miércoles, diciembre 05, 2018

Una carta donde Einstein niega al Dios de la Biblia. César Tomé López en Historia de la Ciencia sobre Einstein y…la religión

Tomado de https://www.cubaencuentro.com/

Una carta donde Einstein niega al Dios de la Biblia

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La misiva, que salió ayer a subasta en Nueva York, es aquella en que el famoso físico dice que Dios es producto de la “debilidad humana”
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Agencias
Madrid
05/12/2018

Albert Einstein dijo una vez que “Dios no juega a los dados”, y algunos asumieron que era religioso. Pero una carta suya que salió a subasta ayer en Nueva York insiste en que Dios no es sino “el producto de la debilidad humana”.

Escrita en 1954, un año antes de la muerte del legendario físico a los 76 años, la carta está en alemán y fue escrita por Albert Einstein desde Princeton, Nueva Jersey, al filósofo judío alemán Eric Gutkind, en respuesta a su libro Escoger la vida: la llamada bíblica a la rebelión.

(Albert Einstein)

En la carta Einstein dice que la palabra Dios es para él la expresión y el producto de la debilidad humana. Añade que considera “la Biblia una colección de leyendas venerables, pero aún bastante primitivas”.

En 2008 el texto de Einstein fue subastado y comprado por un coleccionista privado por 404 mil dólares, dijo Christie’s; aunque en el año 2012, la carta de Dios se ofreció en eBay por tres millones de dólares. Una vocera de Christie’s dijo que no se vendió en esa subasta y que el comprador de 2008 es el vendedor actual.

Con la célebre “Carta de Dios”, Einstein fusiona sus pensamientos sobre la religión, su identidad judía y su propia búsqueda del sentido de la vida, al tiempo que refuta el texto de Gutkind.

Aunque la carta empieza de forma muy diplomática, no deja lugar a dudas sobre la crítica que hace al libro. “La palabra Dios no es para mí más que la expresión y el producto de la debilidad humana”, escribía el físico de su puño y letra.

Con un lenguaje llano y sin florituras, Einstein califica la religión judía de “encarnación supersticiosa” como lo son todas las religiones y la Biblia una colección de leyendas “venerables, pero bastante primitivas”.

(Albert Einstein y Georges Lemaître, sacerdote y científico  belga creador de la Teoría del Big Bang. Foto y comentario añadidos por el bloguista de Baracutey Cubano)

“Ninguna interpretación, sin importar cuán sutil sea, cambiará mi punto de vista sobre esto”.

“Y el pueblo judío al que pertenezco gustosamente, y en cuya forma de pensar me siento profundamente anclado, no tiene para mí ningún tipo de dignidad diferente a la del resto pueblos. Según mi experiencia, en realidad no son mejores que otros grupos humanos”, decía el científico.

Escoger la vida fue el tercer libro de Gutkind. En él presentaba la Biblia como un llamado a la lucha, y al judaísmo e Israel como entes incorruptibles. Einstein critica abiertamente esto en su carta.

Aunque provenía de una familia judía, el pensamiento de Einstein hacia la religión se moldearía para siempre durante su estadía en Zurich, cuando los libros del filósofo Baruch Spinoza cayeron en sus manos.

El dios de Spinoza era un dios amorfo e impersonal responsable del orden del universo y la impresionante belleza de la naturaleza. Esta línea de pensamiento, que incluye un fuerte sentido del determinismo, resonó profundamente en el científico.

© cubaencuentro.com
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 Albert Einstein en su paso por La Habana  vistiendo su sombrero comprado en la exclusiva tienda El Encanto. En la foto aparece retratado con científicos cubanos a la entrada de la Academia de Ciencias de entonces.
 
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Tomado de https://edocet.naukas.com/2018/05/01/einstein-y-la-religion/


Einstein y…la religión

Por César Tomé López
1 mayo, 2018
Historia de la ciencia

(Fragmentos)


Albert Einstein nunca abrazó ninguna religión organizada. Nacido judío, abandonó las costumbres y tradiciones del judaísmo cuando tenía doce años, y nunca volvió a relacionarse con la religión convencional. Sin embargo, no sería cierto decir que Einstein no era religioso. Expresó a menudo agradecimiento y un profundo sobrecogimiento ante lo que el describió como “esa fuerza que está más allá de lo que podamos comprender”, la esencia según Einstein de cualquier religión.

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 la edad de doce años, Einstein descubrió el mundo de la ciencia y las historias de la Torah que tanto había disfrutado ahora le sonaban como cuentos para niños. En un movimiento pendular, rechazó su anterior religiosidad y un mundo que ahora percibía como correspondiente a un cuento de hadas. Durante el resto de su vida, Einstein parece haber tenido este mismo concepto de la religión organizada, describiendo la creencia en un dios personal o la creencia en una vida después de la vida como muletas para los supersticiosos o temerosos. No participó nunca en un ritual religioso tradicional: rehusó convertirse en un bar mitzvah (“obligado por el precepto”; adulto desde el punto de vista de la ley judía) a los trece años, sus bodas fueron civiles, nunca acudió a un servicio religioso y eligió que su cuerpo fuese incinerado, algo expresamente contrario a la tradición judía.

Y sin embargo, Einstein se describía a sí mismo como religioso. Se cuenta la anécdota de que en una fiesta en Berlín en 1927 había un invitado que había estado haciendo comentarios sarcásticos acerca de la religión durante toda la velada. Al hombre, un crítico literario llamado Alfred Kerr, se le advirtió de que no hiciese esos comentarios delante de Einstein. Kerr fue a buscar a Einstein incapaz de creer que el gran hombre de ciencia fuese tan religioso. Einstein replicó, “Sí, puedes llamarlo así. Intenta penetrar en los secretos de la naturaleza con tus limitados medios y encontrarás que […] queda algo sutil, intangible e inexplicable. La veneración por esta fuerza que está más allá de lo que podemos comprender es mi religión. Hasta ese punto soy, de hecho, religioso”.

(Albert Einstein y su primera esposa Mileva, la cual era matemática y se especula que ella  es coautora de la Teoría de la Relatividad. Einstein siempre usó asesores en Matemática: uno de ellos fue el Matemático Leopold Infeld. Fotos y comentarios por el bloguista de Baracutey Cubano)

Einstein creía en algo que él llamaba “el sentimiento religioso cósmico”. Al estudiar el universo sentía que los humanos estamos intrínsecamente limitados a un conocimiento sólo parcial de la naturaleza. Habría un nivel de la existencia que nunca podríamos comprender. Algo complejo, inexplicable y sutil. El sentimiento religioso cósmico se expresaba como respeto y amor por este misterio.

Como buen científico Einstein analizó esta creencia. En un artículo del 9 de noviembre de 1930   que escribió para New York Times Magazine titulado “Religión y ciencia” argumentaba que existían tres etapas en la evolución de la religión. Al comienzo, decía, la gente se enfrentaba al miedo básico ante los peligros del universo, y esto llevó a la creencia de que debe haber algo poderoso cuyos caprichos marcan el destino humano. A continuación aparece la idea del dios antropomorfo que puede castigar y recompensar, lo que conduce a los conceptos de moralidad, así como a generar respuestas acerca de la vida después de la muerte. Más allá de esto, continuaba Einstein, está el sentimiento religioso cósmico, un sentimiento de la impotencia e inutilidad humanas ante la naturaleza y el “mundo del pensamiento”.

Escribió que el universo y su funcionamiento es lo que inspira este sentimiento. En este tipo de religiosidad, el practicante desea experimentar ser parte del universo en un sentido holístico del término, en contraposición a ser un individuo separado de él. Einstein citó desde los escritos de Schopenhauer hasta los Salmos de David, pasando por las escrituras budistas, como ejemplos de esta experiencia casi mística. Por último, insistió en que este sentimiento era tan universal, tan libre de dogmas, que ninguna religión en concreto lo podía abarcar y, por lo tanto, estaba intrínsecamente separado de la religión organizada. De hecho, el fin último de toda la ciencia y el arte era inspirar este sentimiento tan intenso, y fruto de él era la dedicación solitaria durante años a la ciencia de gente como Kepler o Newton. Claramente, la religión, si bien una definición muy específica de religión, era crucial en el pensamiento de Einstein
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No es de extrañar, pues, que Einstein siempre mantuviese que la ciencia y la religión se beneficiaban de su mutua asociación. En su opinión, lo mejor de la religión surgía directamente del impulso científico. Escribió: “Cuanto más avance la espiritualidad de la humanidad, más cierto me parece que el camino hacia la genuina religiosidad no pasa por el miedo a la vida, o por el miedo a la muerte, y la fe ciega, sino en esforzarse por alcanzar el conocimiento racional”. Era la búsqueda del conocimiento mismo lo que Einstein consideraba la base de la religión.

La visión habitual del público de la posición de Einstein con respecto a la religión parece indicar que ésta está llena de aparentes contradicciones. Si bien Einstein siempre mantuvo este sentimiento religioso cósmico y, en este sentido, sus menciones a dios se referían a un dios próximo al de Spinoza [*], los líderes religiosos se afanaban por atraerse a Einstein, si no a su religión, si a un “marco conceptual” próximo. Así, es fácil (si uno es religioso) ver el desarrollo de la física del siglo XX como indiciario de la existencia de “lo misterioso” en lo que, de otra forma, habría sido un universo completamente determinista. Einstein negó este extremo con toda contundencia. Cuando en 1921 el Arzobispo de Canterbury le preguntó cómo afectaba la relatividad a la religión, contestó que no le afectaba. La relatividad, insistió, era totalmente científica y no tenía nada que ver con la religión.

[*] Einstein decía que era el mismo, nosotros no estamos de acuerdo, como ya hemos mostrado en otra parte.

Publicado originalmente el 18 de julio de 2010
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  • Jules Henri Poincaré (1854–1912), junto a Hendrik Lorentz (1853–1928) se acercó al descubrimiento de la Teoría de la Relatividad Especial o Restringida antes que Albert Einstein.
  • David Hilbert, del que ya se ha hablado anteriormente en esta obra, unificó en 1915 los campos gravitacional y electromagnético al deducir las ecuaciones de Albert Einstein de la Teoría de la Relatividad y las ecuaciones de Maxwell a partir de un único principio variacional; es interesante señalar que Hilbert hizo públicas las ecuaciones de la covarianza de la Teoría de la Relatividad General antes que Einstein.

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