José Hugo Fernández: Maravillas perdidas de La Habana, Cuba, nuestra Ciudad Maravilla
Published on Jun 7, 2016
A casi 500 años de fundada, la Ciudad de la Habana recibe el título de una de las siete ciudades Maravillas del Mundo Moderno, distinguida por su mítico atractivo, y el carisma y jovialidad de sus habitantes. Pero en la isla, las opiniones al respecto están divididas.
Cubanos opinan sobre elección de La Habana entre las Maravillas del Mundo Moderno
En la película titulada La Cuba del Ayer se ven a Los Chavales de España y al cuarteto Las D´Aida actuando en el Cabaret Montmatre; no recuerdo en que minutos de la película.,cuyo video añado al final del artículo de José Hugo Hernández.
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Maravillas perdidas de nuestra Ciudad Maravilla
Por José Hugo Fernández
Miami
8 de Junio de 2016
Personal en el antiguo Cabaret Montmartre.
Ahora que La Habana ha sido declarada Ciudad Maravilla, y aun cuando esta calificación responda más al gusto y a los manejos del turismo que a juicios sólidos, sería oportuno que las autoridades de la ciudad decidieran rescatar del olvido algunas de las muchas instalaciones que impulsaron su fama a nivel mundial, y que además lo hicieron combinando atinadamente el atractivo turístico con la exposición de los más representativos valores de nuestra cultura popular.
La lista es larga. Como largo sería enumerar las que ya se perdieron para siempre, sin esperanza de salvación. En tanto son pocas las que han sido "rescatadas" en los últimos años por la industria turística, o por la Oficina del Historiador de La Habana, que no es lo mismo pero es igual. Sin embargo, tampoco hubo salvación para esas pocas rescatadas. Bastaría ilustrar con un caso, el del bar Sloppy Joe, que se repite sin una sola excepción en todos los demás.
Reconocido y frecuentado con entusiasmo, desde los años 20 hasta los 60, tanto por el turismo internacional como por la población habanera, el Sloppy Joe reabrió sus puertas hace poco, conservando algunas de las características que le dieron fama, como su barra de caoba negra, que llegó a ser considerada la más larga de América, u otros detalles de la decoración interior. Sin embargo, lo esencial y lo más fácil de rescatar por parte de las autoridades, parece haber quedado fuera de sus planes: la presencia en el bar del habanero corriente.
De auténtico emporio de la energía y la cultura popular habanera, el Sloppy Joe pasó a ser un frío y aburrido coto, exclusivo para turistas extranjeros y para algún que otro conciudadano que pueda pagar sus precios de categoría cinco estrellas.
Con todo, casi tendríamos que mostrarnos agradecidos por el hecho de que esta instalación alinee hoy entre las pocas afortunadas que fueron salvadas del exterminio, ya que, como dice el dicho, mientras haya vida, hay esperanzas.
Peor es la situación de otras, muchas, aunque quizá también bastaría ilustrar con un solo ejemplo, el del Cabaret Montmartre, cuyos lastimosos escombros, en la calle P, esquina a Humboldt, en el Vedado, se gastan la curiosa peculiaridad de recordarnos, de un tirón, tres de los momentos históricos más significativos y definitorios para la vida de los habaneros a lo largo de más de medio siglo.
Desde París hasta La Habana pordiosera de hoy, pasando por la meca del estalinismo en tiempos de los vulgares mega-establecimientos. La simple mención del Montmartre nos fulmina la mente, recreándonos, en primer lugar, una idea de lo que pudo ser el esplendor de las noches habaneras de cabaret, antes de 1959, codo a codo con las mayores luminarias del espectáculo, tanto nacionales como internacionales: Benny Moré, Rita Montaner, Celia Cruz o Edith Piaf, Maurice Chevalier o Ernesto Lecuona o Nat King Cole o Agustín Lara; Olga Guillot o María Félix… Y de seguida, nos remite al restaurante Moscú, el cual, con todo y sus mesas en estricta hilera, su bullicio y su ambiente de comedor obrero, ha pasado a ser parte irremediable de nuestra nostalgia.
Muchos recuerdan todavía al Moscú como el restaurante más grande de la Isla, otorgando al dato una importancia que tal vez no merezca. Hay quienes aseguran que es el único sitio en que han comido caviar. Mientras, otros lo guardan agradecidos en su memoria como una plaza idónea para el intercambio de inquietudes intelectuales o de cualquier otro tipo. Lo cierto es que aquella madrugada de los 80, cuando el Moscú encontró su fin envuelto en llamas, moría por segunda vez allí el símbolo de una época, al tiempo que el lugar pasaba a simbolizar otra época nueva, que aún perdura: la etapa de la devastación, las ruinas, la fealdad y la miseria extrema.
Quien no tenga presente la inutilidad administrativa y la enfermiza desidia de las autoridades, no hallará explicación al abandono que ha sufrido, durante más de 30 años, el antiguo Montmartre/Moscú. Su única utilidad, al margen de la ley, ha sido la de albergue de perdularios: alcohólicos, vagabundos, inmigrantes de provincia sin hogar, desahuciados sociales… La entrada principal fue tapiada por quienes al parecer ignoraron que los pobres huéspedes accedían (y aún acceden) al local por su parte trasera, en la calle Humboldt, desde donde se aprecia la atmósfera de morada fantasma, no apta para inocentes, que ocupa casi una cuadra de largo.
Parte el alma el espectáculo que ofrece el antiguo Cabaret Montmartre, o el antiguo restaurante Moscú, descascarado, sucio, con los rezagos ruinosos de aquella entrada en la cual, para que no le falte sustancia histórica, murió aparatosamente un renombrado sicario de la dictadura de Batista, el coronel Antonio Blanco Rico, acribillado por la metralla de dos pistoleros del Movimiento 26 de Julio.
¿Logrará salvarse este museo del discurrir histórico de La Habana, aunque sea gracias a su privilegiada ubicación en una nueva Ciudad Maravilla del mundo? Por lo pronto, una cosa sí podría afirmarse, y es que no auguramos la menor posibilidad de salvación histórica para quienes lo condenaron al abandono y al olvido.
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Published on Mar 14, 2015
Erase una vez,una isla en las azules aguas del Mar Caribe,a la entrada del Golfo de Mexico,a la cual nativos y extranjeros llamaron "La Perla de las Antillas.
Esta pelicula nos habla de esta Isla,de lo que fue,en lo que se habia convertido por virtud del trabajo de sus hijos.De sus bellos paisajes,de la alegria de su pueblo,y de su felicidad ya pasada.
Esta inolvidable pelicula lleva un mensaje a todos los pueblos que son todavia libre y que miran con confianza al futuro.Como una vez lo hizo tambien la Isla de Cuba,en los dias en que todavia no soñaba que seria colonizada de nuevo por una potencia extranjera
LA CUBA DE AYER es una pelicula que usted vera una y otra vez acompañado de sus familiares y amigos.
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