Orlando Freire Santana: El Che Guevara y los bandazos del Castrismo
El Che y los bandazos del castrismo
Por Orlando Freire Santana
La Habana
5 de Octubre de 2017
De todos son conocidos los cambios de estrategia o bandazos experimentados por el castrismo en el transcurso de su ya larga existencia. Mas, lo que quizás algunos desconozcan es que uno de los detalles que han caracterizado cada una de las diferentes etapas ha sido el tratamiento dado a la figura del Che Guevara.
La primera ruptura aconteció a mediados de la década del 70, cuando los gobernantes cubanos decidieron incorporar la Isla a la órbita de la Unión Soviética. Todo el andamiaje teórico del Che se vino al piso. En el olvido quedaron su centralizador Sistema de Financiamiento Presupuestario, el rechazo a las relaciones monetario-mercantiles entre las empresas, la preeminencia de los estímulos morales, así como el enaltecimiento del trabajo voluntario.
Durante la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista en 1975, Fidel Castro calificó esas concepciones guevaristas como "errores de idealismo", y de inmediato comenzó una práctica económica que negaba los postulados del mítico guerrillero.
Se implantó el sistema de Cálculo Económico —tan criticado por el Che en su debate teórico con Carlos Rafael Rodríguez—, fue reconocida la existencia de la ley del valor en el socialismo, se revalorizó el estímulo material, y se aplicaron, aunque tímidamente, algunas palancas financieras que el Che había tildado de "armas melladas del capitalismo".
Sin embargo, hacia 1986 el panorama se mostraba cambiante. El Cálculo Económico exhibía signos de agotamiento, sin que se hubiesen alcanzado los resultados deseados. Por otra parte, se anunciaban en el cielo moscovita ciertos nubarrones que intranquilizaban a la dirigencia castrista.
En esas condiciones, Fidel Castro decidió "rectificar" su estrategia. Echó a un lado las palancas del mercado, y colocó nuevamente el énfasis en el trabajo político-ideológico con las masas. Una faena que, según él, había quedado en un segundo plano al concebirse que los mecanismos económicos todo lo resolverían.
Por supuesto que el momento era ideal para retomar la figura del Che. Basta señalar lo expresado por el máximo líder, en 1987, acerca del pensamiento del Che Guevara en su discurso por el vigésimo aniversario de la caída en Bolivia del guerrillero argentinocubano: "Tengo la más profunda convicción de que si se ignora ese pensamiento difícilmente se pueda llegar muy lejos, difícilmente se pueda llegar al socialismo verdadero, al socialismo verdaderamente revolucionario".
Por su parte, el mundo académico oficialista también hallaría su filón en medio de la vuelta guevarista. Así, en el propio 1987 el investigador Carlos Tablada ganaría el Premio Casa de las Américas con el libro El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara. Un texto acogido fervorosamente por la izquierda internacional, con 28 ediciones hasta el año 2001.
Dos años más tarde le tocaría el turno al ensayista Fernando Martínez Heredia con el texto Che, el socialismo y el comunismo. En sus páginas, entre otros argumentos, el autor elogia el Sistema de Financiamiento Presupuestario preconizado por el Che.
La llegada del "Periodo Especial" en los años 90, empero, colocaría nuevamente al Che en un segundo plano. Tratando de evitar el colapso de la economía, los gobernantes aplicaron medidas que hubiesen horrorizado al malogrado guerrillero: legalizaron el uso del dólar norteamericano, ampliaron el marco para el trabajo por cuenta propia, y permitieron que los campesinos vendieran libremente sus productos en los mercados agropecuarios.
Sin embargo, ya hacia la segunda mitad de los 90, cuando la economía dio muestras de una débil recuperación, el castrismo detuvo el camino de la apertura económica. Tal vez hubo temor de que una auténtica reforma económica trajera consigo cambios políticos. El contexto fue ideal para que en 1995 se fundara en la Universidad de La Habana la Cátedra Ernesto Che Guevara.
¿Y qué decir del legado del Che Guevara en la era de Raúl Castro? Pues que el legendario guerrillero es el gran ausente en la actualización del modelo económico. Digan lo que digan los voceros de la maquinaria del poder, el Che aborrecería los espacios del mercado previstos en los Lineamientos y la Conceptualización del Modelo. No obstante, la propaganda oficial se esfuerza por mantener su figura en el plano ideológico.
El general-presidente habría desestimado la máxima marxista de que la base determina la superestructura. Para él, aunque la economía se contamine con ciertos elementos del mercado, el control político debe permanecer inamovible.
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