lunes, mayo 05, 2025

Dos hechos apenas conocidos hoy en Cuba: 1) de cómo el Coronel Fulgencio Batista intentó salvarle la vida a Antonio Guiteras Holmes. 2) El Morrillo y el río Canimar fueron testigos, en 1980, de una verdadera masacre ejecutada por fuerzas militares


Nota del Bloguista de  Baracutey Cubano

Ignacio Galíndez  era un amigo común  de Fulgencio Batista y de Antonio Guiteras Holmes; he leido en alguna parte que Galíndez había pertenecido a La Joven Cuba, organización guiterista terrorista que  sucedió  a la también organización terrorista  TNT, organización terrorista  cuyas siglas corresponden a la sustancia TriNitroTolueno, el componente principal de la dinamita. En Ecured,  la wikipedia oficialista Castristam se edulcora  u omite las acciones terroristas de La Joven Cuba. 

Sobre el carácter terrorista de las dos organizaciones guiteristas  pueden leer las capturas de pantallas de dos libros (Batista, el ídolo del pueblo, de Alejandro Prieto Blanco,  y  Fulgencio Batista: The Making of  a Dictator, de Frank Argote-Freyre) que aparecen en el post:  Lo que no se dice ni se escribe en Cuba sobre Antonio Guiteras y su muerte el 8 de mayo de 1935.

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La muerte de Antonio Guiteras. Una entrevista con Ignacio Galíndez. Versión de Rutillo Ramos

(Bohemia del 25 de agosto de 1946: https://dloc.com/UF00029010/02161/pdf )

(La transcripción  del texto  del artículo  de la revista Bohemia  es de Pedro Pablo Arencibia Cardoso, fundador y  editor del blog Baracutey Cubano) 

(Foto añadida al artículo por el Bloguista de Baracutey Cubano)

Por Jorge Quintana

ARTÍCULO  CUARTO 

Tal vez a nuestros lectores  les parezca que alteramos un poco el orden de esta serie de artículos. Y así es en efecto. Disculpemos ello en homenaje  a lo sensacional que un buen periodista  busca siempre en toda información.

La entrevista que el día 6 de mayo de 1935 hubieron de sostener el doctor Antonio Guiteras y el entonces teniente coronel Ignacio Galíndez es sin duda alguna, un tema sensacional.

Cuando se habla con los hombres y mujeres que fueron hechos prisioneros en ¨El Morrillo¨, ninguno soslaya la conversación del señor Galíndez en presencia de ellos y de los altos oficiales del Ejército y la Marina que le acompañaban, con el señor Muñoa, en la que le mencionó esta entrevista - en la que Muñoa era testigo presencial- y que todos conocían por referencias. Cuando se investigan estos hechos y se habla con todos los que  en una forma u otra  intervinieron  en la preparación de la salida del doctor  Guiteras por  ¨El Morrillo¨,  la alusión a esta entrevista es constante. Guiteras habló de ella  con casi  todos, contándoles sus impresiones. De ahí que venga a resultar, en el curso de estas investigaciones, la entrevista entre el doctor Guiteras y Galíndez un tema de extraordinaria importancia. Y la misma habrá de subrayarse con más énfasis, cuando advirtamos que el único de los participantes en la misma que queda vivo es el señor Galíndez. Los demás – Guiteras, Casariego y Muñoa – están ya muertos.  Su versión, tiene, pues,  un valor indiscutible.

(Teniente Coronel Ignacio Galíndez)

Con la esperanza de obtener esa versión nos dirigimos en una carta  al señor Ignacio Galíndez, que hoy reside en México. A fin de obviar dificultades le sometimos un cuestionario en el que incluimos cinco preguntas fundamentales sobre esa entrevista. El señor Galíndez, con una amabilidad que pone muy en alto su proverbial caballerosidad -no sin razón  Antonio Guiteras le llamaba en aquellos días del Gobierno Revolucionario del Dr. Grau San Martín, ¨el diplomático¨- nos respondió solicito. Ofreceremos, pues, a nuestros lectores  el cuestionario sometido  por nosotros al general Ignacio Galíndez y las respuestas que él mismo  ofrece. Hemos preferido ofrecerlo en ésta,  su forma original, para que no pierdan su natural interés tanto las interrogaciones como las contestaciones  que a las mismas ha dado nuestro interviuvado  a distancia, el señor Galíndez.

- ¿Dónde celebró usted la entrevista con el doctor Guiteras? ¿La fecha del 7 de mayo de 1935 es correcta?

- Un buen revolucionario - que  no es precisamente  el Dr. Santiago Álvarez, como usted sospecha - conocido del doctor Guiteras y mío me hizo saber el día seis de mayo de 1935 que éste deseaba sostener una entrevista conmigo. Recuerdo que en aquellos días el doctor Guiteras permanecía oculto  en la casa  del doctor José B. del Cueto. Acepté, sometiéndome a las condiciones que se me imponían de que fuera solo, vestido de paisano y sin armas.

A la una de la tarde del día 7 de mayo de 1935 llegué al lugar de la cita, altos,  de la calle de Industria número 5, lugar donde residía una joven  llamada Mary Trinchería. Allí me esperaba el Sr. Miguel Muñoa Selva, que dijo tener instrucciones para llevarme al lugar de la reunión. Tras de una pequeña espera y varias llamadas telefónicas del Sr. Muñoa llegaron a ese lugar el Dr. Antonio Guiteras y el Sr. Juan Antonio Casariego. Ninguno ocultaba su identidad. Guiteras usaba solamente unos espejuelos ahumados. Ambos llevaban  armas ocultas entre periódicos.

Tras los abrazos de salutación nos encaminamos a una habitación de otro piso superior de la casa y una vez dentro, yo me senté en una silla, mientras Guiteras y  Casariego lo hacían al borde de una cama. Muñoa  Selva  permanecía de guardia a la puerta  de la habitación  y el revolucionario que se encargó de establecer el contacto, bajó  a la calle a vigilar.

De manera que la entrevista tuvo efecto en  Industria No. 5, altos, y la fecha fué la del 7 de mayo de 1935 a la una de la tarde.

- ¿Usted celebró esa entrevista con el conocimiento y la autorización  del entonces Jefe del Ejército coronel Fulgencio Batista?

- Teniendo en cuenta la situación en que se encontraba el doctor Guiteras, yo estimé oportuno pedir autorización  a mi jefe el coronel Batista, quien no solamente la autorizó, sino que creyó ver en la misma la posibilidad de un acuerdo entre él y el doctor Guiteras, lo cual hubiera trascendido en un extraordinario beneficio para la patria y su desenvolvimiento dentro del plano revolucionario. El coronel Batista me hizo saber que tenía conocimiento de la salida del río Almendares de un yate que sería el encargado de recoger al doctor Guiteras y sus acompañantes en un  punto de la costa Norte, autorizándome para que  se lo hiciese saber así, a fin de que éste se convenciera del conocimiento de sus intenciones.

- ¿Es cierto que usted le propuso al doctor Guiteras que desistiera de embarcarse, asegurándole que el Estado Mayor del Ejército tenía noticias de todos sus pasos en ese sentido?

- Es muy cierto. Después de tratar varios asuntos de los que le hablo más adelante, le dije lo que me había comunicado el coronel Batista, a lo cual me respondió Guiteras que nada de eso se podía creer, porque era su propósito no embarcarse de ninguna manera.

- ¿Usted le propuso al Dr. Guiteras llegar a un entendimiento para derrocar el gobierno de Mendieta, con el que, en esos días, tenían los líderes militares algunas dificultades y compartir el poder con los revolucionarios, lo cual no se llegó  a acordar?

- En la entrevista se habló casi durante dos horas de la situación que imperaba en la República. Yo propuse un entendimiento entre el doctor Guiteras y el Jefe del Ejército, para que una vez puestos de acuerdo ambos tomar  las medidas necesarias a fin de que el Gobierno se encauzara dentro de un plano revolucionario. No se habló de si  el alcance de esas medidas llegaría a incluir el derrocamiento del Presidente Mendieta. Lo que sí aseguré  al doctor Guiteras, poniendo mi vida como garantía, el cumplimiento por el Ejército de los acuerdos que  se tomaran. El Dr. Guiteras manifestó no aceptar el plan propuesto, pero sí estuvo acorde en cuanto a celebrar nuevas entrevistas al objeto de llegar a un entendimiento. Otras varias proposiciones  tuvieron el mismo resultado

- ¿Es cierto que ante la negativa del doctor Guiteras de llegar a un entendimiento con los líderes militares, usted le aconsejó finalmente que no se embarcara por Matanzas porque estaba entregado?

- Al despedirme del doctor Guiteras, después de haber rechazado éste, como anteriormente le dije todas las proposiciones, le comuniqué todo lo que el coronel Batista me había informado en relación con las noticias de su salida. El doctor Guiteras me respondió: - ¨Puedes estar seguro que no me embarqué y pronto te avisaré para volvernos a reunir¨. ¨Te creo, le respondí,  y espero tu aviso, pero si cambias de idea te ruego cambies también de embarque por si acaso; recuerda que a mayor precaución mayor seguridad¨

Tras algunos  comentarios más sin importancia, de acuerdo en volvernos a ver  y después de tomar algunas medidas de seguridad, salieron el doctor Guiteras acompañado de Casariego y Muñoa. De acuerdo a lo pactado yo lo hice diez minutos después con el revolucionario que había concertado la entrevista y me acompañaba en esa ocasión.

(El Secretario de Gobernación y de Guerra y Marina Antonio Guiteras Holmes  y el Jefe del Ejército Coronel Fulgencio Batista  Zaldivar durante el mal llamado ¨gobierno  de los 100 días¨; gobierno inconstitucional que no fue elegido por el pueblo,  que al no  adoptar una  constitución que limitara  los derechos y los deberes del Gobierno y del pueblo, trajo al país gran inestabilidad y enfrentamientos armados algunos de los cuales pueden leerse en este blog. Fotos y comentarios añadidas por el Bloguista del blog Baracutey Cubano)

El coronel Batista tuvo  conocimiento aquella misma tarde del desenvolvimiento  de  la entrevista. Me manifestó su desagrado por no haber podido obtener un acuerdo con el doctor Guiteras, pero escuchó con visible contento mi aseveración, creyendo  firmemente  lo que se me había dicho por el propio Dr. Guiteras, que no se embarcaría. Entre otras cosas recuerdo que me dijo: 

-¨Ojalá tengas razón, pero los datos que tengo indican lo contrario...¨

- ¿Qué sabe usted de la actuación  de los oficiales de la Marina, Carmelo González y Rafael Díaz Joglar en relación con estos hechos?

- En lo que se refiere a Rafael Díaz Joglar no conozco nada. En cuanto a Carmelo González hay un hecho que se desarrolló en el Castillo  de San Severino la tarde del 8 de mayo de 1935 que pudiera arrojar alguna luz sobre su actuación.

El capitán Carmelo González   se encontraba en el Castillo cuando llegamos el coronel Batista y yo. Dirigiéndonos  al lugar donde  se encontraba Muñoa Selva le increpé diciéndole: - ¨Ustedes tienen parte de culpa. ¿Por qué no me hicieron caso ayer?¨ Muñoa me respondió: - ¨Tiene usted razón, ojalá hubiéramos seguido sus consejos... ¨¨

Más calmado le dije a Muñoa: ¨Trataré por todos los medios de hacer algo por Juan Antonio y por usted. Esté tranquilo y confíe. ¿Necesita algo ahora? ¨¨Ha muerto el doctor, me contestó con un tono de tristeza Muñoa, y por tanto lo único que yo  necesito  es morir también. Muchas gracias.¨ (Este pasaje se lo incluyo porque es digno  de aparecer en cualquier cosa que se escriba sobre el doctor Guiteras, ya que ofrece una idea exacta  de la veneración que siente  o al menos sentía en aquella oportunidad. Muñoa Selva por él. Y después continuó igual, porque hasta hace unos tres años  que mantuve correspondencia  con él, siempre me hablaba del Dr.  Guiteras en el mismo sentido. Las últimas  noticias que tuve  de él lo situaban como pesador de caña en el central ¨Francisco¨, Camagüey.)

Carmelo González escuchó esa conversación. A los pocos momentos respondió a mi saludo de ¨Hola Carmelo¨ con un frio movimiento de mano a la usanza reglamentaria. Ante mi asombro que trata de averiguar la razón  de aquel desafecto, lo llamé al orden, interviniendo el coronel Batista, quien hizo saber a Carmelo González  que yo merecía  un saludo además de su admiración y respeto. Esto lógicamente me hace suponer, sin que pueda asegurárselo,  que el mencionado marino tenía conocimiento, en alguna forma,  de mi intervención en el problema. Seguramente por el propio doctor Guiteras conocería de mis consejos de que no se embarcara.¨

Hasta aquí  la entrevista a distancia que hubimos de hacerle al señor Ignacio Galíndez, utilizando el correo. Es bueno antes de concluir aclarar convenientemente algunos particulares.

En primer lugar, el ¨revolucionario¨ a quien se refiere el señor Galíndez es el señor  Rutillo Ramos que había sido soldado y era, a la sazón, hombre de toda confianza. En lo que se refiere a la casa de Industria número 5 nos pareció siempre que había un error que el propio RR, como veremos más adelante, hubo de aclararnos convenientemente. También hay un error en lo que a la fecha  se refiere.  La entrevista no se celebró el día 7 como el señor Galíndez asegura, sino  el 6, pues el 7, es de todos los amigos de Antonio Guiteras sabido, que  lo pasó, íntegramente, en la casa de la Dra. Delia Echeverría, de donde salió a las cinco de la tarde,  para ¨El Morrillo¨.

Versión de Rutillo Ramos

Cuando recibimos la anterior carta del Sr. Ignacio Galíndez, nos dirigimos en una amplia carta al señor Rutillo Ramos, preso en el Presidio Modelo de Isla de Pinos. Como conocíamos los trámites del penal, por haber sido varias veces preso político en época de Machado y Batista, decidimos escribirle una carta al señor José M. González, a la sazón director del Presidio Modelo, pidiéndole autorizara al señor Ramos a contestarnos la carta que aparte le enviamos.

El señor González primero, envió la carta a un militar que la devolvió opinando que había que consultar con el Ministro de Gobernación. Dicha resolución no me fue  nunca comunicada. Una nueva carta mía replanteó  el problema, pero ya, afortunadamente, no estaba el señor González en la dirección del Presidio Modelo, sino el ingeniero Benito Herrera, Jefe de la Policía Secreta Nacional y un revolucionario íntegro y ejemplar, que comprendió en seguida  que no era para poner trabas a una investigación de tipo histórico sobre una  figura como Antonio Guiteras, sino para facilitarla y autorizó la respuesta de la carta en cuestión.

Rutillo Ramos no quiso ofrecernos detalle alguno por carta y nos pidió que le visitáramos para ofrecernos todos los detalles solicitados.

Durante una semana estuvimos tratando de obtener en el  Ministerio de Gobernación el permiso. Aún no atinamos a explicarnos por qué razones  el señor  José Manuel  Casado se obstinó en negárnoslo. Inútiles fueron las gestiones de todo orden que en ese sentido hicimos. Siempre se nos respondió  con evasivas y súplicas de que  aplazáramos  el viaje a Isla de Pinos.

Al fin decidimos ir, echando a un lado esos ruegos muy amables, pero poco convincentes, máximo cuando el motivo de la solicitud era para allanar todas las dificultades, nunca para entorpecerlas. Nuestra condición de periodista nos abriría las puertas sin necesidad de que el Ministro nos diese una autorización.

Ya en Isla de Pinos nos encontramos que el director interino del Penal, con los antecedentes que obraban en el expediente y la autorización concedida por el ingeniero Herrera, no tuvo inconveniente en permitirnos hablar durante dos horas con Rutillo Ramos. He aquí su versión de la entrevista entre el Dr. Antonio Guiteras y el señor Ignacio Galíndez.

Enfundado en un uniforme blanco de los que  en el penal se dan a los presos,  Rutillo Ramos, sentado en un pequeño banco frente a mí, teniendo por fondo el paisaje incomparable de las montañas de mármoles de Isla de Pinos, comenzó a relatarme todo lo que conocía del hecho que estábamos investigando.

- En los primeros días del mes  de mayo de 1935, los señores Miguel Muñoa y Roberto Casals me visitaron- nos dijo- para decirme que tenían noticias de que el entonces  teniente coronel Ignacio Galíndez estaba interesado en hablar con el doctor Antonio Guiteras y que ellos deseaban, por mi conducto, hacerle saber al señor Galíndez que por la parte del doctor Guiteras no había inconveniente alguno para esa entrevista. Mi amistad con Galíndez databa de muchos años. Ya en época de Machado yo había sido preso en Columbia por conspirar con Mendieta. Había perdido  mi posición en el Ejército y no quise recuperarla al ser derrocada la  tiranía, en espera  de una cosa mejor. Al organizarse la Policía Técnica  se me nombró para una plaza de simple detective. Un día vi a Galíndez y éste me propuso que pasara  a sus órdenes para que me librara del servicio diario. Así lo hice y fué, de esta manera, como volví a verme  casi a diario con él, convirtiéndome en uno de sus hombres de confianza.

Accedí a la petición de mis amigos Muñoa y Casals y comuniqué al teniente coronel Galíndez el recado.

Éste, extrañándose, me dijo que él no había solicitado ninguna entrevista con el doctor Guiteras, máxime cuando sabía que se le estaba chequeando  en esos días ya que se tenían noticias de que iba a salir de la Isla y casi seguro que se le daría muerte atacándose  a la embarcación en que iba a salir.

Con esas noticias localicé inmediatamente a los señores Casals y Muñoa y le avisé lo que me habían informado. Muñoa habló por teléfono con Guiteras, diciéndome después  que era éste quien ahora tenía interés en hablar con Galíndez.

Nuevamente vi al teniente coronel Galíndez y le informé de lo que me habían pedido Muñoa y Casals. Galíndez accedió. Yo  acordé con Muñoa y Casals que Galíndez iría a mi casa en la calle de San Nicolás 36 entre Ánimas y Virtudes. De allí se le llevaría después para el lugar donde estaba Guiteras esperando. Cuando estábamos en mi casa Galíndez, Muñoa y yo, aguardando el aviso de Guiteras, éste hubo de aparecerse con Juan Antonio Casariego.

La entrevista fue larga. Yo no la presencié porque estaba afuera vigilando en evitación de cualquier cosa. Cómo a las nueve de la mañana llegó Galíndez. Era más de la una de la tarde cuando nos fuimos. Guiteras, Casariego y Muñoa salieron diez minutos antes que nosotros. Nunca se me dijo lo que allí se había tratado.

Rutillo Ramos se ha quedado silencioso. No sabe nada más. Nosotros atinamos a preguntarle entonces:

- Y de la actuación  del capitán Carmelo González y del teniente Rafael Díaz Joglar, ¿usted sabe algo?

- Sí, Galíndez me dijo que Carmelo González y Díaz Joglar eran los contactos entre Guiteras, el Estado Mayor de la Marina y el Estado Mayor del Ejército, razón por la cual ellos estaban enterados de todos los planes  de salida del jefe de la ¨Joven Cuba ¨.  También me habló de que había  órdenes  de bombardearlos por el aire con la aviación o de cañonearlos en el mar si es que lograban salir, Eso fue todo¨.

  El hombre que hace tres años ganara notoriedad con una fuga sensacional, aprovecha la oportunidad para hablarnos de su causa. RR, con un énfasis  de convencido, proclama su inocencia y aún cuando nuestras leyes no concedan la revisión de su proceso, el insiste en afirmar  que no aspira al indulto sino a la aceptación por los tribunales de la tesis de que él es una víctima de un error judicial.

Nos despedimos. En el Presidio Modelo en esos días había un poco de agitación, muestra manifiesta de una gran indisciplina. El cambio de director, las circunstancias nada más que  obligaron a las autoridades  a adoptar esa actitud, todo ello mantenía en el Penal una situación de intranquilidad que ojalá a la hora en que escribimos estas líneas, se haya resuelto favorablemente.

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Se lee al final del artículo:
(El próximo artículo de esta serie está  dedicado al señor Florentino Fernández, que es la persona que establece la conexión  de Carmelo González con el doctor Antonio Guiteras y el doctor Ernesto Varela Díaz, en cuya casa celebraron Guiteras y Carmelo González las distintas entrevistas planeando la salida por ¨El Morrillo¨)

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Fragmento del testimonio del guiterista Olimpo Luna del Castillo  donde se corrobora lo que expresó Ignacio Galíndez  sobre  su conversación con Antonio Guiteras Holmes,  de donde se infiere claramente el interés de  Fulgencio Batista y de él, Ignacio Galíndez, de salvarle la vida a Guiteras. El fragmento se encuentra en la página 35 de la Bohemia del 22 de septiembre de 1946  . En ese fragmento creo haber leido:

¨Los  primeros pasos los dió Guiteras estableciendo contacto  con el capitán Carmelo González de la Marina de Guerra . Yo lo acompañé  en todas sus entrevistas  en una casa de la calle San Rafael. Guiteras  tenía plena confianza en CG, llegando al extremo  de molestarse cuando alguien le observaba  que éste podía traicionarle.

El día 6 de mayo  de 1935 fue la entrevista  con el  entonces  teniente  coronel Ignacio Galíndez . Este le propuso a Guiteras un entendimiento  con Batista. Al no poderse llegar a un  acuerdo Galíndez le advirtió  a Guiteras  que no debería salir del territorio nacional  pues todos sus pasos  estaban siendo observados  por el Estado Mayor  del Ejército que los conocía  en sus más íntimos detalles.

El día  7 de mayo Guiteras  me dio instrucciones  ya que  ¿XXX XXXXX? a embarcar . Yo pasé toda esa mañana  haciendo gestiones. Por la tarde  llevé a Xiomara  O'Hallorans que había regresado  a La Habana  a ver  a su hijo y a Rafael Crespo Tamayo para Matanzas.

Nos concentramos en diferentes casas y poco a poco fuimos trasladan-¨


Foto de la Bohemia del 22 de septiembre de 1946,número de la revista  en la que se encuentra la versión de Fermín Sangra, Julio Ayala y Olimpo Luna del Castillo (comienza en la página 34) de lo ocurrido ese día. En la foto Olimpo Luna del Castillo  está en la extrema derecha de la foto.

Foto del juicio o Concejo de Guerra por los sucesos ocurridos en  El Morrillo

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(De los sentados, de izquierda a derecha y a partir del tercero: Antonio Guiteras, Fulgencio Batista, Ramón Grau San Martín, Pablo Rodríguez y Sergio Carbó)

Antonio Guiteras Holmes y  Carlos Aponte Hernández 

En las  siguientes capturas de pantalla del libro Fulgencio Batista: The Making of  a Dictator, de Frank Argote-Freyre, se narra cómo fue el enfrentamiento ( donde mueren  y son heridas personas de ambos bamdos y hasta personas ajenas al enfrentamiento) donde mueren Antonio Guiteras Holmes y el comunista venezolano Carlos Aponte. En el libro Batista, el ídolo del pueblo, de Alejandro Prieto Blanco,  se dice que la  persona que empezó el enfrentamiento armado fue el guiterista Paulino Pérez Blanco con su (sub)ametraladora; quién logró escapar del lugar. 




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SIN EMBARGO: ESTA VERDADERA  MASACRE LLEVADA A CABO POR EL CASTRISMO APENAS SE CONOCE:

 DE LOS ARCHIVOS DEL BLOG BARACUTEY CUBANO

. Publicado en Baracutey Cubano en julio del 2009 -



6 de julio del 2007, Summit, New Jersey.


Entre las flagrantes atrocidades cometidas por el régimen castrista en su larga historia de abusos, se destacan dos incidentes –la Masacre del Río Canímar y la del Remolcador 13 de marzo, ambas ocurridas en el mes de julio. Estos sucesos no dejan duda sobre el profundo desprecio del liderazgo cubano por la vida humana y su cruel trasgresión al derecho de los ciudadanos cubanos a salir de su país.

El 6 de julio de 1980 tres jóvenes se apoderaron de una recién inaugurada embarcación de excursiones, el “XX Aniversario,” que navegaba a lo largo del pintoresco Rio Canímar, desembocando en la bahía de Matanzas. Los sorprendidos pasajeros gritaron de alegría cuando supieron que se dirigían a los Estados Unidos, pero el guardia de seguridad se resistió, disparándole a los jóvenes. Estos lo hirieron con pistolas llevadas a bordo, obtenidas en su servicio militar obligatorio. Preocupados por el estado del herido, lo enviaron a tierra junto a un pasajero que rehusaba partir.

Alertadas las autoridades, ordenaron una persecución. Lanchas de alta velocidad de la Marina cubana alcanzaron la nave y dispararon a mansalva contra los pasajeros. Al no poderla hundir, pronto apareció un avión de la Fuerza Aérea, que también abrió fuego sobre el “XX Aniversario.” Finalmente, un barco especializado en trabajos industriales pesados entró en escena, embistiendo la sólida nave hasta que se hundió. La mayoría de los heridos y que habían logrado escapar sanos hasta el momento se ahogó. Aunque el barco tenía capacidad para 100 pasajeros, sólo sobrevivieron diez personas. El número preciso de víctimas quedó en secreto, pero se cuentan al menos 56 conocidas, incluyendo niños de 3, 9, 11, y 17 años. No se les entregaron los cadáveres recuperados a sus familiares y se prohibió la realización de funerales comunitarios. El gobierno cubano declaró que había sido un accidente y amenazó a los sobrevivientes con prisión para exigir su silencio, manteniéndolos bajo vigilancia por años.

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 LA MASACRE DEL RÍO CANÍMAR.


A poca distancia de las playas de Varadero, el 6 de julio de 1980, tres jóvenes secuestraron una embarcación con capacidad para casi 100 pasajeros, el "XX Aniversario", que hacía excursiones en ese río.

Los hermanos Silvio y Sergio Águila Yanes, de 18 y 19 años, junto con Ramón Cabeiro, de 15 años, se apoderaron del barco con la intención de huir de Cuba rumbo a los Estados Unidos. Sergio, que cumplía el servicio militar obligatorio, había sustraído armas de fuego para la operación.

Al apoderarse de la embarcación, los jóvenes gritaron "A Miami" en medio de los gritos de aprobación por parte de muchos de los sorprendidos pasajeros. Uno de los guardias de seguridad resistió, disparando contra los jóvenes. Quedó herido cuando éstos devolvieron el fuego. Preocupados
 por su estado, los jóvenes lo colocaron en un botecito para que regresara a tierra junto con otro pasajero que tampoco quería irse. El "XX Aniversario" se dirigió hacia el mar mientras los otros dos llegaban a tierra y alertaban a las autoridades.

Julián Rizo Álvarez, secretario del partido comunista de la provincia de Matanzas, se hizo cargo de la persecución. Según cuenta en su libro "Los Hijos del Enemigo" el escritor Norberto Fuentes, excolaborador de Fidel Castro, Rizo convirtió un restaurante local en puesto de mando con teléfonos directos a la oficina central del Partido y a Fidel Castro, que le dió órdenes explícitas de que no se podía permitir que el barco se escapara “bajo ninguna circunstancia”. Despachó dos lanchas rápidas de la patrulla de la Marina con órdenes de evitar la fuga y hundir la embarcación si fuera necesario. Las lanchas patrulleras abrieron fuego contra el "XX Aniversario" y los jóvenes respondieron. Como resultaba difícil hundir la embarcación, que estaba hecha de fibra de cemento, las patrullas se retiraron. En cubierta quedaron varios pasajeros muertos y heridos. Entonces, un avión de la Fuerza Aérea sobrevoló la nave. Algunos padres cargaron en alto a sus hijos con la esperanza de evitar un ataque, pero éste regresó y abrió fuego, hiriendo y matando a más personas.

Apareció entonces un enorme barco, de uso industrial, que embistió el "XX Aniversario". Poco antes de llegar a las aguas internacionales, los agresores lograron hundirlo y continuaron disparando contra los sobrevivientes que habían caído al mar, repleto de tiburones atraídos por la sangre. Silvio Águila Yanes se tiró al agua para ayudar a los sobrevivientes que se estaban ahogando. Según las informaciones recopiladas, sólo llegaron a tierra diez sobrevivientes.

Hay dudas sobre la suerte que corrió Sergio Águila. Según Norberto Fuentes, se suicidó después de gritar: "Los comunistas no me cogerán vivo nunca". Sin embargo, otras fuentes aseguran que la tripulación de las lanchas de la Marina lo sacó del agua, posiblemente con vida aún. Silvio Águila y Ramón Cabeiro recibieron una sentencia de 30 años de cárcel. Cumplieron una larga condena en la cárcel habanera Combinado del Este, donde testigos informaron que se les sometió a tortura con drogas psicotrópicas. Con el tiempo ambos fueron puestos en libertad y viven ahora en el exilio. Otros tres jóvenes que sabían del plan o ayudaron a planificar la fuga recibieron sentencias de dos a tres años de cárcel. Además, a los cinco jóvenes se les confiscó todos sus bienes.

La dictadura cubana alega que el hundimiento fué un "accidente" que ocurrió cuando la embarcación chocó con el barco más grande debido a la fuerza del oleaje. No se sabe si se recuperaron cadáveres, ya que ninguno fué devuelto a los familiares.

Murieron 56 personas, pero nunca hubo una declaración oficial sobre el número de víctimas. Entre los niños asesinados se encuentran Lilián González López, de 3 años, Marisol Martínez Aragonés, de 17, Osmanly Rosales Valdés, de 9, y Marisel San Juan Aragonés, de 11.

A los sobrevivientes se les ordenó guardar silencio y se les prohibió reunirse, bajo amenaza de someterlos a juicio como cómplices del secuestro. Por años, los agentes de la seguridad del estado vigilaron sus actividades, mientras se les ofrecían televisores y otros electrodomésticos generalmente reservados para altos funcionarios del gobierno.

ASESINOS !!!
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Archivo Cuba have un llamado a los gobiernos mundiales, a las organizaciones internacionales, y a todas las personas de buena voluntad a que hagan al gobierno cubano responsible de sus crímenes y a que exijan que se respeten los derechos fundamentales de los cubanos a la vida, a la seguridad y a la libertad de salir de su país por voluntad propia.

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LA MASACRE DEL RÍO CANIMAR, PROVINCIA DE MATANZAS, CUBA

6 DE JULIO DE 1980

El Domingo 6 de Julio de 1980, establecido como el Día del Niño, un sinnúmero de personas mayores de edad, y algunos llevando a menores de edad, abordaron en el Centro de Recreo Caminar la embarcación adaptada para excursión "XX Aniversario".

El barco comenzó a navegar lentamente por las aguas y cuando llevaban un corto tiempo en la travesía, los hermanos y miembros del Servicio Militar Obligatorio: Sergio Águila Yanes de 19 años de edad, con el arma de fuego que portaba, y Silvio Águila de 18 años de edad, conminaron al capitán de la embarcación y a los dos tripulantes (custodios, y uno tenia un arma), que el "yate" pusiera rumbo a los EE.UU. En esta decisión de escapar de Cuba, también los acompañaba Roberto Calveiro de 15 años de edad. Otro joven que estaba en el plan a última hora decidió no participar en el escape. (Debido al hermetismo que siempre ha adoptado el régimen comunista cuando algo no le conviene, se desconoce si otros ocupantes excursionistas estaban en el plan).

Cuando el Capitán bajo esa premisa giró la nave, y puso proa hacía el norte, el custodio armado a un descuido de Sergio debido a la confusión que se había formado entre los excursionistas, sacó su pistola y Sergio le disparó hiriéndolo (versión: "un miliciano que participó en los hechos, comentó que el custodio se había lanzado al agua y llegó nadando a la orilla" otros ciudadanos afirmaron "que el custodio fue muerto por el disparo que le impacto en el pecho", y en las versiones también se exponen: "que el custodio fue herido y puesto en una lancha de pescadores que estaba cerca, o en un bote pequeño que llevaba remolcando el barco excursionista").


Pero bien, aunque es lamentable si el custodio fue herido y murió, lo trascendental de este caso del Río Canimar, es la masacre que perpetuó el régimen en su arrogancia criminal, y por supuesto, basado también que sus asesinatos a niños, mujeres, y ancianos eran impune, no tenían ninguna repercusión adversa en el ámbito internacional, aunque si en el plano nacional, pues continuaban manteniendo el terror implantado en la población.

Los hechos según Radio Martí.

De acuerdo a una investigación de Radio Martí que fue trasmitida en un programa de más de media hora el jueves 5 septiembre de 1985 y titulado "La Matanza del Río Canimar", y la cual fue basada en entrevistas a unas 20 personas residentes en Cuba, y de las cuales varias fueron pasadas en el programa sin decir sus nombres por razones obvias, reseñamos lo siguiente:

Que el 6 de julio de 1980 cuando los sucesos del llamado éxodo marítimo del Mariel, una embarcación de recreo llevando entre 70 y 100 pasajeros de paseo por el Río Canimar, fue tomada por unos tres o cuatro jóvenes militares armados que a punta de pistola amenazaron al capitán del barco para que pusiera rumbo a los Estados Unidos, y en ese momento un miembro de la Seguridad del Estado que iba en el barco sacó su pistola y fue muerto por los secuestradores.

Al entrar el barco turista en la Bahía de Matanzas, y los guardafronteras percatarse de lo que sucedía, mandaron una patrulla marítima, la cual le hizo varios disparos de advertencia, pero la nave no se detuvo. Pasado unos minutos otra lancha de los guardafronteras apareció en la escena y un avión, y como la embarcación turística seguía su curso norte, las patrullas del régimen comenzaron a dispararle directamente. Aunque la andanada de balas era intensa por parte de los guardafronteras, el XX Aniversario no se detenía, y fue en ese momento que se apareció una draga y envistió al barco turístico provocando su hundimiento, y por consiguiente la perdida de vidas de un indeterminado número de personas.

En las entrevistas realizadas por R. Martí, algunos dijeron que ese día habían mucha movilización de militares en Matanzas, y que las funerarias velaban a un inusual número de cadáveres. Este programa lo repitió varias veces Radio Martí dando más detalles de la masacre..

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Algunos de los masacrados: Sergio Águila Yanes; Mirta de Armas Naranjo; Onelia Quintana; Delio Gómez González; Marisol Martines Aragonés (menor); Osmany Rosales Valdés (menor); Juan Domínguez Alfonso; Vicente Fleitas Cabrera; Lilián González López (menor); Marisel San Juan Aragonés (menor); José San Juan;

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 ErnestoMiami

5 de abril, 2025

El barco que Fidel Castro ordenó hundir durante el éxodo del Mariel. La masacre del rio Canímar


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El 11 de septiembre de ese año 1985. el periodista Tomás Regalado que en ese tiempo trabajaba para el periódico en español del Miami Herald, saca un articulo titulado "Más para Radio Martí", de donde tomamos los siguientes párrafos:

(Tomás Regalado, hoy comisionado y aspirante a Alcalde de la ciudad de Miami )

...... para este propósito iniciar esta breve cronología, no en el litoral de Matanzas, sino en el teatro Atenas de la capital de la provincia. En horas de la mañana del 6 de julio de 1980, se iniciaba en el teatro Atenas la Asamblea de Renovación y Ratificación de Mandatos del Partido Comunista en la provincia de Matanzas; presidía la misma Julián Rizo Álvarez, entonces primer secretario del Partido en la provincia de Matanzas, y junto a él entre otros se encontraba el mayor Romelio Pérez León, jefe del Ministerio del Interior en la ciudad de Matanzas. Alguien se acerca a Julián Rizo y le dice algo, y éste airadamente toma el micrófono y grita: "Compañeros, queda suspendida esta actividad por motivos de una emergencia. Acto seguido, Rizo, Pérez León y mas de una veintena de funcionarios y ayudantes abordaron sus autos y se dirigieron a la ribera del río Canimar, casi en su desembocadura en la Bahía de Matanzas. Allí, en la posta de los guardafronteras, aun tirado sobre una pequeña chalupa, se encontraba el cadáver de un agente del Ministerio del Interior con un balazo en el pecho, y junto a el, sollozando, el capitán del barco de turismo del Canimar, quien contó lo que había ocurrido: Que minutos después de haber iniciado el viaje de turismo río arriba, cuatro personas, tres jóvenes reclutas del servicio militar y un sargento de tercera que habían logrado entrar como pasajeros en el barco ocultando cada uno una pistola Makarov y dos AKM-- habían asumido el control de la embarcación, un barco de ferro-cemento construido en los astilleros de Cárdenas y que había sido modificado, incluso mediante la colocación de asientos en el techo. El custodio extrajo un M-52 para hacer frente a los jóvenes, y estos le dieron muerte. Mas tarde le dieron permiso al capitán para que llevara el cadáver a la orilla en una pequeña chalupa que tenia el barco. Ya en esos momentos, el barco conducido por uno de los jóvenes, se dirigía hacia la bahía. Julián Rizo, dirigiéndose al mayor Pérez León, le grita: "De ahí no pueden irse", señalando hacia lo que se conoce como el bolso de la Bahía de Matanzas. En esos momentos una lancha que patrullaba el río San Juan llegó a toda maquina al lugar y minutos después una avioneta de fumigación agrícola hace dos pases sobre el barco, disparando contra la embarcación. La lancha patrullera hace también disparos y cae muerto uno de los jóvenes que habían asumido el control de la nave.

Llegan otras dos lanchas y hacen un cerco a la nave secuestrada que ya ha parado sus motores; los jóvenes ordenan que las mujeres y niños bajen a los camarotes. Rizo, histérico, repetía que no podían "salir de la bolsa de la bahía", y mirando una draga o arenera en el muelle, ordena que varios tiradores la aborden y "le partan para arriba al barco". Y así fue. La pesada draga golpea al barco, pero nada ocurre; el segundo golpe, sin embargo, fue fatal, el barco se parte en dos y se hunde en segundos; las lanchas patrulleras rescatan a ocho de los pasajeros y a los tres jóvenes, 11 sobrevivientes en total, se recogen unos 10 cadáveres; el resto quedo atrapado en los camarotes.

Al siguiente día, oculta en una pagina interior del periódico matancero Girón, se publica una nota de tres líneas donde se informa que se frustró un intento de salida ilegal del país; y nada mas.

Nota de CS: En el relato del capitán hay algunas incongruencias, como que los disparos hechos desde la avioneta o la lancha patrullera que llegaron primero a la escena, mataron a uno de los asaltantes.

Pero como expresamos con anterioridad, lo trascendental de este caso es la masacre que efectuó el régimen comunista contra niños y mujeres que eran en su mayoría los ocupantes del barco.
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