miércoles, septiembre 20, 2006

JESÚS DÍAZ, LA ÉTICA Y LOS DESPEDIDOS DEL HERALD // UNA PRENSA LIBRE PUEDE REQUERIR DECISIONES PENOSAS

Jesús Díaz, la Ética y los despedidos del Herald



Por Alberto Muller
publicado por Diario Las Américas en su edición del martes 19 de septiembre, 2006




Miami sufrió una conmoción afectiva la semana pasada al enterarse de que tres periodistas profesionales respetables y admirados por la comunidad, como Pablo Alfonso, Wilfredo Cancio y Olga O´Connor fueron despedidos sorpresivamente por El Nuevo Herald.

Debo decir que guardo un enorme respeto por la excelencia periodística de The Miami Herald y de El Nuevo Herald. Así­ como un afecto muy cercano y especial por los colegas, también excelentes profesionales del medio, como Alberto Ibarguen, Roberto Suarez y Carlos M. Castañeda, Éste último ya fallecido (los tres editores eméritos), además por Humberto Castelló (director), Gloria Leal (directora asociada), Araceli Perdomo (Coordinadora de Perpectiva), Alejandro Armengol y Andrés Reynaldo (ambos periodistas), entre otros.

Jesús Dí­az, presidente y editor de The Miami Herald Media Co, que también supervisa las operaciones de El Nuevo Herald, se manifestó decepcionado por los pagos a esos tres periodistas, por sus colaboraciones informativas con Radio Martí­, porque ellos (refiriéndose a los pagos) violan la sagrada confianza entre los periodistas y el público. Primero, habrá que decirle a Jesús Díaz que cualquier colaboración periodística, ya sea en un medio oficial o privado, no tiene porque violar ninguna confianza pública, si la información de esos profesionales se ajusta a la verdad del hecho acontecido. Este es el principio ético básico de casi todos los Códigos de Ética en el mundo. Y estoy casi seguro, que ademáss de la opinión pública ni el propio Jesús Dí­az tiene dudas de la integridad con el hecho acontecidode esos tres periodistas despedidos de la nómina del Herald. Cuando Jayson Blair fue expulsado del New York Times por sus reportajes mentirosos y llenos de plagios fue precisamente por violar ese principio ético. Y no tengo que decirle a Jesús Dí­az la importancia periodística del New York Times como una empresa privada. Lo que quiere decir que la ética se viola lo mismo en una empresa privada que en una empresa pública. El que viola la ética es la conducta impropia del periodista, no la naturaleza privada o pública de la empresa. Pero vayamos al punto confuso en la nota de Jesús Díaz en domingo en The Miami Herald, cuando dice ¨que el está profundamente comprometido en la separación de la prensa con el gobierno¨. Yo estoy absolutamente convencido que los tres periodistas despedidos también están comprometidos con esa premisa.

Pero no confunda Jesús Dí­az a Radio Martí­ con el gobierno, a pesar de ser un medio oficial, porque eso es una falacia poco elegante. Radio Martí­ también es un medio de prensa con abundantes excelencias en su trabajo informativo y un equipo de profesionales altamente calificados, bajo la dirección de un grupo de profesionales respetables. Y no negamos que sea un medio oficial, como también lo es la Agencia EFE y la Voz de las Américas. Pero eso no implica, como Jesús Díaz insinúa, que los periodistas de Radio Martí­ no posean una intachable calidad ética en defensa de la libertad de expresión. Me consta haber escuchado en infinidad de ocasiones desde las ondas de Radio Martí­, crí­ticas de analistas y de periodistas a algunas polí­ticas emitidas desde la Casa Blanca en distintas administraciones. Y estoy seguro que nunca un periodista de Radio Martí ha recibido orientaciones de la Casa Blanca para cumplir con su trabajo de información hacia Cuba o para defender los linderos políticos del presidente de turno. Porque entre otras consideraciones, que Jesús Dí­az debe conocer, el objetivo loable y fundamental de Radio Martí es abrir un espacio informativo libre en esa isla esclavizada por un sistema comunista autoritario y criminal, bajo el liderazgo de Fidel Castro. No es materia informativa de Radio Martí­ salir a inmiscuirse en las polémicas alrededor de las polí­ticas internas de los dos partidos en los Estados Unidos. Jeús Díaz también debe saber que los pagos a periodistas que laboran en medios oficiales son una práctica común en los Estados Unidos. No hay nada que falte a la ética con laborar en un medio público.

Analicemos otro aspecto de este enrollo de los despidos con el reportaje difamatorio y dudoso de Oscar Corral, que presupone que cualquier periodista que trabaje en un medio de comunicación oficial, como Radio Martí­, está comprometiendo su ética profesional. Corral comete el mismo equívoco disparatado de Jesús Dí­az, pues como ya hemos dicho, la ética no se compromete por laborar en un medio privado o público. Pero además comete otros errores aún más graves, que lindan con la difamación, pues involucra a otros periodistas que no pertenecen a la nómina del Herald y compara a los tres periodistas del Herald con el caso conocido de un periodista que recibía dinero para defender un proyecto polí­tico.

Sin embargo, aceptemos que McClatchy Corporation, los nuevos dueños de The Miami Herald, consideran que existe un conflicto de intereses porque sus periodistas laboren en Radio Martí­.Aceptemos esa premisa. Cualquier medio privado tiene el derecho de tener ese punto de vista. Y los periodistas que laboran en el centro, por lealtad, tienen que aceptarlo. Un periodista no puede transgredir las reglas de su empresa y este es otro principio ético. Pero como el dueño anterior del Herald era Knight Ridder, y nunca pusieron reparos de conflictos de intereses para que estos periodistas, injustamente despedidos, laboraran antes en Radio Martí, entonces la actitud de MacClatchy y de Jesús Díaz debió haber sido otra radicalmente distinta.Por qué no llamaron a estos periodistas y les dijeron: miren a partir de ahora, MacClathy considera que laborar en Radio Martí­ y en el Herald al uní­sono, crea un conflicto de intereses. Por lo tanto, le estamos dando la oportunidad de dejar los trabajos en el medio público para que puedan seguir laborando en El Nuevo Herald.Esta era la actitud leal, sensata y correcta con estos tres profesionales de los medios. Pero no fue así­ lamentablemente.

Y un último punto con aristas muy sospechosas: ¿ cómo se explican Jesús Dí­az y MacClathy Corp. que la prensa castrista se haya enterado con una semana de antelación del reportaje de Oscar Corral ?La respuesta es compleja y puede ser comprometedora, pero tiene que haber una respuesta. Sencillamente alguien dentro de la empresa MacClathy debió pasar la información del reportaje a los servicios de inteligencia castrista. Y no me diga Jesús Díaz que desconoce al sucio agente periodista que filtró hacia Cuba este secreto profesional. No creo que existan más de tres personas que conocieran del reportaje y de la investigación. Pues dentro de ese grupo está el agente provocador. Y más prioritario y honesto que el despido de Alfonso, Cancio y O´Connor, que son periodistas éticos, hubiese sido para MacClathy Corporation y Jesús Díaz la expulsión deshonrosa del Herald de este periodista que se vende a un país comunista, que no respeta ni cree en la libertad de expresión.

Esperemos confiados en una rectificación de la conducta de Jesús Dí­az y de MacClathy Corporation con la injusta expulsión de estos tres profesionales del periodismo. Habí­a otros caminos menos convulsos y más justos.
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COMENTARIO DE ANTONIO GAYOSO

No entiendo cuál es la definición de ética periodística que ustedes utilizan.

Docenas de distinguidos columnistas norteamericanos participan y cobran por sus excelentes y frecuentes contribuciones en programas de TV y radio a través de los Estados Unidos. Sólo tienen que sintonizar a Jim Lehrer, en NPR y NPR TV, para observar nombres de altura en la prensa, incluyendo a Wills, Broder, Brooks, Krauthammer et adlatere. En ninguno de estos casos jamás se ha dicho que su participación, muchas veces bien partidista, constituye una violación de la ética profesional del periodismo o de los distinguidos periódicos para los que ellos trabajan.

No creo en ningún fundamentalismo y pienso que ustedes les deben a estos tres periodistas injustamente despedidos una excusa sincera.

Antonio Gayoso
Prof. Adj. Thunderbird Graduate School
Moderador de Perspectiva Económica en Radio Martí
antoniog@worldnet.att.net
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Una prensa libre puede requerir decisiones penosas

Por Jesús Díaz Jr. del Editor

Para que exista la democracia en un país, tiene que existir la libertad de prensa. Esta última semana ha sido difícil para muchas personas de nuestra comunidad cubana, igual que para empleados de El Nuevo Herald y The Miami Herald. Muchos se han preguntado los motivos detrás del despido de dos reporteros de El Nuevo Herald y de una colaboradora independiente, que trabajaban simultáneamente, con paga, para Radio y TV Martí.

Como el editor de estos periódicos, aprobé estos despidos ya que estoy profundamente comprometido a mantener la separación entre el gobierno y la prensa libre. Además, estos empleados violaron nuestras normas sobre conflictos de interés. Todos nuestros periodistas conocen y aceptan acatar estas normas, que incluyen esta declaración:

``Demostramos nuestros principios trabajando con imparcialidad, exactitud e independencia, y evitando conflictos de interés, así como la apariencia de estos conflictos de interés. Nuestro departamento de noticias se esforzará en buscar la verdad, sin ninguna consideración a intereses especiales''.

A pesar de que nuestra decisión fue difícil, pienso que reafirma nuestro compromiso de que los reporteros y redactores de mesa de nuestros periódicos estén libres siquiera del menor indicio de un conflicto de interés. Gracias a esta transparencia, garantizamos que nuestros reporteros sigan trabajando como guardianes imparciales e independientes en nuestra comunidad y emprendan investigaciones que den lugar a reportajes como la serie House of Lies, que reveló la corrupción en la Autoridad de Viviendas de Miami-Dade, y Fire Watch, que sacó a la luz abusos en el programa de vigilancia contra incendios de Miami-Dade.

Durante mi niñez en Cuba, viví bajo un gobierno totalitario donde no existía la libertad de expresión. Por temor a las represalias recuerdo que mis padres nos repetían constantemente a mi hermana y a mí que: ''No digan nada malo del gobierno''. No quiero que mi hija tenga que decirle lo mismo a sus hijos o a sus nietos.

Estoy comprometido a mantener un periodismo imparcial e independiente en nuestros periódicos porque creo firmemente que un gobierno totalitario no puede sobrevivir bajo el foco de la prensa libre. Esta semana pasada, he recordado que un dictador como Fidel Castro no estaría en el poder si en Cuba hubiese una prensa libre.

La historia nos ha demostrado que el paso de una sociedad abierta a un régimen totalitario puede ser corto. Cuando los periodistas reciben pagos frecuentes por reportajes patrocinados por el gobierno mientras laboran para medios de la prensa libre, podríamos estar dando un paso por ese peligroso sendero.

Permítanme ser claro:

• El Nuevo Herald y The Miami Herald están comprometidos con un periodismo imparcial e independiente.
• Como previamente ha sido expresado en nuestras páginas editoriales, El Nuevo Herald y The Miami Herald apoyan la labor y los objetivos de Radio y TV Martí.

También deseo aclarar nuestra posición ante diversas preguntas y rumores que hemos oído esta última semana:

• Ni El Nuevo Herald, ni The Miami Herald, ni nuestra empresa matriz, McClatchy, tienen planes de abrir un buró en Cuba.

• Ya que Cuba rechaza o no responde a las solicitudes de visas para nuestros reporteros, les informo que los reportajes desde ese país incluidos en The Miami Herald provienen de periodistas de nuestro equipo que han entrado en la isla como turistas. Para proteger a los mismos publicamos sus artículos anónimamente.

• Desconocemos el porqué el programa Mesa Redonda de la televisión cubana comentó sobre nuestro reportaje antes de su publicación. Confiamos en que esta información no provino de nadie en The Miami Herald, y pensamos que, quizá, la Mesa Redonda obtuvo esa información teniendo conocimientos de nuestras solicitudes de los registros públicos, ya que esas solicitudes están a disposición del público.

Me entristece la conmoción que los eventos de la última semana han causado en nuestra comunidad. Nunca llegaremos a la perfección, pero confíen en que seguiremos trabajando con diligencia para el mejoramiento y bienestar de nuestra comunidad.

JESUS DIAZ JR. es el editor de The Miami Herald y El Nuevo Herald.