S.O.S. POR HECTOR MASEDA
S.O.S por Héctor Maseda
Por Laura Pollán / PayoLibre
Estimados señores y señoras:
Me encuentro profundamente horrorizada al ver cómo los representantes del gobierno en las prisiones son capaces de torturar a reos enfermos, tanto física como sicológicamente. Les hago llegar una carta que recibí ayer de mi esposo Héctor Maseda, donde me narra todos los pormenores.
Deseo me ayuden a denunciarlo internacionalmente, para que se conozca el trato que reciben los prisioneros, incluso los políticos y de conciencia. Además que yo, Laura Pollán Toledo, su esposa responsabilizo a los militares de la prisión de Agüica, (Colón, Matanzas), a la policía política (Seguridad del Estado) y al gobierno de Cuba, por lo que le suceda a Héctor en prisión.
El, al igual que el resto del grupo de los 75, son inocentes y ya hace 37 meses están encarcelados con pésimas condiciones de vida y poca atención médica, para colmo, ahora tratan de obstruir la asistencia médica y los llevan a lugares de castigo. Basta ya de tanto sadismo e intolerancia. Pido la libertad inmediata e incondicional de todos los presos de conciencia.
Héctor es el mayor de todos los periodistas presos (63 años). Está padeciendo de Queratosis actínica, sacrolumbagia e hipertensión arterial de forma emocional.
Lo tuvieron 17 meses en celda solitaria, siete meses y medio en el Régimen Especial Incrementado en Villa Clara y ahora en la prisión de máxima seguridad especial de Aguica, Matanzas. Todo parece indicar que tienen un seguimiento especial de hostigamiento y represión con mi esposo.
Debemos parar tanta injusticia.
Respetuosamente.
Laura Pollán Toledo
Carta # 341
PayoLibre
Matanzas, 14 de Abril del 2006
Prisión Provincial de Agüica
Mi bella Afrodita:
Radiante sol que ilumina mi sendero. En ocasiones yo mismo me sorprendo de mis premoniciones. Hace dos días, en mi carta 340, felicitaba a Las Damas de Blanco (LDB) por las actividades que desarrollaron en recordación al 3er aniversario de la injusta encarcelación realizadas por las autoridades cubanas a 75 patriotas cubanos que osaron desafiarla abierta y públicamente.
En esa misiva te anunciaba que cuando estos llegaran a la conclusión que LDB no se amilanaban ante las presiones que la policía política ejercía contra uds. Comenzaría a efectuarlo contra sus seres queridos, es decir: Nosotros los 75. Mi hipótesis —lamentablemente— se ha convertido en una amarga realidad, veamos los hechos de la provocación más reciente.
1ro “Todos los martes yo debo ir al puesto médico de la prisión donde me encuentre ubicado para que me chequeen la tensión arterial (TA), el peso corporal (PC) y cualquier otra dolencia que pueda tener. Este chequeo fue ordenado por un Tte. Crnl. de los servicios médicos de la Seguridad del Estado Nacional en visita que me realizó a la celda de la pendiente donde yo me encontraba recluido en Sept – Oct/2003 (según me informó el Jefe Puesto. Médico de aquella prisión), Dra. Daclin Rodríguez Durán (90752).
2do El martes 11 de abril pasado no me llevaron a que me realizaran el chequeo a pesar de recordárselo al jefe de turno de ese día y al de guardia del destacamento. Similar reclamo hice al día siguiente y tampoco fui llevado al chequeo. Por tercera ocasión (este jueves 13 de abril) le hice similar reclamo al jefe de turno de esta jornada Sub-Oficial Yoel Apascal.
3ro Aproximadamente a la 1:00 p.m. de ese día 13, el guardia del piso vino a buscarme al cubículo y a viva voz anuncio en todo el destacamento que los reclusos que tuvieran necesidad urgente de ver al médico salieran. Así las cosas, otros dos reclusos salieron junto conmigo. Cuando llegamos a la planta baja ya estaban otros nueve prisioneros, al parecer para lo mismo. En ese momento me esposaron con otro preso. Así formaron seis (6) parejas con los doce (12) internados. Nos sacaron al patio y tomamos la dirección del puesto médico, el S.O. Almaguer nos indicó cogiéramos en dirección casi opuesta: hacia el vivac (especie de prisión preventiva para los presos que inician huelga de hambre, llegan o salen trasladados de la prisión o tienen un conduce fuera de la instalación). En este sitio la oficina del jefe de orden interior S.T. Tolón. A partir de ese momento sospeché sería victima de alguna canallada de los uniformados.
4to En el vivac para molestarnos nos requisaron desnudos, artículo de vestir por artículo de vestir sin necesidad de ello, pues se suponía iríamos al Puesto Médico, no fuera de la penitenciaría. Ni tendríamos visita o pabellón.
5to A los doce (12) reos nos encerraron a continuación en el estrecho pasillo que conduce a una celda de castigo. Oscuro en forma de U, sin apenas ventilación y dónde solo podíamos estar de pie, por la suciedad, mal olor y estrechez.
6to En esta situación nos tuvieron castigados sin ninguna razón, por espacio de 2 ½ - 3 horas. No se nos explicó los motivos de esta medida represiva. Este movimiento lo operaron el S.O. Yoel Apascal, Jefe de Turno; y el S.O. Almaguer, bajo la dirección directa del Jefe de Orden Interior S.T. Tolón, quién desde su oficina nos observó cuando llegamos al vivac. Después Tolón y Almaguer se alejaron del lugar para no escuchar nuestros reclamos.
7mo Es posible –yo no lo sé– que algunos de los presos que me acompañaban, frecuentemente fingieran dolencias para que los sacaran del destacamento. Pero Fidel Garín Valdés Montes (destacamento # 3, cubículo # 4), operado hace 1 ½ año de vesícula y que a diario lo curan pues su herida de la operación no acaba de cerrarse; otro recluso que después conocí que se nombra Osmaní del destacamento # 10 se quejaba, le faltaba el aire; un tercero que tenía ambos pies llagados, caminaba con dificultad y apenas podía mantenerse en pie; y yo a quien debían hacerle el chequeo semanal, no estábamos fingiendo ningún malestar.
8vo Los deseos de orinar y no tener donde, la incomodidad de estar parados sin podernos sentar en el piso o en cuclillas. La falta de oxigeno, las dolencias de cada cual, el engaño y la mala acción de que éramos víctimas. El tiempo y la postura física a que estábamos obligados a mantener –durante tanto tiempo que ya se había convertido en una lacerante tortura física– a pesar de nuestras dolencias y que requeríamos ver al médico (…); elevaron la incomodidad y el fastidio de todos. Fue entonces que comenzaron las protestas y los gritos de algunos prisioneros.
9no Se presentó el Sub. Oficial Almaguer no para atendernos sino para amenazar a algunos de nosotros con golpizas de no hacer silencio. No fue hasta trascurrido el tiempo señalado en el punto 6to que Almaguer recibió la orden de volver ante nosotros. Comenzó por sacarnos de uno en uno, esposados, y llevados ante el Sub. Teniente Tolón quién “deseaba” saber que ocurría con cada uno de nosotros, después era que lo llevaban al puesto médico y al concluir, lo devolvían al hueco donde estábamos encerrados.
10mo Luego que Almaguer sacó a tres o cuatro internados como ya describí, fue que se dirigió a mí para preguntarme por que deseaba ir al puesto médico, le respondí que para lo mismo que iba todos los martes y que tanto él como los demás jefes de turno y guardias de piso conocían. No obstante me dejo encerrado en aquel sucio, oscuro, no ventilado y apestoso sitio. Mientras mi disgusto ante semejante arbitrario y violatorio proceder aumentaba por instantes. El engaño y la vileza con que habían procedido laceraba mi espíritu. Mi presión arterial subía. Estaba sofocado, me faltaba el aire, sentía la cara hirviendo. El dolor de cabeza se incrementaba, me faltaba el aire. Tuve la sensación que mis sienes estallarían y los zumbidos en los oídos se hicieron insoportables. Pensé que me desmayaría, pero no le dije nada al militar, no podía demostrarle que sus objetivos se cumplían al pie de la letra, al menos conmigo. Ni al Sub Oficial Almaguer ni a sus superiores le demostré nada. Todo el tiempo que duró aquella pesadilla me mantuve callado.
11no ¡Al fin me llevaron al médico! Esposado con otro recluso (el tal Osmani). La Doctora Marlen Izubizarreta me pesó y preguntó si tenía algún otro problema. Me tomó la tensión arterial (T.A) 100/160_170, la tenía alta, me indicó tomara una cápsula de cortalidón. Me entrego otra para más tarde si la requería y me recomendó me sentara tranquilo en el recibidor del puesto médico. Reflexioné acerca de sus indicaciones y tomé una decisión, y así se lo informé.
12do Yo no voy a tomar ese medicamento. Lo hago bajo mi responsabilidad, yo me niego a seguir el juego de los militares que se esfuercen para que me suba la T.A. peligrosamente, por gusto y elevada frecuencia, al punto de que pueda sufrir un infarto del miocardio, y después me lleven formalmente a esta instalación para que me la bajen artificialmente.
13ro “Regrese esposado al vivac, Almaguer me llevó para que hablara con el Sub Teniente Tolón. Me negué y dije esto alto para que lo oyera desde su oficina. —Yo no tengo nada que hablar con él. Con quien si deseo hacerlo y con urgencia es con el Oficial del Departamento de la Seguridad del estado (DSE) que llevaba mi caso Sub Teniente Figueroa—. Me devolvieron a mi destacamento, esta vez sin esposarme”.
Aquí terminan los hechos. Te los redacto en forma de crónica. Es posible obvie algunos detalles intrascendentes. Lo importante esta aquí.
Quiero lo denuncies bajo mi firma ante el Consejo de la O.N.U. para los D.D.H.H. Amnistía Internacional, Human Rights Watch; saques una síntesis y la hagas circular entre las misiones extranjeras diplomáticas acreditadas en Cuba, básicamente SINA, UE, países latinoamericanos y algunos de interés nacional. Luego citas a las agencias de prensas extranjeras acreditadas en Cuba, le das la información y respondes preguntas, le entregas a cada una de ellas una copia con los hechos, tal y como te los doy a conocer.
Por ultimo asesórate con un abogado porque deseo acusar a los Suboficiales Yoel Apascal y Almaguer por ser quienes realizaron esta operación, en su carácter de Jefe de Grupo y militar de piso ese día. Al Sub Teniente Tolón, Jefe de Orden Interior de la Prisión de “Agüica” por ser quien ordenó directamente realizaran maniobra tan baja e inhumana con doce reclusos que solamente solicitamos se nos diera asistencia médica, como es nuestro derecho. También acuso al Capitán Emilio Cruz, 2do Jefe de la Prisión, por ser desde hace años el autor intelectual de estos métodos represivos que implican tratos crueles, inhumanos y degradantes, que se manifiestan como torturas psíquicas y físicas contra personas que reclaman correctamente recibir la atención médica requerida y que los uniformados están obligados a facilitárselo.
Una ves que le des forma a esta acusación quiero presentarla ante la Fiscalía Militar de la República, además de tener copia de los hechos como denuncia a la Sección 21 de el D.S.E. Nacional, la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones, MININT y al Consejo de Estado. Para que luego no digan o aleguen desconocimiento y que te firmen las copias de recibidas.
Por otro lado, te exijo a ti no reduzcan LDB las acciones y divulgación de su trabajo. La reacción esquizofrénica, obsesiva y compulsiva de los militares matanceros demuestra que el camino para ejercer presiones escogido por LDB es el correcto. Bajo ninguna circunstancia cejen en su empeño. Por favor, ¡Haz lo que te digo! No me hagas sentirme solo en esta lucha. Sé, puedo contar contigo para esta nueva escena en la lucha ideológica que llevamos adelante. A Emilio y sus secuaces hay que cortarle las uñas y si no basta también las manos para que no hagan más daño al prójimo.
Besos y abrazos fraternales y saludos a los de siempre. Te adoro cariño mío, no te preocupes por mí, estoy bien y en pié de lucha. Jamás te decepcionaré. Tuyo.
"Acuérdate de los presos como si tú también lo estuvieras".
Hebreos 13-3
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