miércoles, enero 30, 2019

Arnaldo M. Fernández: Re-Constitución y «saber gay» Cuba, el gay saber, “la ciencia alegre” o “La gaya ciencia”


Re-Constitución y «saber gay»

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Cuba, el gay saber, “la ciencia alegre” o “La gaya ciencia”
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Por Arnaldo M. Fernández
Broward
30/01/2019

El mundo en que vivimos no es divino ni moral ni humano (…)
Lo hemos entendido por demasiado tiempo falsa y engañosamente
Friedrich Nietzsche, El gay saber (1882), § 346.

El 24 de febrero que viene se adoptó en referendo la nueva Constitución de la República de Cuba, que preserva la esencia del Estado totalitario [1] por entre cambios de apariencias como separar las jefaturas de Estado y Gobierno. Así tenemos de vuelta el dúo Presidente-Primer Ministro de la Constitución de 1940.

Este cuadro institucional se complica en virtud de que la Re-Constitución reconoce “a todas las personas el derecho a una vivienda adecuada” (Artículo 71). Si el presidente Díaz-Canel y su lugarteniente Salvador Mesa tienen ya viviendas adecuadas en la zona congelada de El Laguito [2], ¿se dará en propiedad otra similar al Primer Ministro?

El sentido de la adecuación

Quizás por llevar marca imperial, el tardocastrismo no contempla la opción racional de que la vivienda adecuada de los jefes de Estado y/o Gobierno sea el inmueble mismo que funge como sede del poder (Casa Blanca, Downing Street 10…) y en el cual el presidente residiría como inquilino, dada la limitación constitucional del cargo (Artículo 126). Por el contrario, tanto al presidente como a su primer vice y otras personas se concede la propiedad de inmuebles a los cuales tienen acceso por haberlo tenido al poder. De este modo la Inmobiliaria PALCO agrega un segmento irrentable a su nicho de mercado [3].

La residencia del presidente de la República Cuba se complementó con un murito que no iguala, pero sí evoca, aquella cerca perimetral que “Landy” Domínguez, presidente nada más que del Instituto de Aeronáutica Civil, tendió alrededor de su Jardín del Edén —Fidel Castro dixit— en Santa Angelica No. 52, esquina San Gil, Reparto Celimar (Habana del Este).

La cerca, el murito, las casas y otros muchos símbolos materiales [4] incuban la sospecha de que la Re-Constitución formal de la República de Cuba como “Estado socialista de derecho y justicia social” (Artículo 1), sigue lastrada con que no se construye el socialismo para el pueblo, sino que algunos se valen del pueblo para elaborar y preservar su noción peculiar de socialismo.

Capitalismo de Estado

La Re-Constitución pregona “un sistema de economía socialista basado en la propiedad de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción” (Artículo 18). Este tupe pueril del pueblo propietario se desmiente enseguida por la propia Re-Constitución: “El Estado dirige, regula y controla la actividad económica” (Artículo 19).

Al respecto de la democracia, Marx decía que “por más que acoplemos de mil maneras la palabra pueblo y la palabra Estado, no nos acercaremos ni un pelo a la solución del problema” [5]. Igual sucede con la propiedad y la economía. El problema estriba en que sin capital, guste o no guste, no hay economía. Y como el capital tiene que invertirse y gestionarse por alguien, la diferencia entre propiedad y control se esfuma: propiedad es control y control es propiedad [6].

Vamos a dejarnos de sonseras y apliquemos el saber gay. En el mundo en que vivimos sólo caben dos tipos de capitalistas: los particulares y el Estado. En la Isla de Cuba pintoresca, el Estado socialista es un Estado propietario-controlador de casi todo el capital.

La Re-Constitución sienta otra base de la economía: su “dirección planificada (…), que tiene en cuenta, regula y controla el mercado” (Artículo 18). También se aferra a la “planificación socialista [como centro] del sistema de dirección del desarrollo económico y social (…) previendo los equilibrios pertinentes entre los recursos y las necesidades” (Artículo 19).

Esta función previsora daría risa, si no diera lástima, en un país donde hasta el pan desaparece repentinamente. Igual suerte corre la dirección planificada, que con centralización autoritaria de las decisiones y descentralización anárquica de la ejecución provoca que el desperdicio y el latrocinio cundan por doquier, como muestran los informes de la Contraloría General. La clave disfuncional radica en que cierto think tank, llámese Junta Central de Planificación (JUCEPLAN) o Ministerio de Economía y Planificación (MEP), suplanta al mercado.

El saber gay enseña que ningún mastermind planificador paga los errores de su bolsillo ni es ángel incorruptible [7]. Y también que el mercado, además de mano, es mente invisible: calcula precios y costos, es sensible a y flexible ante los cambios, complementa la libertad de opción de los consumidores y simplifica la información [8]. La disfuncionalidad del Estado propietario-controlador puede ilustrarse de manera ejemplarizante con ese fenómeno societario kubizhe denominado Grupo de Administración Empresarial, Sociedad Anónima.

GAESA

Aunque Arturo López-Levi y otros cubanólogos opinan que, por muchos tentáculos que tenga ese pulpo del MINFAR, “eso no quiere decir que controlen la economía del país” [9], el control-propiedad o propiedad-control de GAESA es manifiesto.

GAESA no tiene empresas en los sectores punteros de las exportaciones de bienes (níquel, industria médico-farmacéutica, petróleo y sus derivados), pero sobrepuja a estos y a los demás sectores en disponibilidad de recursos financieros. Y no puede ser como consecuencia de que las empresas de GAESA generen muchos ingresos, sino más bien porque gozan de ventajas al amparo del ordeno y mando.

Todos los ingresos en moneda dura de la economía estatal van al corralito denominado Caja Central y GAESA consigue por vía expedita la llamada carta de liberación (CL) del Banco Central para efectuar sus pagos. Por el contrario, los demás esquemas empresariales demoran tanto en recibirla que a menudo afrontan dificultades de pago, aunque tengan saldos positivos en sus cuentas bancarias. De ahí que los proveedores extranjeros sean reacios a aceptar cartas de crédito emitidas por bancos u otras instituciones financieras kubizhes, excepto… la entidad financiera de GAESA (RAFIN, S.A.).

Aparte de aprovechar el dinero de otros en la centrífuga del Banco Central, GAESA paga los aranceles de aduana en moneda nacional, mientras los demás tiene que arrear con moneda dura. Así y todo, la gestión económica de GAESA no surte efecto multiplicador en la economía.

Por ejemplo, los costos de gestión de su grupo hotelero Gaviota tiene alto componente de importación y GAESA tiene que recurrir a firmas foráneas tanto para construir hoteles en asociación (v.g., con la sociedad anónima francesa Bouygues) como para administrarlos y comercializarlos (v.g., con el grupo empresarial español Iberostar). Incluso tiene que acudir a proveedores extranjeros al efecto de conseguir desde mano de obra india para el Gran Hotel Manzana Kepinski hasta los vegetales frescos para este y los demás hoteles del Grupo Gaviota. Ni la agricultura ni la ganadería ni la industria de materiales de construcción, ni siquiera el mercado laboral, despega(rá)n en Cuba por impulso de GAESA en el sector turístico.

Autocontrol

Y cuando el brigadier Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, al frente de GAESA, mete la pata en tal o cual negocio, su falla comercial o de otra naturaleza va por conducto directo —como si fuera asunto de seguridad nacional— al Ministro de las FAR para quedarse allí.

Sólo el Jefe de Estado y Gobierno, a su entera discreción, puede disponer que las acciones de auditoría, supervisión y control de la Contraloría General de la República, establecidas por la Ley 107/2009, se apliquen al MINFAR y al MININT. Ambos ministerios son jueces de sus propias causas en la administración operativa de la propiedad socialista de todo el pueblo: se rigen por normas internas de auditoría, supervisión y control. Para guardar las apariencias informan los resultados de estas acciones, una vez al año, al Contralor General.

Coda

Según el bloguero Iroel Sánchez, “el 24 de febrero de 2019 Cuba anclará el socialismo en su futuro”. Y eso me hace pensar que no han muerto al final las dudas de qué carajo se ha venido haciendo desde que Fidel Castro soltó “¡Ahora sí vamos a construir el socialismo!” [10].

Notas

[1] Vid.: Artículos 5, 18-19 y 55. El Estado totalitario se define por ausencia de oposición parlamentaria y sus rasgos esenciales, además del partido único, son la ideología oficial [martiana, fidelista, marxista y leninista], la represión política y el monopolio sobre los medios fundamentales tanto de producción como de comunicación social, así como sobre las armas.

[2] En 1914 se concedió el permiso de construcción del primer reparto curvilíneo kubizhe [Country Club Park], que adquirió su imagen definitiva hacia 1945. El proyecto incluyó dos lotes de urbanización diferentes: uno vinculado al río Quibú y otro, a un estanque artificial con aguas del río. Este paraje escenográfico gozó de mayor aceptación para levantar residencias y el uso comunitario del estanque dio pie a la denominación popular de El Laguito, que compitió con el nombre oficial de Country Club Park y prosigue vigente hoy en día.

[3] Ese nicho engloba el Cuerpo Diplomático [Cancillerías, Consulados y Residencias de los Embajadores], Representantes de Organismos Internacionales, Agencias de Prensa y Sucursales de Firmas Comerciales. PALCO dispone de más de 1 500 inmuebles en los repartos Cubanacán [ex Country Club Park], Atabey, Siboney, Flores, Náutico, Miramar y Kohly.

[4] El año pasado, Díaz-Canel viajó a once países con su esposa Lis Cuesta y el hijo de esta, Manuel Anido. Tres, eran tres, quizás para sacar provecho de la norma aduanera kubizhe de pagar en moneda nacional (CUP) los aranceles correspondientes a la primera importación dentro de cada año natural, a razón de 120 kilogramos cada uno.

[5] Glosas marginales al Programa del Partido Obrero Alemán (1875), IV.

[6] Cf.: Giovanni Sartori, ¿Qué es la democracia? [1987], Taurus (2003), 327.

[7] El filósofo cubanoamericano Emilio Ichikawa rastrea hasta Plotino (ca. 204-270) que, para llegar a la incorrupción, el ser humano tendría que aniquilarse a sí mismo y convertirse en ser divino. El ser humano suele corromperse hasta el límite en que pueda seguir siendo un simple ser humano corrupto. Más allá entraría en la corrupción inhumana.

[8] En su viejo Manual de economía política (1909), el erudito franco-italiano Vilfredo Pareto (1848-1923) demostró que tendrían que resolverse 70 699 ecuaciones para tener en cuenta, regular y controlar el mercado en una sociedad imaginaria de apenas 100 personas con 700 partidas de bienes y servicios. Hoy como ayer la JUCEPLAN, el MEP no puede dar pie con bola en una sociedad real de unos 11 millones de personas con innumerables necesidades.

[9] “¿Qué es GAESA, el consorcio empresarial de los militares de Cuba señalado por Donald Trump y cuál es su peso en la economía de la isla?”, BBC Mundo, 17 de junio de 2017.

[10] Granma, 27 de diciembre de 1986.

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