martes, octubre 10, 2017

OBRE LA PROHIBICION DE ENTRADA DE LOS MAMBISES EN SANTIAGO DE CUBA. POSICIÓN DEL MANDO Y GOBIERNO MAMBÍ ANTE LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA EN 1898 EN LA GUERRA DE INDEPENDENCIA CUBANA

Nota del Bloguista

Los generales Lawton y Wheeler reconocieron públicamente la deuda con los mambises.


(El General William Ludlow y el Lugarteniente General Calixto García)
En http://eddosrios.org se lee la carta de reconocimiento del general William Ludlow del día 15 a Calixto García, pero antes hagamos la observación que los españoles habían hecho una fuerte propaganda de que los EE.UU. usarían a los mambises como ¨carne de cañón¨ en sus batallas junto a los norteamericanos ( el falso Memorandum Breckenridge es una muestra ) y por eso en las batallas en que estuvieron ambas fuerzas, los cubanos mambises fueron usados por el mando norteamericano no directamente en la batalla sino en tareas de exploración, búsqueda de información y en la construcción de trincheras y defensas.

¨I beg to congratulate you as well as ourselves on what seems now to have been a fortunate solution of the Santiago problem, resulting in the success of our combined forces in the taking of the city, the departure of the Spaniards, and the restoration of peace in Santiago.
Permit me to say to you that your forces have performed most notable service, and their work has been invaluable for us not only in scouting and procuring information, but in the vital matter of the construction of trenches and defenses for the investment of the city...¨

Y más adelante en ese mismo enlace pero escribiendo ahora sobre el agravio y desagravio norteamericano a Calixto García y a su tropa se lee lo siguiente, aunque antes aclararé, que a Calixto García y a una representación mambisa se le había invitado personalmente a entrar junto a las tropas norteamericanas a Santiago de Cuba, pero Calixto García defendió en su carta el derecho de todas las fuerzas mambisas a entrar a esa ciudad.

¨Por suerte para los cubanos Shafter regresó a los Estados Unidos el 26 de agosto. Adiposo y enfermizo, el calor y la campaña de Santiago lo hicieron sufrir; siempre tuvo mal recuerdo de Cuba y de los cubanos, de los que siguió hablando mal para justificar sus desaciertos. Quedó como gobernador militar de la plaza el general Leonardo Wood y, ya en ausencia de Shafter, quiso hacerle justicia a los mambises —acto que le reduce su cuenta de culpas en Cuba. Invitó a la ciudad al general García y parte de su tropa. El 23 de setiembre fue a esperarlo a las afueras de Santiago: un testigo excepcional narró el acontecimiento: Emilio Bacardí:

A las nueve menos cinco de esta mañana radiante de sol y rebosante el corazón de Cuba, llegó a las puertas del Palacio de Gobierno Calixto García Íñiguez. Desde las primeras horas la ciudad entera se dispuso al recibimiento del héroe. La muchedumbre invadió las calles de la carrera, carrera verdaderamente triunfal. Casi todas las casas particulares y muchos establecimientos ostentaban colgaduras y banderas cubanas. Desde el Paseo de Concha a la Plaza de Armas, subiendo por la céntrica calle de Santo Tomás, el pueblo estaba congregado en grandes masas. Al costado del Palacio estaban apostadas varias compañías de la guarnición americana de esta ciudad con banda de música dispuesta para tributar honores militares a nuestro general. En la entrada de Dos Caminos le aguardaba con sus oficiales, en representación del gobierno americano, el general Wood. Rodeado por ellos y seguido por su Estado Mayor, y una numerosa escolta, entró por fin. Después de permanecer en Palacio algunos momentos para saludar al general Lawton siguió el general García por las calles de la Marina, San Pedro, Heredia y Calvario hasta su residencia, en la casa número 6 de ésta.
Agradecido por el homenaje y en elogio de los americanos dijo Calixto García en aquella oportunidad: “Gran nación deben de ser los Estados Unidos cuando los hijos de sus millonarios, que solamente podían ganar en Cuba gloria militar, vinieron aquí a morir junto a los soldados cubanos”. Y por la noche hubo una gran fiesta en el criollísimo Club San Carlos, que no había querido cerrar sus puertas ni cuando el bombardeo ni cuando el éxodo, y que desafiando el desaire de Shafter colocó la bandera cubana en su balcón desde el día 18 de julio. Y en todo hijo de la ciudad, y en toda santiaguera hermosa que acudió aquella noche a felicitarlo, tuvieron el guerrero, y su patria, el mejor desagravio.¨

Por último con respecto a la prohibición norteamericana de no permitir la entrada de las fuerzas mambisas a Santiago de Cuba, deseo puntualizar que en esas fechas y después de terminada la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, en los círculos políticos norteamericanos que deseaban la independencia cubana, la figura preferida para ser primer Presidente de Cuba era Calixto García Íñiguez y no Don Tomás Estrada Palma.

En mi ensayo escribí

2) Los insurrectos rechazaron la disposición española del 10 de abril de 1898 de suspender las hostilidades en Cuba con objeto de preparar y facilitar la paz .141.

Me faltó explicar en el ensayo que el gobierno español con esa disposición de suspender las hostilidades en Cuba querían eliminar la causa que hizo que el Presidente William McKinley llamara a la guerra ante el Congreso norteamericano. La causa que McKinley esgrimió en su discurso para que la nación fuera a la guerra, fue el estado de inseguridad que había en Cuba para las propiedades y vidas norteamericanas. En su discurso el Presidente McKinley no tomó la explosión del acorazado Maine en la bahía de La Habana para llamar a la guerra. Los cubanos independentistas no cayeron en la trampa de unas negociaciones donde la Metrópoli Española se habría quitado la presión de una guerra con EE.UU. y trataría por todos los medios de mediatizar o bloquear la independencia de Cuba usando su poder y a las fuerzas políticas cubanas que estaban en contra de la independencia, entre las que se destacaban los autonomistas e integristas. El ya fallecido y notable historiador cubano Manuel Moreno Fraginals en una de sus últimas investigaciones averiguó que de los 5 acorazados tipo Maine que se construyeron, 3 tuvieron explosiones, incluyendo el propio Maine; se cree que fue debido a un error de diseño dada la cercanía de la Santa Bárbara o polvorín a las calderas del acorazado. La tiranía Castrista habla mucho que la oficialidad del Maine estaba en tierra ( murieron 2 oficiales) cuando ocurrió la explosión y que muchos marineros negros murieron en ella (hubo en total 266 muertes) pero no dice con el mismo énfasis de que el Comandante del Maine, el capitán Charles Dwight Sigsbee, estaba en su camarote escribiendo a su esposa cuando se produjo la explosión. A New York había llegado en visita amistosa de reciprocidad un buque de guerra español.





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ALGO POCO CONOCIDO SOBRE LA PROHIBICIÓN DE ENTRADA DE LOS MAMBISES EN SANTIAGO DE CUBA. POSICIÓN DEL MANDO Y GOBIERNO MAMBÍ ANTE LA INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA EN LA GUERRA



( Muy breve fragmento de mi ensayo Ecos de Una Extraña Petición, Mención del Concurso Vitral 2000, concurso de la revista del mismo nombre de la Diócesis de Pinar del Río; el premio quedó desierto ...por las bases del concurso de haber recibido el premio se tenía que publicar )

Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso


LA PROHIBICION DE ENTRADA DE LOS MAMBISES EN SANTIAGO DE CUBA

La prohibición de que el Ejército Libertador desfilase en Santiago de Cuba no fue una acción personal del general Shafter; en la carta de respuesta de Shafter a la magnífica carta de Calixto García, éste se disculpa: sintiendo en extremo que usted se haya considerado agraviado en lo más mínimo.132

y después alega:
Yo no puedo discutir la política del gobierno de los Estados Unidos.133

El periódico The New Journal, amigo de la causa cubana expresó:

La carta del General García es una carta llena de verdad. Toda su indignación es justa; todos sus reproches dignos y merecidos. Su sustancia y su tono serán aprobados por el pueblo norteamericano. Pero no por los españoles y sus amigos en los Estados Unidos.134

y más adelante envía este mensaje al General García, al General Gómez, a todos los soldados de sus ejércitos y a todos los hombres dignos de la Isla:

Confiad en el pueblo americano. El gobierna esta República. El elige los Presidente y los Congresos. Su voluntad es la ley. Para libertar a Cuba, para entregar la Isla a sus leales y bravos hijos, este país ha ido a la guerra con España. La palabra de la nación está dada en prenda y esa prenda será redimida.135

Sin embargo, cuando se lee la circular emitida por el Cuartel General del Departamento de Occidente del Ejército Libertador sobre la entrada a los poblados para evitar venganzas, no nos parecen tan inverosímiles las razones que expuso Shafter en la carta que mereció la contundente respuesta de García. Un fragmento de esa circular aparecida en el periódico “El Mambí” es citado por Poumier:

Los individuos del cuerpo que penetren en poblaciones ocupadas por las fuerzas españolas lo harán debidamente autorizados, vistiendo de paisanos y desprovistos de armas, traje de campaña, insignias o correajes que pudieran hacer conocida su condición militar.Sólo se concederá permiso para pasar a las poblaciones no evacuadas por las tropas españolas en caso de necesidad atendible, justificada, y procurando el jefe que lo confiera limitarlo al más reducido espacio de tiempo.136

(Calixto García Íñiguez)

Por último, sobre este punto, deseo señalar que a los dos meses de la rendición de Santiago de Cuba, exactamente el 22 de septiembre de 1898, Calixto García, su Estado Mayor y 200 mambises en sus cabalgaduras entraron en Santiago. Fueron deferentemente esperados en las afueras de la ciudad y posteriormente escoltados por el gobernador civil de esa ciudad, el general Leonardo Wood, y parte de su Estado Mayor. Los mambises fueron objeto de un cálido recibimiento por los habitantes de la ciudad simpatizantes de la causa independentista. El general norteamericano Lawton, jefe del Departamento Militar de Santiago de Cuba, esperó a esa representación mambisa en la casa de gobierno y les ofreció una recepción oficial y un memorable acto en el Club San Carlos137. Con ese recibimiento Calixto García se sintió desagraviado, aunque él en particular había sido invitado por el general norteamericano Shafter a la ceremonia de rendición de las fuerzas españolas en Santiago de Cuba., según expone Emilio Bacardí en el tomo X de sus Crónicas de Santiago de Cuba.138


POSICION DEL MANDO MAMBI Y DEL PUEBLO CUBANO ANTE LA INTERVENCION NORTEAMERICANA

Para conocer cual era la disposición del mando cubano con respecto a la intervención norteamericana en la guerra, es importante conocer que después del hundimiento del acorazado Maine ( el 15 de febrero de 1898) y conociendo el fuerte deseo de sectores del gobierno y del pueblo norteamericano de intervenir en la situación cubana, ocurrieron estos dos hechos:

1) Máximo Gómez, General en Jefe del Ejército Libertador, se negó rotundamente, llamándole atrevimiento a la proposición del Gobernador español Ramón Blanco de que se alíe al Ejército español para combatir a Estados Unidos. La carta de Blanco es del 20 de marzo de 1898139 , pero según otros historiadores, ambas cartas son de principios del mes de mayo de ese año. Bernabé Boza en su segundo tomo de Mi diario de la guerra incluye la carta de Gómez, de la cual extraemos el siguiente fragmento:

Usted dice que pertenecemos a la misma raza y me invita a luchar contra un invasor extranjero; pero usted se equivoca otra vez, porque no hay diferencia de sangre ni de razas.Yo sólo creo en una raza: la humanidad, y para mí no hay sino naciones buenas y malas. España habiendo sido hasta aquí mala y cumpliendo en estos momentos los Estados Unidos hacia Cuba un deber de humanidad y civilización. Desde el atezado indio salvaje, hasta el rubio inglés refinado, un hombre para mí es digno de respeto, según su honradez y sentimiento cualquiera que sea el país o raza a que pertenezca o la religión que profese.

(Máximo Gómez Báez)

Así son para mí, las naciones y hasta el presente, sólo he tenido motivos de admiración hacia los Estados Unidos. He escrito al Presidente Mc Kinley y al general Miles dándoles gracias por la intervención americana en Cuba. No veo el peligro de nuestro exterminio por los Estados Unidos a que usted se refiere en su carta. Si así fuese, la historia los juzgará.140

2) Los insurrectos rechazaron la disposición española del 10 de abril de 1898 de suspender las hostilidades en Cuba con objeto de preparar y facilitar la paz .141. En esa disposición

Posteriormente el Consejo de Gobierno, presidido por Bartolomé Masó, aprobó el 10 de mayo de 1898 supeditar las fuerzas cubanas al mando militar norteamericano142. Esta aprobación fue anterior a que tropas norteamericanas desembarcaran en Cuba; aunque, la guerra entre España y Estados Unidos oficialmente había comenzado el sábado 23 de abril, cuando España le declaró la guerra a Estados Unidos ante la publicación de la Resolución Conjunta, el 19 de abril de 1898, y los preparativos bélicos que se estaban haciendo por la parte norteamericana, pero básicamente, para evitar un golpe de estado militar que derribara a la monarquía y con él salir de la crítica situación militar, política y socioeconómica que presentaba la España de ese fin de siglo. Estados Unidos le declaró oficialmente la guerra a España el lunes 25 de abril.143

Debo añadir que la decisión del Consejo de Gobierno del día 10 de mayo de 1898 fue tomada sobre la base que los insurgentes cubanos debían hacer causa común con Estados Unidos, país valorado como ... nación justa, poderosa y fuerte, dispuesta a coadyuvar con nosotros144.

Para conocer cual era la disposición del pueblo cubano ante la intervención norteamericana en la guerra, me voy a referir a una entrevista realizada el día 16 de diciembre de 1969 por María Poumier al destacado historiador cubano José Luciano Franco, fallecido en Cuba, donde éste planteó:

El ejército americano fue bien recibido, contra todo lo que diga todo el mundo; porque el odio concentrado de Cuba desde años era contra los españoles; se tomó en ese momento por el pueblo la llegada norteamericana como una cosa libertadora. Había, en comparación con España, un idealismo cubano, considerando al norteamericano el mejor del mundo.145