar meses después. ¿Qué ocurrió entonces para que la relación estuviese condenada a terminar? En el caso de él, que ya había afirmado en más de una ocasión que no estaba seguro de su orientación sexual, los excesos con el alcohol y su tendencia autodestructiva marcaron su destino. Se conservan, tras la muerte del actor, las cartas que le enviaba a Taylor y que ahora conforman el libro Furious love: Elizabeth Taylor, Richard Burton and the marriage of the century. Entre las duras palabras de los escritos, el actor le confesaba a su enamorada: "Si me dejas, tendré que matarme. No hay vida sin ti". Y no la hubo.

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Amistad tachada de romance

A veces el nacimiento de una gran amistad puede asociarse con un romance. Y, del mismo modo, es necesario sentir el romance que uno va a interpretar aunque no pase del set de rodaje. Algo así le sucedió a Audrey Hepburn con Gregory Peck, su compañero de reparto en Vacaciones en Roma , película que ayudaría a forjar una amistad de por vida. Él ya era una estrella consagrada cuando la joven actriz británica desconocida encandiló a todos con su mirada. Tal era la admiración que él sentía por ella que además de pedir que se introdujese el nombre de Hepburn en el mismo tamaño que el suyo en el cartel de la película, también predijo que ésta ganaría el Oscar. Quizás por esa confesión que les unía los rumores de su relación saltaron rápidamente a las portadas. Audrey los desmintió con una explicación que demostró la profesionalidad con la que hacía su trabajo: "En realidad, sientes algo de amor por tu pareja en la película. Si vas a interpretar un romance, tienes que sentirlo. No lo puedes hacer de otra manera. Pero no lo lleves más allá del plató".


Rechazado por una vasectomía

Después de adquirir cierta fama con su descubrimiento en el mundo del cine, Audrey Hepburn sí quiso dejar hueco en su corazón para William Holden, compañero en el rodaje de Sabrina (1954). Era difícil decantarse por él, ya que en la película, la actriz compartía protagonismo con éste y Humphrey Bogart, el galán de la época, pero los excesos del alcohol de la estrella llevaron a la chica a iniciar un romance con su compañero, como no, casado también. Pero el problema vino cuando en plena aventura, el actor confesó que se había hecho una vasectomía y no podía tener más hijos. Una noticia que no acogió demasiado bien Audrey, que confesaría en una entrevista después que su sueño de tener hijos truncó la relación con un hombre que se había mostrado dispuesto a dejar a su mujer y a sus hijos por la hipnótica actriz. Ésa y otro idilio amoroso que tuvo con el guionista Rober Anderson, que era estéril.

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Elegido para cumplir su sueño de ser madre

Tras varios desencantos, el elegido para compartir la vida del icono cinematográfico fue Mel Ferrer que, a diferencia de todos los anteriores, se acababa de divorciar de su esposa cuando cayó en los lazos de la joven Audrey -doce años menor- aficionada a los hombres mayores en la realidad y en la ficción. La pareja ya se conocía del rodaje de Vacaciones en Roma pero mientras a la actriz se la vinculaba con su compañero en protagonismo, él estaba casado y nunca sucedió nada entre ellos. Pero en septiembre de 1954 se casaron en Suiza, dos años antes del estreno de su próxima película juntos: Guerra y paz. Su ya esposo, parecía querer controlar todo lo que ella hacía, incluso el dinero que debía recibir por sus papeles. A pesar de ello, la artista consagrada cumplió su sueño de ser madre con Ferrer, con el cual tuvo a su primer hijo, Sean.

GTRESFotograma de la película 'El nombre de la rosa', a la izquierda, SeanConney, a la derecha, Christian Slater.
Contratada por un enamoramiento

Una de las escenas más memorables de la película El nombre de la rosa, rodada en aquellos míticos estudios, fue el primer acto sexual de Adso de Melk, interpretado por Christian Slater, con una campesina, interpretada por Valentina Vargas. Un acto que el propio actor quiso continuar fuera de la ficción. Christian Slater tan sólo tenía 16 años cuando quedó enamorado de la actriz. La propia madre del actor acudió a los estudios para hablar con el director del film, cuando el proyecto estaba en fase de casting, para que la contratara. Aunque esta historia no llegase a nada más, ambos le deben mucho a la madre del chico. Ella por el contrato y él por el buen rato.

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El ángel mexicano de Orson Welles

Entre los años 1938 y 1942, en plena época dorada de los estudios, el mismísimo Orson Welles vivió un tórrido romance con Dolores del Rio, una actriz mexicana que conoció dentro del mundillo. Welles se enamoró de ella por su aparición en la película Ave del paraíso, en la que aparece nadando desnuda bajo el agua. Una escena bastante atrevida teniendo en cuenta que se rodó en los años 30. Ambos mantuvieron un romance secreto hasta que en el año 1940 se hizo pública. Su complicidad con ella en el rodaje de Ciudadano Kane fue fundamental para lograr el resultado final. Pero como la mayoría de los amores de aquella época, no salió bien. Ella rompió su compromiso y volvió a México y él se casó con Rita Hayworth.

Cameron Díaz y Leonardo Dicaprio en una escena de 'Gangs of New York' GTRES
Coqueteos constantes sin relación seria

Pero no crean que en esto del amor 'fabricado' en la Cinecittà es cosa de actores clásicos ya fallecidos. Una de las rubias más impactantes de Hollywood también sucumbió a los encantos de un joven actor rodeados de estos decorados. Sucedió en el rodaje de la película Gangs of New York (2002), cuando Leonardo Dicaprio cambió a su novia de entonces, la bella Gisele Bündchen por otra bella, la actriz Cameron Díaz. A pesar de desmentir su coqueteo, la pareja de actores fue cazada en un bar mientras se mostraban muy cariñosos. Y no es que en la época de la película fuera la única en la que se les relacionó, en 2009 Cameron fue vista en varias ocasiones entrando en el apartamento de Dicaprio. Pero con estos dos ya se sabe... su vida amorosa es demasiado ajetreada como para pensar en una relación duradera. Sobretodo teniendo en cuenta lo mal que pareció irles a sus antecesores.