Ocaso del socialismo latinoamericano, hundimiento del castrismo.
Por Dr. Alberto Roteta Dorado
7 de abril de 2019
Santa Cruz de Tenerife. España.- América Latina tuvo un cambio radical, para su bien, a partir de la separación de varias de sus principales naciones de la corriente sociopolítica conocida como Socialismo del siglo XXI, la terrible plaga que se extendió por parte de Suramérica en los primeros años de este siglo.
La relativa acogida popular en sus inicios estuvo en relación con una carta de presentación que incluía una fuerte dosis de promesas para el bien de los desposeídos – el principal truco conquistador para atrapar a las masas proletarias a las que se refirió Marx en sus ensayos dedicados a conceptualizar lo que consideró el clímax de las sociedades–, así como una marcada “participación” proletaria en los asuntos “democráticos” de sus naciones. Puro populismo barato que cual oleada arrolladora se extendió muy rápido por Suramérica.
Si bien el fundamento del fracaso de la tendencia izquierdista en América Latina es multifactorial, y que además tuvo sus peculiaridades en cada nación, indudablemente el denominador común de la
corrupción es uno de los elementos ejes que desencadenó el inicio de la crisis socialista, algo que merece la pena abordarse luego con sentido analítico en otros estudios de este tipo,
independientemente de que el modelo socialista es totalmente disfuncional y carente de sentido.
Los ejemplos clásicos de la destrucción de las economías de los países europeos que abrazaron dicha tendencia en el siglo XX así lo demuestran, amén del eterno caos de Cuba, el centro clave de la exportación del comunismo para América, así como la penosa crisis por la que pasa Venezuela actualmente como resultado de la imposición del ineficaz y obsoleto modelo.
Veamos a través de un ejemplo concreto como se les desmorona el “paraíso” socialista a aquellos que se aferran a defender lo indefendible. La extinción de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), organismo de carácter regional envuelto en las nefastas influencias del socialismo latinoamericano, ya solo es parte de un pasado reciente. En su lugar se alza el Foro para el progreso de América del Sur (PROSUR), entidad de nueva creación que busca la reunificación de los países del sur de América bajo su nueva orientación política bien distante del socialismo de “nuevo” tipo.
Los gobiernos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú decidieron separarse de
UNASUR en 2018. Lenín Moreno, el presidente de Ecuador, quien se mostró demasiado conservador hasta hace muy poco, acaba de hacer declaraciones contundentes sobre este caduco organismo a solo unas horas antes de incorporarse a PROSUR.
Su alocución fue transmitida por cadenas de la radio y la televisión del país andino, y luego numerosos medios de prensa escrita se hicieron eco de sus palabras. Moreno comunicó el retiro definitivo de Ecuador de la UNASUR, y argumentó sus razones, entre las que se destacan: la falta de operatividad de dicha entidad –"ni participan ni construyen", según las palabras de Moreno–; el hecho de haber sido creada y sustentada por los autoproclamados socialistas del siglo XXI que nada aportaron al desarrollo de la integración de Suramérica, excepto haber mostrado el alto grado de corrupción de los gobernantes de esta tendencia; amén de denunciar "la politiquería perversa de los autodenominados socialistas del siglo XXI", como también expresó el presidente de Ecuador.
Según Lenín Moreno: "Algunos mandatarios irresponsables se encapricharon en nombrar a sus amigos a la Secretaría de la organización replicando los peores vicios del socialismo del siglo XXI (…) Unasur se transformó en una plataforma política que destruyó el sueño de integración que un inicio nos vendieron”. Suficiente como para dar como hecho el entierro definitivo de una entidad que, bajo el ropaje de la integración de Suramérica para de lograr un equilibrio, fundamentalmente en su aspecto económico, en realidad fue un instrumento político a servicio de la propaganda comunista en la región.
De ahí que con el fracaso de la izquierda latinoamericana desparezcan aquellas entidades que fueron creadas y patrocinadas con fines políticos para sus campañas demagógicas y sus fines expansionistas. La UNASUR está experimentando sepultura a partir de las contundentes declaraciones del presidente
de Ecuador, y sobre todo, con la creación del nuevo organismo que pretende suplir la ineficacia de la anterior entidad, esto es, el Foro para el progreso de América del Sur (PROSUR).
PROSUR acaba de crearse este 22 de marzo, en Santiago de Chile, una nueva entidad que pretende la reunificación de los países de esta parte del continente. Los presidentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay y Guayana, firmaron la Declaración de Santiago, por la cual se constituyó PROSUR, nuevo espacio que podrá reemplazar a la UNASUR, el fracasado organismo fruto de la deliberada maquinación de los desaparecidos Hugo Chávez y Néstor Kirchner. Se abstuvieron solo Uruguay, Bolivia y Suriname.
Pero lo más significativo de la reunión sostenida en el Palacio de La Moneda fue la Declaración final de los firmantes, específicamente el punto 5, el que directamente es determinante para la exclusión del régimen venezolano de la nueva entidad:
“Que los requisitos esenciales para participar en este espacio serán la plena vigencia de la democracia, de los respectivos órdenes constitucionales, el respeto del principio de separación de los Poderes del Estado, y la promoción, protección, respeto y garantía de los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como la soberanía e integridad territorial de los Estados, con respeto al derecho internacional”.
La creación de esta nueva entidad con la consiguiente exclusión de Venezuela puede considerarse otra derrota para el régimen de Nicolás Maduro, lo que lo aísla aún más del contexto regional, y como es lógico, el desgobierno cubano no podrá verse beneficiado de las posibles “bondades” tan esperadas siempre por el parásito régimen, que tenía sus lazos con la UNASUR a pesar de no ser miembro oficial de dicha institución.
Las múltiples sanciones que en el orden económico ha venido aplicando sistemáticamente, aunque con mayor énfasis en los últimos meses, el gobierno de Estados Unidos, amén del recrudecimiento de una crisis sociopolítica que no se solucionará hasta que se logre el exterminio del chavismo resultan
determinantes en el contexto actual de la nación suramericana como elementos contribuyentes para acelerar el necesario período transicional, lo que al final permitirá la restauración del orden democrático constitucional.
El aislamiento del chavismo está incidiendo sobremanera en el régimen comunista de Cuba, la dictadura más añeja del hemisferio. Se trata del preámbulo de una nueva agudización de una crisis permanente que comenzó en los meses iniciales de la toma del poder por el dictador Fidel Castro, y se ha extendido por casi sesenta años, alcanzando su clímax en los primeros años de la década del noventa luego del derrumbe del socialismo soviético y de Europa Oriental, y que, en breve, caerá en una fase de irreversibilidad total una vez que desaparezca el chavismo, la última sombra comunista regional, al menos significativa, toda vez que Nicaragua y Bolivia no cuentan para nada, independientemente de que ambos gobiernos tienen también sus días contados.
La condición de parasitismo obligado y de convivencia saprofítica es bien conocida por todos. Primero una dependencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y del resto del llamado campo socialista (bloque de países de la Europa Oriental y Central que abrazaron el socialismo como modelo económico y doctrina social), y luego de algunas de las naciones latinoamericanas autoproclamadas como Socialistas del siglo XXI, fundamentalmente Venezuela, de la que han estado viviendo gracias a las “bondades” del chavismo.
Se estima que el régimen venezolano regala a Cuba anualmente 1.200 millones de dólares por concepto de exportación de petróleo, a pesar de la enorme crisis económica por la que atraviesa Venezuela. Según las últimas declaraciones de Julio Borges, el embajador del presidente Juan Guaidó en el Grupo de Lima, esto representa el 20% de la economía cubana actual.
No obstante, el propio Juan Guaidó ha sido enérgico al plantear que Venezuela no seguirá enviando su petróleo al régimen de La Habana, algo que ha ratificado este sábado durante su intervención en la gigantesca marcha contra el madurismo, en lo que se ha considerado la fase final para derrotar al régimen opresor.
Con la extinción del Socialismo del siglo XXI y de sus absurdos organismos de aparente función integracionista y de apoyo económico –además de UNASUR, la Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA) –, lo que va quedando como remanentes de esta tendencia irá entrando en su fase resolutiva.
El final definitivo está próximo. Sin Venezuela el castrismo se hundirá en las profundidades abismales toda vez que no podrá sobrevivir a una nueva agudización de su eterna crisis.
*************
1 Comments:
Compatriota Alberto Roteta Dorado.........su comenatrio alcanzo la perfeccion......esta tan completo en la descripcion de los parasitos comunistas que tanto mal han causado en
nuestra America Latina que no ha dejado espacio para mi comentario....Usted lo ha dicho todo.
......solo me queda felicitarlo por su magnifico comentario.
Publicar un comentario
<< Home