miércoles, septiembre 14, 2016

Rafael Azcuy González.: SOLUCIÓN PARA CUBA.

SOLUCIÓN PARA CUBA. 

 Por Rafael Azcuy González.
Miami
13 de septiembre de 2016

Somos los sobrevivientes, los náufragos  salvados de éste naufragio horrible en que sucumbió la Patria. Somos dichosos y bendecidos los que pudimos llegar hasta el día de hoy con el privilegio de conservar la vida, luego de tanta pérdida,  dolor y daño.  

   Ya es demasiado  el tiempo de este reinado despótico –pasamos casi diez años por encima del medio siglo-que rompió con todo lo que significó libertad, familia, patria, tradiciones, creencias y costumbres. Muchos se fueron del  camino de la vida llamados por el Señor, otros cayeron frente a los pelotones de fusilamiento o perecieron víctimas del maltrato  en el presidio castrista. Otros muchos  sucumbieron  debido a las carencias del régimen atroz y de la mala alimentación que los avejentó prematuramente y enfermó sus cuerpos. Muchos  cayeron en tierras extrañas, lejos de los suyos  envueltos en conflictos fratricidas ajenos. Otros fueron víctimas del ametrallamiento o el hundimiento cuando trataban de abandonar el país por mar y muchos más devorados por las aguas  o por los escualos.

   ¿Cuántos compatriotas cayeron enfrentados unos a otros, obligados por una camarilla despiadada que sembró el odio entre hermanos? Así sucedió en aquella guerra civil que  fue la llamada Limpia del Escambray que se extendió no solo a ese macizo montañoso si no a todas las provincias del país durante casi 7 años, donde se aplicaron prácticas nazis y stalinistas para aislar la población civil; también se perdieron  centenares de valiosas vidas en la invasión de Bahía de Cochinos.
  
   Infunde pavor conocer las cifras que se manejan de los éxodos masivos de cubanos: Es el referéndum más grande dado por un pueblo quizá en todo el mundo. Un pueblo pequeño que en  1959 solo tenía 6 millones de habitantes. Solo bastaría recordar aquella Embajada de Perú en 1980 que se desbordó con casi 11 mil  compatriotas. Pero si esto fuera poco vean estas cifras dadas a conocer  por el Nuevo Herald: En 1959: 12,300 personas; en 1965: 18,000; en 1966: 53,400; en 1980: 141,742; en 1994: 47,662 y del 94 al 2015: 660,000. ¿Qué más referendo?. ¿Qué más votaciones? Nunca un pueblo votó tanto con los pies. Castro ahora si debiera retomar sus palabras de “¿Elecciones para qué?”.

   Todos llevamos en nuestras almas de una u otra manera este sufrimiento que ha padecido este pueblo mártir. Los que dejamos la Patria hemos  pagado un alto precio: nuestra familia dejada atrás, nuestras amistades, nuestras propiedades, nuestros hábitos, nuestras costumbres; pero nuestra Cuba ha padecido mucho más: se ha desangrado, poco a poco ha perdido lo mejor de nuestro pueblo, su juventud, que no cesa de emigrar, que no quiere más a los Castros. Ahora es un país envejecido y cada día lo será más. Entonces yo pregunto: ¿Sin ésta sabia vital y rebelde que es la juventud, cómo podrá liberarse nuestro pueblo de ésta dictadura?  

    Muchos de los que emigraron hacia Estados Unidos han cumplido el sueño americano. Todo el que se esfuerza y lucha  en prácticamente dos años resuelve sus necesidades más perentorias y se estabiliza. Otros que llegaron más temprano a estas tierras de libertad han amasado sus correspondientes fortunas. Orgullo de los cubanos es  Sedanos Supermarker o La Carreta. Aquí en el exilio  Cuba está presente para muchos de sus mejores hijos, pero hay otros que ni quieren oír hablar de su Patria pues o se las dan de norteamericanos o la asocian como sinónimo de dictadura y penurias.

    Nuestro país va a sucumbir en medio del abandono y la opresión. Es triste conocer que un campeón olímpico y mundial de boxeo como Mario Kindelán tenga que vender sus medallas para  sobrevivir. Tendrán los Estados Unidos de América que seguir soportando este peso impuesto por los Castros de  recibir cada día a más cubanos desesperados. Cuando nuestras guerras de independencia de España nadie emigró ilegalmente a Estados Unidos ni a ningún otro país, pues se podía viajar libremente a pesar del coloniaje español. Emigraron familias de los ricos hacendados orientales  en busca de seguridad y también familias humildes que iban a mejorar de vida y fueron los futuros tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso que tanto apoyaron a Martí. Nadie venía en balsas ni en embarcaciones precarias y su número  fue  incomparablemente menor a la debacle de hoy. Es bueno recordar que en tiempos de España uno de los peores castigos a los que se oponían en Cuba al coloniaje era la deportación, pues nadie quería  verse obligado a abandonar su Isla.

    Cuando nuestra última Guerra de Independencia (1895-1898) los Grandes Jefes (Martí, Gómez, Maceo) estaban en el exilio y volvieron a Cuba a dirigir la  contienda a poco  de iniciarse. En la Isla estaba la casi totalidad de su población y en ella también había jefes y  algunas armas. Estaban sin dudas sus mejores hijos. Ahora no tenemos a aquellos Grandes Jefes  gloriosos y eternamente recordados, aunque  pueden surgir en cualquier momento, forjándose en la lucha diaria contra el régimen. Como armas solo  podrá contarse con machetes lo que sería  inmolarse inútilmente al enfrentarse a fusiles automáticos o a tanques de guerra. Entonces yo vuelvo a preguntar: ¿Cómo va a ser posible la llegada de la libertad si solo tenemos a ese pueblo  reprimido, hambreado y sacrificado por la dictadura más larga de América?

   Considero  a mi humilde juicio que están dadas las mismas condiciones  que llevaron a  los Estados Unidos a intervenir en Cuba cuando  el conflicto  contra España  en1898. El mundo entero conoce  la precaria situación en que vive actualmente nuestro pueblo: se mantiene el hambre, la socialización de la miseria: convirtieron a Cuba, un país próspero en pleno desarrollo, en un país de pobres; la mala calidad de la salud: hay epidemias como el dengue, el cólera y carencia de medicamentos en general; solo faltaría la reconcentración weyleriana, pues la represión contra todo el que protesta o se opone pacíficamente al régimen no ha cesado un solo día desde hace casi 60 años. Estas son las causas del éxodo imparable que desangra el país y que constituye un problema para los Estados Unidos y los pueblos vecinos, como mismo lo ha constituido hasta hoy la existencia de la guerrilla colombiana con su compendio de  muertes y drogas y los movimientos guerrilleros izquierdistas por casi toda América Latina y muchas partes del mundo, que también fueron  creados, financiados  y entrenados por Cuba, así como el amparo actual a los países del Alba, especialmente a la dictadura venezolana.

    Los Estados Unidos  han sido los heraldos de la libertad en el mundo.  La sangre de sus  mejores hijos se ha derramado en muchos lugares  donde el mal amenazaba con la tiranía y la opresión: Las dos guerras mundiales, Corea, Vietnam, Panamá, Granada, Afganistán, Irak entre otros muchos ejemplos. No es moral y va contra los valores éticos norteamericanos que a solo 90 millas de casa un pueblo viva cautivo, hambreado y sin futuro porque a una familia de tiranos, enemigos acérrimos de la Gran Nación Americana quieren mantenerse en el poder a fuego y sangre.

   Apenas de lograrse el triunfo castrista el propio líder preguntó: “¿Armas para qué?”. Luego afirmaron que las armas se emplearían para fabricar arados y tractores. Llegó entonces la época en que sin control alguno, todos los revolucionarios “comecandelas” andaban con un arma de fuego al cinto. Luego vino la recogida de esas armas y solo las mantuvieron los agentes encubiertos de la seguridad del estado y los cuerpos represivos. El máximo líder andaba siempre con su pistola al cinto  como en aquellos tiempos de pandillero universitario. Vino la compra de armas y aviones y se pidió apoyo a la población: Cuba se convirtió por obra y gracia de la Unión Soviética en una verdadera potencia militar en detrimento de la vida de su hambreado pueblo. Vuelvo entonces a preguntar: ¿Con un pueblo completamente desarmado que tiene tras sí a un miembro de la seguridad del estado para controlar cada 200 personas, qué sublevación podría tener éxito?

   Hemos caído en una noria, en un movimiento perpetuo alrededor de un mismo círculo. Ya los Castros tienen a sus continuadores, nietos e hijos, elegidos por ellos mismos. Es el mismo caso de Corea del Norte donde se prolonga el poder de mano en mano familiar. Los Estados Unidos no pueden seguir soportando que todo un país se tenga que trasladar a su territorio. La operación quirúrgica es necesaria. Mientras sigan los vuelos, los cruceros, el turismo, las remesas, los conciertos, las series, las películas, la “Hidra de Lerma” seguirá creciendo y viviendo a sus expensas manteniéndose así  el infame régimen  con todo su aparato represivo y las carencias de siempre. No olviden que aquel legendario monstruo mitológico  griego tenía siete cabezas y por cada una que perdía le salían otras dos. Hércules después de una lucha titánica logró cortárselas todas, quemar a la bestia y enterrar al fin su cuerpo. Los cubanos necesitan enterrar a ese monstruo aferrado al poder pero ya quedan pocas fuerzas para levantar la espada cercenadora: la  solución necesariamente dependerá de esa ayuda imprescindible, crucial, definitiva.
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Las cifras de emigración cubana  del trabajo citado de El Nuevo Herald  tienen cifras  muy pequeñas con relación a las que aparecen en el libro Estadísticas de Migraciones Externas y Turismo, publicado en 1982 por la Editorial Orbe de Ciudad de La Habana y escrito por la Dirección de Demografía del Comité Estatal de Estadísticas de la República de Cuba.

En efecto, es correcto llamarle Guerra Cívil, y tal es así que hasta el régimen Castrista así lo ha entendido y dicho en ocasiones. En el tomo I del libro Las Reglas deL Juego, elaborado por miembros de la Dirección Política del MININT y publicado en 1992 por la Editoral San Luis, editoral del MININT se lee (sólo teniendo en cuenta a los insurgentes alzados en zonas rurales y no a la oposición urbana de la cual hubo más de 300 organizaciones según ha expresado Fidel Castro) lo siguiente:

¨El General de Ejército Raúl Castro calificó este largo batallar como una guerra civil; en 1967 expresó que en aquellos encuentros contra el bandidismo perdieron la vida cerca de 500 combatientes revolucionarios, y las operaciones costaron al Estado cubano entre 500 y 800 millones de pesos. Ese fue el balance de la destrucción de 179 bandas y casi 3 600 alzados que asolaron el teritorio nacional a mediados de 1960 y 1965 fundamentalmente. Cien mil hombres rastrearon las antiguas seis provincias del país para aniquilar a unos 200 grupos de alzados. ¨
( pag 125-126)

Una observación interesante: el Doctor en Ciencias Arnaldo Jiménez de la Cal, oficialista historiador de la ciudad de Matanzas, en su libro Principio y fin del bandidísimo en Matanzas. (1998), que fue Premio 26 de Julio del año 1997, expone en sus datos que de los aproximadamente 600 alzados ( o sea, individuos que participaron en la lucha con el arma en la mano; luego no se tiene en cuenta los suministros, guías, personal de apoyo, etc. ) que hubo en la provincia de Matanzas, y que fue aproximadamente el 25% del total que hubo en todo el país, sólo tres habían pertenecido a los cuerpos armados de la anterior República, mientras que más de 90 habían pertenecido a los cuerpos del régimen Castrista: Milicias Nacionales Revolucionarias, Ejército Rebelde, Policía Nacional Revolucionaria, etc..