Angélica Mora Beals: EL NOBEL Y EL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRE
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Los ejemplos de La Habana y Caracas saltan a la vista y demuestran que los dirigentes izquierdistas, cuando llegan al poder, no lo quieren soltar "más nunca".
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Hay división de opiniones en cuando a la concesión del Premio Nobel de la Paz, que se le otorgó este año al mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, tal como como sucedió cuando se lo concedieron al Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.
Dice Oslo que "es un homenaje al pueblo colombiano", pero el pueblo colombiano votó por el no.
El Comité razonó, con diversos análisis, los esfuerzos que se han hecho para llevar la paz a Colombia y justificó que el galardón solo haya recaído en Santos por su “duro trabajo” y porque “fue el primero en dar el paso en esta iniciativa”.
Así se evitó pronunciarse sobre si también podría haberse dado el premio a un grupo armado, y a Raúl Castro. “Nunca haré comentarios sobre los que no reciben el premio”, señaló la vocera y la directora del Comité Nobel Noruego, Kaci Kullmann Five.
Ella advirtió que hay un grave peligro de que el proceso de paz se detenga, por el resultado del referéndum y señaló que ello solo reitera la importancia de que ambas partes, dirigidas por el presidente Santos y por el líder de las FARC, Rodrigo Londoño (alias Timochenko), sigan respetando el alto el fuego.
El comité subrayó que el Nobel a Santos es, además,“un gesto de ánimo hacia todos aquellos que luchan por la paz en Colombia, y espera que este galardón le dé la fuerza suficiente para lograr “este exigente objetivo”.
Por último, el Comité Nobel desea que, en los años venideros, “el pueblo colombiano pueda recoger los frutos sembrados por la paz en vigor, así como el proceso de reconciliación, porque solo entonces el país podrá enfrentarse con eficacia a desafíos enormes como la pobreza, la injusticia social y delitos de narcotráfico”.
LA IMPORTANCIA DEL NO
Pero el cristal de Noruega no refleja el cierto peligro que hubiera representado si hubiera ganado el Sí, en el referendo.
El ex jefe de Estado Álvaro Uribe volvió a apuntar contra el acuerdo de paz que promovió el Gobierno con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y aseguró que con el rechazo al plebiscito la nación "se salvó".
Reiteró Uribe, cabeza visible y principal promotor del "No", en el diálogo: "Nosotros no estamos en contra de la paz. Estamos en contra de esos acuerdos que no son la paz y del riesgo de convertir a Colombia en una segunda Venezuela".
Santos luego de la derrota convocó a todas las fuerzas políticas a una reunión. El Centro Democrático liderado por Uribe no asistió. Pero sí lo hizo Uribe después, leyendo un corto comunicado, donde enfatizó los cambios que deben hacerse a todo el proceso.
Con respecto a esa reunión, Uribe manifestó que le había expresado a Santos las vitales alteraciones que deberían hacerse, ya que no se quieren cambios cosméticos, que no profundicen y no vayan a las raíces del problema, ya que "aprobar eso es muy grave para Colombia".
El ex presidente aseveró que el país "se salvó, porque de haber ganado el 'Sí' "estábamos cerca de entregarnos al terrorismo; no podemos permitir que se apodere del país la agenda chavista" ,(que automáticamente quedaba dentro de los puntos del acuerdo en la Constitución).
Este acuerdo significaba una elegibilidad para cargos públicos e impunidad total para los guerrilleros, que podían entrar -por la vÍa democrática de los votos- a apoderarse de Colombia, como sucedió con Hugo Chávez en Venezuela
Consideró Uribe: "No se puede permitir que "personas que han sido autores de los crímenes más atroces en Colombia lleguen al poder en esa forma" al explayarse sobre el acuerdo de paz que firmó el gobierno colombiano con las FARC en Cartagena, pero que luego fue rechazado en el plebiscito.
Además, Uribe remarcó que la aprobación del pacto con la guerrilla hubiera significado "un riesgo inmenso para el sector privado". Este sector hubiera sido conducido "a una economía como la venezolana, y con esas restricciones- reiteró- uno no hace política social".
A Uribe le faltó mencionar el ejemplo de Brasil
DILMA ROUSSEFF
La ex presidenta fue apodada la "Juana de Arco de la guerrilla" por su importancia dentro de la organización. Según el diario Folha de Sao Paulo, fue en esa época cuando Rousseff es enviada a un campo de entrenamiento militar en Uruguay bajo las órdenes de la guerrilla oriental MLN-Tupamaros, algo que nunca fue desmentido.
El 26 de octubre de 2014, Dilma fue reelegida presidenta de Brasil por un estrecho margen en la elección más disputada de la historia democrática de Brasil. Se impuso gracias a una ventaja mínima de algo más de tres millones de votos sobre el opositor Aécio Neves, del PSDB.
La derrota de Neves en su estado natal, Minas Gerais, fue una de las claves para la reelección de Rousseff.
Los estados del nordeste, que concentran a más pobres que reciben gran parte de las ayudas sociales del gobierno, votaron masivamente por la líder del Partido de los Trabajadores (PT).
El jueves 12 de mayo de 2016 Dilma Rousseff fue destituida de su cargo afirmando que su salida del poder era un golpe de Estado orquestado, entre otros, por el que fue su vicepresidente.
La acusación central contra Rousseff en el Congreso es que violó normas fiscales, maquillando el déficit presupuestal.
Fue sustituida por Michel Temer, de 75 años, nombrado presidente interino de Brasil durante seis meses.
Como se puede ver, todo es el color con que se mire, especialmente en política, si se trata de salvar a un país de caer en las manos de la izquierda.
Es esencialmente lo que ha hecho Colombia, que ha visto la miseria de Venezuela en forma directa, con las muchedumbres que cruzan la frontera en procura de alimentos y medicinas.
Los ejemplos de La Habana y Caracas saltan a la vista y demuestran que los dirigentes izquierdistas, cuando llegan al poder, no lo quieren soltar "más nunca".
Tomado de http://www.semana.com
“El que sí merecía el Nobel era Álvaro Uribe”
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El diario Wall Street Journal lanza duras críticas al Nobel de Paz para Juan Manuel Santos. Dice que se premió las buenas intenciones ingenuas más que la paz verdadera.
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El Wall Street Journal es quizás el único diario de la gran prensa mundial que ha criticado de frente el proceso de paz. Varios artículos han evidenciado que ese periódico tiene serias reservas a los diálogos con las Farc realizados en La Habana. Sin embargo, este medio no había tenido una posición más dura que la última editorial sobre el Premio Nobel para Juan Manuel Santos.
En un texto punzante asegura que el Comité Noruego premió más las “buenas intenciones” que la paz real. “En Colombia, el hombre que sí merece el premio es el presidente Uribe, cuya campaña contra las FARC volvió más segura la vida para millones de colombianos. Esa es una lección perdida en las almas bien intencionadas en Oslo que pretenden que la paz que ellos disfrutan ha sido ganada por la buena voluntad por sí sola”.
El Wall Street Journal comienza diciendo que no todos los que se han ganado el Nobel de Paz se lo merecen. Luego hace un breve recuento de algunos galardonados en el pasado. Lech Walesa, Andrei Sakharov, Aung San Suu Kyi y Liu Xiaobo por exigir el cumplimiento de los derechos humanos en regímenes despóticos. Nelson Mandela y F.W. de Klerk por superar enemistades históricas y asegurar una paz duradera en Sudáfrica o George Marshall por salvar a Europea del caos económico que le dejó la segunda guerra mundial.
Sin embargo aclara que estos estos casos son excepciones a la regla, pues el Premio Nobel también se ha entregado a los “campeones de la falsa paz” e “ingenuas buenas intenciones”. Y precisa que ese fue el caso de Juan Manuel Santos, quien ha aparecido últimamente en todas las noticias por “no poder persuadir a los votantes para respaldar su acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”.
El Wall Street Journal dice que Santos ganó puntos por “tratar” pues pasó cinco años negociando un acuerdo de paz con las Farc que finalmente derivó en un documento de 297 páginas. Asegura que mientras Raúl Castro y John Kerry elogian ese acuerdo, los colombiano no lo hacen y por “una buena razón”.
El diario explica que las Farc aterrorizaron a la población por más de 50 años y que son pocos los colombianos que aceptan el trato que el gobierno les quiere entregar a las FARC. Describen el Acuerdo como “cercano a la impunidad”, con cupos en el congreso y con la posibilidad de ampliar su propaganda en los medios de comunicaciones.
El Wall Street Journal concluye que la votación del domingo, cuando triunfo el No en el plebiscito, lo que demuestra es el sentido común de los colombianos del común que lo que quieren es derrotar a las Farc y no hacer un trato con ellos.
“Colombia lo ha estado haciendo muy bien sin un acuerdo de paz, sobre todo porque el gobierno de Álvaro Uribe optó por defender la democracia a través de la tenacidad militar y el impulso al libre mercado. La verdad de que la paz y la libertad necesitan ser luchadas ha sido ignorada por el Comité del Nobel durante mucho tiempo, prefiriendo, por otro lado, honrar a los fabricantes gestos vacío en gestos alrededor del mundo”.
El ejemplo con el cual sostiene el diario su tesis es el de su propio presidente Barack Obama, quien recibió el Premio Nobel en 2009 antes de retirarse del Medio Oriente abriéndole el paso al crecimiento de Isis. Asegura que por esa tendencia el Nobel se le ha dado a muchas personas que no se lo merecen, pero se lo ha quitado a quienes sí, en este caso el ex presidente Álvaro Uribe.
Cierran su editorial con dos ejemplos: Winston Churchill y Ronald Reagan. Para ellos, el primer ministro del Reino Unido durante la segunda guerra mundial salvó al mundo del totalitarismo y el ex presidente norteamericano hizo lo propio en la guerra fría. A lado de esos líderes mundiales ubican a Álvaro Uribe, un presidente que también fue ignorado, para ellos injustamente, del mayor galardón que puede recibir un político en el mundo.
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