ANA BELÉN MONTES: UN TOPO EN EL PENTÁGONO
Por Juan F. Benemelis
UNA EXTRAÑA E INTROVERTIDA ESPÍA
Pocos días después del ataque terrorista de septiembre 11 en Nueva York, Ana Belén Montes, una analistamigo comunicándole que todo estaba bien y que no conocía a nadie de los que habían muerto en el Pentágono. "Puedo ver el Pentágono quemándose desde mi oficina -escribía-, de todas formas, palidece comparado con el World Trade Center; nos esperan días negros; tanto odio".1 Los días se ennegrecían con rapidez, especialmente para Montes. Una semana después, el día 21 de septiembre, a las 10.00 a.m., después que enviara una carta a su familia, agentes federales del FBI lan arrestaba en su puesto de trabajo por ser agente de la ágil agencia de inteligencia de Cuba, la DGI.
El FBI, que le seguía los pasos desde meses antes, hubiera preferido arrestarla en los instantes en que entablaba contacto con supuestos agentes cubanos que controlaban sus actividades. El ritmo de los contactos de Montes con la inteligencia cubana se incrementó dramáticamente después del ataque terrorista del 11 de septiembre. El 14 de septiembre, la vig del Departamento de Inteligencia de Defensa, enviaba una nota por correo electrónico a un viejo ailancia del FBI rastreó a Montes mientras ella abandonaba la DIA para volver a su casa, ubicada en un complejo de apartamentos en la Avenida Connecticut, donde hizo una corta maniobra evasiva para luego hacer una llamada telefónica a un localizador telefónico propiedad de la Misión Cubana ante la ONU. Asimismo, volvió a contactar a la DGI los días 15 y 16 de septiembre.2
Ello precipitó los acontecimientos, por temor a que una agente incrustada profundamente en el sistema de inteligencia militar de los Estados Unidos pudiera pasarle a Cuba información secreta sobre la respuesta de Washington a dichos ataques.3 "Esas son las personas que preparan los informes de inteligencia, y no es posible tener alguien que uno sabe le está transmitiendo información a un país hostil cuando uno se está preparando para ir a la guerra; ello fuerza a cerrar la investigación mucho antes de lo que se hubiera querido".4
Ana Belén Montes, de 44 años, era la analista principal sobre Cuba en el DIA (Agencia de Inteligencia para la Defensa), el órgano de inteligencia que provee a las fuerzas armadas norteamericanas con análisis político y estratégico, capacidad militar, número y localización de tropas de otros países. Conjuntamente con la CIA, la Agencia Nacional de Seguridad, y la Oficina de Reconocimiento Nacional, el DIA, fundada hace 40 años y con 7,000 empleados, es una de las agencias principales de la comunidad de inteligencia norteamericana. El DIA tuvo su primer gran éxito de inteligencia precisamente con Cuba, en ocasión de la Crisis de los Cohetes en 1962. Montes trabajaba en Bolling, una base de la fuerza aérea, donde radica una de las sedes del DIA.
Montes era el espía cubano número 17 que se arresta en Estados Unidos desde septiembre de 1998, y el que alcanzó el más alto cargo de todos ellos. Fue presentada ante una corte federal de justicia en el Distrito de Columbia, acusada por el gobierno federal de conspiración para transmitir a los servicios de espionaje de Castro una cantidad de documentos altamente clasificados, relacionados con la defensa nacional de Estados Unidos y las evaluaciones norteamericanas sobre las fuerzas armadas cubanas. Los funcionarios de la contrainteligencia expresaron que Montes tenía acceso a una variedad de secretos militares y de inteligencia de los Estados Unidos de interés para La Habana y para los grupos terroristas y regímenes aliados con Castro. Montes se mantuvo en silencio en la Corte del Distrito y no se declaró culpable, y un juez ordenó su arresto sin fianza, y ordenó una vigilancia para impedir que se suicidara. Posteriormente, el 19 de marzo del 2002, se declaró culpable de haber espiado para el gobierno de Fidel Castro durante 17 años, incriminándose de un cargo de espionaje por el cual podría ser condenada a 25 años de cárcel sin posibilidad de obtener libertad bajo palabra.
( Foto de Ana Belén Montes al ser detenida )
La detención de esta oficial de inteligencia con 17 años de experiencia, demostró que el aparato de espionaje cubano, pese a la difícil situación financiera del país, aún era muy sofisticado y agresivo; y para el Pentágono, fue una vergüenza. Asimismo podría ser la razón por la que los esfuerzos norteamericanos por penetrar los altos estratos de la sociedad cubana han fracasado. Como expresara el periodista Michael Waller: "La exitosa penetración por Cuba de la DIA demuestra que el régimen de La Habana, descartado por muchos luego del colapso soviético como un débil anacronismo, continúa siendo una grave amenaza de inteligencia. Edificado por la KGB soviética pero refinado y disciplinado por la STASI de Alemania Oriental, la DGI ha sorprendido a amigos y enemigos por igual con su entorpecimiento y destrucción de las operaciones humanas de inteligencia de los Estados Unidos en la Isla y por su capacidad de penetrar las instituciones académicas, políticas y gubernamentales de los Estados Unidos".5 "Los servicios secretos cubanos le ponen un doble prácticamente a cada agente de la CIA reclutado en la Isla y utilizan a muchos para transmitir desinformación a la inteligencia de los Estados Unidos".6
"Cuba no ha podido gastar (en estos servicios) en la misma escala que muchos gobiernos debido a su falta de moneda dura, sin embargo, el comportamiento de la DGI se compara favorablemente al de las mejores agencias de las naciones desarrolladas", escribió el ex mayor de la DGI, Juan A. Rodríguez Menier en un estudio realizado a fines de la década de 1990, aún inédito" .7
Uno de los misterios que rodea el caso es el motivo qué llevó a Montes a cometer ese alto acto de traición a los Estados Unidos. Ella nunca expresó entre sus amistades criterios que pudiesen clasificar sus puntos de vista políticos. Según los fiscales, ella comenzó a trabajar en la DIA, espiando para Cuba por razones ideológicas y no por dinero, pues solamente recibió pagos simbólicos para reembolsarle sus gastos.
Montes, ciudadana norteamericana, es hija de un psicólogo militar de Puerto Rico; nació en una base militar en Nuremberg, Alemania y se educó en excelentes escuelas en Estados Unidos. Con pleno dominio del inglés y el español, se graduó de la Universidad de Virginia en 1979, y recibió un grado de maestría de la Escuela de Estudios Avanzados de la Universidad Johns Hopkins en 1988. A principios de los 1980, Montes trabajó en la Oficina de Información y Privacidad del Departamento de Justicia.
Montes vivía en un apartamento adecuado a sus ingresos, en un residencial al noroeste de Washington, muy asiduo de los funcionarios gubernamentales de nivel medio. El perfil caracterológico que emerge de Montes era el siguiente: una mujer soltera, brillante y organizada, tranquila, muy conocida pero con pocas amistades, muy introvertida y con poco sentido del humor, que nunca acudía a las fiestas, pero en una posición dentro del gobierno capaz de hacer daño considerable. Era una asidua a los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional en el Kennedy Center y no tenía problemas financieros y se sentía contenta con tener una relación amorosa con alguien del ejército o del Pentágono.
Nunca se le conoció públicamente una crítica a su país, y daba la impresión de una persona íntegra, como apuntó su compañera de estudio y vieja amiga, Lisa A. Huber.8 Uno de sus colegas hoy retirado la clasifica como un agente destacado, mientras otro apunta su propensión a las depresiones profundas, y su carácter excesivamente serio. Para Edward González, un profesor retirado de la Universidad de California que la conocía, Montes no era una persona feliz y siempre se lamentaba.9 Un diplomático norteamericano la calificó de ser "una persona muy extraña, demasiado introvertida".10
ESPIONAJE DENTRO DEL PENTÁGONO
En 1985 Montes comenzó a trabajar como analista para la DIA, ascendiendo con rapidez a los rangos altos en la comunidad de inteligencia. Su fluidez en español y familiaridad con los asuntos latinoamericanos le ayudaron a lograr sus objetivos. Primero se concentró en Nicaragua, y luego en 1992 pasó a ocuparse de los asuntos cubanos. Su estancia en ese cargo especializado coincide con una época de relaciones tumultuosas con La Habana, incluyendo el éxodo de miles de refugiados en 1994 y 1995; la decisión de La Habana de derribar dos aviones civiles piloteados por norteamericanos de origen cubano; y la aprobación del Congreso del Acta Democrática Cubana que de forma efectiva puso un alto a las aperturas que concebía la administración del presidente Bill Clinton.
Montes evitaba ser promovida fuera del área de Cuba con vistas a mantenerse a cargo de sus análisis. Ella disponía de un pase de seguridad que le permitía amplio acceso a documentos de varias agencias de inteligencia, no sólo del DIA, y no sólo sobre Cuba, así como imágenes de satélites, comunicaciones foráneas interceptadas e inteligencia de espías en otros países.
En 1990 formó parte de un grupo que visitó varias veces Nicaragua con el objeto de informar personalmente a la presidenta Violeta Chamorro sobre las actividades y los activos cubanos en ese país; Chamorro enfrentaba una situación difícil con su ejército, aún en manos de los sandinistas. En 1992, Montes fue seleccionada por la CIA, junto a un grupo de analistas de inteligencia que demostraba talento, para recibir un curso sabático en el Centro de Estudios sobre Inteligencia. Desde ese momento, se especializó en Cuba.
Como la analista de mayor rango sobre Cuba para el DIA, Montes viajó a La Habana, en 1993, en una operación financiada por la CIA con el objeto de estudiar y familiarizarse con el ejército cubano. Allí logró entrevistarse con generales cubanos para preguntarles sobre la reforma económica en la Isla. Algunas fuentes han señalado que Montes entró en relaciones con un individuo cubano, y que quizás eso la llevó a transferir su fidelidad a La Habana. Después de este viaje publicó un estudio de inteligencia bajo el DIA sobre los esfuerzos del ejército cubano para adoptar tácticas de administración del Occidente con vistas a afrontar la crisis económica de la Isla. De acuerdo con Edward González, el estudio era relevante y ofrecía luz sobre un aspecto del ejército cubano hasta el momento desconocido.11
( Ana Belén en una de sus visitas a Cuba )
En 1998 volvió a Cuba con dos ayudantes del senador Jesse Helms durante la visita del Papa Juan Pablo II. Después de este viaje, y acaso en otras ocasiones, Montes coadyuvó a que el Pentágono se convenciera en el razonamiento de que después de la caída de la Unión Soviética, Cuba no presentaba un peligro para los Estados Unidos, por su incapacidad logística para proyectarse fuera del territorio. Este intento por influir en la política norteamericana hacia Cuba circuló entre los altos círculos militares y de inteligencia.12
Ese informe, preparado por Montes desde el DIA, en coordinación con el Consejo Nacional de Inteligencia de la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional y la Oficina de Investigación en el Departamento de Estado, el Centro Conjunto de Inteligencia del Comando Sur y la Oficina del Secretario de Defensa, consideró que las fuerzas armadas de Cuba se habían debilitado tras la caída de la URSS. Montes, sin embargo, trató de diluir el informe y otras agencias tuvieron que endurecerlo expresando que aún el régimen presentaba una grave amenaza no convencional y de inteligencia a los Estados Unidos ya que sus sistemas de inteligencia habían sufrido poco deterioro.13
Asimismo, en una parte del mismo dedicada a la guerra biológica, se planteaba que las actuales instalaciones científicas en Cuba podían realizar la investigación y el desarrollo de un programa ofensivo de guerra biológica, pues su industria biotecnológica es avanzada, con capacidad para producir agentes biológicos. Cuando el secretario de Defensa William S. Cohen remitió su informe al Congreso, añadió que estaba preocupado por el potencial de Cuba para desarrollar y producir agentes biológicos.14
El propio Fidel Castro se refirió a este informe de la forma siguiente: "Hay otro antecedente: el Pentágono analizó la cuestión, se le solicitó el análisis e hizo un informe bastante objetivo. Inmediatamente se produce una reacción: se retiene el informe, se intenta cambiar el informe del Pentágono por razones estrictamente políticas; hubo escándalo. Ya estaban acusando al Pentágono de mentir en relación con Cuba, que estaba ocultando la realidad, al extremo que se tardó varias semanas, hasta que publicaron el escándalo; yo no sé muy bien si hubo alguna modificación o no, pero sí leímos lo publicado sobre la introducción al mismo, interpretando, distorsionando, sembrando confusión. Es decir, por razones políticas se trató de menoscabar y restar objetividad al informe".15
A partir de ese momento, muchos académicos y altos militares retirados de Estados Unidos comenzaron a repetir que Cuba no presentaba un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Tras esta consideración se escondía la intención de convencer a la administración norteamericana de que la mejor transición en Cuba era una controlada por los hermanos Castro, con el apoyo del ejército, lo que solventaría tres puntos básicos para la seguridad nacional de Estados Unidos: evitar una masiva inmigración de cubanos; evitar una guerra civil dentro de Cuba que precipitaría una intervención norteamericana; y proveer seguridad para cooperar en la lucha contra el narcotráfico.
Todo parece indicar que Montes cumplió esta labor de desinformación que moldeó hacia estos puntos los criterios de quienes hacían la política hacia Cuba. La importante posición de Montes en la comunidad de inteligencia norteamericana lleva a pensar que influyó en la posición oficial hacia Cuba en importantes puntos de seguridad nacional. Ella participaba de los seminarios del Grupo de Estudio sobre Cuba de la Universidad de Georgetown, donde se nucleaban alrededor de 70 académicos, analistas de inteligencia y otros profesionales envueltos en la temática cubana.
Su trabajo le permitía contactar directamente a ejecutivos de la política y analistas de inteligencia de otras agencias gubernamentales. Montes constantemente realizaba sesiones de información y consideraciones estratégicas de Cuba a miembros del Congreso y al Comando Sur. Ella se reunía de forma regular con sus contrapartes de la CIA, y tenía acceso a los informes secretos de inteligencia en la red interna de computación. En el año 2000, participó en las reuniones de las agencias de inteligencia durante los siete meses que duró el problema sobre la custodia del niño Elián González. Una fuente describió su buró como un almacén de toda clase de información de inteligencia.16 El hecho de que Montes era una analista de inteligencia respetada, con un historial envidiable y sin motivos aparentes de frustración con sus superiores, llevó a que su arresto causara sorpresa en los medios de inteligencia.
De acuerdo con el FBI desde 1991 había estado enviando a Cuba información secreta sobre importantes maniobras militares estadounidenses.17 Efectivamente, Montes asistió a los ejercicios militares del Comando Atlántico del ejército de Estados Unidos que se celebraron en 1996. En la acusación, el FBI puntualizó que Montes fue asignada por la DIA para participar en los ejercicios militares celebrados en Norfolk, Virginia.
LA CACERÍA
El caso de Ana Belén Montes hizo difícil la posición de los generales retirados Charles Wilhelm, ex jefe del Comando Sur, y Edward Atkeson, que comparecieron a favor de la defensa de los espías de la Red Avispa, para testificar que Cuba no constituía un peligro a la seguridad de Estados Unidos y que la inteligencia cubana no era capaz de penetrar las bases militares del Comando Sur, y que por tal razón ignoró los consejos del FBI.
Los agentes del FBI comenzaron a seguir a Montes periódicamente desde principio del 2001, vigilándola cuando visitaba las tiendas de Washington, las librerías, gasolineras, el zoológico, y cuando utilizaba los teléfonos públicos en el noreste de Washington y en Maryland. El 25 de mayo, agentes del FBI que supervisaban estrechamente a Montes, entraron en su apartamento de forma secreta, con una orden judicial, y recuperaron de su computadora portátil Toshiba una vasta cantidad de información en el disco duro que había sido borrada, sobre secretos del Departamento de Defensa, incluyendo los ejercicios militares de 1996. Asimismo, registraron su carro Toyota Echo 2000, de color rojo, su oficina en la Base Bolling, y su caja de depósitos en el banco. Entre el contenido había instrucciones de cómo borrar material de la computadora, métodos para la radio recepción y referencias de los números que recibía por la radio. A pesar de que estaba bajo vigilancia estrecha no se le cortó el acceso a materiales clasificados, en especial los altamente clasificados del Intelink; éste no contenía ningún plan operacional para una posible respuesta a los ataques terroristas.
En un extenso documento acusatorio de 17 páginas presentado por el agente del FBI, Stephen A. McCoy, se detallaba como ella había hecho contactos en reiteradas ocasiones con los servicios secretos cubanos, mediante transmisiones radiales de alta frecuencia, en onda corta, recibiendo señales numéricas por la misma vía que decodificaba utilizando un programa de su computadora.18 La técnica de recibir datos codificados por banda radial de onda corta es común en la inteligencia cubana. Los mensajes consistían en conjuntos de 150 grupos numéricos. El FBI ha determinado que tales precisos números, en un orden exacto, se radiaron el 6 de febrero de 1999, en una frecuencia AM, por los 7887 kilohertz, por una mujer que hablaba español, que introdujo la transmisión con las palabras "atención, atención".19
McCoy es el principal experto del FBI sobre espionaje cubano, con más de 12 años de experiencia funcionando contra la DGI y su análogo en el partido comunista, el Departamento América. Según McCoy una de las formas de comunicación era usando "un disquete que contenía un programa descifrador para convertir los aparentemente grupos de números al azar en texto en idioma español".20 Este es el mismo método por el cual el DGI se comunicaba con la Red Avispa en la Florida, según el FBI. Montes "bajaba" información confidencial o la entraba en un disquete en clave y lo entregaba físicamente, directa o indirectamente a su "controlador" del DGI. El espía Robert P. Hanssen, del que las fuentes de contrainteligencia dicen que monitoreaba activamente la vigilancia de los EEUU de los oficiales cubanos espías y las operaciones desde su ubicación como uno de los principales agentes de la contrainteligencia del FBI, también se comunicaba con sus "controladores" de la KGB vía disquetes de computadora en clave, que dejaba en lugares clandestinos utilizados como buzones para ser recogidos.21
Los agentes también encontraron un radio de onda corta Sony, así como auriculares similares a los usados por los espías cubanos de la Red Avispa. Su computadora portátil contenía varias secuencias de códigos radiales, incluyendo cadenas numéricas idénticas a las usadas por Cuba en sus transmisiones de onda corta, que luego eran decodificadas por un programa en español.
Estas transmisiones de números utilizadas por Cuba en emisiones radiales de onda corta intercontinentales se reciben con facilidad y gran potencia. En ella, los primeros dos o tres números de cada grupo de cinco dígitos de los mensajes representan las páginas de un libro, y los dos o tres últimos, sus renglones; y con ellos se componen las palabras. Se necesita que tanto el receptor como el transmisor del mensaje cuenten con el mismo libro, que puede ser cualquiera que no exceda las mil páginas. Estos mensajes pueden ser luego vueltos a codificar por medios criptográficos computarizados. Asimismo, la clave y el libro se cambia para cada mensaje, y el nuevo código se incluye como parte del último mensaje.
( En este libro de Scott W. Carmichael, miembro en activo del contraespionaje de la DIA que tuvo que ver con el arresto de Ana Belén Montes, se narra como fueron los hechos, los cuales en algunas ocasiones no se ajusta con lo narrado en este artículo pese a las fuentes consultadas en el mismo; nota del Blogguista )
Hugh Stegman, editor de la revista de onda corta Monitoring Times, refiriéndose a como los cubanos utilizaban esta manera de comunicación secreta, dijo que las transmisiones de números por onda corta comenzaron a ser escuchadas en todo el mundo poco después de la Crisis de los Cohetes en Cuba, en 1962, en distintos idiomas; y se asumía que estaban destinadas a espías en diferentes países. Según Stegman, fuentes radioaficionadas lograron "triangular" estas transmisiones y detectaron que procedían de Cuba.22 Montes utilizaba teléfonos públicos para contactar a sus "controladores" cubanos de la misión en la ONU en Nueva York, llamando a sus "localizadores" por medio de numeraciones en código. Asimismo entregaba a los controladores disquetes con información cifrada.
Uno de los textos recuperados de su computadora portátil se refiere a "un programa particular de acceso acerca de la defensa nacional de Estados Unidos", que es tan confidencial que el FBI no pudo presentarlo ni describirlo en los documentos exhibidos en la corte, por razones de seguridad. En un mensaje que el FBI recuperó parcialmente de su computadora, Montes expresaba que ella y otro colega "eran los únicos en su oficina que conocían tal programa". El DIA confirmó que en mayo 15 de 1997 Montes y su colega recibieron entrenamiento en el uso de dicho programa.23 Una fuente de inteligencia expresaba que al parecer se refería a un sistema altamente clasificado de almacenar información de inteligencia ya por satélite u otros medios técnicos.24
En otro documento se detalla como alrededor de 1996, Montes había informado a sus "controladores" en la DGI cubana el próximo arribo a Cuba de un agente de la inteligencia militar de los Estados Unidos, que operaría de forma encubierta. En acuse de recibo la inteligencia cubana la contestó: "Estamos aquí esperando por él con los brazos abiertos". Según el FBI, como resultado el gobierno de Cuba pudo dirigir sus recursos de contrainteligencia contra el agente norteamericano.25 Con posterioridad, en su declaración de culpabilidad Montes confesó que entre los secretos del Pentágono que entregó al gobierno de Castro figuran los nombres de cuatro agentes secretos de Estados Unidos que operaban en la Isla.
En otra respuesta a Montes, procedente de sus contactos en Cuba se lee: "Prácticamente todo lo que ocurre allá será de gran valor de inteligencia; vamos a ver si tiene relación con planes de contingencia y blancos específicos en Cuba".26 En otra ocasión Montes le informó a sus controladores cubanos que Estados Unidos se había percatado del lugar, cantidad y tipo de ciertos armamentos en Cuba.27
A diferencia de la CIA, el Pentágono no somete periódicamente a sus analistas de inteligencia a chequeos poligráficos para asegurar la lealtad. Lo delicado del caso es que Montes trabajaba en el Pentágono, que había sido blanco del ataque terrorista del 11 de septiembre; y días antes, las autoridades de la isla caribeña Gran Caimán, revelaron que tenían en su poder desde el año anterior a tres ciudadanos afganos sospechosos de ser terroristas, que habían llegado a ese país con pasaportes falsos en un vuelo procedente de Cuba.
La detención de Montes estremeció la comunidad de inteligencia estadounidense, donde era ampliamente conocida; según El Nuevo Herald, ha desatado una seria investigación dentro de ella, en busca de supuestos cómplices.28 Asimismo, no se han revelado los nombres de sus contactos cubanos dentro y fuera de Estados Unidos. Llama la atención que el arresto de Montes se produce un día después que el matrimonio Gari, de la Red Avispa, confesara su culpabilidad ante el FBI, lo cual deja entrever un posible vínculo. El FBI informó que los métodos para transmitir la información clasificada utilizada por Montes eran iguales a los que usaron los espías de la Red Avispa. Una fuente del Congreso norteamericano le expresó a un reportero del diario Sun-Sentinel que Montes fue identificada en conexión con las investigaciones de la Red Avispa.29 Según el periodista Noah Adams, Montes fue identificada por uno de los espías detenido en Miami, pocos meses atrás.30
La firma de abogados Plato Cacheris y Preston Burton aceptó asumir la defensa de Montes. Este bufete representó al agente de contrainteligencia del FBI Robert Hansen, convicto por espiar para la antigua URSS y luego para Rusia; Cacheris y Burton logró evitarle la pena de muerte, al aceptar éste colaborar. A su vez, defendió al funcionario de la CIA Aldrich Ames, que fue sentenciado a cadena perpetua en 1994, también por espiar para Moscú; y también a la ex empleada de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky.
Cacheris y Burton, con gran experiencia en casos de espionaje, logró con los fiscales una negociación, donde a cambio de cooperar y de declararse culpable por un cargo de espionaje, Montes obtendría una reducción significativa de la severa pena que enfrentaría de ser condenada. Los fiscales accedieron a 25 años de cárcel sin posibilidad de libertad condicional, seguida por cinco años de libertad vigilada. Esto es lo típico que sucede en tales casos, donde se negocia para evitar la pena de muerte. El otro hecho que lleva a la aceptación del quid pro quo por los fiscales federales es que si Montes se presenta a juicio, sus abogados pedirán que se hagan públicos todos los documentos secretos, que causaría gran daño a operaciones de inteligencia que se están realizando actualmente.
Aceptar la cooperación conlleva a que Montes se dejará interrogar por la DIA, el FBI y la CIA, así como otros departamentos que fueron víctimas de sus acciones, los que estarán interesados en una explicación minuciosa de todo lo que ha ocurrido, sus contactos, información sobre las actividades operacionales y técnicas del espionaje cubano y detalles de lo que reveló a La Habana.
LOS GENERALES EN ENTREDICHO
Todo parece indicar que Ana Belén Montes causó enorme daño, pues conocía de identidad de agentes secretos norteamericanos en Cuba. Aún no se ha hecho un balance de los daños a la seguridad nacional que la actividad de espionaje a favor de Fidel Castro realizada por Montes pueda haber causado, ya que tenía acceso a la sinopsis diaria de inteligencia norteamericana sobre todos los países del planeta. Para un funcionario que se especializa en Cuba, Montes estaba en posición de conocer "el 90 por ciento de lo que hacíamos en Cuba en el frente de inteligencia y todo lo que conocíamos de Cuba".31 Otra fuente oficial expresó que ella conocía virtualmente todo lo que la comunidad de inteligencia sabía del ejército cubano y de seguro les hizo saber cuáles eran los planes militares de contingencia de Estados Unidos en caso de una invasión a Cuba.
Alberto R. Coll, un alto funcionario del Pentágono durante la administración de George Bush, expresó que el daño podía multiplicarse si Cuba había compartido esta inteligencia robada con otros gobiernos hostiles a los Estados Unidos.32 Según medios diplomáticos y federales, Estados Unidos tiene indicios serios de que el gobierno de Fidel Castro suele intercambiar información con varios países árabes. Montes tenía acceso a la Intelink, una red de información electrónica sobre temas de inteligencia donde se archiva toda la documentación confidencial recopilada por diversas agencias.33 Fuentes gubernamentales dijeron al diario The Washington Post que en otros casos Cuba ha transmitido información a Libia, Irán y otros países que pueden tener ciertos lazos con el millonario saudita Osama Ben Laden.34
El vicedirector de la oficina del FBI en Washington, Van A. Harp, expresaría que ésta había sido una investigación sumamente importante que mostraba cómo la defensa nacional de Estados Unidos aún era un objetivo de los servicios de inteligencia cubanos. Otro alto oficial del FBI estuvo de acuerdo con tal criterio y agregó que el caso "era muy serio", pues cualquier información recibida por Cuba podía haber sido compartida con otros gobiernos extranjeros, causando daño.35
"Yo no la recuerdo emitiendo opiniones en ese grupo de estudio", ha declarado el académico Wayne S. Smith. Y aunque Cuba no ha emitido pronunciamientos públicos sobre su arresto, diplomáticos cubanos en Washington justificaban la presencia de espías como ella en Estados Unidos.36 La representante por la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, expuso que este caso de espionaje en que Cuba se halla envuelta, prueba que no se puede confiar en Fidel Castro, y que por lo tanto Cuba debe continuar en la lista de los estados que promueven el terrorismo. En realidad, esto podría vincular a Castro con los recientes ataques terroristas, porque su régimen continuará siendo un enemigo jurado de los Estados Unidos; Cuba es parte de esa red terrorista y lo que hace es vender información a nuestros enemigos", concluyó Ros-Lehtinen.37
Según declaraciones al The Miami Herald por parte de Bob Graham, senador demócrata de la Florida y presidente del Comité de Inteligencia del Senado, "la ofensa que ella (Montes) ha cometido es una ofensa capital".38 Graham apuntó que se necesitaba tiempo para que los acusadores determinaran si en este caso de espionaje era aplicable la pena de muerte.
Según Richad Nuccio, un consejero de la Casa Blanca sobre asuntos de Cuba durante la administración del presidente Bill Clinton, el que Montes estuviese espiando desde 1996, la ponía en una excelente posición para remitir a Cuba detalles y análisis de la capacidad militar norteamericana, puesto que después del incidente en que Cuba derribó dos avionetas de Hermanos al Rescate en aguas internacionales, la Casa Blanca solicitó al Pentágono la revisión de varios escenarios, donde se incluyese el bombardeo de pistas de aterrizaje cubanas y otras posibles acciones militares. El haber tenido acceso a estos planes militares de seguro resultó muy útil para un espía de Cuba.39
Por su parte, Dennis Hays, el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Nacional Cubano Americana, uno de los grupos del exilio mejor organizado y más poderoso financieramente, expresó que Montes se hallaba en una posición tal que pudo comprometer a fuentes y métodos de la inteligencia norteamericana no sólo en Cuba sino en otros países hostiles a los Estados Unidos. Los servicios de inteligencia cubanos -expresó Hays-, tienen una fuerte relación con regímenes fuertes como Irán e Irak.40
El director ejecutivo del Centro por una Cuba Libre, Frank Calzón, expresó en Washington que su arresto validaba las preocupaciones de la comunidad cubana exiliada y de los legisladores de origen cubano elegidos en el Congreso sobre la extensión de las operaciones cubanas de espionaje en Estados Unidos. "Cuando estos miembros del Congreso expresaron su inquietud, la respuesta desde ciertos niveles políticos fue que Castro no era un peligro y que su único interés era espiar a la comunidad cubana exiliada; ahora tenemos un caso en el que una importante oficial de inteligencia ha sido atrapada y que ha estado trabajando para el gobierno cubano".41
El arresto de Montes pone en entredicho la evaluación general del Pentágono acerca de que Cuba no constituye un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos. Según el periodista de El Nuevo Herald, Pablo Alfonso, "es una prueba de la candidez con que algunos políticos y jefes militares norteamericanos han juzgado en los últimos meses al régimen de Fidel Castro. Pero donde el arresto de Montes tendrá mayor repercusión inmediata será, sin duda alguna, en los argumentos esgrimidos hasta ahora por La Habana y sus representantes en el exterior, para defender la presencia en Miami de su red de agentes, encontrados culpables de espiar para Cuba".42
Tras la aceptación de culpabilidad por Montes, el senador Graham exigió al gobierno que revelara los detalles del caso, el cual, según dijo, pone de manifiesto que Cuba es todavía una amenaza para Estados Unidos. "El mismo hecho de que alguna información sensible de nuestra seguridad nacional esté comprometida, es una indicación del continuo deseo de Fidel Castro de hacer daño al gobierno de Estados Unidos y a la seguridad de nuestro pueblo", agregó Graham.43
Los medios de prensa cubanos no se pronunciaron sobre el arresto ni el proceso judicial de Montes. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, igualmente, ha guardado silencio. Luis Fernández, diplomático de la Sección de Intereses de Cuba en Washington, expresó a los reporteros que "no tenía la más remota idea de lo que se estaba hablando, y que no conocía a esa mujer".44 Otro diplomático cubano expresaba lo siguiente: "Ustedes tienen espías en Cuba; nosotros tenemos que conocer cuáles son los planes de ustedes; necesitamos saber qué tipo de operaciones ustedes están realizando contra nosotros".45
Luego de la aceptación de culpabilidad el 19 de marzo del 2002, el fiscal federal del Distrito de Columbia, Roscoe Howard, manifestó que "esto debe enviar un mensaje fuerte y claro a cualquiera que se comprometa en actos de espionaje contra este país, de que actuaremos con rapidez y que el precio a pagar por ese compromiso va a ser alto".46 De acuerdo con el FBI, Montes trabajó sin recibir compensación alguna por parte del gobierno de Cuba, a diferencia de otros espías que han recibido miles de dólares en joyas y otros artículos de lujo. "Ella realizó estas actividades porque cree que la política de Estados Unidos no respeta a los cubanos, ni siquiera es tolerante o trata de entenderlos. Ella estuvo motivada por su deseo de ayudar al pueblo cubano y no recibió compensación monetaria por eso", dijo Cacheris al tribunal.47
Algo que llamó la atención fue la decisión, aparentemente inexplicable, de Rusia, anunciada el 17 de octubre, de cerrar de inmediato su valiosa instalación de espionaje electrónico en Lourdes, cerca de La Habana, considerada una de las mayores y más sofisticadas del mundo. Esta base de espionaje ha sido operada, de conjunto, por parte de la inteligencia militar rusa (GRU) y los servicios de inteligencia de Cuba, y todo indicaba que los rusos iban a mantenerla por mayor tiempo ya que, en fecha reciente, habían hecho costosas inversiones para mejorarla.48
Notas
1. Sun-Sentinel, Fort Lauderdale, Fl., October 1, 2001 Pg. 3(tm).
2. J. Michael Waller, Vivitos y Coleando. Insight Magazine, 2001.
3. El Nuevo Herald, Miércoles, 3 de octubre de 2001.
4. Sun-Sentinel, Fort Lauderdale, September 28, 2001.
5. J. Michael Waller, Ob. cit.
6.. J. Michael Waller, Ob. cit.
7. . J. Michael Waller, Ob. cit.
8. Sun-Sentinel, Idem.
9. Tim Johnson, Saturday, September 29, 2001, johnson@krwashington.com.
10. Sun-Sentinel, Idem.
11. Tim Johnson, Ob. cit.
12. Idem.
13. J. Michael Waller, Ob. cit.
14. J. Michael Waller, Ob. cit.
15. Granma, Nacionales. La Habana, 06/22/2001.
16. The Economist, September 29, 2001, U.S. Edition.
17. Contacto Magazine, 09/24/2001, pp. 2-4.
18. The New York Times, September 22, 2001.
19. Tim Johnson, Ob. cit.
20. J. Michael Waller, Ob. cit.
21. J. Michael Waller, Ob. cit.
22. Agencia EFE, Washington, 26 de septiembre, 2001.
23. Los Angeles Times, September 22, 2001, pag. 29.
24. The Washington Post, September 23, 2001.
25. Contacto Magazine, Idem.
26. Idem.
27. The Washington Post, September 23, 2001.
28. El Nuevo Herald, Miércoles, 3 de octubre de 2001.
29. Sun-Sentinel, Fort Lauderdale, Fl, September 22, 2001. Saturday Broward.
30. National Public Radio. October 4, 2001, 8:00 pm. ET.
31. The New York Times, September 23, 2001, P. 32.
32. Sun-Sentinel, Fort Lauderdale, Fl., October 1, 2001 Pg. 3(tm).
33. El Nuevo Herald, Miércoles, 3 de octubre de 2001.
34. AFP, Washington, Octubre 4, 2001.
35. The Washington Post, September 23, 2001.
36. Tim Johnson, Ob. cit.
37. Chicago Tribune, September 23, 2001, Pg. 19.
38. Tim Johnson, Ob. cit.
39. Tim Johnson, Ob. cit.
40. The New York Times, September 22, 2001.
41. The Washington Post, September 23, 2001.
42. El Nuevo Herald, 26 de septiembre del 2001.
43. Contacto Magazine. 03-19-2002.
44. Chicago Tribune, September 23, 2001, Pg. 19.
45. Tim Johnson, Ob. cit.
46. Contacto Magazine. 03-19-2002.
47. El Nuevo Herald; 20 de marzo, 2002.
48. J. Michael Waller, Ob. cit.
4 Comments:
que mujer mas rara¡ ya tiene lo que le toca por traicionar a quien le dio un lugar en la vida , a pagar traidora¡¡
Lo unico que no entiendo es porque a cambio de una confesión de culpabilidad se le ofrecen beneficios que para cualquier otro convicto son inalcansables. Aquí solo cabe la pena de muerte y nada mas, y con respecto a la posible petición de la defensa de hacer publicos documentos considerados de alto secreto por las autoridades norteamericanas, no existe ningun mecanismo que evite esta posibilidad? acaso para defenderse cualquier espía puede poner en peligro la vida de oficiales de inteligencia norteamericanos? que alguin me lo explique.
De qué se asustan, si los gringos dan el ejemplo, acá en Honduras nos han dilapidado el país, razón por la cual nuestro pueblo los detesta. Recuerden que se han convertido en el gendarme del mundo, a razón de qué? Quién los llama? A la fuerza se meten donde nos los necesitan.
Y si los norteamericanos no intervienen como sucedió, por ejemplo, en Bosnia y Erzegovina, entonces los critican porque se cruzan de brazos y no paran el conflicto.
palo porque boga y palo porque no boga !
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