lunes, abril 11, 2016

José Gabriel Barrenechea desde Cuba: El gansterismo comunista en la época republicana




Tomado de http://www.diariodecuba.com

El gansterismo comunista en la época republicana


Por José Gabriel Barrenechea
La Habana
10 Abr 2016

El nombre de Sandalio Junco le dice muy poco a los cubanos del presente. Comunista en los inicios de la década del 30, no tardó en desencantarse del Partido por su intento de pactar el control de los sindicatos con el dictador Machado, y que en un final los "ñangaras" conseguirían algo después del Hombre Fuerte de la Cuba del posmachadato, Fulgencio Batista, allá por 1938. Luego se hizo trotskista, y al final de sus días dirigente sindical auténtico. Toda una personalidad de su época en el mundo del trabajo cubano, a la que después de 1959 difícilmente se le haya dedicado una línea. Al menos para algo más que denigrarlo.

La razón de este premeditado olvido tiene que ver con su referida disidencia del comunismo oficial republicano, pero por sobre todo con las circunstancias de su muerte: Sandalio Junco fue asesinado a tiros por pistoleros comunistas en 1942, durante un acto público en memoria de Antonio Guiteras. Entonces era el alma del sindicalismo auténtico, y por ende una amenaza para el control monopólico que sobre la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) ejercían los comunistas encabezados por Lázaro Peña.

(Sandalio Junco, uno de los primeros disidentes del Partido Comunista y fundador del trotskismo en Cuba)

En la Historia que se enseña en las escuelas cubanas de hoy se hace en exceso referencia al pistolerismo político que caracterizó la vida de la nación durante el periodo democrático de los 40, al menos si se compara con la nula referencia a los incuestionables logros del mismo. Se habla también bastante de los atropellos que a manos de dicho pistolerismo sufrieron esas pobres y seráficas almas de Dios, los comunistas, el día en que el diabólico Gobierno auténtico decidió no continuar haciéndose de la vista gorda ante el control mafioso que sobre los sindicatos ejercía el PSP (Partido Socialista Popular, como por entonces decidió llamarse, a pesar de no ser ni socialista, ni popular), y pasó a apoyar a su propio sindicalismo.

Ocurrió este cambio en la actitud gubernamental en los últimos meses de 1946 y primera mitad de 1947, a casi tres años de la ascensión al poder de una coalición auténtico-republicana que históricamente había contado con la oposición comunista (ellos siempre prefirieron a Batista que a Grau), y a pesar de que por entonces no podía hablarse de macarthismo en los propios EEUU, la historiografía oficial sostiene que las razones para dicho viraje fueron no otras que el deseo del Gobierno auténtico de congraciarse con esa corriente política ultraconservadora americana.

Un macarthismo antes de McCarthy

Bajo esta denominación, macarthismo, se recoge en los actuales manuales de Historia dicho cambio en la política doméstica del autenticismo. Sin para nada detenerse a comprobar sus autores que Joseph McCarthy solo llegó al Senado de EEUU precisamente por esos mismos días iniciales de 1947, y no comenzó su cacería de brujas más que en febrero de 1950, con su famosa denuncia de una supuesta conspiración comunista en el Departamento de Estado.

En esencia, tras leer en sus manuales de Historia acerca de nuestro último periodo democrático de los 40, a los jóvenes cubanos solo puede quedarles la impresión de un Gobierno, el auténtico, integrado por ladrones y gansters carentes de cualquier límite, a los cuales se enfrentaban los comunistas y los ortodoxos, armados únicamente con su superioridad moral y su natural altruista. No obstante, la realidad es que estas no constituían sus únicas armas, al menos en el caso de los comunistas. (Es justo reconocer que el Partido Ortodoxo, si bien guiado por una de las más nefastas personalidades de nuestra historia, Eduardo Chibás, nunca echó mano a la violencia armada en tiempos de democracia).

La responsabilidad evidente que el comunismo cubano compartió en la promoción del pistolerismo político de los 40 se ha intentado ocultar en el discurso historiográfico oficial mediante el ocultamiento de datos, o hasta la cínica tergiversación de la verdad histórica. Por ejemplo, en el manual de Historia de Cuba de noveno grado en que estudió a mediados de los años 80 quien esto escribe, se hacía referencia a la muerte de dos obreros a consecuencia de la campaña que contra el control comunista de los sindicatos comenzó el Gobierno auténtico en 1946-47. Se los tomaba como mártires propios, asesinados por pistoleros al servicio del autenticismo, durante una supuesta ocupación violenta de las sedes de los sindicatos que hasta entonces dirigían los seráficos ñangaras, solo gracias a sus muy superiores virtudes.

La realidad de estas muertes fue muy otra, sin embargo. Como puede colegirse de lo escrito para su sección "En Cuba", de la revista Bohemia, por alguien tan poco sospechoso de intentar apoyar al bando gubernamental como Enrique de la Osa. No olvidemos que en las páginas de esta sección encontró fácil e incuestionada cabida cuanto disparate para desacreditar al gobierno auténtico se le ocurriera a aquel megalómano llamado Eduardo Chibás, o que De la Osa sería más tarde el director de Bohemia, durante las primeras décadas de la Revolución.

El 13 de abril de 1947, Enrique de la Osa escribió en Bohemia: "más de 100 delegados azucareros del PRC (el Partido Auténtico) iniciaron una marcha sobre el Sindicato para reclamar sus documentos. Enterarse de ello en la CTC y salir de allí en tres automóviles llenos de partidarios de Lázaro Peña fue un solo paso. Disputaron dentro del edificio y se produjo el incidente. Abundantes disparos partieron de ambos bandos. Balance: El obrero auténtico Félix B. Palú, muerto, y su compañero Roberto Ortiz, herido".

Lo ocurrido en verdad fue que en 1947, ya sin la protección de Fulgencio Batista y con Cuba gobernada por un partido al que los comunistas se habían opuesto siempre, correspondía la realización del V Congreso Obrero Nacional. Sin tantas libertades como durante el cuatrienio de Batista (1940-44) para ejercer libremente sus maneras gansteriles al interior de los colectivos laborales, los comunistas se encontraron con que un significativo sector obrero había elegido representantes no comunistas al Congreso. Centrales azucareros tan importantes como el Preston, el Delicias, el Chaparra o el Agramonte, les fueron arrebatados en esas elecciones, en que los auténticos eran ahora los beneficiados por el apoyo gubernamental. Amenazados de perder su absoluto monopolio sobre los sindicatos, o incluso de que Lázaro Peña permaneciera al frente de la CTC, los comunistas, que controlaban las comisiones de acreditación al Congreso, intentaron revocar muchas de las delegaciones auténticas o al menos entorpecer el proceso de su acreditación.

El clímax llegó cuando el sábado 5 de abril, cansados de esperar, un grupo de delegados electos no comunistas marcharon hacia el local del Sindicato de la Aguja, donde funcionaba la comisión de entrega de las credenciales, con el fin de obligar a destrabar el proceso. Fue allí donde se toparon con un nutrido grupo de pistoleros comunistas, encabezados por el Zar Rojo del Puerto de La Habana, Aracelio Iglesias, guapo de solar al que la historiografía oficial ha transformado de tal manera que muy bien podría conseguir la santificación incluso antes que el padre Félix Varela.

Por cierto, en el nuevo libro de Historia de Cuba de noveno grado, editado en 1991, se optó por no mencionar a los dos obreros auténticos muertos. La desaparición del campo socialista ponía en duda la hasta entonces generalizada creencia en el incontenible avance humano en la dirección de una sociedad comunista mundial, y por lo tanto también el que se pudiera de ahí en adelante, en un futuro no solo dominado por estudiosos comunistas, seguir sosteniendo mentiras tan evidentes. De este modo se hizo aparecer la decisión gubernamental de anular un V Congreso, que en realidad había sido tomado cruentamente por los pistoleros comunistas, de excesiva e injustificada. Solo debida, al parecer, a las turbias maquinaciones de un gobierno que de esa manera le pasó por encima a lo decidido pacíficamente por el movimiento obrero cubano.

Batista y Castro ocultan el gansterismo comunista

Aunque invisibilizado en la historiografía oficial, el pistolerismo comunista existió, y fue en muchos sentidos comparable al auténtico, con la distinción de que si este último imperó más que nada en los altos círculos políticos de La Habana, y en la Universidad de La Habana, el comunista se desarrolló por todo el país y tuvo a los colectivos laborales como su principal centro de interés.

Esta diferencia explica en parte por qué resultó menos visible en su momento, ya que su área de actuación se encontraba bastante menos en la picota pública de los grandes medios periodísticos del país. Sin descontar tampoco el hecho de que los medios que contribuyeron a fijar la interpretación del fenómeno del pistolerismo político estaban por sobre todo interesados en desacreditar al Gobierno auténtico a cualquier precio, y cayera quién cayera (como la democracia en definitiva, por ejemplo).

Pero no es esta sin embargo la única razón de su referida invisibilización intencionada posterior. Lo aparentemente paradójico del caso es que esa invisibilización no comenzó en 1959, sino desde 1952. Ya de nuevo en el poder, Batista justificó en buena medida su golpe de Estado en el pistolerismo auténtico, mas no habló nada del comunista que había prosperado bajo su gobierno legal, con su total complacencia, y que en no poca medida había contribuido a su victoria electoral de 1940. Por ahí anda la entrevista a uno de los generales del castrismo, publicada si mal no recuerdo en Granma allá por el 2008, en que el susodicho cuenta cómo en su juventud, ya simpatizante del Partido Comunista, organizó a una nutrida tropa de guajiros armados con la que en esa elección impuso a la fuerza la candidatura de Fulgencio Batista en la zona campesina al centro-oeste de la antigua provincia Las Villas; en territorios de los actuales municipios Santo Domingo y Cifuentes en lo fundamental.

Consecuentemente, el que Batista guardara conveniente silencio sobre la existencia de un pistolerismo comunista del que era también responsable, y que de darse a la luz pública habría desacreditado el discurso sobre el que justificaba el cuartelazo del 10 de marzo, resulta razonable. No lo es ya para nada, al menos desde una visión maniquea de la historia, el que muchos de los lugares comunes de la crítica al pistolerismo de los 40 fueran adoptados por la propaganda política posterior a 1959 directamente y casi sin reelaborar de la que siguió al 10 de marzo de 1952.

Y es que como a Batista, a Fidel Castro le importaba desacreditar por completo el periodo democrático de los años 40, ya que solo así podía comenzar a soñar con justificar su futuro gobierno autocrático. Pero además, para llevar lo soñado a la realidad necesitaba del apoyo de los jerarcas del comunismo, cambiacasacas y camajanes de altura nunca igualada en este país que habían conseguido desde muy temprano un privilegiado lugar en el nuevo Gobierno revolucionario. Así, por necesidad política castrista, se evitó desde muy temprano en tiempos de revolución sacarle sus trapitos sucios al comunismo nacional, y de paso se mantuvo sesgada la percepción del gansterismo político cubano de los 40.

Una revisión del fenómeno del pistolerismo político permitiría entender un poco mejor la suicida campaña que, para en esencia recuperar el prestigio comunista dentro de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA), emprendió algún tiempo después Jesús Menéndez por la provincia de Oriente. O por qué, tras perder su control gansteril sobre los sindicatos, el comunismo cubano retrocedió de la manera catastrófica en que lo hizo entre 1948 y 1951. Téngase en cuenta que pasó de obtener 142.972 votos en las elecciones presidenciales de 1948, a poco menos de 60.000 afiliaciones en la reorganización de partidos de noviembre de 1951.

Y es que como en Nido de ratas, la famosa película de Elia Kazán protagonizada por Marlon Brando, el comunismo cubano ejercía un control mafioso sobre el mundo del trabajo cubano, que en buena medida debía al apoyo de Fulgencio Batista (los tiros comunistas sonaron durante unos cuantos años en Cuba con la bendición de los mismos que en los cuarteles administraban abundantes raciones de palmacristi), y para cuyo mantenimiento el Partido no dudó nunca en echar mano de las armas y matar a quién hubiera que matar.

Quizás el mejor arquetipo del pistolero cubano que surgió para ejecutar estos lineamientos partidistas haya sido el ya mentado Aracelio Iglesias, a quien los pistoleros auténticos mataron en octubre de 1948 más que nada por su mala costumbre de vengar a sus muertos, en este caso las víctimas del Sindicato de la Aguja, y no por alguna específica política gubernamental de ejecuciones extrajudiciales.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Los más famosos jefes del brazo armado a nivel nacional del Partido Socialista Popular o PSP  fueron Joaquín Ordoqui y Osvaldo Sánchez; ese asesinato no podía haberse hecho sin la autorización del jefe del brazo armado del PSP a nivel nacional.

(Edith García Buchaca y su esposo Joaquín Ordoqui ¿en el juicio a ¨Marquitos¨?. Quizás. Edith García Buchaca falleció en Cuba hace dos o tres años, quizás un poco más,  y tuvo dos hijas con Carlos Rafael Rodríguez quien fuera miembro del Buró Político del PCC;  una de esas hijas:  Anabell, ¿es? directora del importanten sitio Cubaencuentro.com. Nota y foto del bloguista de BC. )

Entre los comunistas stalinistas y los comunistas troskistas  no hay apenas  diferencias entre sus actos sangrientos y terroristas; Trosky fue el organizador en Rusia de los comunistas mientras Lenin estuvo en el Exilio hasta casi el último momento antes del derrocamiento del zarismo; Trosky fue el organizador del Ejército Rojo con todo lo que eso implica en cuanto a matanzas y destrucción. Por cierto, después del derrocamiento del zarismo en Rusia,  es que los bolcheviques le dan un golpe de estado al gobierno socialdemócrata de Kerenski y toman el poder.  La historia del derrocamiento del zarismo se falsea totalmente en Cuba por el Castrismo, pero no fueron los primeros. Quizás la primera y más conocida falsedad de esa historia la haya llevado a cabo Einsestein con su  film El Acorazado Potemkin; la secuencia dela  toma del Palacio de Invierno es una muestra gráfica en el cine de la gran falsedad de un hecho histórico.

Antonio Guiteras Holmes fue antimperialista y anticomunista, pero también él y su organización  La Joven Cuba fueron terroristas  que hicieron explotar bombas en lugares públicos, secuestraron a personas acaudaladas para financiar su organización,  ametrallaban a personas en las calles, sin tener en cuenta  en esas acciones los hoy llamados ¨daños colaterales¨,  etc. Casi siempre se oculta que la orden de atacar el Hotel Nacional  fue dada por Guiteras cuando oficiales del Ejército se refugiaron y atrincheraron en dicho hotel después del golpe estudiantil y militar del 4 de septiembre de 1933, porque en ese hotel estaba hospedado Sumner Welles el representante personal del Presidente de los EE.UU; que no embajador,  pues EE.UU. y el gobierno de Gerardo Machado habían tenido desavenencias por la política nacionalista del gobierno de Machado (llamado ¨el asno con garras¨ por Rubén Martínez Villena, un  admirador nada menos que de José Stalin, cuyas órdenes mataron a MILLONES de personas en Rusia, Ucrania, y en otras muchas partes del mundo, incluyendo a comunistas que le hacían ¨sombra¨  como fue el caso de Kirov en Rusia o a comunistas opositores como León Troski en México y a renegados como Julio Antonio Mella, también en México)   reflejada en la Ley Arancelaria de 1927.  Antonio Guiteras era el Ministro de Gobernación cuando los sucesos del Hotel Nacional antes mencionados. Ese ataque casi siempre se le atribuye a Batista en la Cuba Castrista para oscurecer, aún más, la persona de Batista y no dañar la imagen de Guiteras.

(Osvaldo Sánchez, activo de la KGB soviética, junto al Comandante Camilo Cienfuegos. Una versión de la desaparición de Camilo involucra como participante en el supuesto asesinato a Osvaldo Sánchez, el cual muere poco después al ser tiroteada por las antiaéreas revolucionarias  cerca de Varadero por un supuesto ¨fuego amigo¨. Fotos y comentarios del bloguista de Baracutey Cubano)

Fulgencio Batista trató en tres ocasiones de que Antonio Guitera, ya en la clandestinidad,  abandonara su lucha; la respuesta de Guiteras fue seguir en la lucha y planear atentados en contra de la vida de Batista. La muerte de  Guiteras se produce cuando fue ubicado (por una traición de un amigo de la infancia y del Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río)   en ¨El Morrillo¨, lugar  cerca de la costa y de la ciudad de Matanzas, en que se ocultaba para salir del país junto al venezolano Carlos Aponte, el cual empieza a disparar cuando la tropa se acercaba al lugar, provocando que la tropa iniciara el ataque al lugar y mataran a ambos.

Es palmario el hecho que durante el gobierno del Dr.  Ramón Grau San Martín (1944-1948) y los dos primeros años del gobierno del Dr.   Carlos Prío Socarrás  (1948-1952) el pandillismo común y el pandillismo político fue mayor que  cuando el gobierno constitucional de Fulgencio Batista (1940-1944) que es el período donde se ubica el asesinato de Sandalio Junco. En el artículo se soslaya el hecho de que en los gobiernos auténticos de Ramón Grau San Martín (1944-1948) y de Carlos Prío Socarrás (1948-1952) no se investigó ni se llevaron a juicio a los culpables del asesinato de Sandalio Junco. También ocultan el hecho, que los auténticos cuando estaban en el poder saboteaban los mítines electorales  de los batistianos; ambos se ponían zancadillas, violando las reglas del juego democrático.

El valor pragmático de la historia (comprender y minimizar los errores en la historia que todos hacemos cada día) se pierde en gran medida, cuando  la supuesta historia está lastrada o reducida  por las simpatías y hasta por los compromisos contraidos por esas simpatías. El investigador histórico debe tener un alcance mayor, tanto desde el punto de vista horizontal como vertical, de los hechos que investiga. El poeta Rafael Alcides define clara y sencillamente el carácter pragmático de la historia:
Es muy simple. 
Saber historia
 no es saber lo que ha pasado, 
 sino saber lo que va a pasar.
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Tomado de http://www.thecubanhistory.com

EL ASESINATO DE SANDALIO JUNCO, PADRE DEL TROTSKISMO CUBANO.

Narración de Roger Redondo González
 ex-jefe de inteligencia en el Segundo Frente del Escambray
 en la lucha contra Fulgencio Batista.

Sandalio Junco, uno de los primeros disidentes del Partido Comunista y fundador del trotskismo en Cuba

“Corría el mes de mayo de 1942, y gobernaba el presidente Fulgencio Batista, muy amigo de los comunistas de aquella época. El sindicato de trabajadores de la empresa de transporte de ómnibus La Flecha De Oro, tenía sus oficinas y talleres principales, en Sancti Spiritus. Este sindicato estaba controlado por los comunistas del P.S.P. que entonces formaban parte del gobierno. En horas de la noche durante varios días de aquel mes, se regaron por la ciudad, panfletos muy escuetos, que llevaban la firma del sindicato de la La Flecha De Oro. Aquella propaganda sólo decía: JUNCO NO HABLARÁ, lo que constituía una clara amenaza de muerte.

El 8 de mayo de 1942 se cumplían 7 años de la muerte de Antonio Guiteras, revolucionario ejemplar asesinado por los esbirros de Batista. Los revolucionarios espirituanos le querían rendir homenaje y habían anunciado que Sandalio Junco sería el orador principal de aquel acto de recordación.

La población se encontraba a la expectativa, incluso el Sr. Escribano, alcalde de Sancti Spiritus, miembro del partido Auténtico, decidió, para reducir el riesgo, que el mitin se diera dentro del edificio del Ayuntamiento. El local era grande, quedaba en el segundo piso, tenía capacidad para 200 personas, aunque fueron unas 700. En la planta baja estaba la estación de policía, comandada por el capitán Ferrer Nodal, natural de Sagua la Grande.

Un dato curioso es que todos los asistentes eran hombres. Por su parte, Ferrer Nodal recibió la orden de registrar a los asistentes, quienes tenían que pasar necesariamente por la estación de policía para tomar la escalera y llegar al segundo piso. De manera sospechosa, la policía registraba a los miembros del partido Auténtico, pero no a los comunistas.

La gente, al fin, llenó el local, la escalera y hasta la acera, cuando llegó el comando del partido Comunista. Isidro Pérez iba a la cabeza, seguido por Domingo Cordero, Armando Acosta, el negro Chacón, Catalino Monteagudo y otros dos hombres. El grupo homicida se fue abriendo paso. Todos
llevaban pistola, menos Chacón, que ocultaba un cuchillo de carnicería debajo de la camisa. Además, ya el partido Comunista había situado a tres hombres, que no eran conocidos como militantes.

(Armando Acosta, quién fuera en una época Coordinador Nacional, el cargo el más alto, de los Comité de Defensa de la Revolución, fue  miembro del Comité Central del  Partido Comunista de Cuba en una etapa del Castrismo y delegado a la  Asamblea Nacional del Poder Popular; no fue juzgado nunca por su participación en el asesinato de Sandalio Junco. Foto y comentario del bloguista de Baracutey Cubano)

La misión de estos tres individuos era la de servir de testigos falsos, para proteger a los pistoleros. Llegaron al segundo piso y se situaron en abanico por el local. Chacón se quedo al lado de Isidro, cubriéndolo para que pudiera disparar más tranquilo.

Después de hablar Charles Simeón, cuando anunciaron a Sandalio Junco, Armando Acosta gritó desde una esquina: ¡Negro traidor lacayo del imperialismo! Al mismo tiempo disparó al techo con su pistola y cuando los asistentes voltearon la cabeza hacia atrás para ver qué pasaba, Isidro Pérez aprovechó para disparar contra el revolucionario socialista Sandalio Junco.

Acto seguido hubo un segundo disparo, dirigido también al corazón del querido dirigente agrario espirituano, al que se conocía por el mote de El Chivo. Charles Simeón, estaba frente al micrófono en el momento que un tercer disparo de Isidro hizo blanco en el mismo. La bala se desvió ya que iba directo al corazón de Simeón. El resto del comando de asesinos, comenzó a disparar hacia el techo y las paredes, mientras Chacón, cuchillo en mano, avanzaba hacia el cuerpo inerte de Sandalio, para rematarlo por si acaso el disparo de Isidro Pérez hubiera fallado. Pero en aquel instante, cuando Chacón se agachó con su puñal, un militante auténtico le dio un silletazo con tanta fuerza, que le destrozó la cabeza provocándole una muerte instantánea.

Tal como lo habían anunciado los panfletos, Junco no pudo pronunciar ni una sola palabra y los asesinos huyeron rápidamente.

El edificio por la entrada principal presenta una pared en toda su extensión, pero hacia atrás hay unas grandes ventanas que dan a un techo de tejas que va descendiendo y ya cuando llega a la calle de atrás es muy bajo, quizás un par de metros. Por ahí salieron, en medio de la confusión, todos los miembros del comando asesino.

Los tres que formaban el grupo de protección legal, se mantuvieron en el local y pudieron servir de testigos falsos.

La policía había acordonado la calle Independencia, por donde tendría que salir el público asistente. Todos los presentes fueron arrestados menos los asesinos que lograron escapar. A más de 700 personas se le hizo la prueba de la parafina, que por supuesto dio negativa. Al día siguiente llegóEduardo Chivás a Sancti Spíritus y fue él quien despidió el duelo de Sandalio Junco, en la calle Céspedes Esquina a Garaita.

(Enrique Villegas)

El día que asesinaron a Sandalio Junco y a José María (El Chivo), entre los asistentes, se encontraban: Enrique Villegas Martínez, Jesús Caballero Gómez, Manuel Camejo, Bernardo Arias Castillo y Manuel Guillot Benítez. Éste último se hizo célebre en Cuba, pues en la década del 30, un acorazado americano entró a la bahía de La Habana y Guillot se subió al muro de la bahía, con su pistola 45 e hizo varios disparos hacia el acorazado. Más tarde fue Representante a la cámara, por el partido Auténtico. Todo este grupo que estuvo presente cuando asesinaron a Sandalio Junco, era auténtico y simpatizante de Guiteras. Manuel Guillot y Manuel Camejo, fundaron el Comité Justicia para Sandalio Junco, leían alusiones por la radio espirituana, escribían a la prensa, y hasta fundaron un periódico, con la ayuda de Enrique Villegas. Ese periódico se repartía desde el Instituto de segunda enseñanza de Santi Spiritus.

Isidro Pérez había estado preso en La Habana después del golpe de Estado de Fulgencio Batista, pues eran los tiempos del Macarthismo y los comunistas habían perdido influencia con Batista. Washington y Moscú ya estaban en los comienzos de la Guerra Fría. Obviamente, Batista respondía a los americanos y los comunistas a Moscú, por lo que al enfriarse las relaciones entre estos dos centros de poder, se reflejaba inevitablemente al interior de Cuba. De todas maneras, los hombres del compañero José lograron trasladar a Isidro Pérez para esta cárcel municipal, donde el sistema carcelario era más blando. José y sus hombres, a pesar de la situación internacional, no perdieron sus contactos dentro del poder batistiano.

Por supuesto, durante la presidencia de Batista no se pudo formular cargos contra nadie. En aquel año 1942, los comunistas formaban parte del Gobierno de Batista, pero para 1944, las cosas cambiaron ya que Ramón Grau San Martín ganó las elecciones. Entonces, el grupo del partido Auténtico que había presenciado el crimen, podía servir de testigo ante un tribunal.

Por otra parte, el 7 de mayo de 1945, Enrique Villegas, Jesús Caballero Gómez y Bernardo Arias Castillo, se apostaron en un lugar, por donde pasaría esa noche Domingo Cordero, uno de los asesinos de Sandalio Junco. Los tres no se podían acercar mucho por haber mucha gente e iluminación. Finalmente, Cordero que era alto y muy flaco, salió ileso, a pesar de que le dispararon repetidas veces. De modo, que se formó mucha algarabía y algunos parroquianos reconocieron a los atacantes, pero nadie habló.

Posteriormente, en un juicio durante el gobierno de Grau, Isidro Pérez fue condenado. En 1944, Chibás fue a Sancti Spiritus, para trasladar los resto de Sandalio Junco para la Habana. Hoy, lamentablemente, ni la historia ni la tumba de Sandalio es conocida por el pueblo cubano. Uno de los más importantes revolucionarios del siglo XX cubano permanece en la oscuridad. El Apóstol de nuestra Independencia conocía ese tipo de crueldad, que consiste en ocultar a los libertadores. Martí conocía la naturaleza del poder, por lo cual escribió: No me pongan en lo oscuro a morir como un traidor… Pero la historia no perdona las maniobras frías del poder. A Martí lo han tratado de desaparecer en el agujero negro de la mentira y el oportunismo, pero cada día está más vivo. Sandalio Junco, también, ocupará el lugar que le corresponde en nuestra historia.

El local en donde los comunistas asesinaron a Sandalio Junco, aún hoy día se mantiene en magníficas condiciones. En una placa de mármol se puede leer: Aquí estuvo la estación de policía de la dictadura de Batista, que fue tomada por las fuerzas del comandante Armando Acosta Cordero el 23 de diciembre de 1958.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Este artículo fue publicado en el blog de Tania Quintero, la cual era ¨sobrina política¨de Blas Roca Calderío, seudónimo, quien era el Secretario General del PSP en Cuba; el padre de Tania Quintero era el guardaespalda  de Blas Roca y ella misma trabajó en las oficinas de dicho partido después del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959. 
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Tomado de http://taniaquintero.blogspot.com

Los cinco artífices ocultados (I)

 Por Yndamiro Restano
 5 de septiembre de 2012

Crecí en medio del antagonismo esencial de la revolución cubana, que no era precisamente un conflicto de clases económicas sino el enfrentamiento inevitable entre la conciencia democrática de la nación cubana y la mentalidad autoritaria también presente en nuestra historia. “Una República, General, no se funda como se manda un campamento” ya le decía nuestro Apóstol José Martí en carta memorable a Máximo Gómez.

Pero no escuchamos a los fundadores, especialmente a Martí y a Ignacio Agramonte.

La mentalidad autoritaria, nos llevó de tragedia en tragedia durante el siglo XX y llegó a su delirio con la construcción del igualitarismo totalitario. Por mi parte, desde mi infancia, por la militancia comunista de mi familia, conocí de la existencia de los cinco arquitectos del poderoso estado totalitario cubano. Me refiero a Osvaldo Sánchez, Joaquín Ordoqui, Francisco Ciutat de Miguel, Wilfredo Velásquez (más conocido entre los militantes de acción del Partido Socialista Popular como 'el compañero José') y Aníbal Escalante. Los cuatro primeros fueron hombres de la KGB y formaban la dirección del aparato militar del PSP. El último era un talento de la organización y un sustancioso orador, que puso todo el poder político, económico y social del país en manos de las ORI: acrónimo del partido comunista, que se emascaraba una vez más. Ahora como Organizaciones Revolucionarias Integradas.

(Osvaldo Sánchez, activo oficial de la KGB y durante un tiempo uno de los jefes del brazo armado del stalinista Partido Socialista Popular, nombre que en una época tuvo el partido comunista en Cuba. Comentario añadido por el bloguista de Baracutey Cubano)

Hay un revolucionario marxista, Alfredo Guevara, que jugó también un papel clave en la historia de la revolución cubana, porque fue un mentor de revolucionarios y un enlace genial entre los comunistas y el movimiento revolucionario democrático cubano. Pero Alfredo Guevara no está entre los cinco artífices del totalitarismo cubano sino que representa una disidencia marxista tolerada frente al totalitarismo. Por otro lado, con respecto a Aníbal Escalante, es importante recordar, que después del golpe de estado de Batista, en algún momento Blas Roca se marcha a China y queda Aníbal al frente del PSP.

Aníbal estaba a favor de la táctica insurreccional. De ahí, el nivel de decisión casi omnipotente de Aníbal cuando asume la secretaría de organización de las ORI, ya que esta actitud suya de no marcharse del país, levantó moralmente su figura, al mismo tiempo, que desmoralizó la de Blas Roca.

El hecho de enterrar a Blas Roca en el Cacahual, donde descansan los restos de Antonio Maceo, respondió más a la sumisión de Blas Roca a Fidel Castro, que a una supuesta lealtad con el socialismo y mucho menos con la nación cubana del conocido dirigente comunista. Blas Roca, siempre incondicional a Moscú, se entrega de pies y manos a Fidel Castro, pues ya existía un acuerdo secreto entre el PSP y el 26 de julio y además porque no tenía alternativa ante el impulso arrollador de Fidel Castro por escalar al poder absoluto.

Basta recordar la Ley de la Sierra número 2, que condenaba a muerte a todo político que intentara buscar una salida cívica a la crisis que atravesaba la república. Es decir, la única solución eran Fidel Castro y sus guerrilleros; no había otra cura para la situación que la violencia, pero la violencia de Fidel Castro. Específicamente la parte guerrillera que controlaba absolutamente Fidel Castro. Pues el hecho más heroico de toda la guerra contra Batista, el ataque al Palacio Presidencial, fue condenado por Fidel Castro. En el caso del Segundo Frente del Escambray, que era plural desde el punto de vista ideológico y el cual no era controlado absolutamente desde la Sierra Maestra, Fidel Castro intentó en repetidas ocasiones que se disolviera y que sus miembros fueran para las montañas orientales.

Obviamente, cuando todas sus astucias fracasaron, organizó junto con Wilfredo Velásquez y Osvaldo Sánchez, la invasión al centro de la isla y nombró al Che jefe de la provincia de Las Villas. Sin embargo, Gutiérrez Menoyo y sus oficiales, mantuvieron cierta autonomía, tanto es así que muchos políticos condenados por la Ley de la Sierra número 2, encontraron refugio en ese frente de guerra.

Por supuesto, la violencia siguió después de llegar Fidel Castro al poder. A los pocos meses de la huída de Batista, se produce el golpe de estado contra el Presidente provisional Manuel Urrutia, que termina definitivamente con toda esperanza democrática y con la revolución constitucionalista. A partir de esta acción de fuerza, ya se prohibe la política y la autoridad es sustituida por el poder, la demagogia y la violencia.

Aunque a Fidel Castro le quedaba un largo camino por delante para obtener el poder absoluto. Pues a pesar de que Blas le entrega el PSP a Fidel Castro y se crean las ORI, el poder del PSP seguía vigente, ya que Aníbal Escalante era su secretario de organización. Además, las organizaciones que integraron las ORI aceptaron como base teórica el marxismo-leninismo y Aníbal dominaba este conocimiento filosófico, poseía también una autoridad intelectual en este sentido.

Al aceptar las tres organizaciones que formaban las ORI el marxismo leninismo como pensamiento político, de hecho se acababa el pluralismo revolucionario. Pues, el marxismo-leninismo, que es la justificación teórica del por qué no se cumplieron las profecías de Marx, plantea la tesis del 'partido de vanguardia', poseedor de la verdad hstórica, en sustitución de la clase obrera: Lenin argumenta que la división interna del proletariado no le permite superar el sindicalismo.

A partir de esta integración sobre la base teórica del marxismo-leninismo, acordada por figuras relevantes de las tres organizaciones participantes (Movimiento 26 de Julio, Partido Socialista Popular y Directorio Revolucionario 13 de Marzo), los revolucionarios demócratas constitucionales son declarados bandidos y enemigos del pueblo. Es decir, con la fabricación de las ORI no se produjo un frente amplio ni una alianza, sino que tanto el Directorio 13 de Marzo como el Movimiento 26 de Julio, renunciaron a la democracia como programa político y aceptaron el programa comunista de transformación de la sociedad y la construcción de la dictadura del proletariado.

Obviamente, la dictadura hay que construirla a sangre y fuego. Por lo tanto, la Constitución de 1940, que había abolido la pena de muerte era un obstáculo para el futuro totalitarismo. Sin fusilar, sin reprimir, sin intrigar, sin mentir, sin propaganda, sin demagogia y sin anular drasticamente, por medio del terror, la separación de poderes y las libertades públicas, no se puede estructurar un régimen totalitario.

La Constitución de 1940 al igual que la de Weimar, tenía que cesar. En Alemania, Hitler la suspendió; en Cuba se declaró inoperante porque era una constitución burguesa y se descalificó como posibilidad jurídico-política. Batista ya la había suspendido e impuesto unos estatutos. Fidel Castro sustituyó los estatutos del batistato por la Ley Fundamental, la cual permitía construir legalmente la dictadura del proletariado, el estado policíaco.
La Constitución de 1940 era un demonio tanto para Batista como para Fidel porque es el documento más revolucionariamente democrático que ha elaborado la nación cubana.

Por supuesto, no se puede construir el comunismo sin los comunistas. Pero Fidel quería comunistas incondicionales a él. A Fidel Castro le interesaba poco el signo ideológico de la gente mientras no peligrara su proyecto de poder personal; para él lo importante era que todos fueran sus incondicionales. Además, Castro era un talento de la demagogia y contaba con un gran apoyo popular.

En lo que respecta a su conocimiento de los teóricos importantes del marxismo-leninismo, había leído algunos textos de Lenin que le facilitó mi padrino Lalo Carrasco, pero no poseía el bagaje teórico ni la historia comunista ni la experiencia política de Aníbal Escalante. Entonces, tendrá lugar una dramática lucha por el poder entre Fidel Castro y Aníbal Escalante, entre el caudillismo fidelista y los comunistas, de la que sale vencedor Fidel Castro, en buena medida debido al apoyo de Blas Roca y de otros líderes del PSP, que se quebrantaron ante el terror y la melagomanía fidelista.

La complicidad de estos comunistas importantes, que le temen a Fidel Castro por su capacidad para azuzar a los segmentos más atrasados e ingenuos de la sociedad y por su obsesión de poder absoluto a cualquier precio, termina con toda posibilidad racional y creativa en la vida nacional al entronizarse ya definitivamente el culto a un semidios en que todo este aparato de propaganda y represión convierten a Fidel Castro. Este aparato estaba destinado a divinizar al PSP, pero Fidel Castro lo capitaliza para él.

A partir de la purga contra Aníbal y sus seguidores, ya la divinidad no es el Partido sino Fidel Castro. La divinidad para los comunistas era el Partido, una divinidad impersonal, que era omnipresente, omnisciente y omnipotente
. La adoración al Partido era una especie de panteísmo político, en el cual el Partido representaba una divinidad ubicua en todo el acontecer de la vida nacional y que, obviamente, tenía su santuario en Moscú.

En tiempos de Aníbal, el populacho coreaba 'la ORI, la ORI, la ORI es la candela'. Y las ORI, de una forma u otra, eran una institución. Pero cuando ya Fidel Castro toma el poder absoluto, ya no son las ORI es Fidel quien realiza todo lo bueno, y nunca nada erróneo ni perverso. Fidel Castro está más allá de todo juicio crítico. Ahora es el caudillo, es la candela que exige obediencia ciega. “Para lo que sea, como sea y donde sea: Comandante en jefe, ordene.”

Foto retocada de Osvaldo Sánchez Cabrera, tomada de la biografía que sobre el dirigente del PSP, fallecido en extraño accidente aéreo en enero de 1961, aparece en EcuRed, la 'wikipedia' cubana, que oculta o resalta lo que le conviene.