jueves, febrero 16, 2023

Porfirio_ Documental sobre el patriota y mártir Porfirio Ramírez fusilado, junto a otros por alzarse en armas en contra de la incipiente dictadura Castro comunista que lleva más de 60 años oprimiendo a Cuba


Porfirio Remberto Ramírez Ruiz


Porfirio


********

Tomado de https://www.cubamemorial.net/

Porfirio Remberto Ramírez, héroe y mártir

Foto de 1959 donde se señala a Porfirio Remberto Ramñuez  en un acri de ka Escuela de Comercio de Santa Clara 

Por Angel Cuadra

Porfirio Remberto Ramírez ha de figurar en la verdadera historia de este período largo y tenebroso de la mal llamada revolución cubana, como uno de los primeros y más significativos héroes y mártires entre los estudiantes cubanos que ofrendaron sus vidas en la lucha por rescatar la libertad y la democracia, enfrentándose a la tiranía castrocomunista, el traidor injerto soviético impuesto en Cuba por Castro y su pandilla gobernante, que controlaron, al cabo, el lamentable proceso revolucionario que abarca la segunda mitad del Siglo XX, y aún perdura en la Isla bajo el control policial y el terror de un régimen totalitario sin precedente hasta entonces en Latinoamérica.

Porfirio Ramírez era uno de los herederos de la que podríamos llamar “estirpe” estudiantil que, en otros momentos, fue contestataria frente a los errores y males en las administraciones públicas, proyectando sus voces y sus acciones en los asuntos nacionales. Estirpe amordazada hoy casi por completo, aplastada por la represión y mediatizada por el compromiso cómplice que impone el régimen castrocomunista.

Consecuente con aquella tradición, Porfirio Ramírez se incorporó al ejército rebelde contra el gobierno de Fulgencio Batista, tras el Golpe de Estado de marzo de 1952, y llegó a tener el grado de capitán en aquellas filas guerrilleras.

Al triunfo de la insurrección, Ramírez se reintegró a la vida civil en Las Villas, llegando a ser electo presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en la Universidad de Las Villas

Ante la traición de Castro y su grupo, que desviaron el proceso revolucionario hacia una tiranía comunista, Porfirio Ramírez, junto a otros excombatientes del Ejército Rebelde, volvió a la lucha guerrillera, ahora en condiciones más difíciles y por razones más fundamentales que las de la oposición contra el gobierno batistiano.

Capturado en combate, Porfirio Remberto Ramírez fue asesinado en el paredón de fusilamiento, el 12 de octubre de 1960, en el campo de tiro de La Campana, en las afueras de Las Villas, junto con otros cuatro patriotas procedentes de la misma lucha anterior a 1959: Plinio Prieto, Angel del Sol, Sinesio Walsh y José Palomino Colón.

(Porfirio Remberto Ramírez  ya prisionero en Topes de Collantes)

El enjuiciamiento de Porfirio Ramírez creó una ola de protesta, primero en la Universidad, en la que aquél era presidente de los estudiantes de dicho centro, y también en la ciudad de Santa Clara donde era Ramírez persona querida y miembro de una familia de prestigio en aquella localidad. Familia a la que se sabe que Castro le prometió que respetaría la vida de Porfirio; promesa que, como es norma en ese dictador sin honor y palabra, no cumplió.

Con similar cinismo actuó Castro, informado de que estudiantes de la Universidad Central estaban preparando una manifestación pública en respaldo de la vida de su presidente Porfirio Ramírez. Sobre este caso me contó personalmente un familiar cercano al entonces Rector de dicha universidad, que Castro le comunicó a dicho Rector, Dr. Oliver, que pidiera a los estudiantes que no efectuaran el proyectado acto de calle, que él prometía que no fusilarían a Porfirio Ramírez. Confiando en la palabra del entonces Primer Ministro, Fidel Castro, aquel acto de calle no se efectuó; pero sí se llevó a efecto el fusilamiento del líder estudiantil Porfirio Ramírez.

Es importante para la historia verdadera de Cuba, tan adulterada por la tiranía gobernante, resaltar la memoria de héroes y mártires significativos en esta lucha por la libertad, la democracia y la autenticidad, en fin de la nación cubana.

En días recientes la Revista Enepecé ha dedicado su No. 41, en lo mayor, a rememorar la figura de Porfirio Remberto Ramírez, en sus palabras editoriales y en artículos de Roberto Jiménez, Juan Manuel Pérez-Crespo y Enrique Encinosa.

Asimismo, el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo recientemente publicó el libro “Mártires del Escambray”, coordinado por Pedro Corzo, y el documental “Porfirio”, por Daniel Urdanivia, sobre dicho líder estudiantil. Documentos que han podido llegar a Cuba, y que leerán y verán posiblemente estudiantes que residen actualmente en la Isla. Ellos recibirán ese otro recado de estudiantes que en el pasado no lejano pusieron en alto la tradición histórica del estudiantado cubano, en la que he llamado esa especie de “estirpe” de aquellos jóvenes que, como Pedro Luis Boitel y Porfirio Remberto Ramírez, se ofrendaron en afanes y sacrificios por rescatar y preservar la libertad y la democracia como valores esenciales y básicos de la nacionalidad cubana; valores y sueños por los que antes habían luchado los fundadores de la nacionalidad cubana desde los días de las guerras de independencia.

Legatario de aquellos valores, y para hablar a los oídos y las almas de los estudiantes actuales y futuros en la tierra cubana y en el destierro, resuenen altivas y terminantes, dolientes y hermosas, las palabras que, antes de ser asesinado, escribió Porfirio Remberto Ramírez, con el anhelo de “sembrar el ejemplo para futuras generaciones… Sé que voy a morir dentro de pocas horas, pero no tengo miedo… sé que mi muerte no habrá sido en vano”.

***************

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Con los fusilamientos Castristas  desde antes del triunfo de la Revolución  no sólo se estaba fusilando a los  sentenciados  sino también a la Justicia ya que las parodias de juicios,  mal llamados juicios de los tribunales revolucionarios,   carecían de las garantías procesales y donde  prácticamente ya estaban dadas las sentencias antes de celebrarse  esa pantomima y burla  a la verdadera Justicia. No era muy raro que antes de comenzar   un juicio    se encontraran  en  la sala del juicio, o en un lugar cercano y visible,  los ataudes de los que serían fusilados.
*****************

Causa 829 de 1960, otro capítulo de fusilamientos masivos en la campaña de terror de Fidel Castro



 Un fusilamiento a manos del Ejército Rebelde.


Por Pedro Corzo
Octubre 12, 2018

Este 12 de octubre se cumplen 59 años de la ejecución ante el paredón de fusilamiento de cinco luchadores por la democracia en Cuba, entre ellos Porfirio Ramírez Ruiz, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de Las Villas.

La lucha contra el castrismo tiene una cosecha de mártires aterradora. Muchos cayeron en combate, otros miles fueron ejecutados ante el paredón sin haber sido sometidos a un proceso judicial que garantizara sus derechos, murieron en las prisiones o simplemente se cuentan como desaparecidos.

Sin embargo hubo un juicio, que aunque en cierta medida era similar a procesos anteriores, marcó la pauta de cómo el régimen procesaría en el futuro a sus enemigos.

Fue un enjuiciamiento masivo por la gran cantidad de encausados, también porque el gobierno difundió ampliamente el juicio, como parte de una extensa e intensa campaña de terror que se inició desde los primeros días que los Castro accedieron al poder.

La causa 829 de 1960, involucró a más de cien personas, en su mayoría campesinos. Algunas de los indiciados habían sido figuras notables en el proceso insurreccional.

Las autoridades le dieron al juicio una proyección nacional, fue transmitido por radio, y el público que presenció el proceso, era en su mayoría miembros del ejército rebelde y antiguos compañeros de lucha de algunos de los procesados.



(Fotografías de los fusilados en la Causa Causa 829 de 1960.)

La sede del espurio proceso fue el Teatro del regimiento Leoncio Vidal de Santa Clara.

Héctor Caraballo, recuerda que la mayoría de los familiares de los presos se aglomeraron en las proximidades del inmueble y que cercanos a ellos, estaban los partidarios del régimen que gritaban desaforadamente paredón.

Señala Caraballo que las madres y esposas de los procesados, en su mayoría campesinos de apariencia muy humildes, le pedían a los oficiales que custodiaban la entrada del teatro que les permitieran pasar para ver a sus deudos, derecho que le fue otorgado a muy pocas personas.

En varios lugares de la isla hubo protestas, pero las más fuertes fueron en Santa Clara, el estudiante Luis Salvador Albertini cuenta que cientos de sus compañeros se concentraron en la iglesia del Buen Viaje con el fin de marchar por las calles de la ciudad para reclamar que la vida de los enjuiciados fuera respetada, pero que como la convocatoria había sido pública, el gobierno organizó a sus partidarios que armados de cabillas de hierro y bates de pelota, golpearon brutalmente a los que se manifestaban.

Los acusados no contaron con una defensa apropiada. La mayoría de los familiares de los incriminados no fueron informados de la fecha del juicio, como tampoco de las sentencias, porque aquella noche no se dictó veredicto alguno, aunque cinco hombres fueron fusilados.

El sacerdote Olegario Cifuentes los acompañó en el autobús en el que fueron trasladados hasta el paredón de la finca La Campana, fertilizada, antes y después, con la sangre de muchos cubanos.

El padre Olegario habló con ellos, les pidió que se confesaran y se ofreció para llevar un mensaje a sus familiares.

Una carta, minutos antes de caer ante la descarga, le fue entregada por el comandante del ejército rebelde Plinio Prieto, quien antes de morir dijo, “Tengo fe en Dios y en los Hombres”.

Porfirio Ramírez, Presidente de la Federación de Estudiantes Universitario de la Universidad Central de Las Villas, FEU, también capitán del ejército rebelde, fue uno de los fusilados.

Su asesinato pasó desapercibido para las organizaciones estudiantiles extranjeras y para la propia FEU cubana, ya que en ese momento estaba integrada a la maquinaria opresora del castrismo. Los ejecutores ya contaban con cómplices, en Cuba, y fuera de la isla.

Otros ejecutados fueron el capitán Sinesio Wahs Ríos, campesino que se había alzado en armas contra el régimen anterior y que había confiado en la Revolución, junto a él cayeron José A. Palomino Colón y Ángel Rodríguez del Sol, hombres de la zona que sólo conocían del trabajo, pero que sabían defender sus derechos.

El crimen encerraba un mensaje. Un dirigente estudiantil que había estado alzado en esa zona durante el régimen anterior, un líder sindical que había sido comandante del ejército rebelde y que era muy querido en la región, y tres hombres naturales de la comarca que disfrutaban del respeto y la simpatía de los habitantes del territorio.

Tanto el juicio como la ejecución tenían implícito una amenaza para los campesinos que habían demostrado con su respaldo a los alzados que no estaban de acuerdo con lo que estaba ocurriendo en el país.

Un mensaje que no cumplió su objetivo, porque El Escambray se convirtió en un reducto firme y heroico de la resistencia contra el comunismo.

Cientos de hombres en esas montañas y en otros lugares de la isla lucharon por años sin armas, ni recursos, enfrentando a miles de efectivos militares de la dictadura que contaban con todos los medios, incluyendo helicópteros, que desde el aire masacraban a campesinos que simplemente querían ser dueños de sus tierras y de sus vidas.

Etiquetas: , , , , , , , , , ,