SANGRAMIENTO INTESTINAL Y PARÁLISIS GUBERNAMENTAL
Por Eugenio Yáñez *
Colaboración
Miami
Florida
E.U.
La Nueva Cuba
Agosto 5, 2006
Quienes no somos médicos y supongamos que no tiene nada que ver un sangramiento intestinal con una parálisis gubernamental, podemos mirar hacia La Habana desde la tarde-noche del lunes 31 hasta la noche del viernes 4, para comprobar como el padecimiento es causa de la inmovilidad, al menos cuando el sangrante es un persistente Comandante y sus sucesores una inepta jauría en aparente pugilato.
Pueden seguir repitiendo en la Mesa Redonda de la televisión cubana que todo está atado y bien atado, pero cada vez es más difícil asumirlo, con Comandante en Jefe de estreno que no acaba de, literalmente, dar la cara, y medios controlados por el régimen que no se deciden a nombrarlo por sus nuevos cargos.
No por respeto a los millones de cubanos de la Isla, que nunca sintieron ni sienten los delfines sucesorios designados en la Proclama-Testamento, sino por lograr una elemental capacidad de maniobra frente a los gobiernos extranjeros e instituciones internacionales, desde hace ya mucho era necesario mostrar el nuevo producto que han puesto a la venta atosigadamente en el mercado del poder.
El régimen sucesor en Cuba debería diferenciarse de los clanes islámicos que tomaron el poder en Somalia recientemente, entre otras cosas, si no fuera ya por elemental lógica, porque en menos de seis semanas deberá ser el anfitrión de una conferencia Cumbre de los No Alineados en La Habana y, como van las cosas, los escasos jefes de estado que asistirían no estarían demasiado interesados en reunirse ni con los voceros de la Mesa Redonda ni con el Dr. Antonio Castro Soto, ortopédico e hijo de Fidel Castro, dos de las escasas fuentes que se han referido a la salud del dictador.
Cuando estas inconsistencias se prolongan demasiado en una sociedad más secreta que algunos grupos religiosos afrocubanos, en un tema sobre el cual todo el mundo, dicho sin exageración, tiene los ojos pendientes, la fábrica de especulaciones comienza a laborar turnos extraordinarios y las “noticias” o “descubrimientos” llegan de lugares tan lejanos como la Patagonia o Australia, o tan cercanos como Miami o La Habana Vieja.
Cuando analistas y especuladores, valga la redundancia, comienzan a atar sus cabos, van surgiendo eventuales conclusiones en todo el espectro, desde lo sublime hasta lo ridículo, y con la capacidad multiplicadora de la información digital recibimos tres horas después, como “confirmación” de nuestro análisis, una “información” publicada al otro extremo del mundo que confirma nuestras predicciones.
Solo que no podemos saber en ese mismo momento que la información confirmante es el resultado de nuestra especulación anterior y que le ha dado la vuelta al mundo en ochenta computadoras. Así surge la profecía autorrealizada, y la información de la noticia digital publicada en Yokohama reafirma la predicción nacida en Hialeah y le da consistencia. Al final del proceso es peor que al principio: no se sabe nada, pero tenemos “confirmación”, o sea, no sabemos que no sabemos nada.
Diferentes cabos sueltos se colocan en la mesa de análisis para ser procesados en la búsqueda de la verdad de la situación cubana. Todos son hechos reales y comprobados, y las neuronas de tantas personas inteligentes totalmente concentradas en las posibles combinaciones no son en nada escasas, pero como en un ajedrez gigantesco, de sesenta y cuatro mil casillas, las infinitas combinaciones no pueden analizarse ni con Deeper Blue, aquella supercomputadora diseñada para jugar ajedrez frente al campeón del mundo.
Una serie de elementos son hechos confirmados y comprobables. He aquí diez de ellos:
Raúl Castro no ha aparecido ni públicamente ni por los medios, ni ha hecho declaraciones, desde las 6:22 PM del lunes 31 de julio del 2006, momento en que se firma la Proclama dada a conocer poco después.
No hay ni fotos, ni videos, ni grabaciones de audio, ni manuscritos, ni partes médicos, ni ningún otro elemento desde la noche del lunes que pruebe que Fidel Castro está vivo. Tampoco ninguno que pruebe lo contrario.
Ninguno de los nombrados en la Proclama ha sido visto en público ni en los medios desde entonces, a excepción de José Ramón Balaguer, Ministro de Salud Pública, que aparece el viernes en Guatemala para inaugurar un hospital.
Ricardo Alarcón, miembro del Buró Político, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular hace declaraciones por dos días seguidos, martes y miércoles, asegurando que conversó con Fidel Castro, que su estado de ánimo es muy bueno, y que mejora paulatinamente: esta es una actividad que correspondería a Raúl Castro, a quien Alarcón no menciona en ninguna de las dos ocasiones.
El comunicativo Hugo Chávez, banquero y abastecedor del petróleo que tanto necesita Cuba, declara que se ha enterado de la Proclama por la televisión, y días después regresa desde África a Venezuela sin detenerse en Cuba. Habla una hora seguida al llegar a su país, pero no menciona a Fidel ni a Raúl Castro.
El periódico Granma, órgano oficial del Partido, no menciona al sustituto ni el martes ni el miércoles, pero el jueves vuelve a publicar el discurso de Raúl Castro donde dice que el único sucesor digno del Comandante en Jefe es el partido, con lo cual, aunque no lo pretendiera, está convirtiendo al nuevo Comandante en Jefe en indigno. No menciona los nuevos cargos de “Raúl”, forma en que lo identifica.
El político gallego Fraga Iribarne, conocedor de cerca de ambos hermanos Castro, hace declaraciones en Galicia pronosticando que la sucesión será “delicada”, y cuenta que Fidel Castro no le hizo caso cuando él le comentó que, teniendo en cuenta su edad y su salud, fuera preparando la transición.
La salud de Raúl Castro, de setenta y cinco años de edad, aunque los detalles son secretos, está deteriorada y es precaria. Muchos consideran algo muy seguro que consume alcohol en exceso y muy a menudo.
En España se publica una información que asegura que el General Julio Casas, Viceministro Primero del MINFAR, junto al Teniente Coronel Luis Rodríguez López-Callejas, yerno de Raúl Castro, tienen un fuerte choque y enfrentamiento con Ricardo Alarcón, sin conocerse las causas.
En la noche del viernes, un “periodista” en Cuba, otorgando ignorancia innata a todos los que no aplauden a los Castro, con su limitado lenguaje y cultura termina su pobre despacho diciendo: “El alma de Cuba es Fidel. Su continuidad histórica está en el Partido, ahora encabezado provisionalmente por Raúl. (Subrayado de lanuevacuba.com)
Son diez hechos concretos, no criterios ni análisis: no está comprobado si lo que dice la noticia del punto 9 es real, pero está comprobado que así fue publicado en España.
Las teorías de la conspiración tienen muchos creadores, y gustan extremadamente al público. A veces, han dado sus quince minutos de fama a quien la ha presentado, y otras veces son vacías. Pero no se trata de inventar otra teoría de la conspiración.
Estos diez hechos comprobados dan espacio para infinidad de hipótesis en función de la forma en que se combinen. Y con algunos supuestos, hipótesis no comprobadas, llevan a muy distintas explicaciones.
La Nueva Cuba tiene el alto honor de estar recibiendo en estos días más de 800,000 visitas diarias (hits). Si solo una pequeña parte de los lectores analiza estos hechos comprobados presentados más arriba, y los combinan con algunas suposiciones de su propia cosecha, ¿cuántas explicaciones razonables podrían surgirían sobre lo que está pasando en Cuba en estos momentos?
El futuro de Cuba y los cubanos es demasiado importante para dejarlo en manos de líderes y analistas. Cientos, miles de razonamientos ayudarían a acercar la verdad. La salud del tirano es un secreto, el paradero de los nuevos gobernantes un misterio, pero el destino de Cuba es del pueblo cubano: mientras más se analice, mejor.
Opinemos todos sobre esto, todos; aún quienes viven en Cuba y apoyan al gobierno si lo desean. La Nueva Cuba respeta todas las opiniones. No insulta a quienes tengan criterios diferentes. Haga llegar su opinión a CORREO@LANUEVACUBA.COM
No eludo responsabilidades con esta invitación. En la segunda parte, tengo que dar mi interpretación, y la daré. No por mía será la mejor. Pero con todas juntas estaremos más cerca de la verdad.
(Terminado de escribir a las 10:53 PM, Viernes 4 de Agosto 2006)
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* Eugenio Yáñez, Dr. en Economía, politólogo, analista y especialista en la realidad cubana, durante 14 años fue Profesor de la Universidad de La Habana y el Instituto Superior de Dirección de la Economía. Ha publicado diversos libros y es coautor, junto a Juan Benemelis, de "Secreto de Estado. Las primeras doce horas tras la muerte de Fidel Castro". Colabora habitualmente con La Nueva Cuba desde el 2005.
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