jueves, agosto 15, 2019

Marlene Azor Hernández escribe sobre el hecho que La «liberación de las fuerzas productivas» desapareció de la narrativa oficial de la tiranía Castrista de Cuba


La «liberación de las fuerzas productivas» desapareció de la narrativa oficial

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El impacto de la visita del presidente Barack Obama a la Habana, produjo el pánico en la dictadura cubana
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Por Marlene Azor Hernández
Ciudad de México
15/08/2019

Las medidas de respuesta al impacto positivo de la visita del presidente Barack Obama en abril del 2016, a nivel nacional e internacional, hicieron evidente la nula capacidad de negociación de la dictadura estalinista cubana. Los arrestos arbitrarios rompieron el récord con 9.351 ciudadanos arrestados ilegalmente en el año 2016, aunque el aumento de la represión fue ascendente desde el inicio de las negociaciones con la Unión Europea y las negociaciones secretas con el gobierno de los EEUU desde el 2014[1].

Menciono, como evidencia del pánico de la dictadura, el texto de Fidel Castro “El hermano Obama”, uno de los textos más cantinflescos escritos por el dictador, en el cual le endilga al presidente de los EEUU su propia incompetencia para dirigir un país.

Más tarde, en el 2017, la policía política cubana escribió dos manuales

impresentables contra la socialdemocracia (que serían los demócratas estadounidenses) y con la descripción de los métodos de la policía política para monitorear la discrepancia en Cuba: “Centrismo en Cuba: otra vuelta de tuerca hacia el capitalismo en Cuba”, y “Sin confusión: o socialismo o capitalismo” ambos con el prólogo del comisario político Miguel Henríquez Lagarde que no aparece como graduado universitario, y la colaboración con varios textos del comisario político Iroel Sánchez, ingeniero de profesión, ambos dedicados a reprimir a los intelectuales cubanos discrepantes[2]. Es interesante señalar que ambos textos desaparecieron de los blogs digitales, que dirigen estos dos comisarios políticos: La pupila insomne y Cubasí, durante el 2018, fruto del ridículo no de “corrección política”.

El entonces vicepresidente del país Miguel Díaz Canel, el 13 de febrero del 2017, video filtrado en agosto de ese año, ordenó que los medios masivos de comunicación no publicaran los ejemplos positivos de los nuevos emprendedores cubanos. Una línea política que continuó con el congelamiento de las licencias privadas más lucrativas y la eliminación definitiva de otras el 1ero de agosto del 2017. Un año y medio después, durante el cual se mantuvo el congelamiento de licencias para la gestión privada, entra en vigor la legislación contra la propiedad privada que reduce el cuentapropismo a un autoempleo privado precario y la prohibición de la PYMES que no son reconocidas legalmente en el país hasta hoy.[3]

El 24 de mayo 2019, los Decretos ley 365 y su reglamento 354, sobre las cooperativas agropecuarias, regulan desde el reglamento interno de las cooperativas, así como sus relaciones con actores económicos estatales. Refuerzan el control y la dependencia de las cooperativas al Estado y legalizan las restricciones en insumos, créditos, producción y distribución, ingresos, a la discrecionalidad de los funcionarios públicos cubanos. Abocados a un nuevo período de hambruna, el gobierno continúa asfixiando la producción de alimentos por las cooperativas y el sector privado de la agricultura, el mayor proveedor de los alimentos en el país.

Los economistas cubanos dentro y fuera del país han propuesto la expansión de las libertades económicas y la unificación monetaria y cambiaria desde la década de los 90s del siglo pasado sin que la dictadura los escuche. Es más, los comisarios políticos de la Escuela Superior del PCC han tildado de “neoliberales”, es decir “enemigos”, a los economistas que con cuidado, sistematicidad y evidencias públicas monitorean la situación económica del país y hacen propuestas alternativas. Entre ellos se encuentran los especialistas: Pavel Vidal, el profesor Carmelo Mesa Lago, Omar Everleny, Pedro Monreal, Mauricio de Miranda Parrondo, Humberto Pérez González, Oscar Fernández Estrada, Lázaro González Rodríguez, Juan Ferrán Oliva entre otros. Es una línea analítica crítica de la economía cubana que si no existiera tendríamos que inventarla, contra el oscurantismo medieval estalinista de la nomenclatura cubana, hija natural del ignorante PCC. La dictadura no permite y reprime la discrepancia de todos los especialistas cubanos si no coinciden con el disparate político, jurídico y económico de turno.

La economista e investigadora Ileana Díaz Fernández nos ofrece un balance de los últimos 30 años sobre la legislación y política del trabajo privado en Cuba.[4]

“Normas jurídicas vigentes desde el 7 diciembre de 2018 para el ejercicio del trabajo por cuenta propia frenan en vez de contribuir a su avance, advierte un estudio de la Red de Emprendimiento e Innovación de la Universidad de la Habana, integrada por profesores de diferentes facultades y centros de esta institución, así como de algunas entidades externas”.[5]

“La red analizó esas regulaciones desde el punto de vista del derecho y a la luz de diversos discursos que fundamentan la aceptación de este tipo de gestión no estatal y de la Conceptualización del Modelo Económico y Social y la Constitución de la República, que refrendan la propiedad privada”.[6]

“Su estudio concluye que las normas aprobadas por el Consejo de Ministros se dirigen en reversa: exceso de documentos (29) y trámites que representan barreras para la obtención de las licencias, endurecimiento de las contravenciones, excesos de inspecciones, la definición de veinte y dos organismos rectores del trabajo por cuenta propia (con departamentos para su atención),la exigencia de una cuenta fiscal con dos meses de impuesto como saldo, cobro de impuesto por la fuerza de trabajo contratada desde el primer trabajador, etc., entonces: ¿Dónde queda la racionalización del aparato estatal?, solo 304 disponibles son trabajadores por cuenta propia en La Habana de 184.000 cuentapropistas. Se paró la racionalización, pero el cobro de un impuesto por empleado en el sector del trabajo por cuenta propia siempre fue contraproducente con la intención de que asumiera empleo proveniente del sector estatal”.[7]

“¿Qué lecciones aprendemos de la práctica internacional? En América Latina es común que exista una entidad que sea quien regule, incentive, fomente y apoye a las pequeñas y medianas empresas, más allá de que diversos organismos dicten políticas públicas abarcadoras para todo tipo de empresas.¿Cómo esperar que con estas medidas convirtamos el trabajo por cuenta propia en pequeñas y medianas empresas? No se observa intencionalidad real”.[8]

“En el 2010 renace el trabajo por cuenta propia alcanzando un crecimiento de más del 70 por ciento en 2011. En estos nueve años no ha dejado de crecer, sin embargo, en 2018 solo aumentó en dos por ciento, de nuevo un retroceso. Cuando se esperaban incentivos, aparecen un conjunto de normativas jurídicas que representan control, control y más control. En el análisis de cada una de las etapas transitadas se observan semejanzas y diferencias, pero lo más significativo es el pobre papel que siempre se le ha otorgado a este tipo de trabajo en la economía: actividades autorizadas de bajo valor agregado, desempeñarse en sus domicilios (o arrendamiento de locales del estado), discrecionalidad por parte de los poderes populares en decidir diversos aspectos (otorgar y quitar licencias, imponer multas, decidir tasas impositivas y hasta precios), ninguno o pobres mecanismos de financiamiento, tasas impositivas sin fundamento (como la que se impone a la fuerza de trabajo), etc”.[9]

“Si como se ha repetido este tipo de trabajo es complementario al estatal, eso no quiere decir marginal, eso significa que hay que establecer una institucionalidad que incentive, apoye y genere condiciones para propiciar un tejido productivo sin asimetrías [de poder] entre todas las formas de propiedad”.[10]

La autora agrega que se han anunciado, sin precisarse, nuevas flexibilizaciones para el trabajo por cuenta propia, algo que generará mayor número de normativas a las ya existentes, y contraproducente para facilitar el trabajo privado.

¿La dictadura escuchará en esta ocasión a sus economistas o seguirá en el disparate económico? Personalmente creo que dictadura incompetente al fin, seguirá entorpeciendo el trabajo privado y cooperativo en el país para que su ineficiente empresa estatal no tenga competencia en igualdad de condiciones. Los meses siguientes nos dirá si hay cambios de política o continuidad de la incompetencia. No es que “los de abajo” no sepan, es que “los de arriba no quieren”. Por el momento, los comisarios culturales y políticos nos tildan de “enemigos” a los que exigimos cambiar radicalmente la legislación para incrementar la oferta de alimentos, de bienes y servicios privados y cooperativos. La “liberación de las fuerzas productivas” consigna esbozada por el PCC desde el 2007, desapareció de la narrativa oficial.

Marlene Azor Hernández es Consultora del Observatorio cubano de Derechos Humanos, sede en Madrid, y doctora en Ciencias Sociales y Humanidades por la UAM, México.

[1] Marlene Azor Hernández, ¿Y la represión?, En Cubaencuentro.com, 27 de junio de 2017.
[2] Marlene Azor Hernández, El manual del PCC y de la seguridad del estado cubana. En Cuabencuentro.com, 31 de enero de 2018.
[3] Marlene Azor Hernández, “El Gobierno se demora año y medio para prohibir las PYMES en Cuba”. En Cubaencuentro.com, 19 de julio de 2018.
[4] Largo y tortuoso es el camino… del trabajo por cuenta propia. En ProgresoSemanal.us del 7 de agosto del 2019.
[5] Ídem.
[6] Ídem.
[7] Ídem.
[8] Ídem. Es necesario agregar que según cifras oficiales publicadas en Cubadebate.cu en días recientes el 36 % de la PEA cubana está desempleada, es decir, más de 2 millones 600 mil personas están sin empleo en edades productivas.
[9] Ídem.
[10] Ídem.

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