Luis Cino Álvarez desde Cuba sobre los supuestos dos golpes de Estado de Fidel Castro contra el ¨presidente¨Manuel Urrutia Lleó nombrado presidente provisional en El Pacto de Caracas firmado el 20 de julio de 1958
Tomado de https://www.cubanet.org/
Los dos golpes de Estado de Fidel Castro contra el presidente Urrutia
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Hace 65 años, el 17 de julio de 1959, al forzar a Manuel Urrutia a renunciar a la presidencia, Fidel Castro escenificó el primer golpe de Estado televisado de la historia.
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Por Luis Cino Álvarez
17 de julio, 2024
LA HABANA, Cuba.- Hace 65 años, el 17 de julio de 1959, al forzar a Manuel Urrutia a renunciar a la presidencia, Fidel Castro escenificó el primer golpe de Estado televisado de la historia.
Unos meses antes, el 16 de febrero, Fidel Castro había dado otro golpe de estado a Urrutia, al asumir el cargo de primer ministro en sustitución de José Miró Cardona, que renunció por estar en desacuerdo con la instauración de la pena de muerte.
El cargo de primer ministro le confirió a Fidel Castro facultades de Jefe de Estado, por encima del presidente.
Hasta ese momento, Castro había dicho que no quería integrar el Gobierno, sino fiscalizarlo en su condición de “jefe de la revolución”, sin estar obligado a participar en actos oficiales.
La condición que impuso Fidel Castro para aceptar el cargo de premier fue seguir vistiendo el uniforme verde olivo y que le permitieran tener el control directo de la política general. Para ello, hubo que modificar el artículo 146 de la Ley Fundamental con la que el nuevo régimen sustituyó a la Constitución de 1940, en vez de restaurarla “en un plazo no mayor de 18 meses”, como había prometido Castro durante la insurrección.
El artículo 146 establecía: “Corresponderá al primer ministro dirigir la política general del Gobierno, despachar con el presidente de la República los asuntos administrativos, y acompañado de los ministros, los propios de los respectivos departamentos”.
En el discurso durante la toma de posesión como primer ministro, Castro negó tener ambiciones personales. Dijo: “Estaré aquí mientras cuente con la confianza del presidente de la República y mientras cuente con las facultades necesarias para asumir la responsabilidad de la tarea que se me ha impuesto. Estaré aquí mientras la máxima autoridad de la República —que es el presidente— lo estime pertinente o mi conciencia me diga que no soy útil. Está de más reafirmar mi respeto por la jerarquía, mi ausencia de ambiciones personales, mi lealtad a los principios, mi firme y profunda convicción democrática”.
Fidel Castro argumentó que como sería responsable de la política del Gobierno, necesitaría “unos poderes lo suficientemente amplios que le permitieran actuar con eficacia”.
A las reuniones semanales del Gobierno, Fidel, acompañado de Celia Sánchez, solía llegar con horas de retraso, y a veces posponía la discusión de los asuntos porque había pasado la noche trabajando y necesitaba dormir.
Urrutia ya no pudo presidir los consejos de ministros y solo conservó un poder de veto nominal sobre los decretos.
El 17 de julio de 1959, Urrutia despertó con la noticia de la renuncia de Fidel Castro. El periódico Revolución, órgano del M-26-7, anunciaba en primera plana, con letras negras de cinco y media pulgadas, que Fidel renunciaba al cargo de primer ministro y que, en unas horas, en comparecencia televisiva, explicaría los motivos de su dimisión.
Esa noche, ante las cámaras de la CMQ, Fidel Castro dijo que le era imposible seguir ejerciendo el cargo debido a las denuncias de Urrutia sobre infiltración comunista en el Gobierno.
Castro, que había negado reiteradamente que fuera comunista, dijo: “Estar promoviendo el fantasma del comunismo, sin razón ni justificación alguna, es estar promoviendo la agresión extranjera contra nuestro país”.
Derrochando perfidia e histrionismo, soltó la siguiente parrafada: “Quiero que el pueblo razone y me diga si en mi condición de primer ministro, sin renunciar, yo podía venir a hacer esta declaración aquí. Quiero que el pueblo me diga, honradamente, si creía que fuese el procedimiento correcto, después que todo esto se está tramando, después de las angustias que ha estado viviendo el país, de las campañas de calumnias, presentar una acusación que trajese como consecuencia la destitución del señor presidente, y que me presentasen a mí ante el mundo entero como un caudillo clásico quitando y poniendo presidentes de la República; que me diga si tenía otro procedimiento sino el procedimiento de renunciar para poder expresar al pueblo estos hechos”.
Fidel Castro sabía que teniendo de parte suya un abrumador apoyo popular y el mando de todas las fuerzas militares, a Urrutia, a quien acusaba de “traición a la patria”, no le quedaría otra alternativa que renunciar. Y, efectivamente, antes de que terminara la larga comparecencia televisiva de Castro, se anunció la renuncia de Urrutia que, hostigado por las turbas, pidió asilo político en la embajada de Venezuela.
Horas después, el Consejo de Ministros anunció que el nuevo presidente sería el abogado Osvaldo Dorticós Torrado.
Aunque Dorticós no aceptó la renuncia de Fidel Castro y el Consejo de Ministros le suplicó que se mantuviera al frente del Gobierno, el Comandante se hizo de rogar durante nueve días en los que, entre otras cosas, participó en un juego de pelota entre los equipos del Ejército Rebelde y de la Policía Militar y dirigió un simulacro de batalla naval en el Malecón que consistió en el hundimiento de dos destartaladas embarcaciones y en el que poco faltó para que un avión cayera al mar.
No fue hasta el 26 de julio de 1959, durante una multitudinaria concentración en la Plaza de la Revolución, que Fidel Castro aceptó seguir al frente del Gobierno para, según dijo, “obedecer la voluntad popular”.
Dorticós fue una figura decorativa hasta 1976, cuando Fidel Castro pasó a ocupar la presidencia de los Consejos de Estado y de Ministros. Con la salud quebrantada, muy deprimido, se suicidó en 1983.
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Tomado de https://diariodecuba.com/
Aciertos y desaciertos: Manuel Urrutia
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'No fue electo por el pueblo, sino designado y subordinado a los revolucionarios que tomaron el poder. Las medidas implementadas durante su mandato sentaron las bases del totalitarismo.'
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(Ernesto Guevara, Manuel Urrutia y Camilo Cienfuegos. Todas las fotos y con sus comentarios fueron añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano)
Por Dimas Castellanos
La Habana
21 Febrero 2021
Manuel Urrutia Lleó (Yaguajay, 1901- Nueva York, 1981). Magistrado de la Audiencia de Santiago de Cuba. Emitió un voto absolutorio en la Causa 67 de 1956, a favor de los participantes en la expedición del yate Granma y el alzamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba. Propuesto por el Movimiento 26 de Julio (M-26-7) para presidente provisional de la República, cargo al que juró en la noche del 1 de enero de 1959. Se opuso al rumbo totalitario que tomó la Revolución. Renunció en julio de 1959, salió al exilio en abril de 1963 y participó en actividades contrarias al totalitarismo cubano. Escribió libros y fue profesor de Español. Falleció en julio de 1981 en el Hospital Saint John de Nueva York.
El contexto de su nombramiento
A propuesta de Frank País, Fidel Castro se reunió en la Sierra Maestra con Raúl Chibás, presidente del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo (PPCO) y Felipe Pazos, expresidente del Banco Nacional de Cuba, para tratar la situación política nacional y la conformación de un Gobierno provisional. La reunión duró dos días y al concluir, el 12 de junio de 1957, se suscribió el "Manifiesto al Pueblo de Cuba". Según Luis M. Buch, Pazos dejó entrever su aspiración a ser el presidente provisional de la República, pero Fidel, "después de los primeros tanteos, consideró muy difícil vencer sus escrúpulos personales ante el temor de que en ese caso interpretasen su viaje a la Sierra como movido por un interés personal..."; razón por la cual no fue propuesto para esa responsabilidad (Gobierno Revolucionario cubano: génesis y primeros pasos, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1999).
(En la Sierra Maestra de 1957 el político Raúl Chibás, el economista Felipe Pazos y el futuro tirano Fidel Castro. Detrás el Dr. Julio Martínez Páez, eminente doctor en medicina especializado en cirugía ortopédica, quién poseía el grado de Comandante. el Dr. Julio Martínez Páez, de exquisito trato, dirigió durante muchos años el Hospital Ortopédico Fructuoso Rodríguez ubicado en Avenida de los Presidente, Calle G, de El Vedado frente al monumento al Presidente José Miguel Gómez (hospital originalmente construido por el gobierno de Fulgencio Batista para tratar la tuberculosis; un hermano suyo falleció como consecuencia de esa enfermedad) que cuando algunas personas del régimen intentaban ningunearlo por su inclinación y afición hacia el ballet o por otro motivo se vestía de verde olivo con los grados de Comandante ganados por méritos propios en la Sierra Maestra sin tener que adularle a nadie... )
Chibás y Pazos viajaron a EEUU en octubre de 1957. Allí suscribieron, con las asociaciones cívicas cubanas en el exilio, incluyendo a dos representantes del M-26-7, el "Acuerdo de la Junta de Liberación de Cuba" (Pacto de Miami), en el que se declaraba "la aspiración a la conformación de un Gobierno constitucional, legal y democrático, en el que el pueblo de Cuba pueda expresar sus aspiraciones". Para ese Gobierno se propuso a Felipe Pazos como presidente provisional.
En diciembre de 1957, en respuesta al Pacto de Miami, Fidel planteó que "lo importante no era la unidad en sí, sino la base sobre la cual se sustentaba la misma". Cinco meses después, en mayo de 1958, en la reunión de Altos de Mompié —en la que Fidel fue nombrado comandante en jefe de todas las fuerzas revolucionarias—, Urrutia fue ratificado como candidato presidencial por el M-26-7. Luego, en julio de 1958, en Venezuela se creó el Frente Cívico Revolucionario (Pacto de Caracas), donde el M-26-7 logró que se aprobara a Manuel Urrutia, en lugar de Felipe Pazos, que había sido propuesto por el Pacto de Miami. Finalmente, el 1 de enero de 1959, en Santiago de Cuba, Urrutia prestó juramento y habló al pueblo en funciones de presidente de la República.
(Al centro Manuel Urrutia Lleó presidiendo el juicio de los implicados en el levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba y de los expedicionarios sobrevivientes del yate Granma. Urrutia. Posteriormente, estando Batista en el Poder, Urrutia partió voluntariamente al exilio y nunca se le dejó de enviar su salario como magistrado dada la independencia que tenía el Poder Judicial respecto al Poder Ejecutivo encabezado por el ¨dictador¨ Fulgencio Batista que permitía publicar todo lo que se había censurado de publicar en los breves períodos de censura que hubo durante su gobierno ante determinados hechos violentos)
El Gabinete y las primeras disposiciones
El 2 de enero de 1959, declinando una responsabilidad que constitucionalmente le correspondía por su condición de presidente, Urrutia designó a Fidel Castro comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y por recomendación de Fidel, al coronel Rego Rubido como jefe del Estado Mayor del Ejército.
Al día siguiente comenzó a integrar su Gabinete, con figuras procedentes de los movimientos cívicos y revolucionarios. Entre los primeros, Ángel Fernández, en Justicia; Julio Martínez Páez, en Salubridad; Humberto Sorí Marín, en Agricultura; Luis Orlando Rodríguez, Gobernación; Manuel Ray Rivero, Obras Públicas; Rufo López Fresquet, en Hacienda; Elena Mederos, en Bienestar Social; Roberto Agramonte, ministro de Estado; y José Miró Cardona, primer ministro, este último propuesto por Fidel por considerarlo "como un bálsamo para la burguesía".
Entre los segundos, Luis M. Buch, ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de Ministros; Faustino Pérez, ministro de Recuperación de Bienes Malversados; Armando Hart, en Educación; Raúl Cepero Bonilla, en Comercio; Manuel Fernández García, en Trabajo; Enrique Oltuski, en Comunicaciones; Augusto Martínez Sánchez en Defensa; Regino Boti, encargado del Consejo Nacional de Economía; Julio Camacho Aguilera, en la Corporación Nacional de Transporte; y Osvaldo Dorticós, encargado de la Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias.
Las leyes dictadas
El 7 de febrero se sustituyó la Constitución de 1940, la cual —según Fidel Castro en el juicio por el asalto al cuartel Moncada— debía ser restablecida como “la verdadera y suprema ley del Estado, en tanto el pueblo decidiese modificarla o cambiarla”. Sin embargo, en lugar de restablecerse plenamente fue sustituida por unos estatutos constitucionales conocidos como Ley Fundamental del Estado Cubano.
El Congreso fue disuelto y los mandatos de gobernantes, alcaldes y concejales extinguidos. Las figuras del Gobierno anterior fueron cesanteadas, y las organizaciones e instituciones y organizaciones disueltas. Se implementó un programa para cerrar todos los prostíbulos, casinos y loterías. Se intervino la Cuban Telephone Company. Entre otras leyes dictadas, la de mayor impacto fue la Reforma Agraria, de mayo de 1959, cuyo antecedente estaba en la Ley 3 de la Sierra Maestra, la cual había concedido a los colonos, arrendatarios, aparceros o precaristas, la propiedad de hasta dos caballerías, previa indemnización a la parte afectada. El autor de esta Ley de la Sierra Maestra, Humberto Sorí Marín, había asegurado que "dentro de los cánones precisos de la Constitución de 1940, no habría una sola confiscación".
Fidel, al presentar al Gabinete el nuevo proyecto de Ley —elaborado por Antonio Núñez Jiménez—, aceptó que fuera examinado por una comisión presidida por Sorí Marín, pero las enmiendas realizadas no se tomaron en cuenta. Finalmente, la Ley se firmó el 17 de mayo de 1959 en el Pico Turquino, con tal prisa que ese mismo día, en el avión que los conducía, Fidel, leyendo y releyendo el texto, añadió el tema de las cooperativas. Mediante un decreto presidencial que acompañó a la Ley se creó el Instituto Nacional de Reforma Agraria con Fidel como director ejecutivo, lo que generó una dualidad de poderes: el real, en manos de Fidel, y el nominal, depositado en Urrutia.
Al poner en práctica la Ley, se aconsejó a los jefes agrarios que cuando se dispusieran a intervenir una finca, "la Ley debe llegar después de la intervención y agregó que a la hora de decidir cuántas caballerías le dejan a un latifundista, puede que tengan el criterio de dejarle 100 como marca la Ley, si están bien cultivadas, pero mejor dejarle 50."
Los conflictos
Resultado de la heterogeneidad de las diversas fuerzas políticas que participaron en la lucha insurreccional, surgieron fuertes contradicciones. Una de ellas fue la ocupación militar por el Directorio Revolucionario, el 1 de enero de 1959, del Palacio Presidencial, la Universidad de La Habana, la base aérea de San Antonio de los Baños y el Capitolio Nacional. El Che, que ya estaba en La Habana, viajó a Camagüey el día 5 de enero para informárselo a Fidel. El conflicto se pudo negociar, y el día 6 de enero el Directorio entregó el Palacio a Camilo Cienfuegos y Machado Ventura, quienes asumieron la dirección del edificio.
Según Luis M. Buch, José Miró Cardona tenía contradicciones con Urrutia, por esa razón varios ministros provenientes del M-26-7 le plantearon a Fidel que ocupara el premierato. Para aceptarlo, Fidel puso como condición: “tener el control directo de la política general, sin menoscabo de las facultades que, conforme a la Ley Fundamental, le correspondían al presidente de la República”.
El 13 de febrero de 1959 el Consejo de Ministros procedió a analizar la exigencia de Fidel y se acordó cambiar la redacción del artículo 146 de la Ley Fundamental, quedando así: “Corresponderá al primer ministro dirigir la política general del Gobierno, despachar con el presidente de la República los asuntos administrativos, y acompañado de los ministros, los propios de los respectivos departamentos”. Al respecto Buch comenta que no es lo mismo "representar" que "dirigir". En virtud de este cambio, el jefe de la Fuerzas de Tierra, Mar y Aire y primer ministro se convirtió, en jefe político del Gobierno. Miró Cardona presentó la renuncia y Fidel, al ocupar el cargo, anunció un programa de gobierno que "lograría para el pueblo un nivel de vida superior al de cualquier otra nación" y, en paralelo a las primeras medidas de beneficio popular, se concentró la propiedad en manos del Estado y se desmontó la sociedad civil existente.
El 21 de enero de 1959, el primer ministro afirmó: "ni me inmiscuyo, ni me inmiscuiré en los problemas de la Presidencia de la República". Sin embargo, el 6 de febrero, en un discurso público, hizo señalamientos críticos al Gobierno. Urrutia, que lo escuchó por la radio, se presentó al Consejo de Ministros y dijo: "Yo creo que cuando Fidel está hablando del Gobierno se está refiriendo a mí", a lo que Enrique Oltuski respondió: "A mí me parece que no es contra usted, sino contra el Gobierno en general".
En julio Fidel "renunció" al premierato. Al día siguiente acusó a Urrutia de obstaculizar la aprobación de leyes revolucionarias en el programa televisivo Ante la prensa, donde dijo: "La razón de la renuncia es una razón de orden interno (…) obedece a la imposibilidad por mi parte de continuar ejerciendo el cargo en las actuales circunstancias, dadas las dificultades con el señor presidente de la República". Ante la presión, Urrutia presentó la renuncia y en su lugar se designó a Osvaldo Dorticós Torrado. El 26 de julio, en el sexto aniversario del asalto al Cuartel Moncada, Fidel reasumió el cargo con plena autoridad para juzgar, legislar y gobernar.
A manera de conclusión
La gran lección de nuestra historia política, magnificada durante el Gobierno de Urrutia, es la importancia vital de la soberanía popular: el pueblo tiene que participar activamente, elegir libremente y exigir a los elegidos: algo imposible en un sistema totalitario.
Urrutia no fue electo por el pueblo, sino designado y subordinado a los revolucionarios que tomaron el poder. Aunque no fuera su voluntad, las medidas implementadas durante su mandato sentaron las bases del totalitarismo. Su acierto, infructuoso, se limitó a intentar frenarlo. El hecho fue que la Constitución de 1940, por la que se había derramado tanta sangre, fue sustituida de forma definitiva. Su restitución había identificado a los que se opusieron al golpe de Estado de 1952. Con ella se justificaron las acciones armadas como el asalto al cuartel Moncada, el desembarco del Granma y la lucha guerrillera. Y el propio Urrutia, en su condición de magistrado, se basó en ella para emitir el voto absolutorio a favor de los acusados por esos hechos.
La sustitución de la Carta Magna de 1940 por la Ley Fundamental del Estado Cubano sentó las bases del poder político, económico, cultural y social que se institucionalizó en 1976 y perdura hasta hoy. Ese fue su gran desacierto, que por su impacto negativo, arroja sombras sobre cualquier acierto de su Gobierno.
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Fidel Castro on Face the Nation in 1959
(En el minuto 13 Fidel Castro promete elecciones en 18 meses, ni más, ni menosm pues necesita reorganizar el país)
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Fidel Castro se había opuesto, después de que sus delegados lo había aceptado, al Pacto de Miami porque no lo nombraba como el jefe militar de ese pacto de lucha antibatistiana.El posterior Pacto de Caracas sí lo nombraba, entre otros acuerdos, en ese cargo, al igual que el retorno a la Constitución de 1940 ( que nunca se cumplió), el llamado a elecciones en un breve espacio de tiempo ( también incumplido después del triunfo, pues Fidel lanzaría la consigna: ¨ ¿Elecciones para qué ? ¨) y de Urrutia como Presidente Presidencial, se desembarazaría aproximadamente en menos de 7 meses.
El Pacto de Caracas: una traición más de Fidel Castro
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Ya en el poder, el máximo líder incumplió los acuerdos que había firmado con las restantes fuerzas que se opusieron a Batista
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Por Orlando Freire Santana
20 de julio, 2018
LA HABANA, Cuba.- A las nuevas generaciones de cubanos no se les enseña que el Movimiento 26 de Julio (M-26-7), que lideraba Fidel Castro, era tan solo una de las agrupaciones que se lanzó a la lucha contra el gobierno de Fulgencio Batista hacia la segunda mitad de los años cincuenta. Por tal motivo hubo varios pactos y concertaciones con vistas a organizar ese enfrentamiento.
El Pacto de Caracas, rubricado en la capital venezolana el 20 de julio de 1958, hace ahora 60 años, fue uno de esos encuentros que sostuvieron las fuerzas que se oponían al batistato. Firmaron el Pacto 11 partidos y organizaciones políticas, entre ellos el M-26-7, el Partido Auténtico, el Partido Ortodoxo, el Directorio Revolucionario y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Por el M-26-7 firmó el Pacto, en nombre de Fidel Castro, el señor Luis Buch Rodríguez, en ese momento responsable de Relaciones Públicas de ese movimiento rebelde, y posteriormente secretario del Consejo de Ministros en el primer gabinete de la revolución.
Tras reconocerse que ya la insurrección armada era el medio más eficaz para derrocar a Batista, y que debía de haber castigo para los culpables de crímenes contra la población cubana, los firmantes del Pacto coincidieron en que “una vez salido Batista del poder, había que conducir al país a su normalidad mediante un breve gobierno provisional, encauzándolo por el procedimiento constitucional del pueblo cubano”.
Una de las pocas agrupaciones que no fue convocada a la cita de Caracas fue el Partido Socialista Popular, el de los comunistas cubanos. No es difícil imaginar que el motivo de la exclusión haya sido la desconfianza que esa fuerza política despertaba en todos aquellos que anhelaban un futuro democrático para la nación cubana.
Pero los comunistas, voluntariosos como siempre y prestos a colarse por cualquier hendija, se adhirieron de inmediato al Pacto de Caracas, y enviaron a la Sierra Maestra a Carlos Rafael Rodríguez, uno de sus más conspicuos militantes. Este señor, una especie de Fouché cubano, se convertía en activo luchador antibatistiano después de haber sido ministro de Batista en los años 40.
Del Pacto de Caracas emergió el denominado Frente Cívico Revolucionario, cuyo coordinador resultó ser José Miró Cardona, el cual ocuparía el cargo de primer ministro en aquel gabinete revolucionario integrado a partir del 1ro de enero de 1959. Además, se ratificó que Manuel Urrutia Lleó sería el nuevo presidente de la República.
Lo que ocurrió después de la huida de Batista es bien conocido. Fidel Castro decidió deshacerse de todos los que alertaban acerca del peligro comunista que se cernía sobre la joven revolución. En ese contexto, Miró Cardona fue sustituido por el propio Castro en febrero de 1959, mientras que Urrutia fue obligado a renunciar en julio de ese propio año. La querella entre Castro y Urrutia se zanjó de una manera que marcó pautas en cómo sería el tratamiento mediático en lo adelante: Castro pudo dirigirse al pueblo por radio y televisión para esgrimir sus puntos de vista; a Urrutia, en cambio, no le llevaron al Palacio Presidencial las cámaras de televisión, tal y como él lo había solicitado.
Con respecto a uno de los acuerdos principales emanados del Pacto de Caracas, Fidel Castro se las arregló para que su gobierno ni fuera breve ni se encauzara por los procedimientos constitucionales que habían acompañado el devenir cubano.
Tomado de http://www.autentico.org/oa09042.php
PACTO DE CARACAS
20 de Julio 1958
Desde el golpe artero del 10 de marzo, que rompió el proceso democrático de la nación, el pueblo de Cuba se ha enfrentado con heroísmo y decisión a las fuerzas de la tiranía. Todas las formas de lucha se han utilizado en estos seis cruentos años y todos los sectores de la vida cubana se han opuesto con patriotismo a la dictadura de Fulgencio Batista. El pueblo de Cuba ha demostrado que su amor por la libertad es inquebrantable, derramando a raudales la sangre de sus mejores hijos, en su afán de ser libre.
Desde los días lejanos de las manifestaciones estudiantiles, en que cayeron los primeros mártires de esta lucha, hasta recientes combates, como el de Santo Domingo en la Sierra Maestra, en que la tiranía sufrió la más aplastante de sus derrotas, al dejar en el campo de batalla un reguero de muertos, prisioneros y heridos y gran cantidad de armas y parque, mucha sangre se ha derramado y múltiples esfuerzos se han realizado en aras de la libertad de la patria esclavizada. Huelgas obreras, tres grandes conspiraciones militares, valientes protestas de todas las instituciones cívicas del país se han unido a heroicas acciones de Santiago, Matanzas, La Habana, Cienfuegos y Sagua la Grande. En las ciudades, el sabotaje, el atentado y múltiples formas de lucha revolucionaria han probado el espíritu indomable de una generación fiel a las estrofas inmortales del himno bayamés de que «morir por la patria es vivir».
El proceso insurreccional se ha extendido a todo el país. En las regiones montañosas de Cuba se han abierto nuevos frentes de batalla, y en las llanuras, guerrillas y columnas hostigan constantemente al enemigo. Actualmente, en la Sierra Maestra, miles y miles de soldados, en la más grande ofensiva intentaba por Batista, se estrellan contra el coraje de los combatientes revolucionarios que defienden palmo a palmo, hasta la última gota de sangre, los territorios libres de Cuba. En la zona de Oriente, librando grandes combates fuerzas de la Columna numero seis Frank País dominan la tercera parte de la provincia. En las llanuras de Oriente, la columna número dos se bate desde Manzanillo hasta la región camagüeyana de Nuevitas. En las villas, el frente del núcleos auténticos y del 26 de Julio. En Cienfuegos y Yaguajay, guerrillas revolucionarias luchan y se mueven intensamente. Pequeñas guerrillas operan en Matanzas y en Pinar del Río. En cada rincón de Cuba, una lucha a muerte se libra entre la libertad y la tiranía, mientras en el extranjero numerosos exilados y emigrados se esfuerzan por liberar a la patria oprimida.
Conscientes de que la coordinación de los esfuerzos humanos, de los recursos bélicos, de las fuerzas cívicas, de los sectores políticos y revolucionarios de todos los núcleos oposicionistas, civiles, militares, obreros, estudiantes, profesionales, económicos y populares, pueden derrocar a la Dictadura en un esfuerzo supremo, los firmantes de este documento unimos nuestro aporte, al adoptar un acuerdo en favor de un gran frente cívico revolucionario de lucha, de todos los sectores, para que codo con codo, aportando cada uno su patriotismo y sus esfuerzos, unidos arrojemos del poder a la Dictadura criminal de Fulgencio Batista y devolvamos a Cuba la paz ansiada y el encauzamiento democrático que conduzcan a nuestro pueblo al desarrollo de su libertad, de su riqueza y de su progreso. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de unirnos, y el pueblo así lo demanda.
Tres puntos son los pilares de esta unión de las fuerzas oposicionistas cubanas:
Primero: Estrategia común de lucha para derrocar la tiranía mediante la insurrección armada, reforzando en un plazo mínimo todos los frentes de combate, armando a los miles de cubanos que están dispuestos a combatir por la libertad. Movilización popular de todas las fuerzas obreras, cívicas, profesionales, económicas, para culminar el esfuerzo cívico en una gran huelga general, y el bélico en una acción armada conjuntamente con todo el país. De este empeño común, Cuba surgirá libre y se evitará nueva y dolorosa efusión de sangre de las mejores reservas de la patria La victoria será posible siempre, pero más tardía, de no coordinarse las actividades de las fuerzas oposicionistas.
Segundo: Conducir al país, a la caída del tirano mediante un breve gobierno provisional, a su normalidad, encauzándola por el procedimiento constitucional y democrático.
Tercero: Programa mínimo de gobierno que garantice el castigo de los culpables, los derechos de los trabajadores, el orden, la paz, la libertad, el cumplimiento de los compromisos internacionales y el progreso económico, social e institucional del pueblo cubano.
Al pedirle al Gobierno de los Estados Unidos que cese toda ayuda bélica y de cualquier orden al dictador, reafirmamos nuestra postura de defensa de la soberanía nacional y la tradición civilista y republicana de Cuba.
A los militares decimos que ha llegado el instante de que nieguen su apoyo a la tiranía; que confiamos en ellos, que sabemos que hay hombres dignos en las fuerzas armadas y que si en el pasado centenares de oficiales, clases y soldados han pagado con la vida, la prisión, el destierro o el retiro su amor a la libertad y su oposición a la tiranía, muchos quedan en esa actitud. Esta no es una guerra contra los institutos armados de la República, sino contra Batista, único obstáculo a la paz, que desean, anhelan y necesitan todos los cubanos, civiles y militares. A los obreros, a los estudiantes, a los profesionales, a los comerciantes e industriales, como a los colonos, hacendados y campesinos, a los cubanos de todas las religiones, ideologías o razas, pedimos que se unan a este esfuerzo libertador, que derrocará a la infame tiranía que durante años ha regado con sangre el suelo de la patria, segando sus mejores reservas humanas, arruinando su economía, perturbando hasta sus cimientos todas las instituciones cubanas, al interrumpir el proceso democrático y constitucional del país, al que ha conducido a esta cruenta guerra civil que finalizará con el triunfo de la revolución por el esfuerzo unido de todos. Ha llegado la hora de que la inteligencia, el patriotismo, el valor y el civismo de sus hombres y mujeres salve a la patria oprimida con la decisión de todos los que sentimos muy en lo hondo el destino histórico de nuestra nación, su derecho a ser libre y a constituir en la comunidad democrática, como forma esencial de la vida, el porvenir hermoso a que tiene derecho por su Historia y por las inmensas posibilidades que le dan sus riquezas naturales y la capacidad indudable de sus hijos. Exhortamos a todas las fuerzas revolucionarias, cívicas y políticas del país a que suscriban esta declaración de unidad, y posteriormente, tan pronto las circunstancias lo permitan, celebraremos una reunión de delegados de todos los sectores, sin exclusión alguna, para discutir y aprobar las bases de la Unidad.
Territorio Libre de Cuba,
Caracas, Venezuela
Fidel Castro, Movimiento 26 de Julio; Carlos Prío Socarrás, Organización Auténtica; E. Rodríguez Loeche, Directorio Revolucionario; David Salvador, Orlando Blanco, Pascasio Lineras, Lauro Blanco, José M. Aguilera, Ángel Cofiño, Unidad Obrera; Manuel A. de Varona, Partido Cubano Revolucionario (A); Lincoln Rodón, Partido Demócrata; José Puente y Omar Fernández, Federación de Estudiantes de la Universidad; capitán Gabino Rodríguez Villaverde, ex oficial del ejército; Justo Carrillo Hernández, Grupo Montecristi; Angel María Santos Buch, Movimiento de Resistencia Cívica, y doctor José Miró Cardona, coordinador secretario general.
Otra Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Fidel Castro firma en el Pacto de Caracas por el Movimiento 26 de Julio porque ya había descabezado y apropiado de la ¨vertiente de ¨el llano¨ del Movimiento 26 de Julio mediante el llamado a la Huelga General, que se llevó a cabo el 9 de abril de 1957, la traición a dicha huelga al apoyarla tibiamente y el ¨golpe de Estado^ a la vertiente de ¨el llano¨ de dicho movimento en la reunión de Altos de Mompié; veamos:
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