domingo, julio 07, 2019

Carlos Alberto Montaner: Fidel Castro, el Comandante Playboy


FIDEL CASTRO DISFRUTANDO DE LAS MIELES DEL PODER Y  DE LA ATRACCIÓN AFRODISIACA Y SEDUCTORA QUE DE ESTE EMANA



 
************


Fidel Castro, el Comandante Playboy

Por Carlos Alberto Montaner
7 de julio de 2019

Decía Bob Hope, en tono profesoral, que en la vida todo había que comenzarlo por el principio. Hacía una breve pausa y seguía, risueño: “menos Playboy que se comienza por el medio”. Y tenía razón: el centerfold de la revista solía traer una señora estupenda provocativamente desvestida. Era una publicación “para adultos”. Fidel Castro estaba entre sus lectores, pero lo más importante es que se dejó entrevistar varias veces por el magazine. Sabía, intuitivamente, que la manera más rápida de llegarle al ciudadano norteamericano era a bordo del papel couchéde esa revista.

Abel Sierra Madero ha investigado el romance de Fidel Castro con Playboy  y el de todas las revistas para adultos con Fidel Castro, con la revolución y con los cubanos y, especialmente, con las cubanas. El título de su libro es el que tomo prestado para este artículo. Resulta realmente increíble lo que ha encontrado y coleccionado. El libro está lleno de reproducciones de las primeras páginas de los magazines.No en balde Sierra es historiador, graduado en Cuba, y ha estudiado un doctorado en literatura en una buena universidad de New York.

En el epílogo, Sierra Madero cuenta su historia y la de su familia. Eran de origen muy humilde. Su abuela era lavandera y su abuelo cortaba caña. Creyeron en la revolución y se beneficiaron de ella. Escalaron socialmente. Su madre estudió ruso en la URSS. Pero Abel nació en 1976. Era de un par de generaciones posteriores al fenómeno revolucionario. Sus abuelos vivieron y murieron deslumbrados por Castro. Para Abel, cuando llegó la edad de efectuar juicios políticos, especialmente tras el desmoronamiento de la Unión Soviética y el fin del comunismo europeo, el Comandante era el ComaAndante. Un tipo latoso, indiferente a la realidad, que hablaba incesantemente cosas sin sentido. No veía la historia a través de los mitos. Cuando pudo, escapó de Cuba.

El libro que Abel ha escrito es sorprendente. Nada supe de las fantasías sexuales de esas publicaciones con mis compatriotas, incluidas las fantasías sadomasoquistas, entreveradas con historias reales muy conocidas, como la de Marita Lorenz, la alemanita de 18 años a la que Fidel, supuestamente, violó, embarazó y luego obligó a abortar contra su voluntad.

¿Qué hay de cierto sobre la hipersexualidad de Fidel Castro? Creo que no es verdad. Me parece que tiene razón Juan Reinaldo Sánchez, el jefe de los escoltas del Comandante (La vida oculta de Fidel Castro), citado por Sierra, cuando lo presentó como un tipo normalillo, incluso tímido, aunque poseía decenas de casas espectaculares, regadas por toda la Isla, en las que recibía a sus esporádicas amantes, mientras mantenía a su santa esposa, Dalia Soto del Valle, lejos del radar de los cubanos, quienes conocieron de su existencia tras llevar 25 años de casados y tener cuatro hijos en común.

La atmósfera de sensualidad de la Isla acaso comenzó con la primera campaña publicitaria en la que se mezclaron el producto que se quería vender (los tabacos) y el sexo. En el siglo XIX se contaba que unas tabaqueras voluptuosas torcían los puros sobre sus muslos sudorosos en medio del clima ardiente de Cuba. Aunque no fuera cierto, los muy puritanos estadounidenses se quemaban de deseos y adquirían los tabacos para cerrar los ojos y soñar mientras fumaban, hasta que Bill Clinton mezcló la realidad con la fantasía y utilizó un puro como un extraordinario juguete sexual. (Nunca un habano fue más famoso).

Pese a esas revistas de dimes y diretes no creo que la sociedad cubana fuera especialmente sensual. Lo he escrito otras veces: Cuba, antes de la revolución, era una sociedad formada en la pacata tradición hispano-católica en la que copular –como dicen los vascos- “era más un milagro que un pecado”.

Había, por supuesto, prostíbulos, pero esa costumbre, también española, italiana y francesa, estaba relacionada con la santidad de las mujeres honorables. Como también había unos discretos gángsters  que explotaban los ocho casinos de juego que existían en La Habana y compartían sus “beneficios” con el corrupto Fulgencio Batista

Incluso, cuando las revistas estadounidenses de la entrepierna dibujaban a una Cuba lujuriosa, la policía política cubana había inventado un delito, la dolcevita, por el que castigaba a los “revolucionarios” que realizaban “fiestas de perchero” (para colgar las ropas cuando se desnudaban).

Más aún: en los primeros años de la revolución a estos idiotas les dio por cerrar las “posadas” o moteles furtivo en los que la parejas se daban cita. Un buen amigo, que había conquistado a una señora casada con un hombre feroz, se disponía a hacer el amor en una de esas posadas, cuando escuchó a un dirigente revolucionario que gritaba desde un megáfono en las afueras del motel: “compañero, la revolución no puede tolerar estas inmoralidades. Salgan inmediatamente de las habitaciones y váyanse. No serán detenidos”.

Como mi amigo le temía al marido de la dama en cuestión, hizo una memorable canallada. Le dijo que no quería exponerse y que ambos saldrían solos. Ella lo miró con desprecio, se vistió y se marchó para siempre. Él espero unos minutos y se aventuró a salir. Lo esperaban numerosos vecinos con ánimo de divertirse. Le gritaron mil cosas, pero la palabra que más le hirió fue la que corearon incesantemente: “paje .., paje .., paje .. .

Mi amigo nunca más pudo contactar a la señora casada. Creo que se suscribió a Playboy.Ahí debió leer las entrevistas que le hicieron a Fidel Castro.
*******************
Tomado de https://www.telemundo.com

Seis mujeres en la vida de Fidel Castro

Por Café Fuerte
Noviembre  26, 2016

La vida amorosa de Fidel Castro, como el resto de su existencia, ha estado marcada por numerosos mitos.

El líder revolucionario tuvo numerosos amoríos, algunos comprobados, otros no. Algunos que han trascendido han estado sazonados por la imaginación de sus ex amantes.

En una entrevista concedida en 2014, su ex escolta Juan Reinaldo Sánchez contó que Castro “no es el típico mujeriego cubano, que cambia constantemente de amante, pero podía tener dos o tres a la vez que le duraban años”.  Entre estas mujeres mencionó una azafata llamada Gladys y Juana Vera García, su traductora e intérprete de inglés durante cuatro décadas.

Es conocido que Castro galanteaba con las mujeres que quería conquistar, enviándoles flores y regalos.

Además de varias relaciones estables, a Castro se le atribuyen romances con personalidades como la actriz italiana Gina Lollobrígida -quien lo entrevistó en 1974. Tuvo además dos hijos conocidos de dos romances: Jorge Angel Castro Laborde, nacido en 1956 fruto de su relación con una admiradora, Maria Laborde.

Muchos romances rumorados han sido negados por las mujeres presuntamente involucradas.

A continuación te contamos cuáles fueron seis de las mujeres más importantes en la vida de Castro.

Mirta Díaz-Balart:
La primera esposa de Fidel Castro. Se casaron el 12 de octubre de 1948, Cuando Castro tenía 22 años y ella, 20. Al año siguiente nació el primogénito, también llamado Fidel. Mirta era hermana de Rafael Díaz-Balart, un prominente político, miembro de la Cámara de Representantes y empleado del ministro de gobernación del gobierno de Fulgencio Batista. Castro conoció a Mirta, entonces estudiante de Filosofía, a través de Rafael.

El matrimonio estuvo marcado por el incipiente activismo del joven Castro y sus diferencias con su familia política. Cuando fue encarcelado, tras el ataque al Cuartel Moncada en 1953, Mirta lo siguió visitando en prisión y al decir del historiador Rafael Rojas fue un contacto importante pues les hizo llegar a personalidades cubanas, como el historiador Jorge Mañach, varios documentos de Castro desde el presidio, entre ellos el borrador de su alegado “La historia me absolverá”, que el insigne intelectual ayudaría a editar.

En julio de 1954, Castro escuchó por la radio que Mirta había sido despedida del ministerio de Gobernación y enterarse de una vez del empleo y el despido lo vio como una afrenta, que abrió una brecha irreparable entre los esposos.

La pareja se divorció al año siguiente, también luego de que Mirta supiera de la relación amorosa de Castro con Natalia Revuelta. Ella se casó poco después con Emilio Núñez Blanco, con quien tuvo dos hijas. La pareja se mudó a España desde mediados de la década de 1960. Fidel Castro Díaz-Balart fue enviado a estudiar a la Unión Soviética y al regreso a Cuba quedó al cuidado de la familia paterna.

Madre e hijo mantuvieron contacto y se vieron con frecuencia en Europa a partir de los años 90. Hacia la década del 2000 Mirta Díaz-Balart comenzó a viajar a la isla, donde reside su hijo.

La rivalidad política entre los Castro y los Díaz-Balart persiste hasta nuestros días. Dos de los sobrinos de Mirta Díaz-Balart -hijos de su hermano Rafael- se hicieron en miembros del Congreso de Estados Unidos y han mantenido una postura abiertamente anticastrista.

Natalia Revuelta:
Bella, de ascendencia inglesa, exquisitamente educada e inteligente, Naty Revuelta ofreció su mansión del barrio de Miramar para que Fidel Castro y sus amigos conspiraran y organizaran el ataque el Cuartel Moncada, en 1953.

Naty era empleada de la compañía Esso y estaba casada con un famoso cardiólogo con quien tuvo su primera hija, Natalie.

Conoció a Castro en noviembre de 1952 durante un acto en la Universidad de La Habana. Era militante del Partido Ortodoxo y fue fundadora del Movimiento 26 de Julio.

Durante el encarcelamiento de Castro en Isla de Pinos, sostuvo una apasionada correspondencia amorosa con él y tras su liberación continuó el romance durante algunos meses. En esos encuentros fue concebida Alina, quien nació el 19 de marzo de 1956.

Castro conoció a su hija tras lograr el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista, pero Alina sólo supo quién era su padre cuando llegó a la adolescencia.

El esposo de Revuelta, Orlando, se exilió en Miami con la pequeña Natalie a inicios de los años 60.

Aunque Naty Revuelta estaba esperanzada en reanudar su relación con Castro tras el triunfo revolucionario, esto no se produjo.

Trabajó como empleada del gobierno y mantuvo una activa vida social, participando incluso en recepciones de dignatarios extranjeros. Revuelta nunca abandonó Cuba y le profesó devoción a Fidel Castro hasta el final de su vida, en 2015 a los 89 años.

Isabel Custodio:
Mientras Naty mantenía viva la ilusión de reencontrarse con Castro, y Mirta le presentaba el divorcio, Castro empezaba un romance en México con la joven hija de exiliados españoles. Se conocieron en el patio de una cárcel en México, cuando Isabel Custodio fue a acompañar al artista Néstor Almendros, quien iba a fotografiar a Castro y sus compañeros, detenidos brevemente.

Custodio era estudiante de Filosofía y Letras y pronto comenzó un romance de nueve meses, que reveló en su libro “El amor me absolverá”, de 2005. Según la mujer, fue secuestrada por agentes del gobierno de Fulgencio Batista y Castro la rescató. También asegura que le propuso matrimonio y ella aceptó momentáneamente pero luego cambió de idea a causa de las presiones familiares y del grupo de revolucionarios -entre ellos el Che Guevara- que la veían como una burguesa de izquierda.

El romance terminó antes de que Castro se embarcara en la expedición a Cuba con el yate Granma. Custodio se convirtió en periodista, escritora y activista feminista en México, donde todavía reside.

Celia Sánchez Manduley: Considerada por sus biógrafos el amor más importante en su vida, era seis años mayor, y como Castro, oriunda de la región oriental de Cuba. Se conocieron en las montañas, hacia 1956, cuando Castro apenas organizaba una guerrilla en la Sierra Maestra.

Celia organizó y supervisó el envío de suministros a los rebeldes en Sierra Maestra, reclutó voluntarios y fue uno de los principales puntos de contacto. Se dice que nunca estaba muy lejos de Castro, y se convirtió en su mano derecha.

El periodista estadounidense Tad Szulc, quien visitó a los rebeldes en las montañas, dice que Celia era la única persona con poder sobre Fidel Castro. El comandante Huber Matos asegura que nunca los vio discutir y era evidente que entre ellos había una relación íntima, que ni ella ni Castro confirmaron nunca, pero de la cual abundan testimonios.

Tras el triunfo de la revolución, el apartamento de Celia en el Vedado se convirtió en la segunda casa de Castro. Ella le cocinaba, y supervisaba sus alimentos.

Era secretaria de la presidencia del Consejo de Ministros y creó en 1964 la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, dedicada a la conservación de documentos.

Celia Sánchez se convirtió en la mujer más poderosa de Cuba y una especie de primera dama en la sombra, a la que miles de cubanos -incluso opositores- acudían a pedir favores, que ella concedía en casi todas las ocasiones. Creyente en la religión afrocubana o santería, se cree que su influencia fue decisiva para que el gobierno de Castro adoptara una actitud más tolerante hacia esa religión.

Era indispensable para Fidel Castro y a la vez que se hacía de la vista gorda ante los amoríos del líder, incluida su relación -paralela- con Dalia Soto del Valle.

Fumadora empedernida, Sánchez murió en 1980, a los 59 años, de cáncer de pulmón. Varias personas allegadas creen que el impacto de la muerte de su compañera tuvo un efecto negativo en Castro e incluso en su cercanía con las masas, que ella propiciaba.

Poco después Castro anunció públicamente que dejaría el hábito de fumar y sólo tras la muerte de Celia se casó con su segunda esposa, Dalia Soto del Valle.

Dalia Soto del Valle:
  A pesar de ser la mujer que más tiempo ha estado al lado de Castro, es la más enigmática y de la que menos se conoce.

En la década del 70 comenzaron los rumores entre los dirigentes de que Fidel Castro tenía una relación estable con una bella mujer de Trinidad, en el centro de la isla, desde mediados de la década de 1960. Tuvieron cinco hijos varios: Angel, Antonio, Alejandro, Alexander y Alexis.

Soto del Valle, 20 años más joven que Castro, era la maestra y directora de la escuela privada de Punto Cero -como se conoce a una de las residencias de Castro- a la que asistían, sus hijos y los de otros altos dirigentes de la revolución cubana.

Aunque la existencia de Soto del Valle era conocida en los círculos del poder, no fue hasta 2001 que apareció una imagen suya en la televisión cubana.

Después que Castro enfermó y se alejó del poder en 2006, Dalia fue fotografiada y filmada en numerosas ocasiones junto a él, particularmente durante visitas de dignatarios extranjeros. Sin embargo, ni siquiera en tales momentos los cubanos escucharon hablar a la esposa de su líder histórico.

Marita Lorenz:
En 1959, a los 19 años de edad, Lorenz -de padre alemán y madre estadounidense- llegó a La Habana con su padre a bordo del barco de este, MS Berlin. Castro fue a visitar la embarcación, y esto -según ella- marcó el inicio de un romance que duró varios meses, durante los cuales la joven permaneció en La Habana. Lorenz dice que quedó embarazada del líder cubano y fue obligada a abortar a los seis meses, aunque otros testimonios apuntan a que el hijo era de un ayudante de Castro.

Despechada, en 1960 Lorenz habría regresado a La Habana con la intención de envenenar a Castro por encargo de la Agencia Central de Inteligencia, CIA. En su relato a la periodista Ann Louise Bardach, Lorenz dijo que le entregaron dos pastillas que lo matarían en el acto, pero que no tuvo valor de usarlas en su ex amante.

Además asegura que este se dio cuenta de sus intenciones, le puso una pistola calibre 45 en la mano y luego, al ver que ella no la usaba, le dijo: “Nadie puede matarme”.

Lorenz cuenta la historia de su affaire en su libro “Querido Fidel - Mi vida, mi amor, mi traición”, publicado en 2001.

Años después, Lorenz dijo haber tenido un romance -y otro embarazo frustrado- con el presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez. También aseguró que conoció al asesino de John F. Kennedy, Lee Oswald, a través de exiliados cubanos.

La mujer ha tenido una amplia presencia mediática a lo largo de su vida, que sin dudas llegará a su punto climático cuando la afamada actriz Jennifer Lawrence la interprete en una película que llevará su nombre “Marita”.

Juana Vera García: Traductora del inglés Fidel Castro durante cuatro décadas, dese 1975, y luego de su hermano Raúl. Según Juan Reinaldo Sánchez, ex guardaespaldas de Castro, y otras personas cercanas al círculo del poder, Vera -de 61 años y coronel de los servicios de inteligencia- fue amante del líder cubano e incluso se le atribuye uno de sus hijos, Abel. 

(Juana F. Vera García, traductora y Coronel de la Dirección de Inteligencia junto a Fidel Castro y  Roberto Robaina, entonces supuesto Ministro de Relaciones Exteriores, aunque Raúl Castro le expresó,  en los años 90 del soglo XX,  a la prensa internacional cerca de la Base Naval de Guantánamo que ¨Fidel es el que dirige la política exterior de este país¨)

En una inusual entrevista en 2003, Vera dio muestras de su devoción por el líder cubano: “asevera que "Para mí es el hombre más grande que dio el siglo XX... En él confluyen el filósofo, el pensador, el estadista, el combatiente, el estratega militar, el dirigente político, el conductor del pueblo, el maestro, el artífice de una revolución'', dijo emocionada. Y En el documental Comandante (2003), el cineasta Oliver Stone le pregunta a Castro sobre su traductora y este responde: “Sí, muchas veces conoce ya mis ideas, no se da cuenta y se adelanta”. 
**************
Noa del Bloguista de Baracutey Cubano
Fragmento de video de entrevista  a Isabel Custodio la mujer que supuestamente, según ella,   dejó plantado en el altar a Fidel Castro. En una ocasión oí  que cuando Naty Revuelta fue embarazada de Alina Fernández Revuelta a México a ver a Fidel Castro con respecto a ese embarazo,  conoció de la relación que tenía Fidel Castro con una mexicana de 16 años y que Fidel Castro no quiso hacerse responsable de ese embarazo del cual posteriormente  el Dr. Orlando Fernández se hizo cargo. Algo extraño,  pues Fidel Castro (quizás por el trauma psicológico de no haber sido reconocido por su padre hasta que fue adolescente) reconoció a muchos de sus hijos tenidos fuera del matrimonio. Algunos contemporáneos tenían la opinión  que Naty tenía ideas avanzadas para su época; años después Fidel Castro de manera extraoficial reconoció la  paternidad de Alina.



***********
Univision Noticias
Published on Nov 28, 2016
El encuentro inesperado entre una maestra y un joven cambió el rumbo de la vida para uno de ellos. Mentiras, identidades falsas y olvido fue lo que siguió en la historia de amor idealizado de Lía Cámara y el joven que lideraría la revolución cubana.

Otra novia mexicana de Fidel Castro


***************
Nota del Blogguista

Muy buen artículo de Camilo Loret de Mola donde muestra realmente lo que ha sido el feudo y ¨el derecho de pernada¨ en la finca del sátrapa.
El hombre nuevo que se decía construir, ha sido una de las hipocresías más grande de la tiranía.

Ellas tienen el atenuante de la inmadurez con su recién estrenada juventud y la admiración hacia aquellos supuestos héroes y salvadores de la Patria; ellos ....

Conocí muy ligeramente a dos de esas Reinas o Estrellas del Carnaval Habanero, una era de Guanabacoa y estudió Licenciatura en Química cuando yo estudiaba Matemática a finales de los 60s y principios de los 70s, cuando ella fue elegida estaba en el Pre de Guanabacoa ; la otra vivía a la entrada de Mantilla y fue de las últimas que hubo.

Me parece, no estoy seguro, que la protesta fue con la elección de la pobre y desgraciada Georgette, estudiante universitaria de la CUJAE, si mal no recuerdo.En su sepelio fue la única vez que hablé con El Caballero de París, ya queme hizo ciertas preguntas al ver el entierro.
*****************
Tomado de http://www.penultimosdias.com


Reinas

Por Camilo Loret de Mola




Para las más bellas había opciones añadidas. La posibilidad de convertirse en estrella prometía un futuro luminoso en una época en que todo sucedía una vez al año. Con entusiasmo, las hermosas criollitas se sometían cada verano al escrutinio de un jurado improvisado para seleccionar a las ninfas que presidirían los carnavales habaneros.Eran arropadas con maxifaldas y mitones calurosos, sentadas como tontas en una carroza de brillos y falsos espejos, remolcadas por un tractor soviético que mal disimulaba su rojo chillón entre estrellas y lunas de papier mache. Las ganadoras desfilaban por el malecón de la ciudad, lanzando serpentinas tan lejos como podían, como si con cada esfuerzo se desprendieran de las libretas de racionamiento, los apagones y las guaguas.



A diferencia del Grupo de Apoyo del Comandante en Jefe o la difícil escuela del MINFAR, la selección de las bellas del carnaval era una cantera de cuadros, un vivero humano o servicio de de asistencia para los más altos niveles de la Revolución donde la capacidad de trabajo o la vinculación a las actividades políticas no ejercía influencia alguna.

Por supuesto, la aventura no terminaba luego de figurar cada noche después del Alacrán. El verdadero escenario comenzaba cuando las divas descendían de la carroza. Era entonces que se iniciaba el jugueteo profesional, la puja, la subasta revolucionaria por las hembras.Como mercancías de lujo, las elegidas serían disputadas entre los generales y doctores del momento. Estos segundos espectáculos nunca fueron televisados, ni tuvieron lugar a la vista de palcos, tribunas y borrachos. A puertas cerradas, lejos de “afrokanes” o guaracheros, los panzones y las valkirias discutían contratos prenupciales antes de someterse a la cabalgata final. De tales concilios se desprendieron matrimonios famosos, amantes históricas y hasta algún que otro crimen pasional.


Al populacho sólo se le permitía disfrutar del paseo triunfal de cada noche y de los bretes de la selección inicial. En esa época en la que toda actividad social había sido sustituida por consignas y mártires, poder seguir por unos momentos la pasarela, los desfiles y las preselecciones de las aspirantes era como un escape nocturno al mundo de Oz.

El duelo de belleza se dirimía en el coliseo de la Ciudad Deportiva, la televisión y la radio reportando en vivo y ventas de tiquetes para cajitas y bebidas: audiencia garantizada y cautiva. Muchas veces la favorita era descalificada por razones que nunca quedaban claras. Como en aquella oportunidad en que ganó una muchacha con el corte de pelo estilo “medieval” y el sugestivo apellido Tirado, mientras el auditorio prefería a una hermosa trigueña con el número 14. Todos los presentes, las más de dos mil personas que habían aplaudido como autómatas hasta ese momento, de repente corearon hasta el cansancio el dígito de la despojada. Los métodos de edición y postproducción de la época no permitían modular la trasmisión y el evento llegó sin censura a todas las casa como un ejemplo de indisciplina social, con una reina que recibía la corona entre rechiflas y unos luceros asustados por el tremendo alboroto. La animadora que cubrió el show nunca pudo superar los improperios que le dedicaron y hasta el día de su muerte la sola mención del número 14 en su presencia provocaba una tensión evidente y una retahíla de justificaciones tardías. Al final, la reina rechiflada y la aspirante descalificada tuvieron su merecido consuelo en los brazos de sendos generales.



En la otra selección, la que se hacía a puertas cerradas, también se respetaban niveles y escalafones. El alcalde de la Habana, con algo de beduino a cuestas, y el Presidente de la FEU, una especie de leprocornio alcohólico, servían de pastores del rebaño de lujo, y mantenían informado al sátiro mayor de la calidad de la manada de ese año y mientras preparaban a las damas para el encuentro trascendental, jugaban a confesores y cómplices entre los senos de las aspirantes al trono.

Agrupadas en uno de los hoteles de lujo que quedaban y siempre simulando sorpresa, las aspirantes finalistas eran sometidas al examen del nuevo dueño, quien llegaba palpando nalgas y sopesando bocas para luego dictar preferencias y orden de consumo. Los esfuerzos por ocupar los primeros puestos de la lista se hacían evidentes durante el corto encuentro inicial: sobreactuaciones, miradas lánguidas y excesiva atención a cada chiste o comentario inocuo del dictador. También se valía algún empujón o un codazo oportuno a la rival cercana: olvidar un poco la compostura podía ayudar a montarte en el carro de la suerte. Las no favorecidas quedaban a disposición de las rondas de consuelo.

La crème de la crème era invitada al cumpleaños más importante del país, como si se tratara de una especie de regalo de los organizadores. De allí a terminar simulando gozo entre las sábanas del poder y compartiendo su desnudez ante las miradas de los escoltas, sólo había un paso. Algunas no sobrevivieron al juego, como la hermosa de nombre francés, que atribulada por su romance oportuno, cruzó la calle ensimismada, coincidiendo con un temible Berliet, camión francés que obligó al ministro de gobierno a aparentar en velatorios como si se tratara de un amante real.

El espectáculo terminó por desaparecer, pero no el deporte de los nuevos príncipes, sátiros verdeolivo en busca permanente de las ninfas de turno.

Hoy, divorciadas o con maridos venidos a menos, repasando por última vez el paquete de fotos manchadas, releyendo cada recorte de prensa o pedazo de papel que lanzarán definitivamente al fuego de las vanidades, aquellas reinas de una noche comprenden que también fueron víctimas, manipuladas y abandonadas justo con la aparición de sus primeras arrugas o el ensanchamiento de la cintura, juguetes del retozo de los poderosos. Mujeres comunes que en su belleza creyeron encontrar un atajo a la felicidad y hoy sobreviven sus miserias mientras extrañan a los nietos en el exilio.

Camilo Loret de Mola
Miami

1 Comments:

At 4:00 p. m., Blogger Angel Riguero said...

Falto en este comentario..........cualquier semejanza con Bill Clinton es pura coincidencia.

 

Publicar un comentario

<< Home