viernes, agosto 20, 2021

Roberto Álvarez Quiñones: Cuba no sufre una crisis, sino tres al mismo tiempo. La dictadura castrista, por totalitaria, puede estrangular a todo un pueblo con tres azotes. La Drogueria Sarrá

 
Tomado de https://diariodecuba.com/

Cuba no sufre una crisis, sino tres al mismo tiempo

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La dictadura castrista, por totalitaria, puede estrangular a todo un pueblo con tres azotes.

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Por Roberto Álvarez Quiñones

Los Ángeles

20 agosto 2021

El azote en Cuba sin control del Covid-19, que está matando a más de 100 ciudadanos cada día (no importa las cifras reducidas que dé el MINSAP), y que según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) es una de las peores situaciones de la pandemia a nivel mundial, completa el panorama de la más dramática crisis nacional sufrida en la Isla probablemente desde que Cristóbal Colón pisó tierra en Bariay hace 529 años.

Porque es una tragedia-desgracia que es multifacética. Se trata de tres grandes crisis a la vez, y no de una sola. Y las tres ocasionadas, o agravadas, por una dictadura comunista que ya va a cumplir 63 años de edad. Y ahí está el detalle, nunca en América ha habido otra tiranía totalitaria. Eso lo explica todo.

La dictadura castrista es muy diferente a todas las conocidas en el continente americano, precisamente por su carácter totalitario. Es la única que ha existido. Por eso puede prácticamente estrangular a todo un pueblo con tres látigos al mismo tiempo:

1) La peor crisis sanitaria en su historia republicana; 2) la mayor escasez de alimentos, medicamentos, productos de aseo, combustible y de todo, paralelamente con la quiebra financiera del Estado y el empobrecimiento sin precedentes de la población, que ya pasa hambre; y 3) la más obsesiva, masiva y salvaje represión del pueblo ocurrida en suelo cubano y probablemente en toda América Latina.

Muertes por Covid en Cuba sextuplican el promedio mundial

A finales de julio, Cuba constituía el primer país de América Latina y el cuarto del mundo en contagios de Covid-19, según información ofrecida por el doctor peruano Ciro Ugarte, alto funcionario de la OPS, una entidad históricamente "amiga" del castrismo. Ugarte reveló que en Cuba 20 de cada 100 pruebas de Covid-19 son positivas y que el promedio de muertes semanales por ese virus es de 52 por millón de habitantes, ¡seis veces! el promedio mundial.

¿Ha habido algún otro pueblo en América que haya sido flagelado y atenazado al mismo tiempo por tantos flancos a la vez? Al menos en los últimos 100 años no se conoce de ningún otro caso parecido siquiera.

Los textos de historia en América Latina, los medios de prensa y la izquierda en general se muestran horrorizados por las atrocidades cometidas por las dictaduras de Augusto Pinochet en Chile, la de los gorilas argentinos, y otras. Pero jamás mencionan los crímenes de los hermanos Castro. Ni siquiera los reconocen. Y siguen hablando de la "revolución cubana" incluso después del monumental estallido social del pasado 11 de julio.

Silencian que las tantísimas dictaduras que ha habido y hay en América Latina han sido autocracias militares corruptas tradicionales, mientras que la castrista es la única comunista y totalitaria. Y que ninguna tiranía hizo tanto daño a su pueblo como la cubana.

Hija natural del caudillismo heredado de España —en hibridación con el caciquismo precolombino—, y condimentada con el nacionalismo y el populismo retrógrado, las dictaduras militares se arraigaron de tal manera en Latinoamérica que dieron origen a un género dentro de la narrativa literaria continental: la novela de dictadores. Desde la independencia de las naciones latinoamericanas ha habido dictaduras en casi todos los países de la región.

Pero en todas ha prevalecido la propiedad privada y la economía de mercado. Por ejemplo, cuando el dictador militar tradicional Augusto Pinochet reprimía y encarcelaba a miles de chilenos la economía avanzaba a un ritmo tal que el país devino el de mayor desarrollo de la región, y la pobreza fue reducida a niveles mínimos.

En Cuba el sistema comunista castrista no solo ha asesinado al menos tres veces más ciudadanos que Pinochet, ha golpeado, torturado y encarcelado a muchas decenas de miles más de personas que el general chileno, sino que encima convirtió a Cuba (uno de los tres países con mayor nivel de vida en 1958), en uno de los países más pobres y peor alimentados de América, junto con Haití.

Criminalizan la libertad de expresión en internet

Para no ir muy lejos, a la más masiva represión gubernamental conocida nunca en el continente la dictadura comunista que sigue encabezando Raúl Castro acaba de agregar la censura oficial de internet y la criminalización del ejercicio de la libertad expresión en internet.

El 17 de agosto de 2021 el Gobierno decretó que es delito y conduce a prisión "la divulgación de noticias falsas", el "ciberterrorismo". Traducido del lenguaje totalitario castrista eso significa que queda prohibido por ley opinar libremente, criticar al Gobierno, sus dependencias, al Partido  Comunista y su burocracia en las redes sociales, así como conectarse con otras personas para intercambiar opiniones, o con vistas a celebrar actividades culturales o sociales que la dictadura considere potencialmente peligrosas políticamente.

No hay otro pueblo en el hemisferio occidental que sufra semejante mordaza en la red comunicacional que ha transformado la sociedad moderna.

La tasa de contagio en Cuba es diez veces superior a la mundial

En cuanto a la salud pública, ya vimos que el azote del Covid-19 coloca en Cuba entre los peores países del planeta. El doctor Ugarte, de la OPS, reveló que la cepa Delta se expande exponencialmente por toda Cuba y que el número de enfermos se ha multiplicado por ocho en dos meses y es ahora de 5.639 por millón de habitantes, ¡diez veces! el promedio mundial.

Y ojo, todas esas son estadísticas basadas en datos del MINSAP, que miente por motivos políticos y distorsiona la realidad para no dañar la imagen de la "potencia médica". En verdad, la tasa real de contagios de Covid-19 en Cuba puede que sea 12 o 13 veces superior a la media mundial.

Si la pandemia fulmina a cubanos por toda la Isla es por responsabilidad de Raúl Castro, su asistente Miguel Díaz-Canel y de toda  la cúpula gubernamental. Cuando el mundo entero cerraba las puertas al turismo, ellos abrieron las de Cuba de par en par y lanzaron una campaña internacional para atraer turistas de todas partes. Luego de tener que cerrarlas por fin, las abrieron de nuevo hace tres meses y, con miles de rusos, llegó a la Isla la más agresiva cepa Delta. Y luego, por no abrir la economía al sector privado y haber arruinado la economía cubana, no tienen tampoco recursos para enfrentar a la pandemia.

Además, los jerarcas castristas no aceptaron las vacunas ofrecidas por el programa COVAX de la OMS. Se negaron a vacunar a los cubanos y decidieron crear una vacuna cubana para lucrar con ella si resultaba exitosa. No fue exitosa. Los vacunados (meses después que en el resto de Latinoamérica), se enferman y mueren de Covid-19.

De la crisis alimentaria es igualmente culpable la dictadura que, pese a las dramáticas evidencias de que el modelo comunista no sirve y hambrea al pueblo, se niega a desmantelarlo y a liberar las fuerzas productivas del campo y la ciudad.

La rebelión popular del 11 de julio exigió al dictador, a su generalato, al Partido Comunista y sus esbirros, y a toda la burocracia castrista, que el régimen hambreador comunista sea echado abajo. Los cubanos lanzados a las calles mostraron su deseo de ser dueños de su propio destino.

Pero los vividores que mandan en el país lejos de escuchar el reclamo popular lo que ha hecho es agravar a palos las tres crisis que los acogotan. ¿Hasta cuándo? Puede que no por mucho tiempo.

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DROGUERIA SARRÁ

Publicado por Derubín Jácome4 de marzo de 2016

Los catalanes José Sarrá y su tío Valentín Catalá, boticarios, llegaron a Cuba a mediados del siglo XIX para hacer carrera y probar fortuna en los negocios. Pero lograron mucho más, porque los Sarrá conquistaron La Habana y aunque en 1885 existían más de 65 farmacias que vendían tanto patentes nacionales como extranjeras, poco después, la fundada por ellos será la más importante.

Estos catalanes crean la “Sociedad Catalá, Sarrá y Co.”, y fundan en 1853, en una pequeña casa de la calle de Teniente Rey, la farmacia “La Reunión”, con la estrategia de proveer no solo productos farmacéuticos de alta calidad, sino hacerlo a precios razonables. Para ello invierten 50.000 pesos en la fundación de esta farmacia y droguería, en La Habana Vieja, junto a un pozo de agua pura, que resultaba idónea para la elaboración de sus medicamentos.

El establecimiento, orientado a la venta al por mayor, se llamó “La Reunión” ya que unificaba las farmacias tradicional y homeopática. La primera quedaría a cargo de José y la segunda por su tío, quien también asumiría la contabilidad. Montaron un laboratorio que poco tiempo después ya surtía de ungüentos, sales, jarabes, extractos y otros productos a farmacéuticos y hospitales de toda Cuba.

En 1858 se incorpora a la empresa otro familiar, el también científico y negociante José Sarrá y Valldejulí, sobrino del cofundador. Siete años después, Valentín les venderá su parte para establecerse por su cuenta en Barcelona. La antigua Sociedad es disuelta y se constituye la “Sarrá y Co.”

Sarrá Valldejulí, el nuevo socio, realizaría grandes cambios en la empresa, comprando algunas propiedades en la manzana donde se encontraba la farmacia y mejorando la botica, a la que le agregó oficinas, almacén y un laboratorio aún mayor, adquiriendo nuevos equipos, como una máquina de vapor para hacer pulverizaciones o presas para extraer aceite de ricino. Sacaría al mercado nuevos productos propios de gran éxito, como la “Magnesia Sarrá”. También destaca la formación de más de cien farmacéuticos en estos laboratorios.

Fue tal la importancia de esta droguería, que en el año 1881 su Majestad Alfonso XII de España le concedió al Dr. José Sarrá el título honorífico de “Farmacéutico y Droguero de la Real Casa” y otorgándole el uso del Escudo de Armas Reales en las muestras, facturas y etiquetas de sus productos. Para 1883 se instalará la Droguería y Farmacia “La Reunión” en su edificio de Teniente Rey y Compostela.

(José Sarrá, fundador de la que fue muy relevante drogueria o farmaceútica Sarrá, Junto a su esposa Celia Hernández Buchó y su hijos, María Teresa, Celia y Ernesto José)

En el nuevo edificio, la importancia del negocio crecerá en proporción a su amplitud, manteniendo el primer lugar entre las de su clase. En 1898 muere su dueño fundador y la dirección de la casa pasa a ser propiedad de la firma “Viuda de José Sarrá e Hijo”, conformada por la señora Doña Celia Hernández y Buchó, viuda de Sarrá y su hijo Ernesto, que aunque solo contaba con 19 años, ya se distinguía en sus estudios de la carrera de Farmacia. En manos de ambos la casa mantuvo siempre su lugar prominente, hasta quedar finalmente como único propietario su hijo.

Es precisamente esta tercera generación de propietarios, con Ernesto Sarrá Hernández a la cabeza, la que en las primeras décadas del siglo XX transforma el prestigioso negocio en uno de los emporios más importantes de Cuba.

En 1912 será Ernesto quien adquiere varias casas en la esquina de Teniente Rey, Habana y Compostela, que unido a los anteriores edificios forma un conjunto de 18 nuevos inmuebles con una superficie de 13,000 m2. El prestigioso negocio se transforma en uno de los emporios más importantes de Cuba, con 46 edificios, 600 empleados y más de 500 productos, llegando a ocupar más de 45 edificios con 40,000 metros cuadrados de área.

Para tener una idea del crecimiento del negocio, se adquieren las casas de la calle Compostela nº 87, 89, 91, 93, 95, 97, 99, 101, 103 y 105; en Teniente Rey la nº 35, 39, 52, 54, 56, 58 y 60 y en la calle Habana las nº 126, 128, 130, 132, 134 y 136. Ocupando casi completamente los tres frentes de una manzana, lo que le permitía tener 33 vidrieras de exposición hacia la calle. En la calle Buenos Aires nº 21 se encontraban los garajes para guardar los camiones que hacían el servicio de la casa.

La Droguería llegó a ser más que una farmacia y un laboratorio de especialidades farmacéutica, biológicas y opoterápicas, sino también una Tienda por departamentos, una fábrica de jabón, de perfumes, insecticidas y desinfectantes, locería, cristalería, juguetería y un almacén de suministros para lecherías de materias primas para dulcerías y panaderías.

También introdujo técnicas de marketing moderno, como regalar perfumes e invitar a merendar a los mejores compradores en la tienda de la droguería, sección “Atracciones Sarrá”. La “Droguería Sarrá” no solo llegó a ser la droguería más grande de Cuba y de Latinoamérica, sino incluso la segunda del mundo tras la norteamericana “Johnson”.

Por su excelencia y méritos alcanzados, en 1934 el “Congreso de la República de Cuba” le concede a la “Droguería Sarrá” el uso del Escudo de la República para que apareciera también en las muestras, facturas y etiquetas. En la Universidad de la Habana y la Universidad de Villanueva se establece el “Premio Sarrá”, que se otorgaba anualmente a los mejores estudiantes de farmacia.

El imperio Sarrá tuvo un largo siglo de vida en Cuba y además del prestigio alcanzado en sus negocios, como evidencia del esplendor alcanzado por esta familia, puedo citarles las residencias de dos miembros de esta familia:

La de su fundador, ocupada actualmente por el Ministerio de Cultura, es la espectacular mansión enclavada en la calle 2 esquina a 13 en el Vedado y la de una de sus hermanas es el llamado “Palacete Velasco Sarrá”, erigido en 1912 en el destacado emplazamiento de La Habana Vieja, que actualmente ocupa la sede de la “Embajada de España” en Cuba, que recibe el edificio en 1984, después de muchos años de abandono tras su expropiación a la familia a comienzos de la década del 60.

En 1999, un grupo de nietos y de bisnietos del Dr. Ernesto José Sarrá establecieron en el Estado de la Florida la corporación “Sarra Natural Products”, para ofrecerle al público la misma calidad, confianza y excelencia que prestigia el nombre Sarrá. Los Productos Naturales Sarrá se venden en farmacias y droguerías en la Florida, New York y New Jersey.

El edificio principal de la “Droguería Sarrá” está considerado como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Actualmente es Museo de Farmacia.
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Tomado de https://www.elnuevoherald.com/

Cuba antes de 1959: prosperidad y frustraciones de una república

Por Jaime Suchlicki
19 de diciembre de 2008
(fragmento)

Para 1959, los indicadores económicos apuntaban a una economía moderna en pleno desarrollo. El per cápita de los cubanos era de $431 similar al de España e Italia. Cuba tenía una de las tasas de mortalidad infantil más baja del mundo (37 por cada 1,000); un alfabetismo del 80 por ciento, tercero en América Latina, después de Argentina y Costa Rica; y el tercer número más alto mundialmente per capita de médicos y dentistas. Cuba tenia más de 40 laboratorios farmacéuticos que producían el 50 por ciento de las medicinas que se consumían en la isla. En 1959 Cuba era el tercer país en América Latina en número de radios y televisores.
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Tomado de http://scielo.sld.cu/pdf/far/v50n1/far16116.pdf

(publicado en Revista Cubana de Farmacia. 2016;50(1) )

Preparaciones farmacéuticas de los siglos XIX y XX en la región oriental de Cuba

Por Clara Aurora Zúñiga Moro
Universidad de Oriente Santiago de Cuba.
 Cuba.

(Fragmento, página 8)
Ya en la segunda mitad del siglo XX, con el incremento en el país de laboratorios de firmas nacionales y extranjeras y la avalancha de productos farmacéuticos en el mercado, se impusieron medidas restrictivas en este sentido. En la XLI Asamblea Médica Nacional celebrada en La Habana, los días 12 y 13 de enero de 1957, se acordó recomendar a la clase médica que en toda oportunidad en que se realizara propaganda de algunas especialidades farmacéuticas se debía solicitar la identificación para corroborar que el producto estuviera elaborado por una industria aprobada por el Consejo de Medicamentos, Alimentos y Cosméticos del Colegio Médico Nacional. En 1959 se produce la primera edición de la Guía Farmacoterapéutica cubana, con amplia información en relación con las especialidades medicamentosas que se elaboraban, distribuían o envasaban en las industrias nacionales y extranjeras que habían recibido el Certificado de Industria Aprobada del Consejo de Medicamentos. Los laboratorios que recibían este certificado eran sometidos a la inspección y vigilancia de ese consejo y sus productos eran analizados periódicamente en el Laboratorio de Investigaciones Científicas de esa institución. Aparecían con esta categoría unos 70 laboratorios, la gran mayoría de ellos representantes de firmas internacionales como los laboratorios Selles S.A., Linner, Hoffman La Roche y otras firmas de sociedades nacionales como Labrapia de Cuba S.A., Instituto biológico cubano y Laboratorios Planas de la Cuba industrial farmacéutica S.A. (31)

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1 Comments:

At 3:32 p. m., Blogger Fer said...

Excelente el artículo de la Droguería Sarra, que es como se conocía. Mi padre trabajo allí de empleado y visite el lugar varias veces de niño, todavía recuerdo el ambiente de trabajo que había y el olor especial. Que hubiera sido de Cuba de no haber llegado la llamada Revolución con tantos empresarios de éxito como los Sarra?. Saludos.

 

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