lunes, enero 08, 2007

¿ ASESINATO O EJECUCIÓN ?

Tomado de Cuba Encuentro.com

¿Asesinato o ejecución?

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Los regímenes que tradicionalmente fusilan a sus opositores abren fuego contra el ahorcamiento de Sadam Husein.
lunes 8 de enero de 2007 6:00:00
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Por Miguel Rivero, Lisboa
La ejecución del ex presidente iraquí Sadam Husein, deseada por muchos y temida por otros, abre un nuevo capítulo de incertidumbre e inestabilidad en Irak, mientras que las reacciones internacionales van desde los que condenan por principio la pena de muerte, y no la aplican en sus países, hasta los que fusilan a opositores y ahora consideran la ejecución "un asesinato".
En estos momentos Irak es un país desangrado por una guerra civil, anunciada desde que en abril de 2003 fuera depuesto el feroz dictador. A muchos allí le inquieta una pregunta: "¿Qué nos espera una vez que se desinfle el estallido de felicidad que ahora entusiasma a chiíes y kurdos, principales víctimas del tirano?".

El diputado socialista portugués José Lamego estuvo más de siete meses en Irak para ayudar en la elaboración de una nueva Constitución. Lamego dijo a Encuentro en la Red: "Desde hace muchos meses, Irak vive una etapa que se puede calificar de guerra civil de baja o mediana intensidad entre milicias chiíes y suníes. La lucha se concentra más en este aspecto del enfrentamiento entre ambas comunidades y menos en 'la batalla contra los ocupantes', que es lo que tratan de alentar los extremistas islámicos".
Las estadísticas que publicó el gobierno iraquí el pasado 2 de enero muestran el resultado del conflicto civil. En 2006, las víctimas mortales se situaron en 16.245 personas, de ellas más de 12.000 son civiles y el resto miembros de las fuerzas de seguridad y de grupos insurgentes.
Todos los días la policía iraquí tiene el macabro trabajo de recoger decenas de cadáveres en diferentes barrios de Bagdad, casi todos con impactos de bala, pero con muestras evidentes de antes haber sido torturados.
Según añadió Lamego a Encuentro en la Red, ahora se está pagando "por muchos errores cometidos por las fuerzas de la coalición que derrocaron a Husein, entre ellos la disolución total del Ejército, cuando lo que se debió hacer era proceder a una depuración en las fuerzas armadas para que sirvieran como factor de estabilidad en la nueva etapa".
Icono peligroso
Aunque la fecha y la hora de la ejecución —al alba de la fiesta del Sacrificio "Aid al Adha", la más importante del calendario musulmán— podría pensarse que fueron elegidas con tino para amainar las reacciones, se antoja difícil que la figura de Sadam no se convierta en un icono de la lucha para los suníes iraquíes.
Venerado por muchos en vida, su muerte, y, sobre todo, la manera en que se produjo —ahorcado tras un dudoso juicio— puede transformarle en un símbolo poderoso para azuzar, aún más si cabe, el odio suní y la guerra civil.
Aunque algunos levantan dudas sobre el proceso judicial, lo cierto es que Sadam pudo contar con abogados de la defensa procedentes de varios países, entre ellos el español Javier Saavedra, quien se quejó de que no se cumplieron con "los requisitos que cualquier europeo o americano exigen" en sus tribunales.
Pero lo cierto es que la familia Husein, una parentela que disfrutaba de todos los privilegios, es de origen suní y gobernó con las armas del terror sobre la mayoría de los chiíes, que representan el 60 por ciento de la población. Esto, sin contar con las represalias del régimen contra los kurdos iraquíes.
Precisamente, los kurdos se quejan de que Sadam no tuvo que responder por los crímenes cometidos en la denominada campaña "d'Al-Anfal", en los años 1987-1988, en la que se calcula que murieron unas 180.000 personas de ese grupo étnico. Las imágenes que en estos días fueron transmitidas por las televisiones en los países democráticos, muestran a centenares de personas, algunos mayores abrazados a los hijos pequeños, víctimas de las armas químicas que utilizó el dictador iraquí.
El único crimen que fue juzgado por el Tribunal fue la represalia lanzada por el régimen contra la localidad de Doujail, con el saldo de 148 personas asesinadas, debido a un supuesto atentado que fue planeado en ese sitio contra el dictador.
Reacciones internacionales
Las reacciones ante al ajusticiamiento fueron variopintas, como era de esperar.
La nota emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba es antológica. Textualmente dice: "Cuba, donde no ha sido abolida todavía la pena de muerte a causa de la brutal guerra que nos ha impuesto Estados Unidos, se ve en el deber moral de exponer su punto de vista sobre el asesinato cometido por la potencia ocupante".
Por supuesto, no aparece ninguna referencia al pasado de Sadam Husein, que incluso cuando llegó al poder —después de un golpe de Estado— mando a ejecutar a todos los dirigentes del Partido Comunista.
En la primavera de 2003 el gobierno cubano ejecutó a tres jóvenes que intentaron desviar una lancha para dirigirse a Estados Unidos, y el argumento fue que se trataba de una medida "preventiva", ante la posibilidad de un nuevo éxodo masivo.
Los países de la Unión Europea, donde está eliminada la pena de muerte, condenaron la ejecución, pero sin dejar de mencionar el pasado atroz de Sadam Husein. Para el presidente norteamericano, George W. Bush, la ejecución representó "una etapa importante en la ruta de Irak hacia la democracia".
Para el movimiento palestino Hamás, que utiliza en ocasiones métodos terroristas en la lucha contra los israelíes, se trató de "un asesinato político"; mientras que el gobierno de Libia decretó tres días de luto por la ejecución "del prisionero de guerra Sadam Husein".
El mandatario argentino, Néstor Kirchner, condenó la ejecución de acuerdo con la posición de su gobierno contraria a la pena de muerte. "El gobierno argentino estima que la ejecución del ex presidente Husein no contribuirá al proceso de pacificación de ese país, ni ayudará a promover la reconciliación entre las distintas comunidades que conforman la sociedad iraquí", indicó un comunicado de la Cancillería.
Por su parte, el presidente de Perú, Alan García, afirmó que el ex dictador iraquí "es uno de los más grandes criminales de la historia y merecía la pena de muerte". El gobernante peruano recordó que Husein "usaba armas químicas contra un pueblo por su condición religiosa y su origen racial", lo que consideró "verdaderamente un hecho genocida".
Y como no podía ser de otra manera, el "número dos" del grupo terrorista Al Qaeda, el egipcio Ayman Al Zawahri, instó a los militantes islamistas iraquíes a unirse para establecer un "califato islámico" en Irak.

(Raúl Castro ejerciendo directamente de verdugo; esta ejecucíon ocurrió antes del 1 de enero de 1959; posteriormente al triunfo revolucionario se multiplicarían grandemente este tipo de ejecuciones )

En estos casos, sólo el tiempo dictará el veredicto final. Cada día crece la certidumbre de que la pena de muerte es una solución indefendible en pleno siglo XXI. Pero lo que resulta difícil de aceptar, es que desde una Habana experta en fusilamientos se califique de "asesinato político" el ajusticiamiento de un dictador sanguinario.