SI CALLAMOS, TENDREMOS QUE AVERGONZARNOS POR SIEMPRE
Si callamos, tendremos que avergonzarnos por siempre
11 de abril de 2006
La Habana – www.PayoLibre.com – Mi nombre es Roberto Santana Rodríguez, tengo 38 años y resido en la Calle 115 #11832 e/ 24 y 26, del Reparto Sierra Maestra, Santiago de las Vegas, Boyeros, Ciudad de La Habana, Cuba.
Quiero denunciar, ante la opinión pública nacional e internacional, un nuevo acto de represión en mi contra por parte de las autoridades cubanas a través de la seguridad del estado.
El pasado viernes, 7 de abril, poco después de la 8:30 de la mañana, el jefe de sector de la PNR (Policía Nacional Revolucionaria) se presentó en mi domicilio y me entregó una citación oficial para ese mismo día a las 10:00 a.m., en la décima unidad, sita en el Capri, la Güinera, municipio de Arroyo Naranjo.
Al llegar al recinto policial entregué el carné de identidad en la carpeta y fui conducido por un oficial, que se hizo llamar “Mario”, de la seguridad del estado, hasta una oficina en la parte de atrás de la unidad, en la que me esperaba el mayor Moisés, quien se presenta como jefe de enfrentamiento a los periodistas independientes en Cuba, el cual me amenazó con la cárcel por la ley 88, ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba, según el gobierno; más conocida como Mordaza, porque es una manera más de coartar los derechos de los cubanos, entre otros el de la libre expresión.
A tal efecto mostró un archivo que dijo ser un expediente en fase preparatoria. Además mostró un CD y un abultado archivo que contenía, según aseguró, las noticias y otros trabajos periodísticos publicados en páginas Web de Internet, como PayoLibre.com, BitacoraCubana.com y CubaNet.org, así como otras en audio salidas al aire por la emisora Radio Martí. También se incluía en el dossier, reportes de ETECSA, compañía telefónica cubana, de llamadas que he realizado a la mencionada Radio Martí, a CubaNet y a otros colegas y hermanos del exilio.
El tono del represor en todo momento fue desafiante, amenazador y hasta sarcástico, teniendo como el clima desagradable y mezquino, el chantaje que me hizo sobre la salud de mi señora madre, que padece entre otras enfermedades, del corazón y de hipertensión arterial, cuando espetó: “tu vas a ser el culpable de que tenga una recaída o que le suceda otra cosa cuando vayas a la cárcel, ¿estás preparado para pasar 20 años tras las rejas?, esta es la última vez que hablamos tu y yo; tu última oportunidad, baja el nivel”.
Quiero señalar que esta situación se une a otra de menos de dos meses atrás. El 13 de febrero, en la Sexta unidad de Marianao; y a una reunión o una llamada comisión de prevención social en diciembre de 2005, por ser considerado potencial delictivo, y a las reuniones que, cuadra por cuadra, han venido realizando en el reparto para informar a cada vecino que conviven con un llamado mercenario, asalariado del imperio, y su oficina de intereses en La Habana, entre otros improperios e insultos, y de un posible acto de repudio, que por fuentes seguras, pienso me preparan.
¿Qué preocupa tanto a los personeros del régimen cubano y a sus secuaces? Pues que se diga a Cuba y al mundo la realidad de la isla, que cada vez pueden ocultar menos.
Quiero señalar que no estoy cometiendo delito alguno. Sólo hago uso de mi derecho a la libre expresión, amparado por la Declaración Universal de Derechos Humanos, de la cual Cuba fue gestora y firmante fundadora, en el año 1948, en la ONU.
Manifiesto mi voluntad de continuar en el periodismo independiente cubano, porque me siento comprometido con mi patria y con mis coterráneos. Hay que decir la verdad de Cuba, por sobre todas las cosas. Si callamos, tendremos que avergonzarnos por siempre. Pienso que es un deber, es un honor, continuar informando, y sobreponiéndonos todos a la represión, las presiones, los chantajes y el hostigamiento a que nos someten a diario las autoridades.
CAMPAÑA CUBANA POR LA LIBERTAD DE LOS PRISIONEROS POLÍTICOS
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