lunes, enero 02, 2006

ALTERNATIVA DE LOS PUEBLOS

ALTERNATIVA DE LOS PUEBLOS

Reflexiones. Revista "Vitral" del Centro de Formación Cívica y Religiosa. Diócesis de Pinar del Río. Cuba. Año 12. No. 69. Septiembre-Octubre de 2005

por: Gerardo E. Martínez - Solanas

El verdadero compromiso con la patria se prueba cuando uno cree que no puede dar más de sí, pero lo intenta.
En los cortos años de la vida humana observamos el triunfo frecuente de los violentos, esgrimiendo razones o sinrazones, y nos convencemos de que hay que responderles con mayor violencia para asegurar el triunfo de las causas justas. No aprendemos con las experiencias de otros y no vivimos lo suficiente para alcanzar una perspectiva histórica testimonial.
Es verdad que los violentos, entronizados como dictadores o tiranos, logran el poder por la fuerza e imponen su capricho a sangre y fuego por largos períodos que pueden abarcar varias generaciones. Es verdad también que casi siempre son derrocados en una verdadera conflagración plagada de crueldad y de venganzas. Hasta el punto que las víctimas se convierten en victimarios.
No obstante, la bondad, la verdad y la justicia triunfan porque les asiste la razón. No requieren de la fuerza ni la violencia. Quien pretendiera imponerlas las adulteraría hasta el punto de hacerlas irreconocibles. Perderían su valor intrínseco.
La maldad, la mentira y el abuso sí requieren imponerse con crueldad porque son producto del capricho irracional y nunca son capaces de edificar sino destruir.
El relativismo que corroe las sociedades niega estas afirmaciones y confunde mediante la justificación del error como si se tratara simplemente de una alternativa distinta. Pero la alternativa nos la da la conciencia y es la conciencia a la que estamos obligados a atender.La conciencia colectiva gestó el derecho natural. De la verdad y la justicia que de él emanan la humanidad se ha dado a sí misma un código de derechos y libertades inherentes, inalienables e indivisibles. Ha cobrado forma multifacética en lo que hoy conocemos como Carta Internacional de Derechos Humanos, una compilación de cuatro instrumentos universales que corresponde incorporar explícitamente en todas las Constituciones del mundo.
Terroristas, fanáticos y tiranos se empeñan en desvirtuarla con interpretaciones relativistas, en hacerla selectiva según sus conveniencias y circunstancias o sencillamente en despreciarla. A veces lo logran con resultados espantosos que dejan una secuela de odio, violencia, destrucción y miseria.
Es en estas circunstancias que los pueblos que se rebelan contra la iniquidad, se sienten tentados a imitar los métodos de los verdugos y a confundir la venganza con la justicia y la violencia y la tortura con el derecho y el castigo.
Pero al bondadoso, al honesto y al justiciero lo asiste la razón y lo apoya inquebrantablemente su propia conciencia y la conciencia colectiva que lo hace soberano de sus derechos y libertades. Derechos y libertades que nadie le otorga porque nace y muere con ellos como parte intrínseca de su ser. Derechos y libertades a los que renuncia cuando aplica métodos que los conculcan para quienes percibe como enemigos irreconciliables. Victoria inútil de la razón cuando utiliza instrumentos de fuerza.
Basten los contrastes abrumadores. El triunfo de los que destruyen es efímero. El de los que edifican es permanente.
El que destruye, empobrece y nunca convence. El que edifica, une voluntades y fomenta el progreso.
Esa es la alternativa.