Pedro Pablo Arencibia: No sólo fue Valeriano Weyler: Sobre dos ¨Circulares¨ del General en Jefe Máximo Gómez Báez que provocaron la muerte por hambruna de miles de habitantes de Cuba
Por Pedro Pablo Arencibia
8 de diciembre, 2023
Lo que me ha motivado a escribir este artículo es que hoy en el programa Cita con la Historia (o un nombre algo parecido) que conduce el Dr. Gustavo León en la estación radial La Nueva Poderosa, el conductor expresó que yo era controversial y calificó de especulaciones mis planteamientos históricos. Yo intenté decirle que lo que yo había dicho está avalado con sus fuentes en mi libro de Historia de Cuba titulado La Historia de Cuba que te ocultaron y otros temas, pero Fredy (¿Fredi?) Corea (¿Korea?) no dejó pasar esas palabras a la audiencia radial, diciéndome que habían muchas llamadas en espera, algo cuestionable pues faltando 20 ó 25 minutos para terminar el programa, se habían agotado las llamadas y tuvo que llamar dos veces la atención para que los oyentes participaran con sus llamadas telefónicas.
Yo soy una persona que abordo la Historia de Cuba dejando, lo más posible, a un lado mis simpatías políticas, ideológicas o hechos de mi vida personal o de mis familiares vivos o muertos; también intento estar al tanto de las investigaciones históricas más recientes para no quedarme anclado en la Historia de Cuba que se escribió en los primeros 60 años de la República de Cuba.
(Pedro Pablo Arencibia es fotografiado a finales de los años 80s, o principios de los 90s, buscando y comprando libros en una librería de ¨libros viejos¨ en Pinar del Río para acompañar un artículo del periodista Pedro Juan Gutiérrez cuando trabajaba en el periódico Guerrillero)
Un tema tabú, al igual que el análisis del incendio de Bayamo, es la prohibición en una circular de Máximo Gómez de no permitir la entrada de alimentos a todos los pueblos ocupados por las fuerzas españolas, que eran prácticamente todos los del país. En mi libro, a partir de la página 174, aparece íntegra el Acta del Consejo de la República en Armas presidido por el Mayor General Bartolomé Masó, donde al final de la guerra se echa abajo, para determinados casos muy particulares, esa orden o circular para que los alimentos llegaran a la población. En este artículo la volveré a publicar.
Se ha hablado y escrito mucho sobre la genocida Reconcentración, ideada por Martinez Campos e implementada por Valeriano Weyler, pero no se escribe o habla de las circulares del 1 de julio de 1895 y del 6 de noviembre de 1895 del General en Jefe Máximo Gómez donde ¨... se prohibía terminantemente, la introducción á poblado enemigo, de toda clase de artículo que constituya comercio, y se previene el castigo que alcanzará á los que las infringiesen...¨ . Esas circulares fueron anteriores a la llegada de Valeriano Weyler a Cuba como Capitán General, pues anteriormente ya había prestado sus servicios militares en Cuba a favor de la Metrópoli. Señalo enfáticamente que casi la totalidad de los pueblos, puertos y ciudades de Cuba estaban en poder de las fuerzas militares de la Metrópoli española y de cubanos que le servían.
A continuación muestro capturas de pantalla de las páginas 185, 42 y 43 del libro Mi diario de la guerra desde Baire hasta la intervención americana, de la autoría de. Bernabé Boza, General jefe del Estado Mayor del General Máximo Gómez, libro publicado en La Habana en el año 1900. Esas capturas de pantalla fueron tomadas de una biblioteca digital de reconocido prestigio.
En el presente artículo, como ya expresé, presento la copia fiel e íntegra del Acta del Consejo de Gobierno del primero de septiembre de 1898, acta que corresponde a la sesión donde se tomó el acuerdo, terminada la Guerra Hispano Cubana Norteamericana, de decretar AMNISTÍA GENERAL para los delitos cometidos durante la guerra de independencia. Joaquín Llaverías Martínez, historiador de número de la Academia de Historia de Cuba y uno de los compiladores de las Actas del Consejo de Gobierno de la República de Cuba en Armas, expresó lo siguiente antes de mostrar el contenido del Acta del Consejo de Gobierno del primero de septiembre de 1898
« Y para terminar con algo sobresaliente, vamos a transcribir un bellísimo documento, que prueba hasta la saciedad el espíritu generoso y de transigencia de aquellos hombres que durante cuatro años lucharon contra una nación poderosa y un ejército aguerrido y valiente para obtener el derecho sagrado de ciudadanos libres».
Nada que ver con lo que ocurrió a partir del 1 de enero de 1959 con el supuesto triunfo revolucionario, donde la vendetta estaba, para colmo, disfrazada de justicia con parodias de juicios donde no existían realmente las garantías procesales y las sentencias estaban previamente dictadas; si alguien duda: recordemos que en el juicio a los aviadores, mecánicos, etc. de la Fuerza Aérea de la República de Cuba fueron encontrados no culpables y Fidel Castro, cometiendo una aberración jurídica, mandó a repetir el juicio con otro tribunal (esta vez presidido por el Comandante Manuel Piñeiro Losada, conocido por ¨Barbarroja¨). El Comandante Félix Pena que había formado parte del tribunal en el primer juicio supuestamente se suicidó.
La búsqueda de hallar esa acta fue lo que me motivó ir desde Pinar del Río hasta la Biblioteca Nacional en la ciudad de La Habana para buscar el volumen de las Actas del Consejo de Gobierno de la República en Armas que la contenía y cuyo volumen no estaba en la Biblioteca Provincial de Pinar del Río. Esa acta está contenida en mi artículo Un ejemplo de generosidad, transigencia y magnanimidad mambisa, el cual fue publicado en el número 40 de la revista Vitral (noviembre-diciembre del año 2000) cuando yo aún residía en Cuba y era un asiduo colaborador de Vitral, revista del hoy extinto Centro de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis de Pinar del Río, fundado y dirigido por Dagoberto Valdés Hernández y del cual era Rector Monseñor José Siro González Bacallao, entonces Obispo de la Diócesis de Pinar del Río. La lectura de esa acta me dió una gran sorpresa al leer que el mencionado Consejo tenía que dar permiso para hacer llegar alimentos a la población de Puerto Príncipe (la ciudad de Camagüey) y dejar entrar y salir de las poblaciones a los llamados pacíficos, que eran aquellas personas que en la guerra no pertenecían ni actuaban a favor de ninguna de las partes contendientes.
Llaverías, J. (1931). Actas de las asambleas de representantes y del Consejo de Gobierno durante la Guerra de Independencia Volumen 4. La Habana: El siglo XX, pp. 128-132, Joaquín Llaverías Martínez (1875-1956) fue académico de número de la Academia de la Historia de Cuba, El gran historiador Emeterio Santovenia fue otro de los autores de la recopilación y edición de esas actas.
Acta del Consejo de Gobierno
En La Viuda – Camagüey - a primero de Septiembre de mil ochocientos noventa y ocho, reunido el Consejo de Gobierno bajo la presidencia del Presidente de la República Mayor General Bartolomé Masó y Márquez, con asistencia de los señores Dr. Domingo Méndez Capote, Vice Presidente y encargado interinamente del despacho de la cartera de Guerra; Ernesto Fonts y Sterling, Secretario de Hacienda; Nicolás Alberdi, Sub-Secretario del Exterior en el desempeño de esa cartera por ausencia del Secretario en propiedad, y de mí, Secretario nombrado al efecto por enfermedad del Sr. José Clemente Vivanco, que lo es en propiedad, se declaró abierta la sesión, dándose lectura al acta de la anterior, que fue aprobada.
Da cuenta el Secretario de la Guerra con un expediente de indulto, iniciado a favor de los Sres. Enrique Lezcano, José Vázquez, Julio Muñoz, Froylán Toledo, Teodoro Castillo, Clemente Martínez y Benito Pérez, condenados a la pena de muerte en Consejo de Guerra en que fueron juzgados como traidores. El Consejo de Gobierno oído los informes del Auditor de la primera Brigada, segunda División, del 3er. Cuerpo, fuerzas en la que se celebró el Consejo; el del Jefe que las manda, y el emitido en consulta por el Auditor agregado a las órdenes directas del Consejo de Gobierno; vista la petición de los interesados; acordó que ofreciéndosele preciosísima ocasión de ejecutar con oportunidad nunca evaluada y en obsequio de los altos fines de la Revolución, la más augusta de las prerrogativas con que la Sociedad inviste al poder público, acuerda conceder el indulto que solicitan los reos.
Da cuenta el Secretario de la Guerra de una carta suscrita por el General Lope Recio manifestando en ella la necesidad de acudir en socorro de las familias que residen en Puerto Príncipe y pidiendo al Consejo permita3 la introducción y venta de carne en dicho pueblo. El Consejo atendiendo a las razones de gran peso expuestas en dicha carta acordó autorizar a la comisión de Hacendados que en ella se refiere para que pueda introducir ganado en Pto. Ppe. para el consumo de las familias pobres, no pudiendo vender la carne a un precio superior a cinco centavos la libra, debiendo depositar el importe de la venta en poder de la persona de respetabilidad que designe el General Recio, y se aplicará lo que se recaude al fin benéfico que oportunamente se acuerde. Asimismo acuerda el Consejo se pida a dicho General los nombres de los Hacendados a que se refiere para la dicha constancia.
El Consejo, evacuando la consulta que en su comunicación número 465 del libro 5o hace el General Jefe del tercer Cuerpo, Lope Recio, acuerda: conceder autorización a los dueños de fincas rústicas residentes en Pto. Ppe. para que pasen a sus propiedades a trabajar en la reconstrucción de las mismas. Que se permita a los pacíficos la entrada y salida en las poblaciones, y que se permita asimismo que los dueños, arrendatarios, poseedores o encargados de las fincas situadas en las zonas de los pueblos se establezcan en ellas.
Se da lectura a la petición que hace el Sr. José A. Hernández para poder vender la madera de su propiedad existente en la finca "Jiquimal" de su propiedad, en la zona de Ciego de Ávila. El Consejo acuerda autorizarlo para ello y que así se comunique al Jefe del Tercer Cuerpo, al Territorial para su conocimiento y efectos.
Se da lectura a la solicitud que hace la Compañía Eléctrica de alumbrado de Puerto Príncipe, pidiendo se le permita al C. Juan Silva el corte y arrastre de maderas para leña de la finca "El Jucaral" que necesita dicha Compañía para tener alumbrada la población de Puerto Príncipe. El Consejo acuerda conceder dicha autorización y que se comunique también a los Jefes Territorial y del 3er. Cuerpo.
Se presentan dos instancias suscritas por A. G. Fouceda y Mario de Zayas, pidiendo pase para el extranjero. Se acuerda concedérselos al primero en el bote al servicio de este Consejo y al segundo por vía de Pto. Príncipe, siendo los gastos por cuenta de los solicitantes.
Propone el Sub-Secretario del Exterior al Sr. José Eliseo Cartaya para el grado de Capitán del Ejército Libertador, con antigüedad de enero del año próximo pasado por los méritos y servicios que viene prestando desde hace tiempo y poseer además nombramiento de oficial expedido por el Delegado Plenipotenciario. El Consejo acuerda se le expida dicho diploma con la antigüedad que se señala.
Se da lectura a la siguiente instancia: " Ldo. Jesús Sotolongo y Lynch al Consejo de Gobierno con el debido respeto pide: se le conceda autorización para comenzar los trabajos preparatorios de la zafra y las faenas agrícolas a ésta aparejadas, en las fincas "Pilar", "Mercedes" y "San Gerónimo" situadas en la provincia de la Habana, propiedad del que suscribe y sus hermanos Vidal y Tomás. Siendo también necesario para los trabajos que se han de emprender ganados caballar, mular, vacuno y de cerda ha de concedérsele también que todos los que en adelante se adquiera a justo título sean respetados por las autoridades civiles y militares de la República, así como también los cercados que se hagan necesarios para el cuidado de las labranzas". El Consejo acuerda acceder a lo que se pide y que se den las órdenes oportunas a los Jefes de aquella provincia para su conocimiento y efectos.
Se da lectura a la siguiente comunicación: "Al Consejo de Gobierno.- Considerando y creyendo firmemente que el patriotismo y las reglas del Derecho Internacional que han de hacerse efectivos en estos momentos en que se ha resuelto el problema de la independencia de Cuba, nos obliga a retirarnos inmediatamente del Poder para facilitar el cumplimiento de los fines que han de realizarse, y no siendo éste el criterio que aprueba, acepta o cree más conveniente el Consejo de Gobierno, sírvase Vd. aceptar la renuncia inmediata e irrevocable del cargo de Secretario del Interior que hasta aquí he venido desempeñando. De Vd. con la mayor consideración.- P. y L. Agosto 25 de 1898- Manuel R. Silva.
Manifiesta el Vice Presidente que con posterioridad a esa fecha recibió una carta del Sr. Silva en la que trata con más extensión las causas que le mueven a presentar su renuncia; se da lectura a dicha carta y se acuerda consignar el final de ella que copiado literalmente dice: "A mi juicio nosotros debemos lanzar un manifiesto renunciando a nuestros poderes y suspendiendo la convocatoria4 por no poder efectuarse y así cumplimos mejor. Si este juicio no se acepta yo exijo que mi renuncia lo sea, pues me creo con derecho para defender y conservar mis convicciones y no volveré a incorporarme al Gobierno como miembro del mismo". El Consejo después de deliberar extensamente sobre el asunto, teniendo en cuenta que las manifestaciones y criterio del Sr. Silva son completamente distintos de los que sustenta el Consejo de Gobierno principalmente en lo que se refiere a la renuncia de los poderes que le han sido conferidos por el pueblo, y creyendo necesaria la permanencia en sus puestos en los momentos en que se espera el resultado de esa convocatoria que hoy más que nunca cree necesaria el Consejo, acuerda, aceptar a dicho Secretario del Interior la renuncia que presenta, haciendo constar que ve con sentimiento la resolución por él tomada.
El Consejo de Gobierno: considerando que suspendidas las hostilidades no deben mantenerse vigentes disposiciones que coarten la libertad de los encargados de pactar la paz, cuando está ya reconocida por España y los Estados Unidos la independencia de Cuba y que en tales circunstancias es inútil privar al ejército español de noticias y prácticos que a veces hasta será un deber facilitarle para que pueda realizar la evacuación del territorio convenida con los Estados Unidos. Considerando que terminada la guerra deben cesar las pasiones y odios desarrollados durante la lucha, realizando de este modo la unión de todos los cubanos bajo nuestra bandera, que es símbolo de libertad y no de venganzas ni rencores. Considerando que en estos momentos los Jefes del Ejército deben extremar su celo para que no quede sin castigo ningún atentado contra la seguridad personal y que con ocasión del contacto entre nuestras fuerzas y las personas que han estado al servicio de España, no se ejerciten venganzas privadas en las que el crimen de uno mancha el prestigio de todos.
Acuerda el Consejo: Primero, suspender en sus efectos hasta nueva orden el párrafo segundo en su último extremo y los párrafos nueve, diez, trece, catorce y quince del artículo cuarenta y ocho de la Ley Penal. Segundo, conceder amnistía a los culpables de cualquiera de los delitos definidos en el artículo cuarenta y ocho de la misma Ley. Tercero, que se circulen al Ejército y autoridades de la República estas resoluciones haciéndoles notar los males que podrían sobrevenir de no observar una conducta de olvido y de perdón.
Se da lectura a la exposición que dirige el Presidente de la República de Cuba al de los Estados Unidos Mr. William McKinley y que queda para constancia asentada en el libro segundo de salida al folio doscientos noventa y cuatro con el número doscientos cincuenta y Libro 2o correspondiente a la Secretaría del Exterior. El Consejo acuerda aprobar en todas sus partes dicha exposición y que por nuestro Representante en el extranjero sea entregado dicho documento5.
Se da lectura y se aprueba la publicación de dos alocuciones dirigidas la primera al "Ejército Libertador" y la segunda "A los habitantes de territorios cubanos no ocupados aún por las fuerzas del Ejército Libertador", acordando sean certificados un ejemplar impreso de cada una de ellas por el Secretario que suscribe y archivadas para constancia.
El Consejo acuerda nombrar comisionados especiales para los siguientes Cuerpos de la división militar de la República comprendiendo las ciudades y los pueblos radicados en los mismos ya estén bajo nuestra directa autoridad ya los ocupen España o la América del Norte; para las poblaciones y territorios del Primero y Segundo Cuerpo, el Comandante de Estado Mayor Manuel Despaigne; para los del Tercer Cuerpo al Director Jefe de Sanidad Militar General de Brigada Dr. Eugenio Sánchez Agramonte; para los de la primera División del Quinto Cuerpo, Matanzas, al Teniente Coronel del Cuerpo Jurídico Lcdo. Octavio Giberga y Galí; para los de la Segunda División del Quinto Cuerpo, Habana, al Auditor General, Jefe del Cuerpo Jurídico General de Brigada, Fernando Freyre de Andrade, dándoles la siguiente credencial con las facultades que se expresan: ‘El Consejo de Gobierno en sesión celebrada el día de hoy, acordó nombrar a Vd. comisionado especial al objeto de que, con el carácter oficial de representante del Gobierno, y por éste debidamente instruido y facultado, se constituya personalmente y acompañado de los auxiliares que designe en el mencionado territorio, disponga y realice libremente por sí o por medio de sus auxiliares las medidas y actos de propaganda y organización política que juzgue conducentes a armonizar la opinión y el sentimiento de los habitantes con las mantenidas por el cuerpo revolucionario y la entidad que los dirige, al intento de favorecer en toda la extensión del país el desarrollo de un movimiento uniforme y encaminado al fin único de asegurar para la entera población de Cuba el ejercicio de la soberanía y el disfrute de la libertad dentro de un régimen sinceramente democrático y expansivo; funde Comités, Clubs y agrupaciones civiles de cualquier otra especie tendientes a la determinación y desenvolvimiento del propósito indicado; elija y nombre representantes, agentes y cualquier otros funcionarios civiles que juzgue necesarios para cooperar al propio fin; comunique con los ya nombrados y con las fuerzas militares residentes en dicho territorio e instruya a todos del pensamiento y tendencia del Gobierno, inspirándoles la línea de conducta que deben observar en relación con la situación y momentos políticos presentes y con el probable progreso y dirección de los acontecimientos; y en suma, acuerde y practique cuantas diligencias y gestiones sean a su juicio de oportunidad y de eficacia para ganar a nuestra causa el espíritu del pueblo cubano, en cuanto disintiere encauzar las distintas corrientes de nuestra sociedad hacia un solo rumbo, marcado por la estrella de nuestro pabellón, y organizar las diferentes fuerzas colectivas dentro del mismo todo, como medio el más adecuado y tal vez exclusivo para el logro de los ideales de paz, justicia y libertad que dieron nacimiento a la Revolución y han inspirado invariablemente todas sus determinaciones. Por tanto, las autoridades y funcionarios civiles y militares de la República prestarán inmediatamente al Comisionado o a cualquiera de sus auxiliares, con absoluta preferencia a cualquiera otra atención o servicio de su cargo, los auxilios de cualquier género que reclamen de los mismos, poniendo a su disposición las fuerzas y recursos que solicitaren. Y para que sirva de credencial al interesado y de requerimiento a quien se exhiba se expide la presente firmada por el Presidente de la República’.
Da cuenta el Secretario del Exterior con las cuentas que para su examen e informe le fueron entregadas correspondientes a los meses de Junio y Julio, que fueron presentadas por el Secretario del ramo. Fueron aprobadas y quedando copia duplicada en Secretaría del Consejo.
Y no habiendo otro asunto de que tratar se dió por terminada la sesión.- Bart. Masó.- Domingo Méndez Capote.- Ernesto Fonts Sterling.- Dr. N. Alberdi.
Sobre la persona de Máximo Gómez
Máximo Gómez, con grandes méritos militares, tenía un carácter veleidoso según leí en un libro allá en Cuba, lo cual era ejemplificado con su trato voluble respecto a los ¨pacíficos¨ . Para mí es muy sugnificativo que Máximo Gómez dió la orden de ahorcar a todo el que llevara a un campamento mambí un mensaje para firmar la Paz del Zanjón y al que la firmara y, sin embargo, él después se acogió a la Paz del Zanjón.
Hay un pasaje de Máximo Gómez donde él golpea salvajemente al infeliz negro ¿Edua? que le servía de ordenanza por algo que ya no recuerdo, En el diario de José Martí que han titulado De Cabo Haitiano a Dos Ríos, Martí escribe que a él llega un coronel del Ejército Libertador sumamente enojado porque Máximo Gómez lo había humillado y le dice a Martí que él está peleando para que no hubieran humillaciones en Cuba.
Antonio Maceo pidió el grado de Lugarteniente General para no estar subordinado a Máximo Gómez, pues aunque en el Exilio en Centroamérica habían sido compañeros de correrías de mujeres (aparece narrado en uno de los tres volúmenes que escribió el historiador José Luciano Franco sobre Antonio Maceo) , sabía del carácter del ¨chino viejo¨. Dado que no había esa subordinación es que Antonio Maceo pudo, tras el fuerte desencuentro con José Martí en la reunión de La Mejorana, tratar a Gómez y a Martí de manera inadecuada, de la cual Máximo Gómez dejó constancia en su diario:
“(…) nos condujo a las afueras de su campamento, en donde pernoctamos solos y desamparados, apenas escoltados por 20 hombres bisoños y mal armados”.
Máximo Gómez tuvo serios problemas con el Consejo de Gobierno Presidido por el Mayor General Bartolomé Masó; ya en tiempos de paz ocurre el error de Máximo Gómez al estar de acuerdo con el dinero (3 millones de dólares) que Porter le propuso para la paga del Ejército Libertador (no confundir con el dinero para el licenciamiento del Ejército Libertador, licenciamiento pedido por Manuel Sanguily, Juan Gualberto Gómez y otros patriotas en una importante reunión); entopeciendo así la estrategia política y financiera de la Asamblea del Cerro y de la Comisión creada para negociar ese asunto con el gobierno de los Estados Unidos. Ese asunto lo abordo con muchos detalles en mi libro:
“Muchedumbres hambrientas pululaban por todas partes y cubrían con harapos de luto por la muerte de deudos más o menos próximos cuerpos extenuados hasta lo inverosímil, o a veces, hasta lo inverosímil también abultados por la hidrohemia. Aquellas pobres gentes, sin auxilio alguno, habían agotado sus recursos y echado mano de toda clase de alimentos. Los más inmundos y repugnantes animales se devoraron con deleite y se buscaron con empeño frenético. Las raíces, los troncos y las hierbas se utilizaron también”.
“Las mujeres y los niños famélicos buscaban en los pesebres de las fuerzas de caballería acampadas en las calles y entre la tierra polvorienta los granos desechados, para comerlos crudos, y las semillas y cortezas de las frutas se recogían también como preciosos hallazgos. Con frecuencia llevábanse a pedazos, y a pesar de los esfuerzos de la policía para impedirlo, los restos de animales muertos de enfermedades contagiosas” (2).
Fuente del anterior fragmento:.
2.- Cuba los primeros años de independencia. Dr. Rafael Martínez Ortiz. Primera parte. Tercera edición. 1920. Pág. 19
Para profundizar respecto a la Reconcentración de Weyler sería muy interesante leer el libro Guerra y genocidio en Cuba, 1895-1898, de John Lawrence Tone; el cual está publicado en los idiomas Inglés y Español.
Etiquetas: Acta, alimentos, amnistía, circulares, Consejo de Gobierno, cuba, entrada, genocidio, guerra, hambruna, independencia, Masó, Máximo Gómez, muertes, órdenes, prohibir, Reconcentración, Valeriano, Weyler
5 Comments:
Interesantisimo articulo sobre capitulos de la historia de Cuba. De capitulos como esos esta llena la historia de nuestra Patria. Seria muy bueno Sr Arencibia que alguna vez investigara y escribiera respecto a las paginas que fueron arrancadas del diario de Marti, no tengo dudas que fue Maximo Gomez pero me gustaria leer su perspectiva profesional e intelectual al respecto.
Esta su libro disponible en Amazon?
Hola Frank Card
Durante mucho tiempo se pensó que esas páginas tenían opiniones de José Martí sobre Antonio Maceo por lo que ocurrió en la reunión de La Mejorana, aunque ya José Martí lo había dicho todo en esencia cuando escribió que lo quería hoy menos que ayer o algoparecido.
Algunos investigadores tienen la opinión que contenían los dineros que les debían dar a determinadas familias de mambises (familias que estaban fuera de Cuba) y que una de esas familias era la de Máximo Gómez.
Si vas a dos de los enlaces conocerás que Valeriano Weyler en Cuba en los años 60s del siglo XIX le había proporcionado una ayuda a Máximo Gómez cuando se estableció en Cuba; esa ayuda fue por los servicios de Máximo Gómez por los servicios prestados a España en contra de la independencia de Santo Domingo; donde Weyler también había prestado servicios. En Cuba se dice que Máximo Gómez había sido sargento en esa guerra en República Dominicana pero otras fuentes dicen que llegó a ser Comandante y que su participación fue voluntaria.
Valeriano Weyler años después, en 1897, llegó a Cuba como Capitán General
Gracias por leer a Baracutey Cubano
Pedro Pablo
Frank
Se me olvidó escribirte que mi libro está en Amazon y que si haces click encima de la portada de mi libro te lleva al lugar de Amazon donde está.
Yo también tengo la opinión que las arrancó Máximo Gómez
Gracias
Pedro Pablo
Muchisimas gracias por su respuesta; Ordenare el libro hoy mismo.
Hola Frank
Muchas gracias a usted por la compra de mi libro, el cual está escrito en forma de manual, por lo cual puede ir directo a los temas abordados en el libro que sean de su interés
Pedro Pablo
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