lunes, marzo 07, 2022

Alberto Roteta Dorado: LA GUERRA RUSIA-UCRANIA, ENVIDIA DEL PERVERSO Y GOCE DEL MALIGNO

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Es importante señalar que la independencia de Ucrania ya había sido  reconocida en  por Rusia en julio de 1917. Ese reconocimiento  fue dado por el gobierno socialdemócrta del Primer Ministro Kerenski, que fue el gobierno que  se estableció después de la abdicación del Zar Nicolás II. Es decir: la independencia  de Ucrania fue reconocida  antes de la mal llamada Revolución de Octubre de 1917, que realmente fue un golpe de Estado de los bolcheviques al gobierno  socialdemócrata de Kerenski, el cual sucedió de la siguiente manera:

Los mencheviques  habían intentado darle un golpe de Estado  al gobierno de kerenski, el cual fue sofocado con la ayuda de los bolcheviques, pero sucede  que los bolcheviques  con ese apoyo se dieron cuenta que ellos podían alcanzar el poder mediante un golpe de Estado que es la mal llamada Revolución de Octubre, golpe de Estado que tuvo como  principal líder ejecutor a León Troski, pues Vladimir Iñich Ulianov, ¨Lenin¨, estuvo escondido hasta el punto que  Troski le dijo a Lenin, despiés delvictorioso golpe de Estado: los vencedores no se esconden...

¨Tengo la opinión que las medidas del gobierno de Biden contra el gobierno ruso han sido timoratas  pues, por ejemplo:  EE.UU. sigue comprándole petróleo a Rusia algo que no hubiera sido necesario  si Biden no hubiera cerrado el proyecto del oleoducto Keystone XL y parado la práctica del ¨fracking¨que hizo a EE.UU. el mayor productor de petróleo y de gas en el mundo.

China ha tomado una supuesta neutralidad ante el la invasión rusa a Ucrania  muy probablemente a cambio de la neutralidad de Rusia cuando China invada a Taiwan en un futuro.

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 LA GUERRA RUSIA-UCRANIA, ENVIDIA DEL PERVERSO Y GOCE DEL MALIGNO

Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.-

7 de marzo, 2022

Santa Cruz de Tenerife. España.- Cuando Rusia no era nada ya Ucrania era Ucrania. Con el establecimiento de la federación de tribus eslavas orientales, conocidas como la Rus de Kiev, hacia el final del siglo IX, se inicia la historia de esta extensa nación de la Europa Oriental, que llegó a ser en el siglo XI el mayor, y también el más poderoso, Estado de Europa. 

Esto, sin duda, amén de sus grandes recursos económicos, y hasta su privilegiada posición territorial, la convirtieron en un añorado lugar que habrían de disputarse lo mismo mongoles, que austrohúngaros, que lituanos, que polacos, y como es lógico, los rusos, toda vez que los ambiciosos planes expansionistas de Rusia no son algo nuevo, ni se limitan a la era de Putin. 

Hacia el último tercio del siglo XVIII la emperatriz rusa Catalina la Grande había acabado con los últimos remanentes de la autonomía de los cosacos de Ucrania, y un siglo después, su bisnieto Alejandro II prohibió los libros de no ficción en ucraniano y firmó un decreto secreto que impedía cualquier publicación o representación en ucraniano, el idioma oficial de esta nación. 

En octubre de 1917 las tropas de Vladimir Ilich Lenin invadieron el territorio ucraniano, siendo expulsados con el apoyo de Alemania y del imperio austrohúngaro. Los nacionalistas ucranianos declararon formalmente su independencia de Rusia; pero esta independencia duró apenas unos pocos años. Con la victoria del Ejército Rojo, en 1922, Ucrania se convirtió en una de las repúblicas fundadoras de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, con relativa independencia, pero gobernada desde Rusia por el régimen comunista de este país. 

LAS AMBICIONES DE PUTIN, RECUPERAR A UCRANIA CUESTE LO QUE CUESTE.

Estos “estrechos lazos” que a través de la historia han existido entre ambas naciones llevó al actual presidente ruso, Vladimir Putin, a firmar un escrito, hace solo unos meses, en el que insistió en una supuesta unidad entre los rusos y los ucranianos, según el, ambos conforman “un solo pueblo”; siendo esta declaración el inicio, al menos, desde el punto de vista teórico y público, de su premeditada invasión a Ucrania. "Estoy convencido de que la verdadera soberanía de Ucrania solo es posible en asociación con Rusia", expresó Putin en su documento sobre la “unidad histórica de los rusos y los ucranianos”. 

Como diría un gran amigo en uno de sus más recientes – y también mejores–  poemas: “la envidia del perverso, el goce del maligno”, lo que yo asumo como una exacta referencia al malvado dictador de Rusia. Téngase en cuenta que la verdadera pretensión de Putin es recuperar el perdido territorio ucraniano en los inicios de los noventa con la disolución de la URSS –Ucrania tenía el tercer mayor arsenal nuclear del mundo, lo que convirtió su declaración de independencia de Moscú en una cuestión de seguridad geopolítica–, y no solamente desarmarla por cuestiones de posibles amenazas respecto a su vecina Rusia, como ha reiterado Putin desde la falsedad de una simple apariencia; sin olvidar que otro de sus objetivos concretos es demostrar el poderío militar de Rusia. Sintiéndose ahora aislado del mundo el psicópata ruso es capaz de cualquier cosa, aún de las que van más allá de la invasión a Ucrania.  

El conflicto  –devenido en verdadera tragedia con miles de muertes de civiles y destrucciones de sendas infraestructuras– Rusia-Ucrania va más allá de lo que el desvergonzado presidente ruso ha declarado. Es cierto que el desarme de Ucrania está entre sus objetivos; pero este no es su único objetivo. Su plan es mucho más ambicioso, al estilo de sus predecesores Lenin y Stalin, los primeros que en las décadas del veinte y del treinta del pasado siglo XX intentaron desaparecer al pueblo ucraniano. Recordemos la gran hambruna de 1921-1923, cuyo máximo responsable fue Lenin, y más tarde, el genocidio ucraniano de 1932-1933, conocido como Holodomor, cuya responsabilidad máxima corresponde al criminal Stalin. 

Las propias circunstancias contextuales de ambas naciones son determinantes para poder vislumbrar lo que verdaderamente se esconde tras la supuesta “precaución” de Putin respecto a la “amenaza” que representa Ucrania para su país. Téngase presente que las tropas rusas jamás fueron retiradas de las fronteras con Ucrania a pesar de que el régimen ruso, a solo unos días del inicio de la invasión, dijo lo contrario, independientemente de la reiterada negativa respecto a la idea – ahora devenida en realidad concreta– de una posible invasión. 

Las “maniobras militares” solo fueron el preámbulo del comienzo de una guerra que ya se extiende por casi dos semanas y que, por desgracia, no solo para el pueblo ucraniano, sino para toda la humanidad, pudiera traer graves consecuencias. Ya lo advirtió Putin ante las presiones de occidente y las enérgicas declaraciones de Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, respecto al uso de sus arsenales nucleares. El reciente ataque a la central nuclear ucraniana, la más grande de Europa, puso en tensión al mundo, independientemente de la frialdad de unos y la ignorancia de otros. 

Rondas de negociaciones sin resultados concretos, sanciones económicas extremas bien merecidas contra Rusia, ayuda militar de varias naciones al Gobierno de Ucrania, amén del apoyo moral de casi la totalidad de la comunidad internacional, no son suficientes para poner fin al gran conflicto armado del momento. 

La humanidad está en peligro inminente cada minuto, y lo peor, no somos conscientes de la magnitud y del posible alcance de algo que en realidad es asumido por multitudes como un hecho aislado y distante. Ucrania es parte de un mundo amenazado y está prácticamente sola. Las teorizaciones excesivas de varias instancias, organismos internacionales y líderes de la política mundial no están funcionando, al menos para poner fin al conflicto, toda vez que las sanciones aplicadas, principalmente por el gobierno estadounidense, han logrado aislar a Rusia y estremecerla en lo económico en unos pocos días. 

GUERRA RUSIA-UCRANIA, ALGUNOS APUNTES PARA LA HISTORIA. 

El régimen ruso se resiste a perder a su gran joya vecina, a quien sigue considerando suya, aunque Putin se refiera a una “hermandad” de naciones. La posibilidad de que Ucrania entre a la Unión Europea, UE, con todo su derecho como nación independiente en territorio de este continente, unido a futuros pasos en relación con su integración a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, ha desencadenado este grave conflicto actual. Ucrania se abre a Europa, lo que equivale a distanciarse de Rusia, su supuesta gran madre  – en realidad es Rusia la que se debe considerar como una hija de Ucrania, tanto desde el punto de vista histórico como cultural–.    

El mundo está con Ucrania; aunque, por desgracia, Rusia no está sola. Algunos políticos de extrema izquierda permanecen en una actitud pasiva respecto al grave conflicto Rusia-Ucrania, y lo peor, los regímenes de naciones como Corea del Norte, Eritrea, Bielorrusia, Siria, y como es lógico, la propia Rusia, se niegan a condenar la invasión. Otras naciones como Serbia, Tayikistán, Kazajistán y Armenia son considerados aliados de Rusia en esta cruel contienda, mientras que China, aunque parezca increíble ha decidido optar una postura de neutralidad con su abstención en este sentido. El responsable de la diplomacia china, Wang Yi, ha expresado que "China está profundamente consternada al ver el conflicto entre Ucrania y Rusia y muy preocupada por el daño hecho a los civiles". Igualmente se abstienen de condenar la agresión rusa: India, Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua, Irán, Irak Sudáfrica y Viertan.  

El pueblo ruso está con Ucrania; aunque parezca paradójico en diferentes partes del territorio ruso tienen lugar continuamente manifestaciones en apoyo al pueblo ucraniano y en contra de la criminal agresión de Rusia contra Ucrania. El régimen de Vladimir Putin mantiene una gran represión que ha llevado a detenciones de más de 4.500 manifestantes, lo que, sin duda, también pasará a la historia como el aspecto más sensible del significado de verdadera hermandad.    

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, ha sido una figura determinante en relación al sentido de unidad en los líderes de occidente. Nadie como Biden ha estado tan de cerca en esta contienda, lo que se demuestra con sus precisiones respecto al verdadero plan de Putin. El líder demócrata estadounidense predijo la invasión rusa – solo falló en unos pocos días, toda vez que sus predicciones fueron para el 15 de febrero–. El diario ecuatoriano El Universo destacó en sus principales noticias lo que consideró la mayor advertencia de un líder de E.E.U.U. a uno de Rusia desde el fin de la Guerra Fría: “El no tiene idea de lo que viene”; además de haberlo señalado como dictador, y que tendrá que “pagar un precio” por invadir a Ucrania. Recordemos que hace solo unos días determinó cerrar espacio aéreo a aviones rusos: “cerraremos el espacio aéreo estadounidense a todos los vuelos rusos, para aislar aún más a Rusia”. No obstante, su principal mérito es la puesta en marcha de la aplicabilidad de sendas sanciones económicas a Rusia, lo que Putin ha considerado como la declaración de la guerra de Estados Unidos y Occidente contra su país.        

El Gobierno de España, cuyo presidente, Pedro Sánchez, es del Partido Socialista Obrero Español, de izquierda, y quien además, pactó con una alianza de tipo comunista para poder gobernar, no solo se ha pronunciado  verbalmente en defensa de Ucrania, sino que ha determinado enviar ayuda “material militar ofensivo a la resistencia ucraniana”, como muestra de lo que considera poder ofrecer una respuesta contundente a la “provocación inaceptable que supone la agresión rusa, un atentado contra el orden internacional”. Según Sánchez, España está en el lado correcto de la historia por su defensa a Ucrania. La vicepresidente, Yolanda Díaz, socialista hasta los huesos, lo ha apoyado. Mientras que Jaume Asens, presidente del grupo comunista de Unidas-Podemos en el Congreso, afirmó que “todo el mundo considera que hay un ataque injustificado que pasará a los anales de los crímenes de guerra”.

Imposible concluir estos apuntes sin hacer mención al fortalecimiento de las relaciones entre Rusia y países de América Latina en medio de la crisis. Resulta significativa las visitas de enviados del régimen de Putin a naciones como Cuba y Venezuela, cuyos regímenes se han pronunciado abiertamente a favor de Rusia, sin olvidar los ataques que han hecho al mundo occidental y a los Estados Unidos por una supuesta tergiversación de la realidad del conflicto. Nada puede sorprendernos del régimen castrista. El mundo conoce muy bien acerca del protagonismo del régimen de La Habana en la llamada Crisis de los Misiles, en 1962, cuando la humanidad estuvo en un peligro sinigual. Mientras que del chavismo, su satélite más cercano, no se puede esperar nada bueno. Nicolás Maduro solo ha tenido palabras de elogio para Vladimir Putin – demasiado interés por preservar el misterioso vínculo con su aliado del Kremlin–.  

UN “MILAGRO”. A MODO DE EPÍLOGO. 

Y así andan las cosas, de mal en peor. Mi sentido de analista no me permite aferrarme a la idea de un milagro; pero ante las circunstancias actuales, no me queda de otra que apelar a lo emotivo, más que a lo intelectual. Un “milagro” podrá poner fin al grave conflicto desatado por “la envidia del perverso y el goce del maligno”.    


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