sábado, abril 09, 2016

Juan González Febles desde Cuba: De barricada, ¡no!


Tomado de http://primaveradigital.net/de-barricada-no/

De barricada, ¡no!

Por Juan González Febles
abril 6, 2016

Lawton, La Habana, Juan González, (PD) La literatura, el cine, la música y hasta el periodismo responden a una veleidosa y regularmente implacable realidad objetiva. Cuando tales disciplinas, o cualquier otra manifestación, deben establecer un divorcio formal o no con la realidad a partir de un interés o de cualquier grupo de poder o interés, algo empieza a funcionar mal o definitivamente no funciona.

La realidad cubana, aunque disfuncional, siempre resulta implacable, dado su carácter de realidad objetiva. Por ejemplo, no reflejar periodísticamente, no informar que en Cuba, una policía de uniforme (disfrazada o no) mordió a una manifestante es otra forma de establecer un divorcio inmoral con -lo repito- la implacable realidad objetiva.

Si cada semana son golpeados en las calles y sometidos a violencia, mujeres y activistas, que armados de civismo se afirman en manifestarse y acentuar su actuar político ciudadano independiente, resulta inmoral tratar de silenciar estos ecos en la práctica profesional periodística y usar para ello la argucia manida sobre la necesidad de hacer un “periodismo que no sea de barricada”, aunque esto represente en la práctica, hacer dejación de la hoy execrada realidad objetiva.

La visita de Obama, cuando se trataba de una expectativa, fue comentada bajo las aristas negativas dictadas por la realidad objetiva de ese momento. Esta misma y veleidosa realidad, modificó su sesgo y sucedió lo que pocos esperaban: la visita de Obama ha sido el más inesperado boomerang político de los últimos tiempos. De ella se ha derivado el fracaso más formidable de la dictadura cubana en las últimas décadas. Esto, a nivel nacional e internacional. ¡Voila!

(Foto: Ángel Moya Acosta, detenciones al salir de la sede de Damas de Blanco para impedir la marcha del domingo)

Entonces, en este como en otros casos, la veleidosa e implacable dictó su mandato, que hubo que acatar, aunque este mandato sea o no del gusto de promotores, financistas y gestores de proyectos centrados en el tema cubano, por las razones válidas o no que se sientan habilitados para esgrimir.

Cuba es un país de barricadas. Entre estas están las gubernamentales y las no gubernamentales. Objetiva y profesionalmente, ninguna barricada es mejor o peor que otra, aunque emocional, moral y afectivamente cada quien establece sus posiciones, diferencias y preferencias.

La vida en la Cuba de hoy es una. Esta corre signada y marcada por las barricadas. Nadie, Cuba adentro, consigue nadar fuera de alguna barricada. Entonces, si de barricadas se trata, quizás las mejores sean las barricadas de la razón, aunque estas no sean las más rentables.

Decir y proclamar, “…de barricada ¡no!”, es afirmarse en la negación de la veleidosa e implacable realidad de algo presente en la vida nacional. Como la realidad manda en casi todas, por no decir todas las disciplinas, tendrán que comerse la barricada con papas mientras esta exista. Y hoy, existe.

En base a esto, dentro o fuera de la barricada, alguien debe decir alto y claro la existencia de las prácticas en que se afirma el régimen militar totalitario cubano de negar empleo a los disidentes, así como golpearlos, torturarlos y encarcelarlos.

Alguien debe referirse y denunciar como una mentira atroz eso de que si los EE.UU. legalizan las relaciones comerciales y bancarias con Cuba, se empoderará al pueblo cubano. La verdad es todo lo contrario.

Una inyección de capital proveniente de los Estados Unidos sólo parará en las arcas de los monopolios en manos del régimen y sus entorchados, con el uniforme o sin él. Las cadenas de hoteles yanquis, por ejemplo, pasarían a ser socios minoritarios de las FAR castristas, la cual es dueña y detentadora absoluta de la industria turística.

Se vive el momento de 15 minutos de gloria para los fellow travelers. Poner una saludable distancia entre estos y apegarse a la veleidosa e implacable realidad, es la opción verdaderamente trascendente. Lo es, aunque se trate de la más azarosa y peliaguda o quizás, la menos rentable.
j.gonzalez.febles@gmail.com; Juan González
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