EL DICTADOR FIDEL CASTRO LLEGA A LA ARGENTINA PARA PARTICIPAR EN CUMBRE DE MERCOSUR
Infobae
Argentina
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Máximo Tomás
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Julio 21, 2006
El dictador cubano Fidel Castro arribó pasadas las 20 horas al aeropuerto de la Ciudad de Córdoba para ser parte de la XXX Cumbre de Presidentes del Mercosur a la que fue invitado. Castro, quien rige con mano de hierro desde 1959 el gobierno de Cuba, tiene previsto participar esta noche de la Cena de Gala que el presidente Néstor Kirchner ofrecerá en la capital cordobesa.
En medio de un gran marco de seguridad, el anciano dictador subió a un poderoso BMW blindado de color gris metalizado último modelo para dirigirse hasta la residencia que lo alojará los días que estará en la Argentina. El avión de Cubana que trasladó al déspota cubano aterrizó a las 20.22 a la Argentina y al descender de la aeronave debió ser ayudado por un asesor que lo sujetaba de un brazo.
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PIDEN QUE FIDEL CASTRO ACLARE SUS VINCULOS CON LA DICTADURA MILITAR EN ARGENTINA
Le exigirán explicaciones al dictador Fidel Castro por su respaldo a la dictadura militar que gobernó la Argentina estre 1976 y 1983
Derf
Argentina
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José F. Sánchez
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Julio 20, 2006
El director de la entidad, Gabriel Salvia, aseguró que existe documentación que comprueba la complicidad del régimen de Castro con la dictadura militar, al bloquearse la condena en Ginebra por violación a los derechos humanos y que esa posición "exige explicaciones". "Es que si la dictadura de Pinochet fue condenada en Ginebra, mientras que los militares argentinos se salvaron de esa condena internacional, ello se debió a la intervención del régimen cubano", indicó apoyado en la investigación que pronto se convertirá en libro, que realizó Kezia McKeague, una politóloga norteamericana que realiza una maestría aquí en la Argentina.
Mc Keague investigó las relaciones de Cuba y la última dictadura argentina y en un documento concluyó en que, pese a ciertas discrepancias, "se llevaron muy bien en el sensible plano de los derechos humanos". Es que si bien para los expertos en derechos humanos es conocido el rol de la Unión Soviética en la defensa de la dictadura argentina, "menos conocido es el apoyo que dio Cuba al gobierno militar para impedir que se considere el caso argentino en Naciones Unidas", explicó Mc Keague. "Para los militares argentinos, era imperativo contrarrestar las críticas internacionales a la represión que siguió al golpe de 1976.
Este esfuerzo se centró en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Ginebra, donde los militares anticomunistas irónicamente hallaron respaldo diplomático entre sus adversarios ideológicos", advirtió.
La politóloga encontró una respuesta para explicar el apoyo de un régimen comunista a una junta militar fervientemente anticomunista en que "ambos gobiernos violaban los derechos humanos y por ende buscaban protegerse a sí mismos de las críticas y resistir cualquier expansión de los mecanismos de aplicación de la ONU". En diálogo con Infobae.com, Mc Keague destacó que "además de esta explicación que sería una base, hay otros factores de apoyatura empírica que atestiguan esto. Por caso, que la Argentina, a diferencia de Chile, adoptó una política bastante conciliatoria. Preferían mantener relaciones políticas 'correctas' y un comercio limitado con Cuba". "Y esto les ahorró a los líderes comunistas argentinos la persecución y permitió que el partido mantuviera su oficina en el país.
En respuesta, Cuba puso fin al apoyo a los grupos guerrilleros en la Argentina, pero continuó apoyando el derrocamiento de Pinochet", indicó la investigadora. Uno de los factores que pesó, según la politóloga, es que los antecesores a los gobiernos militares en Chile y Argentina eran muy diferentes. "El golpe de 1976 en Argentina, expulsó a un gobierno donde sectores de derecha habían iniciado una represión a los grupos de izquierda, mientras que en Chile, fue contra Salvador Allende", dijo. "Mi argumento es que desde la perspectiva argentina, abstenerse del apoyo cubano no habría tenido sentido político para el régimen local porque se quería evitar el aislamiento que experimentó Chile", aseguró. "Cuba fue un buen aliado para el gobierno argentino, porque tenía bastante peso en el movimiento de países no alineados. Y era un miembro de ese movimiento y del bloque latinoamericano y socialista. Eso la ponía en una posición de particular influencia para los intereses de Argentina", dijo. "Ese apoyo continuó cuando en 1979, varias delegaciones presentaron un borrador en que solicitaba a las comisiones de Derechos Humanos de la ONU recolectar información sobre la desapariciones.
En 1979 la Argentina aún no era miembro pero el embajador de la dictadura argentina en Ginebra, Gabriel Martinez, me contó que lo que hizo fue buscar contactos porque él no estaba en la comisión, pero varias delegaciones de países no alineados, le bloquearon la votación". La politóloga señaló que investigó el tema porque "siempre me interesó la política cubana y tenía ganas de desplegarlo. Antes había hecho una investigación de la política Argentina del '83 a hoy. Y me dijeron que el período anterior era muy interesante, y realmente lo fue, por esa aparente contradicción que exigió bastante cooperación entre dos gobiernos de ideología muy distintas".
Fuente: 20 de julio de 2006 (Por Andrea Sambuccetti/Infobae-ei
Una investigación del Centro para la Apertura y Desarrollo de América Latina descubrió la postura de Cuba durante la dictadura militar argentina, en la que el gobierno castrista intervino para que en Ginebra no se condenara la violación de los derechos humanos. El Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL)
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Por Eric Driggs González *
ProCubaLibre org.
Argentina
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Máximo Tomás
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Junio 18, 2005
Cuba ha acumulado capital político promoviéndose como el campeón del orgullo regional latinoamericano, y como el enemigo constante de las políticas de los Estados Unidos. Curiosamente, Cuba, mientras citaba "diferencias ideológicas" con la junta militar que causó miles de desapariciones de 1976-1983, era un componente clave en la supervivencia de aquel gobierno militar. El gobierno de Fidel Castro apoyó a los militares, evitó que fueran condenados por organismos internacionales y mantuvo una callada complicidad con los abusos cometidos en Argentina por sus fuerzas armadas.
Pragmatismo y "Solidaridad"
Aunque el gobierno cubano trataba de fingir una política exterior dictada por una adherencia estricta a una ideología revolucionaria, está claro que el impulso primario a las relaciones cubanas con la junta militar en Argentina no era de solidaridad con el pueblo argentino ni el respeto por los derechos humanos, sino simple pragmatismo político y convergencia con la posición de la Unión Soviética hacia Argentina.
A pesar de políticas brutales contra elementos izquierdistas y el pueblo en general en Argentina, los gobiernos militares de Argentina y la dictadura de Castro mantuvieron relaciones económicas de beneficio mutuo. Inclusive durante los años de mayor represión bajo Jorge Rafael Videla, los cubanos sostuvieron un comercio notable, importando $165 millones de pesos de mercancía argentina en 1976, $115 millones en 1977, y $77 millones en 1978.
De hecho, el gobierno cubano informó secretamente al régimen militar que aunque no respaldaban golpes de estado, la toma de poder en Argentina por las Fuerzas Armadas fue visto en Cuba como un "cambio necesario" por el hecho de que unos "bandidos" (una referencia al gobierno Peronista) tomaron el poder y eliminaron la seguridad pública.
Estos beneficios económicos se desarrollaron durante una campaña publicitaria que pintaba al gobierno cubano como los campeones de los derechos humanos. Cuba tomó no solo una posición pasiva ignorando las violaciones de derechos humanos en Argentina, sino trabajó activamente en círculos diplomáticos para proteger al régimen militar de la crítica internacional sobre la política de tortura y desapariciones forzadas.
La posición cubana en la cúpula del Movimiento No-Alineado le permitió influir en un gran número de países; en parte por la presencia de Cuba estos países nunca condenaron a Argentina por violaciones a los derechos humanos. En las Naciones Unidas, los secuestros políticos y un número alarmante de "desaparecidos" en varios países provocaron algún interés y un deseo de tomar medidas. A pesar de los pronunciamientos oficiales de horror sobre las políticas implementadas para silenciar la oposición en Argentina, la influencia de Cuba con los numerosos países no-alineados, combinado con la presión de la Unión Soviética, bloquearon esfuerzos para mencionar a Argentina específicamente.
Uno de los oficiales en la administración Carter que cabildeaba para una condena internacional enfatizó: "Tratábamos repetidamente por pasar una resolución condenando las patentes y consistentes violaciones de derechos humanos. Los argentinos y los cubanos trabajaban juntos durante el período de la junta argentina [para evitar una condena]." Otro diplomático que luchó en Ginebra por una resolución en 1980 recordó, "Era una negociación difícil. Los rusos y los cubanos no querían hacer nada en contra de Argentina" Los esfuerzos de estos aliados fueron exitosos: no hubo ninguna moción que mencionó la situación argentina específicamente. Cínicamente, Cuba respaldó la creación de una comisión especial en las Naciones Unidas para investigar similares violaciones de derechos humanos en Chile. Es evidente que para el régimen de La Habana, los derechos humanos son un tema político, usado para la conveniencia internacional de Castro y su régimen.
En una entrevista en 1981, Fidel Castro mostró un cinismo extraordinario, criticando a los Estados Unidos por "acercarse al gobierno...de Argentina…Están acercándose a regímenes evidentemente represivos, y han volcado la política de Carter, quien mantuvo una crítica [a] la tortura."
"Grandes Diferencias"
Cuba hábilmente usaba a Argentina para su propio beneficio: cultivando capital político proclamando los derechos humanos como una prioridad de la revolución mientras protegía sus intereses económicos y sus propias prácticas represivas. El interés cubano en ocultar las prácticas brutales de los gobiernos argentinos surgió en parte por el reconocimiento de la similitud de la política doméstica de los dos regímenes, a pesar de las frecuentes reiteraciones de Fidel Castro al contrario.
La represión siempre fue proclamada por los militares argentinos como una guerra contra la "subversión." En una conferencia en 1977, Generales de Brigada Carlos Alberto Martínez y L.A. Jáuregui explicaron esta calidad central en términos intencionalmente imprecisos:
"La subversión es toda acción clandestina o abierta, insidiosa o violenta, que busca la alteración o la destrucción de los criterios morales y la forma de vida de un pueblo, con la finalidad de tomar el poder o imponer desde él una nueva forma basada en una escala de valores diferente".
Esta definición indefinida del peligro al orden establecido es muy similar a los crímenes institucionalizados en las leyes cubanas. El Artículo 77 del Código Penal de Cuba establece el concepto criminal de "peligrosidad." Un componente de la peligrosidad, la conducta antisocial, se define así:
"Se considera en estado peligro por conducta antisocial al que, habitualmente, mediante actos de violencia, o frases, o gestos, o por otros medios provocados o amenazantes o por su comportamiento en general, quebrante o ponga en peligro las reglas de la convivencia socialista...o perturbe con frecuencia el orden de la comunidad".
Esta estrategia de criminalizar toda acción que no conforme a la línea oficial fue un punto de concurrencia entre los dos gobiernos, y uno que justificó muchas de las violaciones de los derechos de sus propios ciudadanos.
Cuba y Argentina, bajo la junta militar, también limitaban el mundialmente reconocido derecho básico de la libertad de salir de su país. En el Código Penal de Cuba, la ley sanciona la salida no autorizada del país:
"El que, sin cumplir las formalidades legales, salga o realice actos tendientes a salir del territorio nacional, incurre en sanción de privación de libertad de seis meses a tres años".
El Artículo 23 de la Constitución Argentina protege el derecho de salir del país, una libertad que fue una de las primeras bajas del golpe de estado que instauró al régimen militar. Mediante el Acta Institucional del 24 de marzo de 1976, se suspendió el derecho de opción para salir del país. El 29 del mismo mes, la Ley No. 21.275 estableció que:
"Quedan automáticamente sin efecto todas las solicitudes de opción para salir del país que se hayan presentado durante la vigencia de ese derecho, cualquiera sea la etapa en que se encuentre su tramitación".
La memoria colectiva del pueblo argentino siempre incluirá las políticas brutales que causaron miles de desapariciones entre 1976 y 1983. Trágicamente, hoy en día parece que muchos han olvidado que sus estimados amigos en La Habana contribuyeron de una manera clave al mantenimiento del régimen militar de aquella época. El Castrismo sigue imponiendo muchas de las mismas privaciones y abusos al pueblo cubano que causaron tanto dolor en Argentina.
* Eric Driggs González es un investigador en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami.
1 Comments:
El derecho a la expresión es un poder muy valioso y el quitarlo debería ser castigado. Es lamentable que este personaje que ha participado en tanto silencio, siga gobernando y siendo convocado. Es lamentable que el que tiene que coordinar y representar al pueblo, lo esté haciendo tan mal. Si 4 de cada 5 cubanos quieres huir de un país tan hermoso no es por nada. Y es lamentable que las personas tengan que hablar a escondidas para expresar su opinion.
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