jueves, abril 22, 2021

Fallece Monseñor Mario Aguilar Donazar quien fuera Canciller de la Diócesis de Pinar del Río y Cura párroco de la Catedral de Pinar del Río, Cuba

 
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Ha  partido hacia la Casa del Padre mi amigo y sacerdote Mario Aguilar; siempre fue muy atento conmigo y con toda mi familia.  Recuerdo cuando me regaló La Biblia pastoral que me llevó a la lectura correcta de La Biblia, pues en mi adolescencia había hecho una lectura equivocada de la misma, lo cual me llevó a no asistir a la Iglesia por muchos años,  pues aunque nunca negué mi creencia en Dios, rechazaba al Dios castigador y cruel del Viejo Testamento; esa  experiencia con la lectura de La Biblia  me llevó a escribir mi artículo Razón y Fe: ¿Cómo leer La Biblia?, publicado en el número 14 de la revista Vitral del  Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis Pinar del Río. Lo  recuerdo, en particular, en  los bautizos de mis hijos, en  nuestras Primeras Comuniones y en mi Matrimonio.  También lo recuerdo cuando varias personas ya bastante mayores  salieron presurosas (del Salón de los Cristales de dicha Catedral donde yo estaba impartiendo Estudios Bíblicos)   en su búsqueda  porque estaban escandalizadas porque yo les estaba diciendo cosas diferentes a las que recibieron en el catecismo cuando eran niñas... El Padre Mario bajó de su habitación, las oyó y entró al Salón de los Cristales donde aclaró que todo estaba bien; el Padre Mario tenía la opinión que yo era una persona  ortodoxa respecto a lo que escribía e impartía en mis clases de Estudios Bíblicos; es decir: no me desviaba de  la doctrina de la Iglesia Católica.

Monseñor Mario Aguilar  siempre estará en el corazón  de  toda mi familia y en la de muchos feligreses que conocieron de su gran vocación de servicio y de su fidelidad a la Iglesia.

Video del año 2 000  donde aparecen Monseñor Mario Aguilar y el Obispo  José Siro González Bacallao


Sus feligreses pinareños  lo visitaban en  el Hogar para Sacerdotes ¨San José¨ ,  en La Habana, para retribuirle el amor que él sembró en ellos

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Obituario de Mons. Mario César Aguilar Donazar

En el día de hoy 22 de abril de 2021 a las 8: 00 de la mañana, Dios ha llamado a uno de sus siervos más fieles. Ha partido al encuentro con su Creador  Mons. Mario César Aguilar Donazar. 

Los actos fúnebres se realizarán en La Habana, se celebrará una Misa de cuerpo presente a las 2:00 pm y será trasladado al cementerio Colón donde descansarán sus restos mortales.

Este querido sacerdote de nuestra diócesis nació en Guanajay el 20 de septiembre de 1945. A los 18 años decidió responderle Sí a la llamada que el Señor le hacía y entró en el Seminario del Buen Pastor en Arroyo Arena el 11 de septiembre de 1963. 

Durante sus vacaciones viajaba a la parroquia Sta. Teresa de Jesús en Mariel, zona oriental de la diócesis, para dar cursillos bíblicos. 

El 3 de diciembre de 1970, en el día en que la Iglesia celebra a San Francisco Javier, santo de su devoción, y ante familiares, amigos y fieles de comunidades parroquiales cercanas; luego de muchos años sin ordenación sacerdotal en la diócesis de Pinar del Río, el P. Mario César Aguilar Donazar estaba siendo ungido sacerdote, luego de haber cursado estudios en el Seminario “El Buen Pastor” de La Habana, siendo obispo de Pinar del Río, Mons. Manuel Rodríguez Rozas. El lema escogido y que lo acompaña durante toda su vida fue tomado del salmo 15: “Mi suerte está en tus manos”. Comenzaba una nueva etapa en su vida que dejaría huellas memorables en el corazón de quienes le hemos conocido.

Su primer servicio pastoral, como sacerdote, fue en Artemisa sustituyendo durante 6 meses al P. Pellón. 

Desde el 13 de junio de 1971 hasta septiembre de 1973 por dos años y tres meses fue Cura Párroco de Los Palacios. Allí invitaba a estudiantes universitarios católicos del Mariel a pasar unos días durante las vacaciones, y éstos lo acompañaban en sus actividades pastorales, motivando el espíritu misionero entre ellos. 

En septiembre de 1973 pasó a Artemisa donde continuó apoyándose en los jóvenes de las comunidades donde había servido para coordinar actividades para esta zona pastoral. En aquella etapa empezaba a reorganizarse el “Apostolado Seglar de la Diócesis” (ASO), después de la extinción de la Acción Católica en la década del 60. El P. Mario fue quien impulsó este intento de reorganización de los laicos. 

El 29 de agosto de 1976 fue designado Párroco de Consolación del Sur. Eran tiempos difíciles pero él activó el movimiento de “Ministros de la Palabra” al que se incorporaron 12 miembros. Así fue posible que todas las semanas hubiera actividad en todas las capillas de la parroquia. 

Es importante destacar que estos fueron años muy duros para la Iglesia dada la realidad política que vive la Isla. En esta época los templos quedaron casi vacíos por el exilio de sus fieles y el sistema marxista comunista que impera en Cuba, recrudecido en las primeras décadas después del triunfo de la Revolución.

El P. Mario era una persona acogedora con todas las familias. Era una época en que no había carro en la parroquia pero él, en guagua, no dejó de ir a ningún lugar. Era muy trabajador y vivía con mucha sencillez en el apartamento detrás de la Iglesia, con poco espacio, y todo en condiciones muy pobres.

Reactivó e hizo funcionar regularmente el Consejo Parroquial. Había, a veces debates animados en éstos, pero lo que el P. Mario hacía, siempre lo consultaba antes con los laicos. Había también un pequeño grupo de jóvenes que nunca se separó de la Iglesia, buena parte de los jóvenes que frecuentan la parroquia hoy son hijos de aquellos.

El 10 de febrero de 1984 el P. Mario fue designado Párroco de la Catedral. Pronto fue nombrado Vicario General de la Diócesis. Fue Asesor Diocesano de Pastoral de la Salud por casi 17 años. Siempre apoyo la labor de los Ministros de la Palabra y la Eucaristía en todas las parroquias y comunidades que atendió. Nombrado  Canciller de la Diócesis, llevando los documentos jurídicos de la Iglesia con suma organización. También fue Asesor del Apostolado Seglar Organizado (ASO), el Movimiento Católico de Animación Social (MCAS) y la Comisión de Liturgia.

En 1994 se funda la Hermandad de ayuda al Preso y sus familiares, siendo su primer Asesor el P. Mario Aguilar. Un año más tarde se instituyó en la diócesis la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, y su primer responsable fue también el P. Mario Aguilar, hasta el año 2002.

Algo que siempre lo ha caracterizado en su pastoral ha sido su facilidad de acercamiento a los niños y a los ancianos. Ha sido muy sensible también al problema de los presos, con quienes mantenía correspondencia así como el apoyo directo a sus familiares. 

En los meses de verano la Catedral se volvía la sede de los encuentros juveniles, convivencias, fiestas, asambleas, retiros, viajes que vinculaban a jóvenes de comunidades cercanas creando lazos de amistad. Como Iglesia Madre, el templo tenía un constante movimiento diocesano que unía la formación, la oración y la diversión. Bajo sus normas, cuidando siempre a la Iglesia en su dimensión humana y divina, las puertas del templo estaban abiertas a toda esta vida laical de la diócesis. 

En la mañana del 23 de mayo de 2001, llegó la noticia de que el P. Mario había sufrido un trágico accidente, del cual no se pudo recuperar y desde entonces se encontró con grandes limitaciones físicas para realizar su labor como sacerdote, aunque esta experiencia la supo vivir como hombre de Dios, ofreciendo toda su situación por la vida de su pueblo. Desde ese momento se trasladó al Hogar para Sacerdotes, San José en La Habana, donde pasó sus últimos 20 años.

El Santo Padre le otorgó la Orden Pro Ecclesia et Pontífice en el mes de febrero de este año, la cual no llegó a recibir físicamente. Dios lo premia en el Cielo por su entrega y amor a la Iglesia.

Pidamos al Señor por su eterno descanso. Llegue nuestra cercanía y oración a sus familiares, amigos y hermanos en el episcopado.

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Tomado de https://iglesiacubana.org/


50 AÑOS DEL PADRE MARIO AGUILAR COMO SACERDOTE DE JESUCRISTO

Arquidiócesis de La Habana, La Habana, 5 de diciembre de 2020: Cualquier tarde de jueves, de principios de los años 70 podía verse la figura corpulenta del Padre Mario recorriendo los 9 kilómetros que separan a San Diego de los Baños de la Carretera Central para ir a atender a la pequeña comunidad en la centenaria iglesia que años más tarde él mismo repararía. A veces lograba tomar el ómnibus, a veces alguien lo recogía. De regreso, ya en la noche, si no había ómnibus, se quedaba a dormir en un banco de la iglesia, que cuando aquello no tenía habitación para el cura, porque no quería molestar, la comunidad de entonces nunca lo supo.

Mario César Aguilar Donazar fue ordenado sacerdote en Guanajay, Diócesis de Pinar del Río, actual provincia Artemisa, el 3 de diciembre de 1970 y fue destinado a las parroquias de Los Palacios y San Diego, luego sirvió en Artemisa y Cabañas, posteriormente en Consolación del Sur y por último en la Catedral de Pinar del Río.

El P. Mario es de esos curas que “cubre mucho terreno”, siendo un predicador locuaz de verbo sencillo y penetrante, un consejero atinado y un buen amigo, aunque a veces no fuera muy agradable lo que tenía que decir.  Ha sido especialmente sensible por los más necesitados consiguiendo medicinas, llevando a ancianos a turnos médicos o gestionando ayudas. Ha sido un hombre trabajador y estricto, que combina el buen humor y el trato cariñoso con una fuerte disciplina y autoridad. Fue fundador de varias comunidades urbanas y en el campo, y brindó asistencia religiosa a muchos reclusos, siendo uno de los fundadores de la Pastoral Penitenciaria en Pinar del Río. Varias generaciones de pinareños tenemos mucho que agradecerle.

En 2001 un accidente automovilístico lo dejó paralítico y desde entonces vive en el Hogar Sacerdotal San José, junto a la Iglesia de Paula en La Habana. Para un hombre tan activo esta nueva realidad fue especialmente difícil, pero la ha asumido como parte de su vida sacerdotal: orando, celebrando la Eucaristía y atendiendo a personas.

En la mañana del jueves 3 de diciembre último, se celebró la acción de gracias en la iglesia de Paula presidida por el Cardenal Juan García Rodríguez, Arzobispo de La Habana y concelebrada por Mons. Jorge Serpa y Mons. Juan de Dios Hernández, obispos Emérito y Titular de Pinar del Río, respectivamente. Concelebraron también varios sacerdotes pinareños y habaneros.

¡Gracias por tu vida de entrega querido Padre Mario!

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