viernes, abril 13, 2007

EL COMANDANTE WILLIAM MORGAN RECUPERA SU CIUDADANÍA DE EEUU

El comandante William Morgan recupera su ciudadanía de EEUU


Por Amy Driscoll

The Miami Herald

Casi 50 años después de que el gobierno norteamericano despojara a William Morgan de su ciudadanía por su papel como dirigente de las fuerzas cubanas rebeldes, el famoso ''comandante yanqui'' ha sido reclamado por su país.

Ahora el Departamento de Estado dice no poder sostener su previa decisión de que Morgan, nacido en Ohio, había perdido el derecho a llamarse estadounidense. Morgan fue fusilado en 1961 por actividades contrarrevolucionarias.

''No podemos sostener el fallo de pérdida de ciudadanía en este caso'', dijo el Departamento de Estado en una carta al abogado de la viuda de Morgan. ``Se debe considerar que el señor Morgan nunca renunció a su ciudadanía norteamericana''.

Morgan, aventurero, experto en artes marciales, presunto operativo de la CIA y héroe para muchos en la comunidad cubana de Miami por su firme posición anticomunista, vuelve a ser oficialmente norteamericano.

También deja resuelta una cuestión en la misteriosa vida y muerte de un hombre que ayudó en la lucha cubana por la libertad y, sin embargo, murió sin patria.

El gobierno de EEUU ha insistido durante mucho tiempo en que Morgan perdió su ciudadanía en 1959, poco después de la revolución cubana. Sin embargo, ahora el Departamento de Estado dice que la vieja información ya no es suficiente bajo las normas actuales para perder la ciudadanía.

Para la viuda de Morgan, Olga Morgan Goodwin, el reconocimiento del gobierno es una agridulce victoria.

''Antes de morir, dijo que quería agradecer a su país por enseñarle sobre la democracia'', dijo Goodwin desde su casa en Toledo. ``Murió luchando por la democracia. Amaba a Estados Unidos''.

Olga Goodwin, que estuvo presa durante 12 años en las cárceles cubanas tras el fusilamiento de Morgan, dijo tener una misión pendiente: traer el cuerpo de Morgan, que está enterrado en La Habana, para sepultarlo en Toledo, su ciudad natal.

''Todavía no puedo descansar'', dijo Goodwin. ``Descansaré cuando William también pueda descansar''.

Aunque poco común, la decisión del gobierno federal de restaurar la ciudadanía de Morgan tiene precedentes. Las ciudadanías de los líderes de la Confederación Robert E. Lee y Jefferson Davis fueron restauradas por leyes del Congreso: Lee en 1976 y Davis en 1978.

( Paredón de fusilamientos de La Cabaña )

El año pasado, el Departamento de Estado restauró póstumamente la ciudadanía de otro luchador norteamericano en Cuba, el piloto Paul Hughes, que desapareció con un copiloto durante un presunto intento de bombardeo contra Cuba en 1960.

Las hijas de Hughes, que se han reunido con Goodwin, dijeron que la ciudadanía es un símbolo para mostrar que su padre y Morgan estaban luchando por la democracia en suelo cubano.

''Siempre fueron ciudadanos norteamericanos ante todo, y fueron patriotas'', dijo Christy Cox, una de las hijas de Hughes.

Las bases de la expatriación de Morgan, según un documento gubernamental de 1960, que anteriormente estaba clasificado, incluían sus actividades como líder rebelde y, posteriormente, cuando se convirtió en un comandante en las fuerzas armadas cubanas.

La Ley de Inmigración y Nacionalidad, citada por el Departamento de Estado en su decisión sobre Morgan, le exige al gobierno la prueba que demuestre la pérdida de la ciudadanía. El gobierno contempla dos cosas: un certificado de Pérdida de Nacionalidad emitido por el gobierno de EEUU, y la intención de renunciar a la ciudadanía.

En el caso de Morgan, dijo el gobierno, ninguna de las dos existe.

Morgan fue un extraño mártir de la causa cubana. Un estudiante que abandonó sus estudios de secundaria, Morgan asombró a su familia cuando se fue de su casa en 1957 para sumarse a un movimiento político a 1,400 millas de distancia. El norteamericano alto y rubio que hablaba poco español, llevaba una pistola con chapas de oro y era un abierto anticomunista, se sumó a los barbudos rebeldes.

Olga María Rodríguez tenía 22 años y era una apasionada revolucionaria cuando conoció a Morgan. Este tenía 30 años, estaba divorciado y tenía dos hijos. Se casaron en un escondite en las montañas en 1958.

Morgan se distinguió como líder del Segundo Frente del Escambray. Tras el triunfo de la revolución se vio cada vez más aislado, mientras los Castro consolidaban su poder. En octubre de 1960, él y su esposa fueron arrestados y acusados de traidores. Seis meses después, Morgan fue ejecutado frente a un pelotón de fusilamiento.

Goodwin nunca dejó de luchar por reinvindicar su nombre. Cuando pudo regresar a EEUU en 1980, se estableció en Toledo y empezó a plantear la cuestión de la ciudadanía.

En el 2005, tras décadas de frustraciones, la ex prisionera política le planteó el caso directamente al presidente George W. Bush. ''Mi mayor ruego es que usted le devuelva su ciudadanía norteamericana en su país natal'', le escribió.

Con el pasar de los años, Goodwin, que tiene entre sus partidarios al grupo Alpha 66, radicado en Miami, ha encontrado respaldo de muchas fuentes, incluyendo a la representante Marcy Kaptur, una demócrata por Ohio que visitó Cuba en el 2002. Kaptur dijo que el mismo Castro le había prometido devolver los restos de Morgan, pero Goodwin estaba preocupada por la posibilidad de represalias contra su familia en Cuba. Y el proceso se detuvo.

Kaptur dijo ayer que se mantiene abierta a seguir ayudando a Goodwin a traer los restos de Morgan pero observó que ``han pasado varios años''.

Este mes, con la ayuda de G. Opie Rollison, un abogado de Toledo y recaudador demócrata, Goodwin finalmente recibió la noticia que tanto había estado esperando: Morgan era un ciudadano.

Goodwin dijo haberse enterado durante la Semana Santa, lo que, según ella, fue una señal.

''William está contento en el cielo'', dijo. ``Y ahora yo me siento muy tranquila''.

Pero no del todo. Todavía está decidida a rescatar el cuerpo de Morgan, que dice está enterrado en el Cementerio de Colón.

Su abogado, Rollison, dijo que era correcto enterrar a Morgan en su país.

``Es un ciudadano norteamericano y es hora de enterrarlo en suelo norteamericano''.

adriscoll@MiamiHerald.com

Fonte: El Nuevo Herald
http:www.elherald.com

**************************
FUSILAMIENTO DE HUMBERTO SORÍ MARÍN Y WILLIAM MORGAN
Fragmento de
Monster
By Humberto Fontova
FrontPageMagazine.com | July 15, 2005)


http://www.frontpagemag.com/Articles/Printable.asp?ID=18739


Among other Revolutionary "Comandantes" who fought alongside Castro against Batista, served early in his regime, but weren't quite as fortunate as Matos were Humberto Sori Marin and William "El Americano" Morgan. Both fell out with La Revolucion over Communism. And the way Castro saw it, they were the traitors, not him.

Humberto Sori Marin was arrested in April of 1961 as a counterrevolutionary and his brother Mariano went to visit Castro, pleading clemency for his brother. If for no other reason, than for "for old times sake," pleaded Mariano, recalling when Fidel and Humberto had been Revolutionary comrades.

"Don't worry, Mariano," a smiling Castro said while slapping him affectionately on the back. "In the Sierra I learned to love your brother. Yes, he's in our custody, but completely safe from harm. Absolutely nothing will happen to him. Please give your mom and dad a big hug and big kiss from me and tell them to please calm down."

The next day Mariano collapsed at the sight of his brother, Humberto's, mangled corpse in a mass grave. Castro's firing squad had pumped over 20 shots into his brother's body that very dawn. Humberto Sori Marin's head was almost completely obliterated, his face unrecognizable.

"Kneel and beg for your life!" Castro's executioners taunted the bound and helpless William Morgan as he glowered at Castro's firing squad in April 1961.

"I kneel for no man!" former Rebel Comandante Morgan snarled back, according to eye witness John Martino in his book, I Was Castro's Prisoner..

"Very well, Meester Weel-yam Morgan," replied his executioners, who were aiming low, on purpose – "FUEGO!"

The first volley shattered Morgan's knees. He collapsed snarling and writhing. "See, Meester Morgan?" giggled a voice from above. "We made you kneel, didn't we?" Over the next few minutes as he lay writhing, four more bullets slammed into Morgan, all very carefully aimed to miss vitals. Finally an executioner walked up and emptied a Tommy gun clip into Morgan's back.