PREGUNTAS INTERESANTES Y ADECUADAS
Ese artículo del periodista Ricardo Ronquillo Bello me recordó el ensayo que escribí para cumplir el requisito necesario de Filosofía sobre los Problemas Sociales de las Ciencias para optar por la Categoría Principal de Profesor Titular en las universidades cubanas ante el Tribunal conformado para ello. Fue un ensayo de cuestionamientos de todo tipo: Filosofía de la Ciencia, económico, político, educacional, ético, etc.. El oficialista profesor de Filosofía pidió la evaluación de 3, la cual me impedía la obtención de la más alta categoría docente en las universidades cubanas pero el resto del Tribunal pidió calificaciones más altas. Un miembro del tribunal, para no comprometerse, me había respondido extraoficialmente a mi pregunta que mi ensayo después de leerlo era original, respuesta que admite varias lecturas; otro miembro del Tribunal también a mi pregunta sobre su criterio sobre mi ensayo me dijo, ya en el aula de la disertación, extraoficialmente y a sotto vocce: ¨Esto te queda chiquito !¨. Yo con mi mejor cara de bobo le pregunté, si lo que me quedaba chiquito era mi universidad y él, persona ya de cierta edad, me respondió mirándome y a sotto vocce: ¨No te me hagas el bobo, tú sabes a que me refiero ! ¨y se apartó discretamente.
Esperemos que a dicho periodista no ¨lo muelan ¨como quiso hacerme el ¨filósofo ¨ Quintanilla.
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Preguntas interesantes y adecuadas
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba - Enero (www.cubanet.org) - Un artículo titulado: "Las Preguntas llenan la mesa", del periodista Ricardo Ronquillo Bello, apareció en la edición del periódico Juventud Rebelde el domingo 21 de enero. Se refiere a una visita del Consejo de Dirección del diario al Instituto Politécnico Agropecuario Villena-Revolución en Ciudad de La Habana. Según se señala, "la institución impresiona por su belleza, sus proyectos, sus alumnos y docentes; sólo que aquello por lo cual brilla, ensombrece en otras dimensiones, donde debería proyectarse la plenitud de sus luces".
El periodista afirma que esta escuela ha sido capaz de formar más de 40 mil profesionales, por eso se pregunta: "¿Por qué una fuerza técnica tan impresionante no ha sido adecuadamente utilizada para lograr el cambio que se espera del sector agropecuario cubano? ¿Por qué tanta lucidez se muestra incapaz de abastecer dignamente nuestras mesas?".
A los elementos y preguntas expuestos por Ronquillo Bello pudiera agregarse que según el Censo de Población y Vivienda de 2002, Cuba tiene 41 mil 724 graduados universitarios en Ciencias Agropecuarias, así como 171 mil 993 técnicos medios y 8 mil 762 obreros calificados en la materia, en un país donde prácticamente no existen analfabetos y el nivel medio de educación se proclama de noveno grado. Estas cifras hacen más complejo responder las preguntas del redactor del artículo, teniendo en cuenta que la producción agropecuaria sólo genera el 4 por ciento del Producto Interno Bruto, de acuerdo con los últimos datos oficiales, y la inmensa mayoría de los alimentos consumidos por los cubanos, sin resolverse las carencias, son importados incluyendo, increíblemente, el azúcar.
Así, con esa formidable fuerza técnica, la agricultura retrocede y un por ciento cada día mayor de tierras es invadido por el marabú y otras malezas. La otrora poderosa ganadería vacuna, que en una época llegó a los 7 millones de cabezas, hoy se ha reducido a casi la mitad, y a los niños se le retira el litro de leche vendido cuando cumplen los siete años. La antes potente industria azucarera, ayer símbolo de nuestro país, se encuentra destruida, y los rendimientos cañeros por hectárea son la tercera parte del promedio obtenido internacionalmente, según la FAO.
Tiene razón el escritor cuando señala: "Una escuela no existe para sí, sino para la sociedad. Su efectividad verdadera no se mide entre las paredes de sus aulas y laboratorios. Ella no es un fin en sí mismo, sino un medio".
Este análisis referido a la agricultura podría llevarse a toda la economía, para un país que según el mencionado censo poseía 712 mil 672 graduados universitarios de distintas esferas, así como 1 millón 503 mil 443 egresados de la educación técnica y profesional; especialistas de distintos niveles que representan más del 26,0% de la población con 11 ó más años de edad al tomarse los datos. Es una fuerza técnica que no guarda ninguna relación con el desastroso estado de la economía cubana y la generalizada ineficiencia observada por doquier.
Las respuestas a las preguntas están en que las fuerzas productivas cubanas se encuentran bloqueadas por un sistema que ha fracasado donde quiera que se ha aplicado. Un sistema que en lugar de propiciar el desarrollo y alentar la iniciativa de técnicos y trabajadores, entorpece la correcta utilización del potencial técnico disponible y limita la creatividad del ser humano.
Mientras este antinatural sistema actúe en Cuba, continuarán subutilizados los recursos humanos formados durante tantos años de ardua labor, fuente de frustración para los especialistas y miseria e infelicidad para el pueblo.
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