EL SEGUNDO INFORME DE AYUDA A UNA CUBA LIBRE
Por Ernesto F. Betancourt
Este informe ha generado un intenso debate, en la isla y fuera. Pero no se ha dicho nada sobre la tremenda importancia del cambio de enfoque que representa. La dirigencia cubana ha reaccionado con pánico al ver que el gobierno de Estados Unidos se acerca al pueblo cubano. Hay varios puntos de este informe que vale la pena recalcar.
En primer lugar, se ratifica que, a nivel presidencial, el gobierno de EEUU se inclina por una transición abierta a la democracia y la economía de mercado. Esto revela que no ha tenido aceptación la posición de algunos generales en el Pentágono, que favorecen una sucesión con Raúl Castro. Esta última alternativa es la que sirve de base para los planes de Fidel y Raúl de una sucesión. Los hermanos Castro, para no hablar de la oligarquía militar que han creado, están conscientes de que sin el apoyo de EEUU no hay posibilidad de consolidar un régimen postcastro.
En segundo lugar, se plantea que el gobierno de EEUU acepta que el destino de Cuba corresponde decidirlo al pueblo cubano. Una y otra vez se indica que los planes de ayuda que se proponen estarían condicionados a que vinieran pedidos de ayuda del gobierno de transición. Se ratifica el respeto a la soberanía del pueblo cubano, pero se rechaza a la oligarquía feudal que desgobierna a Cuba, la cual usurpa esa soberanía.
En tercer lugar, en el informe se amplían los detalles en cuanto a la planificación de ayuda a los sectores que un análisis de la situación del cubano de a pie revelan que son prioritarias para ellos, aunque no para la dirigencia del partido: el suministro de comida y medicinas, la atención hospitalaria fuera de la nomenclatura y los turistas médicos, la infraestructura de transporte, electricidad, acueductos y alcantarillados, y la vivienda. Temas todos descuidados por el régimen feudal que preside Fidel, pero que son de alta prioridad para el pueblo cubano. Además, se propone una actualización periódica de los planes para estar en posición de ayudar al pueblo cubano, si el gobierno de transición lo pide.
En cuarto lugar, se ofrece ayuda a los cubanos que difieren del régimen para contrarrestar las medidas represivas que, en grado creciente, aplica el régimen para aislarlos y someterlos a su tiranía. Uno de los aspectos que ha tenido a bien ignorar Ricardo Alarcón y el Granma es la propuesta de crear un registro de esbirros. Los sicarios del régimen están avisados: el régimen no les puede dar impunidad para sus acciones en el futuro. Llegará el momento en que tendrán que rendir cuentas por sus desmanes. La mayoría de los militares cubanos no tienen nada que temer.
Finalmente, se ofrece incorporar a este proceso de planificar la ayuda al pueblo cubano, el verdadero soberano, a los europeos, los latinoamericanos y los diversos organismos internacionales como el Banco Interamericano, el Banco Mundial y el Fondo Monetario, así como acuerdos como el de Cotonú, de los cuáles se ha excluido el régimen de Castro motu propio, sin consulta alguna con la voluntad del pueblo cubano. Además, se incorpora a la comunidad cubana de ultramar al proceso, lo cual es indispensable si se quiere hacer algo efectivo, ya que ese veinte por ciento de población cubana que vive fuera de la isla tiene recursos financieros, de tecnología, de gerencia y de capacidad empresarial que posiblemente ofrecen la mayor fuente de ayuda que se pueda movilizar para la reconstrucción de Cuba.
Se acercan momentos cruciales en la historia de Cuba y es alentador de que a nivel de la presidencia americana exista una actitud de respeto a la soberanía del pueblo cubano, no del régimen que la usurpa, y de disponibilidad de volcar ayuda generosa a la solución de los muchos problemas que encarará el cubano de a pie. El pueblo cubano no está solo ante el régimen. Esta es la forma más efectiva de alentar el cambio.
Esta es una alternativa mucho más aceptable que la de una sucesión que perpetuaría en el poder a una oligarquía militar partidista. La experiencia del antiguo bloque soviético ha demostrado que los regímenes autoritarios que perpetúan oligarquías del partido son incapaces de conducir a la construcción de sociedades libres y prosperas. Y lo que el pueblo cubano ansía es tener la oportunidad de un futuro mejor, no perpetuar un régimen que ha fracasado.
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