sábado, diciembre 02, 2006

LA AUSENCIA DE FIDEL CASTRO DEL DESFILE EN SU HONOR MULTIPLICA LAS DUDAS SOBRE EL FUTURO DE CUBA

Tomado de:

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/12/02/internacional/1165088843.html




SU HERMANO RAÚL LANZA UN MENSAJE CONCILIADOR A EEUU


La ausencia de Castro del desfile en su honor multiplica las dudas sobre el futuro de Cuba


* Raúl Castro, ministro de Defensa y presidente interino, se ocupó de presidir el desfile
* Aprovechó su discurso para ofrecer a EEUU recuperar el diálogo con Cuba
* Muchos analistas dan por hecho que esta ausencia significa el fin de la era Castro


LA HABANA.- La ausencia de Fidel Castro en el desfile militar organizado en homenaje a sus 80 años y al 50 aniversario de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) abre nuevos interrogantes sobre la gravedad del líder cubano, apartado del poder hace cuatro meses por una enfermedad declarada "secreto de Estado".

Raúl Castro, ministro de Defensa y presidente interino del país desde el 31 de julio, fue el encargado de presidir el desfile y lanzar un mensaje político en el que tendió una mano a Estados Unidos y evitó hacer alusión alguna a la ausencia del jefe de la revolución.

Unas 300.000 personas, según medios oficiales, se concentraron en la emblemática Plaza de la Revolución, flanqueada por el monumento a José Martí, héroe de la Patria, y la imagen del guerrillero argentino Ernesto Guevara, el Che, con la vista puesta en la tribuna y la esperanza de ver aparecer a Castro.

La proliferación de mensajes alentadores de altos funcionarios sobre la recuperación del jefe de la revolución contribuyó a alimentar la marea de especulaciones que se había desatado en las últimas semanas sobre su posible reaparición.

Además, fue el propio Castro quien, tras delegar el poder provisionalmente en su hermano Raúl pidió a sus seguidores que retrasaran la celebración de su 80 cumpleaños del 13 de agosto al 2 de diciembre —día de las FAR—.

Un desfile militar multitudinario, el primero de estas características en 10 años, habría sido un buen escenario para la reaparición del guerrillero Fidel Castro vestido de nuevo de verde olivo, como lo estaba en su última aparición pública, el 26 de julio.

La expectación quedó en agua de borrajas

La expectación era tal que muchos esperaban verle aparecer en la Plaza de la Revolución incluso después de que el general Raúl Castro iniciara el pase de revista de las tropas. No era para menos; en los últimos días habían corrido todo tipo de rumores sobre los preparativos, desde que se habían instalado rampas de acceso para vehículos en la tribuna para facilitar su llegada en coche, hasta que se había ajustado al mínimo el tiempo del desfile para no agotarle en caso de que apareciera.

Hubo quien apostó a que Fidel Castro aparecería brevemente para saludar a sus tropas y quien estaba convencido de que enviaría un mensaje escrito o grabado en vídeo. Los más escépticos fueron esta vez los que acertaron: ni apareció Castro ni se ofreció ninguna explicación sobre su ausencia.

Aunque muchos de los cubanos que madrugaron para acudir a la Plaza de la Revolución no ocultaban cierta decepción en sus caras, muchos otros lo tomaron con optimismo. "No importa que no haya estado, todos nosotros somos Fidel", aseguraba Lázaro, de 40 años. "El pueblo quería que si no estaba bien no viniera porque queremos que se recupere", apuntaba Víctor, de 54 años.

Por el contrario, para una joven médica cubana que no quiso dar su nombre, la ausencia de Castro tiene un significado muy claro: "la gente lo conoce muy bien y sabe que si tenía la menor posibilidad iba a salir. Esto significa que no existe esa posibilidad".

La clave, opinaba un analista europeo, está en el mensaje que Castro envió el martes a los asistentes a la inauguración del homenaje organizado por la Fundación Guayasamín excusando su asistencia por recomendación médica. "Yo no estaba en condiciones, según los médicos, de afrontar tan colosal encuentro, opté por la variante de hablarles a todos utilizando esta vía", indicó Castro en su mensaje. "El mensaje, unido a los últimos comentarios de altos cargos del gobierno daban la pista de que no aparecería", consideraba este analista.

Comienza a hablarse de una Cuba sin Fidel

El viernes por la noche, el vicepresidente Carlos Lage clausuró el homenaje con un vehemente discurso político en el que, por un lado, se refirió con optimismo a la recuperación del líder cubano y por otro habló claramente sobre el futuro de una Cuba sin Fidel Castro en la que, dijo, "no habrá sucesión, habrá continuidad".

A estas dudas se ha unido el gesto hecho durante el desfile por el presidente interino de Cuba, Raúl Castro, quien aprovechó el acto para tender puentes con Estados Unidos. "Sirva la oportunidad para nuevamente declarar nuestra disposición de resolver en la mesa de negociaciones el prolongado diferendo entre Estados Unidos y Cuba", dijo.

La oferta está condicionada a que Washington acepte "nuestra condición de país que no tolera sombras a su independencia y sobre la base de los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia y respeto mutuo".

Desde que asumió la presidencia provisional del país, el pasado 31 de julio, ésta es la segunda vez que Raúl Castro lanza un mensaje con un tono más conciliador que el mantenido su hermano Fidel con su vecino del norte.



A mediados de agosto pasado, el segundo hombre en la jerarquía política cubana se dirigió en similares términos a las autoridades de Washington en declaraciones a 'Granma', el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba. En aquella ocasión, EEUU reaccionó recordando que no tenía planes de invasión a Cuba y demostrando muy poco entusiasmo por la propuesta de Raúl Castro, a quien, el portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey, definió como un "Fidel light".

El tono de su mensaje hacia EEUU sorprendió a muchos cubanos acostumbrados a escuchar fuertes y encendidas críticas hacia los gobernantes estadounidenses y su política hacia la isla en tribunas como la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana. La oferta, según analistas occidentales, se presenta además en un momento "excepcional" para la historia de la revolución cubana, con Fidel Castro convaleciente de una enfermedad declarada "secreto de Estado".

Raúl Castro, de 75 años, parece estar convencido de que Cuba y EEUU pueden sentarse a dialogar para mejorar sus enconadas relaciones, que han mantenido un sostenido nivel de confrontación desde la llegada al poder de George W. Bush por los planes de la Casa Blanca para acelerar la transición en la isla y financiar a los disidentes, considerados "mercenarios al servicio del imperio" por el régimen cubano.

No obstante, el presidente interino de Cuba advirtió de que el país seguirá preparándose para su defensa en el caso de una eventual agresión militar con la llamada "guerra de todo el pueblo", una estrategia militar de guerra popular creada en los años 80. "Después de casi medio siglo, estamos dispuestos a esperar pacientemente el momento en que se imponga el sentido común en la conducta de los círculos de poder en Washington", señaló Raúl Castro.

Un conflicto que dura ya medio siglo
El conflicto entre Cuba y Estados Unidos se remonta a 1959, inmediatamente después del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, y se agravó en 1962 con la imposición del embargo comercial y económico estadounidense contra la isla.

Desde entonces, sus relaciones bilaterales han estado marcadas por los desencuentros, las desavenencias políticas y un largo historial de tensiones con sucesivas administraciones de EEUU.

Cuba y EEUU rompieron sus relaciones diplomáticas en 1961 y desde 1977 mantienen vínculos a través de las "secciones de intereses" instaladas en La Habana y Washington, al amparo de la embajada de Suiza en ambas capitales.