Esteban Fernández: “¡AHORA PUEDEN VISITAR A CUBA!”
8 de abril de 2016
Estoy seguro que a mis lectores les molesta extraordinariamente -al igual que a mí- cuando diariamente nos encontramos con algún ingenuo que al saber que somos cubanos nos dicen con tonta alegría: “¡Bueno, los felicito porque ya pueden ir de visita a Cuba!” Y uno lo que tiene ganas de contestar es “No, yo no puedo ir de visita a Cuba, mis principios me lo impiden, y tú puedes irte a freír espárragos”.
Vamos a comenzar por responder adecuadamente a esta falta de respeto a nuestros mártires: el regreso a Cuba nunca estuvo prohibido. El regresar -o no regresar- era y siempre ha sido simplemente una opción patriótica y de repudio a las atrocidades cometidas por unos genízaros. Y, desde luego, el rechazo de ellos a sus verdaderos enemigos.
Desde un principio el regreso a Cuba estuvo supeditado a la actitud anticastrista o neutral del desterrado. Es más, cuando uno salía lo hacía con un permiso de 49 días. Es decir que para un cubano netamente apolítico, simpatizante o imparcial, las puertas nunca han estado cerradas. No condenar al sistema siempre ha sido una buena carta de presentación y una llave que abre la jaula de la ignominia.
Yo conocí a una muchacha que salió de Cuba enamorada de un miliciano, lloraba a moco tendido, no podía vivir sin él, le hacía tres cartas a la semana y antes de un mes estaba de nuevo en mi pueblo. A esa gente que regresaba los llamaban “los repatriados”.
SI el individuo ha mantenido una actitud firme, eterna y violentamente anticomunista, beligerante y combativa contra el régimen no solamente no quiere ir allí ni a buscar centenes sino que al mismo tiempo la tiranía no le permite el regreso. Es decir que (para poner un simple ejemplo entre muchos) Luis Posada Carriles no puede ir allí ni participando en la comitiva de Barack Obama. Lo fusilan en el mismo aeropuerto aunque Michelle suplique que lo perdonen.
Entonces siempre sale un ignorante -un tonto útil- que dice: “Tú estás equivocado, fulanito fue a Playa Girón y menganito participó en los ataques comandos contra aquello, y ambos estuvieron de visita en La Habana y no les pasó absolutamente nada”
Oh, claro que sí, efectivamente, alguien pudo haber sido un león contra el régimen durante los años 60’s, pero colgó los guantes durante medio siglo, no ha tocado a la tiranía ni con pétalo de una flor, jamás ha hecho una simple crítica pública contra los Castro y ha claudicado radicalmente de sus pasadas actividades y allá lo reciben con los brazos abiertos y hasta el presidente del Comité de Defensa de su cuadra le da un efusivo abrazo. ¿Eloy Gutiérrez Menoyo no se fue para allá y murió en La Habana?
Lo más importante es (y ahí está el meollo del asunto) las ideas y actuación de cada cual porque allá nada ha cambiado, siguen Fidel y Raúl de dueños de la Isla y los motivos y razones por las cuales salimos siguen intactos. El cuartito está igualito y las “hijo de putadas” dan al pecho.
¿Entonces quién diablos es Barack Obama, ni el congreso, ni el senado, ni Mazantín el torero, para otorgar el visto bueno de poder regresar a la Patria a quienes tuvieron la dignidad de no estar presentes en los sepelios de sus padres, ni pudieron visitar las tumbas de seres queridos en casi 60 años?
Yo les recomiendo a todos mis hermanos cubanos que sufren la imbecilidad constante en su entorno que recorten la foto de Raúl Castro Ruz dando personalmente paredón de fusilamiento, métanlas en sus carteras, y cada vez que alguien les insinué que “¡Ahora puede visitar a Cuba!” restriéguenselas simbólicamente en la cara.
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