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En el caso de nuestra patria, esa piedra angular será una constitución
donde se estipulen con claridad y exactitud los deberes y derechos de
obreros y empresarios, de gobernantes y gobernados.
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Por Alfredo M. Cepero
Director de www.lanuevanacion.com
Sígame en: http://twitter.com/@AlfredoCepero
Los cubanos que regresemos a nuestra patria encontraremos una nación devastada por la desidia y la ineptitud de unos tiranos que se han enriquecido a costa de la miseria y el sufrimiento del pueblo cubano. Para encontrar una devastación similar tendríamos que remontarnos al año 1895, a principios de nuestra guerra de independencia contra la España intolerante que mandó a Cuba al asesino Valeriano Weyler. Su llamada política de "Reconcentración" de nuestros campesinos dejó un saldo macabro de 300,000 muertos, viviendas destruidas y una tierra calcinada de la que desapareció hasta la malanga que servía de alimentos a nuestros insurrectos.
Esa es la Cuba que nos dejará el binomio diabólico engendrado por Angel Castro, un soldado español que odiaba a los cubanos con la misma intensidad del General Weyler. Una nación de ciudadanos que desconfían del gobierno, resiente la autoridad, evaden el trabajo e ignoran nuestra historia. Una Cuba de campos abandonados por gente que se ha cansado de que les roben el fruto de su trabajo, de ciudades con calles obstruidas por amontonamientos de basura y de edificios que llevan años cayéndose a pedazos. No habrá nada aprovechable en esta herencia de maldad y de odio.
La nueva nación cubana tendrá que ser construida en su totalidad, comenzando desde sus cimientos. Y no es necesario ser arquitecto para saber que no hay edificio que se sostenga sin una sólida piedra angular. En el caso de nuestra patria, esa piedra angular será una constitución donde se estipulen con claridad y exactitud los deberes y derechos de obreros y empresarios, de gobernantes y gobernados. Las reglas del juego que garanticen la paz y la prosperidad de que ha carecido nuestro pueblo por casi sesenta años.
Hace unos días me encontré con el bosquejo de esa piedra angular en la obra de amor y de altruismo de un grupo de abogados cubanos y cubanoamericanos. La mayoría de ellos ya septuagenarios y con muchos kilómetros recorridos en la lucha por la libertad de Cuba. Estos saben que el futuro es responsabilidad de los jóvenes y no tienen otra aspiración que servir a la tierra que les sirvió de cuna. Otros han nacido en el exilio pero, con su contribución, demuestran su reverencia y respeto hacia la patria de sus antepasados.
Se trata de un trabajo titulado "Proyecto de Ley para la Reconstrucción de la República de Cuba", contenido en un folleto de 87 páginas. Dicho folleto ha sido editado por el abogado Roberto Godoy-Filloy, veterano de las luchas por nuestra libertad y ex presidente del Partido Republicano del Condado de Miami-Dade. Pero como un proyecto de tal envergadura no puede ser la labor de un solo hombre, Roberto ha contado con la colaboración de numerosas organizaciones de juristas cubanos y cubanoamericanos. Son demasiadas para mencionarlas todas en este trabajo pero vale decir que se han reunido bajo la sombrilla de "Foro Jurídico Cubano".
Por mi parte, quisiera enumerar en su totalidad el texto y las providencias de este valioso documento. Pero, considerando los requerimientos de espacio y de tiempo, me limitaré a destacar los elementos que considero de mayor importancia. Sus redactores estipulan que su proyecto no es la palabra final sino "un punto de partida de un debate sobre el presente y el futuro de una Cuba libre". Añaden que los actores de ese proceso serán "la oposición en Cuba y el exilio político cubano". Y, ratificando su patriotismo y la fe que tienen en nuestro pueblo, acentúan que "el gran protagonista es el pueblo cubano amante de la libertad y de democracia sin comunismo". Aquí no hay ambiciones, oportunismos ni términos medios sino servicio desinteresado y claridad meridiana de la más pura esencia y genuina naturaleza.
Más adelante, enaltecen los principios y valores contenidos en nuestra constitución de 1940, diciendo: "Su parte dogmática garantiza de manera efectiva todos y cada uno de los Derechos Humanos, incluyendo los relativos al trabajo y a la familia. Su parte orgánica establece y regula en forma equilibrada y eficaz el régimen semi-parlamentario….Por otra parte, debe tenerse en cuenta que la Constitución de 1940, que al momento de su promulgación fue la expresión unánime de la voluntad jurídica del pueblo de Cuba, no ha sido nunca modificada ni sustituida en todo o en parte siguiendo los procedimientos establecidos en su clausula de reforma". Acto seguido, despejan cualquier duda sobre la naturaleza provisional de su proyecto, estipulando que :"Esta Ley de Reconstrucción regirá mientras dure esta provisionalidad".
Su posición vertical frente a la tiranía y su rechazo a toda forma de apaciguamiento o colaboración con ella queda aclarada cuando dicen: "La libertad de Cuba no es negociable. Luchamos por la liberación de Cuba. No por una transición con el régimen comunista". A continuación, una expresión de fe religiosa y de defensa acérrima de nuestra soberanía cuando dicen: "El presente y el futuro de Cuba dependen de Dios y de los cubanos".
Enumeran más adelante los redactores del proyecto más de una docena de objetivos que debe de promover el gobierno de transición. Entre ellos los principales son: "Libertad de todos los presos políticos, disolución de los organismos represivos, legalización de nuevos partidos políticos, creación de un tribunal superior electoral y promoción de la libre empresa, tanto nacional como extranjera". Por otra parte, proponen la proscripción del Partido Comunista "por sus fines contrarios a la democracia".
Y, para una total claridad sobre su naturaleza de verdadera transición, el proyecto estipula en su artículo 24: "El Presidente de la República no podrá postularse ni ser electo por el pueblo a cargo alguno en las elecciones generales que al efecto se convocarán durante la Reconstrucción. El Presidente ejercerá su cargo hasta que tome posesión el nuevo Presidente, elegido por el pueblo cubano en las elecciones generales". La mejor medicina para curar la enfermedad de continuismo y megalomanía de muchos de nuestros tiranos y malos gobernantes.
En un aspecto de tanta importancia como los derechos humanos, el proyecto dice reconocer: "Los derechos individuales establecidos por la Constitución de 1940 y, como complemento, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948". Asimismo, garantiza el obligatorio cumplimiento de principios doctrinales como "la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad religiosa y el asilo político."
En lo que podría ser calificada como su parte orgánica el proyecto se refiere al Gobierno Nacional de Reconstrucción y a los Tribunales de Justicia. El primero estaría integrado por el Presidente de la República, el Consejo de Ministros, el Consejo Asesor Legislativo, los Gobernadores de Provincia y los Alcaldes Municipales. El Tribunal Supremo de Justicia estaría compuesto por la Sala de Garantías Constitucionales, la Sala de Casación, la Sala Especial y la Sala de Gobierno. Y en una medida muy sabia para evitar venganzas, propone un Tribunal de Justicia Penal con la misión exclusiva de juzgar a los violadores de derechos humanos. Este tribunal no estaría integrado por cubanos sino por juristas de prestigio internacional originarios de otros países del mundo.
En otra de sus provisiones reconoce el mandamiento de Habeas Corpus y la doble ciudadanía de cubanos que hayan adquirido las de otros países. Finalmente se refiere a la convocatoria de una Asamblea Constituyente en la cual se determine si se restaura la Constitución de 1940 con los necesarios ajustes o se redacta y aprueba una nueva constitución.
No quiero, sin embargo, cerrar este artículo sin formular una advertencia a mis conciudadanos. Una constitución es la piedra angular de cualquier edificio jurídico, pero no puede operar por sí sola. Necesita del respeto y el acatamiento de los ciudadanos a los que se propone proteger. Ejemplos la constitución y el pueblo de los Estados Unidos. Han tenido una constitución por 231 años (1787) que ha sido enmendada en algunas de sus partes pero jamás sustituida en su totalidad. A pesar de que entre 1869 y 1976 los cubanos hemos tenido 8 constituciones no hemos logrado la estabilidad política que es requisito para la paz y la prosperidad. Creo que ha llegado la hora de que, sin renunciar a nuestra identidad, aprendamos de los buenos ejemplos.
7-17-18
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