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¿Adecuación tributaria o incremento de la presión fiscal?
Por Elías Amor Bravo
Julio 10, 2018
Ahora sí que están las cartas sobre la mesa. Bueno, al menos las que han querido enseñar, porque muchos nos tememos que hay algo que no cuadra en las cuentas facilitadas en Granma sobre lo que la dirigencia comunista llama “adecuación tributaria”.
En efecto, estamos ante una clara decisión política de exprimir a los trabajadores privados que hay en el país, elevar los impuestos para reducir las ganancias obtenidas con el esfuerzo, desanimar a los que emprenden un proyecto independiente y, a la larga, mantener la economía cubana sometida al bloqueo interno y la destrucción porque las cosas no se arreglan subiendo los impuestos. Ese no es el camino.
Granma dedica extensos reportajes a cubrir la implementación gradual de la Ley No. 113, Del Sistema Tributario, a la que se atribuye “un crecimiento de los ingresos recaudados a favor del Presupuesto del Estado, incluidos los aportes de los trabajadores por cuenta propia, los cuales constituyen el 5% del total, mientras que las empresas estatales consignan el 86%”. El caso es que los primeros han pasado de aportar 1.102,2 miles de millones de CUP en 2013 a 3.125,5 miles de millones de CUP en 2018, según datos ofrecidos en Granma.
El volumen recaudado por el estado comunista procedente del trabajo por cuenta propia se ha multiplicado por 3 en dicho período, y sin embargo, los emprendedores cubanos han pasado, en ese mismo período, de 424.300 a poco más de medio millón, tras el frenazo a la autorización de nuevas licencias. Es decir, mientras que la voracidad fiscal se multiplica por tres, el número de trabajadores por cuenta propia solo lo ha hecho un una cuarta parte. Es evidente que el régimen ha vuelto a encontrarse con una mina de oro, y no contentos con lo que obtienen de este sector, se aprestan a dar una vuelta de tuerca para recaudar más.
(Cuantapropistas cubanos)
¿Es esta una política sensata? ¿Deberían preocuparse los inversores extranjeros por decisiones de este tipo? Muchos podrán pensar que este tipo de actuaciones no va con ellos. Se equivocan. La economía es un todo interrelacionado en el que si se toca un resorte y se hace mal, todo lo demás se viene abajo. Cómo si no interpretar que el estado fuerce la presión fiscal sobre el sector más dinámico de la economía. Al actuar de este modo, muchos proyectos no llegarán a consolidarse y se perderán los efectos benéficos sobre el empleo y la actividad económica, lo que parece importar muy poco a las autoridades. Lo problemático es que, luego, volver a empezar es más difícil.
Según las autoridades, además, este sector del trabajo por cuenta propia ha presentado un comportamiento en el que se observan “la tendencia a la subdeclaración de ingresos, el incumplimiento de los pagos de las cuotas mensuales y la no declaración de todo el personal contratado, unido a la acumulación de deudas tributarias”. Y a partir de este somero análisis, se ponen en marcha las llamadas “adecuaciones tributarias” que se publican en la Gaceta Extraordinaria número 35, de las que Granma da cumplida cuenta.
Las "adecuaciones" establecen cuotas mensuales y gastos deducibles para las actividades que se agrupan en los distintos regímenes de tributación, lo que significa duplicidades y asimetrías. Por otro lado, eliminar la exención del pago del Impuesto por la utilización de fuerza de trabajo, obligan a trabajar con cuenta bancaria fiscal, modifican el pago de los impuestos a los agentes de telecomunicaciones, con un aumento de las cargas tributarias y establecen otro régimen tributario, uno más, para el servicio público de transporte de pasajeros en la capital, este como experimento.
Notable dispersión en las normas tributarias, que reducen la necesaria transparencia fiscal, reagrupando actividades y separando otras, llevando unas a régimen general y otras, sin saber por qué, al simplificado. Reduciendo unas cuotas, y aumentando otras. Nadie sabe a ciencia cierta lo que debe pagar y por qué. Más confusión, imposible. Resulta que por arte de birlibirloque, se decide “diferenciar para La Habana las cuotas mínimas de un grupo de actividades que fueron integradas” y por supuesto, “se incrementó la cuota mínima a 41 de ellas en la capital y a 20 en el resto del país. Dichos incrementos, explica, van de cinco a 360 pesos, aunque en el último rango apenas se localiza el 2% de los presupuestos”. Puede parecer poco, pero no lo es. Se están asegurando la recaudación del 2% del presupuesto.
La exoneración del pago de impuestos por la contratación de hasta cinco trabajadores, para todo tipo de trabajadores por cuenta propia, se compensa por el aumento de las bases imponibles mínimas conforme aumenta el tamaño de los pequeños negocios. Con ello, se acaba recaudando más de ese 5% que se anuncia, y además, de forma muy progresiva, penalizando el crecimiento lógico de las actividades por cuenta propia. El efecto que cabe esperar de este atropello fiscal a los cuenta propistas es que se frene bruscamente la creación de empleo por los pequeños negocios que, asumiendo las nuevas condiciones, tendrán pocos incentivos para crecer de tamaño. Lo que quiere el régimen, en definitiva.
La obligatoriedad de usar cuentas bancarias en las operaciones con el fisco se justifica por la “transparencia de la gestión financiera de los trabajadores por cuenta propia” de todo tipo de servicios gastronómicos, constructivos, arrendamiento de vivienda, habitaciones y espacios, así como transporte de pasajeros en vehículos de motor (de cuatro a 14 plazas) en La Habana. Los bancos del régimen, propiedad del estado, podrán por esta vía tener un conocimiento de la actividad de los trabajadores por cuenta propia, un instrumento más de vigilancia y control. Lo más grave es que dado el estado relativamente atrasado de la intermediación financiera en Cuba, se esperan muchos problemas en este tipo de operaciones con los bancos. Ya se verá. En todo caso, se han establecido medidas de sanciones para quienes no cumplan. Más recaudación.
Para el transporte de viajeros se establecen igualmente medidas. El objetivo, según Granma es “poner coto, sobre todo, a las deficiencias e ilegalidades que circundan el uso del combustible”, un bien escaso, cada vez más escaso. Y lo peor no ha llegado aún. De ese modo, los transportistas que presenten mediante Declaración Jurada el Impuesto sobre Ingresos Personales tendrán reconocido el 100 % de los gastos de combustible si lo consumen por tarjeta magnética, y a los titulares de licencia “se les exigirá una certificación del combustible consumido mediante tarjeta magnética emitida por Fincimex, como justificante para el pago de sus impuestos”, además de otras medidas para evitar cancelaciones de las actividades antes de tres meses.
Por último, los trabajadores por cuenta propia en el sector de telecomunicaciones, que obtengan ingresos mensuales hasta 2.500 pesos, pagarán la cuota mensual fija de 20 pesos, la cual puede ser incrementada por los consejos de administración municipales hasta 75 pesos. El tipo impositivo, sin embargo, sube hasta el 20% para estos trabajadores, rompiendo cualquier regla de proporcionalidad.
El balance no es halagüeño. La importancia de estas actuaciones queda reflejada por la extensa cobertura ofrecida en Granma. El trabajo por cuenta propia exige una menor presión fiscal para consolidar su crecimiento y promover una creciente participación en el empleo y la actividad económica. Estas medidas de "adecuación" suponen un duro golpe y tendrán sus repercusiones porque muchos no tendrán incentivos para seguir, si tienen que pagar altos impuestos. Medidas como estas se pueden adoptar, pero dentro de muchos años, cuando la economía esté más equilibrada. Otro error de consecuencias graves, o tal vez, el cumplimiento de un guion que ya está escrito y que no quiere que la economía cubana progrese. Lo veremos.
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