sábado, enero 28, 2006

LA "GUERRA DE LOS CARTELES". UN ENFRENTAMIENTO QUE DESCUBRE LA REALIDAD CUBANA

Tomado de: Cuba Liberal.com

Polémica

Como a veces sucede con sus artículos, La Guerra de los Carteles (que nada tiene que ver con las grescas entre los ídems de Medellín y Cali), de Alejandro Armengol, publicado el 27 de enero en Cubaencuentro.com, ha producido un encontronazo de opiniones, una de las cuales insertamos después del provocador escrito.
Contra la valla
Por Alejandro Armengol, Miami
La Guerra de los Carteles

Lo que tiene de singular la presente "Guerra de los Carteles" entre La Habana y Washington es que ambos contendientes han decidido a enfrentarse apelando a recursos similares. Por un momento, Estados Unidos ha decidido olvidar que es la nación más poderosa del planeta: coloca una pizarra informativa en su sede consular en la Isla y se dedica a divulgar frases en favor de los derechos humanos.
Poco usual esa función en el terreno diplomático: funcionarios norteamericanos convertidos en miembros de un equipo de agit-prop. Pero la respuesta del régimen castrista —hasta estos momentos— tampoco cae en el terreno convencional. En vez de presentar un ultimátum ante una provocación indudable, Fidel Castro se limita a erigir un muro o a ampliar la tribuna desde la que realiza sus actos "antiimperialistas". Parece que ambos, Cuba y Estados Unidos, se sienten muy a gusto y con gran entusiasmo para continuar el juego.
¿Juego? ¿Pero hay realmente juego? ¿No estamos ante un estadio vacío, donde en lugar de los equipos sólo compiten dos vallas anunciadoras, proclamando cada una y al unísono la superioridad frente al contrario? Pura propaganda.
Un enfrentamiento verbal que enmascara la realidad: las pocas opciones disponibles para cada bando y la voluntad de desviar la atención de formas de enfrentamiento más eficaces. Aunque cuidado, no hay que tomar a la ligera esta escalada de consignas, porque detrás de ella se encuentran objetivos claves, tanto para la administración norteamericana como para el gobierno cubano.
Acciones de valor nulo Lo que viene haciendo la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, desde la llegada de George W. Bush a la presidencia estadounidense —primero con James Cason y ahora con Michael Parmly— es ofrecerle pretextos a Castro para el cierre de la sede diplomática.
Son acciones de un valor nulo, respecto al avance de la causa opositora, pero con un contenido propagandístico contraproducente para la labor de la disidencia. No es función de la diplomacia alimentar conflictos, sino apaciguarlos. Tradicionalmente, el lugar para colocar carteles de protesta es frente a las embajadas, no en sus edificios.
La forma de actuar de los embajadores se ha caracterizado siempre por la discreción. Esto no ha impedido a muchos actuar en favor de la libertad, pero de forma decidida y enérgica, sin recurrir a aspavientos. Es muy fácil protestar a gritos desde la seguridad de un recinto diplomático, pero hacerlo no facilita en nada la labor de los que no cuentan con una protección similar.
Es cierto que la Oficina de Intereses de EE UU en La Habana se ha limitado a colocar ideas y citas de carácter universal en favor de los derechos humanos, no consignas subversivas en un sentido estricto. No ha hecho un llamado en favor del derrocamiento del régimen castrista ni ha alentado la insurrección popular.
La ira de Castro obedece a que su gobierno totalitario no admite la menor expresión de libertad. Pero tampoco hay libertad en China, Pakistán, Arabia Saudí, Egipto y muchos otros países con los que Washington mantiene excelentes relaciones diplomáticas y comerciales. En las embajadas norteamericanas respectivas, no han aparecido informaciones alegóricas a los abusos que cometen los gobiernos nacionales.
¿Dónde están los carteles que denuncian los últimos actos represivos contra los campesinos chinos? ¿Quién ha visto informaciones en favor de la liberación de la mujer en un país árabe aliado de EE UU? ¿Cuántas pizarras denuncian los abusos del régimen pakistaní?
Objetivo electoral Castro se ha limitado —repito que hasta el momento— a aceptar las reglas del juego impuestas por los norteamericanos: un muro o una tribuna más grande para tapar la pizarra informativa estadounidense. Es una apuesta para ver quién es el que primero pone contra la valla al contrario.
El gobierno de EE UU tiene que poco que ganar en este enfrentamiento verbal, pero menos aún que perder. Y el gobernante cubano lo sabe. La Habana tiene por política no romper relaciones diplomáticas, salvo en momentos en que esta ruptura le proporciona una ganancia política necesaria (lo hizo con Israel, cuando Castro aspiraba a la presidencia de los Países No Alineados).
Tampoco desea un rompimiento del pacto migratorio —que es la clásica válvula de escape para los que viven en la Isla— y persiste en utilizar las compras de alimentos a los agricultores estadounidenses como instrumento de presión política. Aunque todos estos factores tienen un valor relativo: si considera que para su reafirmación en el poder tiene que "subirle la parada a los yanquis", lo hará sin vacilaciones.
Washington quiere dar la impresión de que no le importa un rompimiento. Ese paso —que de producirse sería aplaudido en Miami— lo reduciría a la "opción cero" respecto a Cuba, pero en la actualidad se encuentra casi en este punto. No hay indicios de que pretenda continuar su política hostil por otros medios, que sería apelar a un enfrentamiento bélico. La ventaja para Bush y el Partido Republicano sería política, y con un objetivo electoral muy definido.
Este año hay elecciones legislativas en EE UU. Uno de los temas electorales primordiales para los republicanos —me atrevo a apostar que el primordial— es el de la inmigración. La carta de triunfo que estos esperan llevar en sus boletas es la restricción al máximo de la entrada de inmigrantes al país. Esta política, de amplia aceptación en el electorado republicano, necesita de una justificación ideológica para los cubanoamericanos. La ruptura de relaciones con La Habana estaría acompañada con el fin del pacto migratorio acordado por el gobierno del ex presidente Bill Clinton.
El exilio de "línea dura" —el sector clave del "voto cubano" para los republicanos— considera que quienes han llegado a este país en los últimos años son fundamentalmente "inmigrantes económicos". Cualquier medida que reduzca la cifra de nuevos refugiados no pondrá en peligro sus votos, sino todo lo contrario. Pero a la vez, ese mismo exilio favorece el carácter excepcional que brinda la Ley de Ajuste y una parte —aquí las actitudes están divididas— también se opone a la ley de "pies secos, pies mojados" establecida también por Clinton.
En la medida en que la Casa Blanca logre presentar una reducción de la inmigración procedente de la Isla como una necesidad política, —perseguidos políticos con causa demostrada— tiene ganado el apoyo de este sector de votantes, que entonces contará con la justificación perfecta para oponerse a la llegada de más cubanos: el cierre de las salidas serviría para aumentar la presión sobre Castro.
El pacto migratorio El objetivo por parte de Washington de esta nueva fase de la "Guerra de los Carteles" no es acelerar el fin de Castro, sino propiciar el fin del pacto migratorio. El gobernante cubano lo sabe —lo ha denunciado— y a ello se debe su "cautela": alimentar la confrontación verbal con el "imperialismo", que siempre ha utilizado para justificar la represión, pero no romper con EE UU. La próxima jugada está a cargo de Bush.
El argumento de aumentar la presión sobre el régimen, mediante un cierre de las salidas, no sólo es inmoral cuando se esgrime desde el exilio. A través de los años ha resultado poco eficaz. Castro se encuentra en un momento de reafirmación, en que no mira al futuro sino al presente, —el tan traído y llevado discurso del canciller Pérez Roque debe verse bajo esa óptica— y dispuesto al aumento de la represión tanto como sea necesario.
Castro sabe que frente a la actual administración norteamericana no puede apelar a un éxodo masivo, y ya cuenta con una nueva fuerza represiva —los "trabajadores sociales"— para utilizarla contra la ciudadanía, e incluso contra los propios dirigentes, de ser necesario. Tampoco tiene ante él una situación fácil, porque el aumento de la tensión social puede degenerar en brotes de violencia.
La situación deja poco margen —mejor decir que ninguno— a la esperanza de que se produzcan condiciones propicias para evitar situaciones traumáticas. Castro no está contra la valla, pero desde hace meses está tomando medidas para evitar cualquier intento de acorralarlo.
Lo ha hecho siempre y lo continuará haciendo hasta su muerte. El error del exilio es dedicar tanta energía y pensamiento al futuro y a la posible transición. Como hombre, su fin es inevitable, pero como político y guerrillero, no hace más que prepararse para la batalla.
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La “Guerra de los Carteles”: Un enfrentamiento que descubre la realidad cubana

Por Wenceslao Cruz

Si la sede diplomática norteamericana en Madrid pusiese un cartel lumínico similar al que puso en la planta quinta de su oficina de intereses en la Habana, nadie se sentiría molesto, más bien extrañado por poner algo tan obvio yrespetado. Lo mismo pasaría en cualquier país democrático, donde las palabras de un Martín Luther King o la declaración universal de derechos humanos de las Naciones Unidas, sean divulgados.
El último artículo de Alejandro Armengol describe a los funcionarios de la oficina norteamericana como miembros de un equipo de agit-prop, una abreviatura rusa de “agitación y propaganda”, concebida en los primeros días de la revolución rusa para representar toda actividad artística militante (teatro, cine, música, etc.). Es evidente que el término no encaja, ni por respeto, ni por origen, ni por lo que persigue, a los diplomáticos norteamericanos, aún cuando puedan haber semejanzas en lo que se pretende, o al menos pretendía, el agit-prop ruso: provocar una acción psicológica e intelectual inmediata.
Si catalogamos de “pura propaganda” a la divulgación de los derechos universales que deben asistir a todos los ciudadanos y cometemos el error de igualarlo a las mentiras que esparce por toda la isla y hacia el exterior - en carteles, mediante la radio, la televisión, el satélite o de periodistas adoctrinados- el dictador cubano, estaremos cometiendo, al menos, una injusticia.
Tampoco creo que resulte lógico plantear que eso entorpece la actividad opositora a Castro, pues el haber tomado la iniciativa la sede diplomática norteamericana, no responsabiliza a la disidencia interna de nada, más bien la alienta a no desmayar en su empeño de luchar para que en Cuba algún día no sea un delito poseer el texto de la declaración de los derechos humanos de la ONU, lamentablemente incumplido ininterrumpidamente por medio siglo en Cuba.
Y si bien es cierto lo que plantea el columnista de que Estados Unidos no hace lo mismo en otros lugares que igualmente se violan esos derechos, no es razón convincente para desvirtuar una iniciativa que seguro complacerá a los cubanos condenados a años de cárcel por ejercer los derechos recogidos en la “peligrosa” declaración de la ONU. No hay que enfadarse con el gobierno norteamericano por eso, por algún país hay que empezar y deberíamos sentirnos afortunados en que el nuestro haya sido al menos elegido ¿o no?
En el afán de ver a un gobierno norteamericano hipócrita, que sólo busca réditos electorales, el periodista parece no darse cuenta del enorme enfado que tiene el dictador cubano. Ese enfado se manifiesta en una respuesta que descubre la realidad cubana, una realidad que muchos se niegan a ver, pero que Castro con su ira la muestra.
La premura del dictador por levantar ese muro o esa “cosa misteriosa”, para impedir que se lean las frases “peligrosas” y “provocadoras”, lo que desenmascara realmente es el miedo a perder una pequeñísima parcela del férreo control de la información, confirma la carencia de elementales normas democráticas en Cuba, y eso, por muy anti Bush que se sea, es un hecho.
Asegurar como objetivo de Estados Unidos el cierre de la oficina de intereses, coincidiendo con la apreciación del dictador, no se sostiene. Está bastante claro que Castro teme a la libre información, y para los que aún no se habían percatado, la reacción de la dictadura debería despejarles las dudas.
Pero la recomendación del Sr. Armengol al final de su escrito seguro resultará hiriente para todos los que se han sacrificado y aún se sacrifican por llevar a Cuba hacia el cause democrático, tanto del exterior como desde el interior de la isla. El expresar que es un error del exilio «dedicar tanta energía y pensamiento al futuro y a la posible transición» aparte de parecer una simple despreocupación de un periodista cubano exiliado, hace que nos preguntemos ¿Para qué escribe Alejandro Armengol? Si no gasta él energía escribiendo para el futuro de Cuba ¿para qué o con qué objetivo la gasta?
La libertad y la democracia en Cuba es deseable que esté cerca, y si la muerte del dictador es la única posibilidad que ve el escritor para un cambio futuro, es respetable. Lo que no es, medianamente digno, menospreciar la “energía” gastada por miles de prisioneros políticos, de miles de muertos, de disidentes y opositores.
El filósofo italiano Vincenzo Gioberti alertó que «los mayores enemigos de la libertad no son aquellos que la oprimen, sino los que la ensucian» uno va aprendiendo la realidad y actualidad de este pensamiento, y de coincidir al igual que Abraham Lincoln en que «los que niegan la libertad a los demás no se la merecen ellos mismos».
Madrid 27-01-2006 Wenceslao Cruz Blanco
PD: para opinar o dejar comentarios sobre el artículo o tema podéis hacerlo al siguiente enlace: http://wenceslaocruz.blogspot.com/2006/01/la-guerra-de-los-carteles-un.html
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Fidel Castro dice que delegación de EEUU es un "puesto de mando" de la contrarrevolución Viernes 27 de Enero de 2006

Yahoo!LA HABANA (AFP) - De pie frente a la pantalla lumínica de la legación estadounidense que transmite mensajes en su contra, el presidente cubano, Fidel Castro, acusó la noche del miércoles a esa Sección de Intereses (SINA) de ser un "puesto de mando" de la "contrarrevolución" en la isla.
"Realmente este es un estado mayor, un puesto de mando del Gobierno de Estados Unidos para dirigir la contrarrevolución aquí, lo digo así, categóricamente", dijo Castro a un grupo de periodistas.
En tono enérgico y mirando el edificio de la SINA, en cuyo quinto piso pasaban mensajes en la pantalla lumínica en grandes letras rojas, Castro añadió que la SINA es también "una empresa de contrabando", que sólo en 2005 introdujo en el país "mas de 100 toneladas" de artículos destinados a la oposición.
Se trata de "videos, cámaras, radios", que entran a la isla "violando las normas internacionales y utilizando la valija diplomática", añadió.
Sin embargo, dijo el mandatario cubano, a pesar de esa ayuda la disidencia tiene "cada vez menos oxígeno y menos apoyo" interno
.Castro acudió a ver las obras que realiza una brigada de constructores en el espacio que separaba a la oficina norteamericana de la Tribuna Antiimperialista José Martí y que hasta el pasado martes sirvió de aparcamiento a los diplomáticos estadounidenses.
Esas obras comenzaron pocas horas después de una multitudinaria "marcha del pueblo combatiente", calculada oficialmente en 1,4 millones de personas, que condenó la política de Washington hacia Cuba y "las provocaciones" de la SINA, en particular la instalación el pasado 16 de enero de la pantalla lumínica.
En un discurso previo a la marcha, Castro dijo que Washington busca hacer naufragar los acuerdos migratorios bilaterales, suspender las importaciones agroalimentarias desde Estados Unidos, y romper el nivel mínimo de relaciones existentes desde 1977, a nivel de Oficina de Intereses.
Preguntado si la pantalla y otras acciones de la SINA podrían llevar a la expulsión del representante de esa misión diplomática, Michael Parmly, o a otra medida, Castro respondió que "yo no he dicho de eso una sola palabra".
"Ellos quieren romper los vínculos, no sé si con oficina o sin oficina (de Intereses), ellos decidirán lo que quieran hacer", dijo Castro.
En cuanto a los efectos de una eventual ruptura de relaciones y suspensión de las ventas agroalimentarias, Castro aseguró que "nosotros estamos dando todos los pasos pertinentes para garantizar los suministros de este país, previéndolo todo".
"A ellos hay que preguntarles qué quieren hacer, ellos son los que inventaron todo esto, ellos son lo que realizaron esta provocación, no van a saber de gratis lo que vamos a hacer nosotros. Nosotros sabemos muy bien lo que tenemos que hacer", dijo Castro.
La noche de este jueves, Parmly afirmó que la pantalla continuará transmitiendo mensajes: "Sabemos lo que hacemos. Seguiremos intentando comunicarnos con el pueblo cubano, sean las que sean las condiciones. Si ellos llaman a eso provocación, es una definición un poco extraña de lo que es provocación", dijo.
"No quiero hablar de romper relaciones. Como la meta es comunicarnos con el pueblo cubano, pusimos la pancarta. Vamos a seguir comunicándonos por todos los medios que podamos", añadió.
Las obras que se realizan ante la SINA consisten, según la prensa cubana de este jueves, en la "ampliación de la Tribuna Antiimperialista".
Castro evadió el miércoles numerosas preguntas de la prensa internacional, y sólo admitió que se trata de una "respuesta" a las "provocaciones" de la Oficina norteamericana.
"Yo no sé, yo se lo pregunté a los trabajadores y no me dijeron nada", dijo Castro en tono jocoso. Pero si yo lo supiera, no cometería la indiscreción de decirlo", agregó aclarando que "no hay nada malo, todo lo que hemos hecho es muy legal, muy normal, muy moral".
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Anuncia Fidel Castro campaña contra la Oficina de Intereses de Estados Unidos
Desde Cuba por Leonel Pérez Belette

LA HABANA, Cuba - Viernes 27 de Enero de 2006 (CUBANET) -
Fidel Castro manifestó ante la prensa extranjera y la televisión nacional este miércoles que pretende acabar con lo que él denomina el puesto de mando de la oposición cubana, la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba. Además, formuló amenazas de romper las relaciones con el gobierno americano. Como pretexto, en esta ocasión trajo a colación la posibilidad de que el sistema judicial estadounidense pudiera liberar a posada Carriles, quien se encuentra detenido en ese país por presunta entrada ilegal.
En relación con la construcción de carácter secreto que se ha comenzado frente a la SINA, Castro dijo que se trataba de una ampliación de la Tribuna Antiimperialista, a la cual los cubanos denominan jocosamente Protestódromo. El mandatario no especificó más nada respecto a la construcción, para la cual ha congregado cuantiosos recursos y hombres que trabajan velozmente.
Muchas personas creen que se trata de un muro. Esto son rumores, basados en que muchos ciudadanos dan por seguro que lo que verdaderamente ha molestado a Castro es que la SINA, en días pasados, colocó una pantalla que transmite noticias internacionales al pueblo. Esto es considerado un pecado en una Isla donde se censura y limita toda información que venga desde el exterior, ya sea Internet, prensa plana, escrita, televisiva, o radial, entre otras formas de comunicación. Para estas personas, la liberación de Posada Carriles sólo viene a ser un pretexto para el show político.
Un arquitecto que pasaba por el lugar notó que los cimientos no son lo suficientemente profundos como para un muro, y agregó que se trata de una zona donde el mar penetra con bastante fuerza; por lo que se inclina a pensar que se trata de la zapata de una pantalla gigante. Esta teoría se avendría bien al concepto de guerra de los carteles que se ha puesto de moda.
En realidad ni muchos de los obreros que laboran en el lugar saben de qué se trata.
Una de las personas que pasaba me hizo notar que los carteles colocados por el gobierno hablan de las victimas de la voladura del avión cubano procedente de Barbados, pero que para nada mencionan las miles de personas que han muerto en el mar mientras escapaban del régimen. Tampoco hablan de los juicios sumarísimos, del cobarde hundimiento de un remolcador donde murieron niños y mujeres. Menos del sufrimiento diario del pueblo cubano.
<-- ( Si desea conocer el nombre y apellidos de cada una de las aproximadamente 11 000 cruces, cuando murió donde murió y causa de muerte, haga click en :
http://www.memorialcubano.org )
Para concluir otra persona señaló que la estatua de José Martí colocada en el lugar se ha puesto verde a consecuencia del salitre, y que curiosamente esto ocurrió luego de que el gobierno calificara a las Damas de Blanco como "damas de verde".