jueves, julio 20, 2023

Alberto Méndez Castelló: Cuba, un país rústico e incivil. Marlene Azor Hernández: Cuba tiene un Estado fallido. Un Estado fallido es aquel que no puede garantizar su propio funcionamiento o los servicios básicos a la población


 Tomado de https://www.cubanet.org

Cuba, un país rústico e incivil

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Demasiados cubanos son esclavos de sí mismos al rescindir derechos a cambio de un contrato de trabajo con el PCC-Estado, que vende sus servicios profesionales en el mercado internacional, del mismo modo que antes un negrero vendía esclavos traídos de África a los plantadores de caña o de algodón en las Américas

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Por Alberto Méndez Castelló

19 de julio, 2023 

LAS TUNAS, Cuba.  — La letanía castrista vuelve por estos días de julio, perorando, como desde hace 70 años: “José Martí es el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada”, dicen. ¡Ah, sí! ¡No me digan! Si el Partido Comunista de Cuba (PCC) es “la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”, entonces, cabe preguntarse: ¿Cómo Martí, que casi todo lo dejó escrito, puede ser el autor de un legado sin herederos?

Aunque el desaparecido Fidel Castro y los que afirman ser su “continuidad” se dicen “martianos”, por los peligros que para cualquier nación implican los poderes absolutos —como el castrocomunista—, en Nueva York, el 10 de octubre de 1889, en su discurso por el 21 aniversario del Grito de Yara, José Martí se refirió a esos monopolios, como el del PCC sobre los cubanos, afirmando que si la patria es dicha de todos no puede ser “feudo ni capellanía de nadie”.

Decenas de mujeres y hombres, desde el mismo año 1959, enfrentaron el castrismo cuando todavía negaba ser comunista. Sin embargo, esas mujeres y hombres que dieron su vida y fueron a la cárcel por defender sus derechos y los derechos de sus conciudadanos fueron ignorados por la mayoría de los cubanos. De esos cubanos, aplaudidores de sus verdugos, antaño como hoy, en el propio discurso pronunciado por el 10 de Octubre en Hardman Hall, Nueva York, Martí dijo: “¡Qué porvenir sombrío el de nuestra tierra si abandonamos a su esfuerzo a los que luchan y no nos congregamos para auxiliar, con la misma presteza y alientos con que se congregan ellos para combatir!”

La desidia patriótica como camino seguro de la incivilidad, sí, de la incultura, de la ramplonería, del salvajismo, de las bajezas y la desvergüenza del ser humano, reducida tal condición de ser pensante a mero instinto primario, animal, de ¡sálvese quien pueda! En aquellas palabras por el 21 aniversario del alzamiento del 10 de octubre de 1868, José Martí bien lo esclareció cuando, premonitoriamente, dijo: “Vagaran siempre por los campos familias miserables; los esclavos fugitivos, pobladores de las selvas, las llenarán de caseríos inaccesibles, y contraerán en ellos propios hábitos, que los alejaran mañana del comercial fragor de la ciudad, del cultivo afanoso de los campos, y de toda tarea que no les sea urgente y exclusiva: ¡Brava manera de unir concitar divisiones duraderas entre las necesidades y costumbres de los nacidos a partir el mismo pan!”

Hoy, pese al intento de recuperarlo con un sector privado que no es tal —porque la “empresa estatal socialista es el sujeto principal de la economía nacional”, dice el artículo 27 de la Constitución—, no existe en Cuba el “comercial fragor de la ciudad”, según palabras de Martí, porque las ciudades dejaron de ser comerciales para transformarse en estatistas en agosto de 1968, cuando el castrocomunismo, con la llamada “ofensiva revolucionaria”, castró, sí, emasculó, extirpó sin capacidad natural de reproducción la ancestral costumbre de comprar y vender, en juego libre, dejándonos como perjudicial sucedáneo el monopolista usurero, que poco importa si es estatal o “privado”, si no existe posibilidad de un precio mejor.

Más “familias miserables” ya no caben en el campo cubano de hoy, inculto, improductivo, por la misma razón del estatismo pernicioso; y aunque liberados de un dueño esclavista, demasiados cubanos son esclavos de sí mismos al rescindir derechos a cambio de un contrato de trabajo con el PCC-Estado, que vende sus servicios profesionales en el mercado internacional, del mismo modo que antes un negrero vendía esclavos traídos de África a los plantadores de caña o de algodón en las Américas.

Cuba es hoy un país incivil (entiéndase rústico) por los cubanos, sí, por su gente, más que por sus casas, calles y pueblos y ciudades maltrechos, derrumbándose, los comercios desabastecidos, los pregones de los vendedores callejeros, unos símiles de lamentos y otros de amenazas, los dirigentes del PCC emperifollados rodeados de ancianos mustios, los automóviles de la primera mitad del siglo pasado junto a carretones tirados por caballos o carricoches con motores eléctricos en los que sus chóferes van como si fueran en limusinas. Y es rústico el cubano sometido porque todavía no alcanza a ver la luz de Yara, la del Grito de Yara, la única que ilumina. La luz de la libertad.

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Roberto Álvarez Quiñones en su artículo Cuba es un Estado fallido y hay al menos 14 evidencias, escribe: 

¨De 18 condiciones, el castrismo tiene 14 para ser un Estado fallido

Basándome en las opiniones de los expertos hice una relación de 18 aspectos que pueden definir a un Estado fallido. Y 14 de ellos son aplicables a Cuba:

1) Incapacidad para suministrar servicios básicos; 2) crisis económicas, inflación y desempleo; 3) corrupción política e ineficacia judicial; 4) altos niveles de informalidad y pobreza extrema; 5) fuga de talento, con la emigración altamente calificada; 6) gran parte de la población viviendo en "asentamientos irregulares"; 7) vulnerabilidad frente a desastres naturales; 8) el fallo en el suministro de alimentos, el acceso a agua potable y la prevalencia de enfermedades y epidemias; 9) incapacidad para interactuar con otros Estados como miembro pleno de la comunidad internacional; 10) altos niveles de criminalidad, delincuencia organizada, e inseguridad ciudadana; 11) bajos porcentajes de personas con educación superior —en Cuba, una gran mayoría de los profesionales ha emigrado, está en trámites de hacerlo, o tiene como meta irse del país—; 12) necesidad de apoyo económico externo como préstamos o ayuda humanitaria; 13) incapacidad para proveer servicios esenciales suficientes como salud y saneamiento; 14) no poder asegurar las condiciones mínimas de bienestar y de funcionamiento de la actividad económica normal.¨

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Tomado de https://www.cubanet.org/

Cuba tiene un Estado fallido

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Un Estado fallido es aquel que no puede garantizar su propio funcionamiento o los servicios básicos a la población

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Por Marlene Azor Hernández

12 de septiembre, 2022

CIUDAD DE MÉXICO. – La propaganda oficial cubana y el desconocimiento histórico sobre el país hacen a varios analistas extranjeros negar que Cuba sea un Estado fallido.

Como siempre ocurre, sin diagnóstico certero sobre la realidad cubana desde 1959, las propuestas de estos autores suelen ser disparatadas para todos los que hemos sido violentados por la dictadura totalitaria cubana o por los regímenes venezolano y nicaragüense. La guerra de estas tres dictaduras contra la verdad y los hechos, la desinformación sistemática de sus medios y el ocultamiento de toda la información relevante para evaluar las gestiones de gobierno “convencen” a ciertos analistas de que hay que “pasarle la mano” a las dictaduras e incluirlas en los foros internacionales. Algo absurdo y contrario a la función que deberían tener los organismos internacionales y los demócratas de todo el mundo, es decir, el respeto a los derechos humanos y a las normas internacionales que los rigen.

Tendrían los demócratas del mundo que denunciar, investigar y presionar a estas dictaduras con medidas diplomáticas, políticas y económicas por sus resultados nefastos. El que quiera una solución para los tres países, primero tiene que escuchar la opinión de sus víctimas; esto sería al menos la primera postura decente. Las víctimas, resultado de la violencia de Estado de las tres dictaduras, nos contamos por millones.

La segunda postura decente sería el boicot mundial a la dictadura totalitaria cubana, única forma actual de obligar a La Habana a sentarse en una mesa de negociación, con supervisión internacional y con la presencia de toda la sociedad civil independiente de la Isla, que tiene sólidas propuestas de bienestar en todos los renglones de la sociedad. 

Es la dictadura cubana la fuente del modelo represivo y corrupto expandido a Venezuela y Nicaragua. Le pido a los investigadores e interesados en la mediación que revisen todos los intentos de negociación entre los gobiernos de EE. UU. y el Gobierno cubano en las últimas seis décadas, y vean cómo en cada ocasión es la dictadura cubana la que interrumpe los contactos y las negociaciones.

La tercera postura decente sería dejar de culpar a EE. UU. por la incompetencia, desidia e irresponsabilidad de la dictadura cubana en el descalabro nacional. El régimen se precia de tener relaciones comerciales con 155 países y colaboración internacional con 157 países. Presentar el embargo estadounidense como la causa del desastre nacional es hacerle el juego a la dictadura y traicionar a la ciudadanía dentro y fuera de la Isla. 

¿Qué es un Estado fallido?

Un Estado fallido es aquel que no puede garantizar su propio funcionamiento o los servicios básicos a la población.

A partir de esta breve definición, podemos concluir que tener las fronteras aseguradas no ofrece necesariamente bienestar a la ciudadanía. Tener policía y tropas especiales para reprimir a la población de lo que nos habla es de la naturaleza terrorista del Estado contra los ciudadanos. No tener una guerra civil abierta y expresa no nos habla de seguridad nacional, sino, otra vez, de los resultados del terrorismo de Estado. 

Tener una crisis institucional (las instituciones estatales no funcionan para generar bienestar ni convivencia social) y humanitaria y una emigración masiva son rasgos definitorios de un Estado fallido. Todos estos rasgos son evidentes en la realidad de Cuba hoy. La “paz social” en Cuba no existe, queda destruida diariamente por el terrorismo de Estado.  

Ese es uno de los efectos más dañinos para la nación cubana: el secuestro de los medios de difusión, de la opinión pública, de la educación, de la cultura, de la administración pública, de la economía y del sistema jurídico por el Partido Comunista. Un sistema político y económico que resulta inasible y prohibido para los ciudadanos, contrario a cambiar sus históricas políticas fallidas es un Estado fallido. 

Pero si no fuera suficiente la valiosa información de los medios de comunicación independientes del PCC, todos los indicadores económicos, sociales, culturales, jurídicos y políticos publicados u ocultados por la dictadura cubana dejan ver por ausencia, por falsedad o por reconocimiento oficial, la gravedad de la crisis estructural cubana desde la eliminación de los cuantiosos subsidios soviéticos hace 30 años y el fracaso de todas las medidas y leyes que promueve el Gobierno desde los años 90.

Varios datos escalofriantes sobre la realidad nacional apuntan al concepto de Estado fallido:

  • El número de muertes por COVID-19 en Cuba pudo alcanzar la cifra de 62 000, según calculos del semanario inglés The Economist.
  • Los salarios cubanos están entre los más bajos del mundo, aun con pequeños vaivenes.
  • El decrecimiento en todos los renglones productivos del país con énfasis en la producción de alimentos, según las cifras oficiales de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información. Esto se debe a la política fallida económica de la dictadura y a su control asfixiante sobre la economía. Aunque estamos en una hambruna latente desde los años 90 del siglo pasado, la dictadura no libera la propiedad, la producción ni el comercio nacional y no genera el marco jurídico para esa libertad económica.
  • La inversión extranjera se produce por alianzas políticas y aceptación de los extranjeros a contratar mano de obra cubana sin derechos. No existe marco jurídico protector de los inversores y se corrompe el país con el tráfico de influencias y la violación de los derechos laborales.
  • La desidia y negligencia para dotar al país de energía eléctrica, problema que se arrastra desde los años 90. Aun así, la dictadura privilegia la construcción de hoteles de lujo, permitiendo que el presupuesto nacional en su mayor proporción se dedique a esto. No importa que mientras tanto se agrave la escasez de alimentos, agua potable, medicinas, insumos médicos, medios de transporte y viviendas, ni que toda la infraestructura hospitalaria siga desvencijada.
  • Si revisamos toda la legislación creada por la dictadura cubana desde 2019, encontraremos que incluso las leyes castristas son irrespetadas por el régimen para dejar libre las manos al Gobierno y mantener sus prohibiciones económicas, civiles y políticas, y al mismo tiempo, facilitar la represión arbitraria del Estado. Las leyes en Cuba se aplican de manera arbitraria y discrecional desde hace seis décadas. 
Cuando un país está en crisis estructural significa que no funcionan las instituciones para proveer a los ciudadanos de los servicios básicos, ni tampoco para garantizar la paz social y el desarrollo por medios pacíficos. Entonces se dice que estamos en presencia de un Estado fallido.

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