jueves, abril 12, 2007

REMEDIO SANTO // PEN CLUB ESTADOUNIDENSE PREMIA AL PERIODISTA PRESO NORMANDO HERNÁNDEZ

Tomado de Cuba Encuentro.com


Remedio santo

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La salud del opositor preso Ricardo González está en manos de un desconocido que juega con su vida.
jueves 12 de abril de 2007 6:00:00
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Por Raúl Rivero
Madrid

Alida Viso Bello, la periodista independiente cubana que solía escribir crónicas, informaciones y artículos sobre el país donde nació, lo que escribe ahora en su libreta de notas, todos los días y a toda hora, es esta pregunta que contiene una química rara entre la angustia y la objetividad: "¿Saldrá vivo Ricardo de esta cárcel?".

Se lo pregunta ella en el tiempo que vive en la duda de si lo habrán sometido o no a una operación quirúrgica (la cuarta desde su ingreso en prisión en el 2003); si la próxima semana le dejarán pasar o no los medicamentos para aliviarle de los males y los dolores; si le permitirán o no que le haga llegar algunos alimentos nobles y favorables para sus patologías.

Porque nadie sabe. Su marido, Ricardo González Alfonso, el poeta y periodista, condenado a 20 años de cárcel por escribir y publicar sus opiniones, por fundar una revista y una biblioteca, está en prisión desde hace cuatro años, y el régimen disciplinario que controla su existencia no está escrito en ningún documento. Al parecer, lo dicta el humor o la acidez estomacal, la taquicardia, las frustraciones, los miedos de alguien que tiene suficiente poder, y que en vez de jugar barajas o dominó, juega con la vida y la salud de un hombre.

( Álida y Ricardo en mejores tiempos )

Nadie sabe si lo operarán, ni cuándo. O por lo menos, no lo sabe Alida, ni David González Moreno, el hijo mayor. No tienen ninguna noticia las dos hermanas, Olga y Graciela, distantes y preocupadas en el exilio: una en Miami y la otra en Nueva York.

El derrotero de su estado de salud, las alternativas de sus tratamientos médicos, no se cumplen en atención al desarrollo de su gravedad o de su mejoría, sino a voluntad de un desconocido que se saca fechas y autorizaciones de la manga izquierda de su uniforme verde olivo, ceremonioso y tardío, como si fuera el dueño de todos los tiempos que marcan las esferas de los relojes.

Unas frases hechas que le dan amparo

En su celda del Combinado del Este, una cárcel gigante recostada a La Habana y expuesta a los truenos del Caribe, el poeta Ricardo González Alfonso, un optimista con fiebre alta, dice todavía que aun detrás de los barrotes se siente libre y que cuando no está bien es porque está mejor. Que prefiere tener las rejas por fuera que por dentro.

Son unas frases hechas que le dan amparo, como su sentido del humor y sus asombrosas lealtades. En noviembre del 2003 recibí una carta de Ricardo. Estaba a 500 kilómetros de su casa, en una celda de castigo en la prisión de Kilo 8, en la provincia de Camagüey.

"¿Te acuerdas de la foto del cumpleaños de mi hermano Tony, donde todos están de cowboy y yo de indio, con la cara pintada y todo? Aquí me siento igual, solo, de indio, indefenso, esta vez hasta sin arco y flecha, pero orgulloso, mirándolos de frente", decía en unos párrafos de amistad que le servían para hacerme llegar los primeros poemas que había escrito en prisión.

Allí hizo una huelga de hambre y después lo trasladaron unos kilómetros más cerca de su casa habanera, a la prisión de Aguica, en el centro de la provincia occidental de Matanzas.

Esta última etapa, todas la operaciones y sus avatares y secuelas, las ha sufrido en la cárcel insignia de la Isla, el Combinado a secas, como lo conoce la población cubana.

Ricardo González Alfonso tiene 57 años. Los poetas tienen, a veces, unos contactos anticipados y extraños con escenas que ya están incrustadas en algún sitio del porvenir. A mi me da miedo releer lo que escribió Ricardo en una de las crónicas ya clásicas del periodismo independiente, cuando conoció en una celda de Villa Marista al joven Lorenzo Enrique Copello Castillo, juzgado, condenado a muerte y fusilado en seis días en marzo del 2003. Su delito: tratar de desviar una lancha para viajar a Estados Unidos.

Copello Castillo pasó la última noche de su vida en la misma celda de Ricardo. El poeta escribió en septiembre esta oración: "Convivir en un calabozo con un condenado a muerte es intrincarse en el laberinto de una vida ajena que comienza pertenecernos, a dolernos".

El único remedio para Ricardo es la libertad.

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PEN estadounidense otorga el premio Libertad para Escribir al periodista preso Normando Hernández

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El galardón honra a personalidades que han enfrentado persecuciones o cárcel por defender la libertad de expresión.
miércoles 11 de abril de 2007 17:56:00
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Agencias

El periodista independiente cubano Normando Hernández González, condenado a 25 años de cárcel en la primavera de 2003, fue galardonado con el premio Libertad para Escribir PEN/Barbara Goldsmith 2007 que otorga el PEN American Center, informó la AP.

El premio, que honra a personalidades que han enfrentado persecuciones o cárcel por ejercer o defender el derecho a la libertad de expresión, será entregado el 30 de abril en la Gala Anual del PEN en el Museo Estadounidense de Historia Natural, en la ciudad de Nueva York.

Hernández fue arrestado en marzo de 2003 junto con otros 74 disidentes a los que el gobierno cubano acusó de trabajar al servicio de Estados Unidos para subvertir la revolución.

El periodista independiente, de 38 años, fue condenado por reportar sobre la situación en la Isla y criticar la forma en que el gobierno maneja asuntos como el turismo, la agricultura, la pesca y los temas culturales, según AP. En el momento de su arresto, dirigía el Colegio de Periodistas Independientes de Camagüey.

Larry Siems, director del programa Libertad para Escribir, elogió el valor y la integridad de Hernández.

"Ha soportado abusos bajo condiciones carcelarias que evidentemente violan las normas internacionales, hasta el detrimento extremo de su salud" y "corre peligro de muerte debido a las condiciones en que se encuentra detenido", denunció.

De los condenados hace cuatro años, 16 han sido excarcelados por problemas de salud. Los otros 59 continúan en la cárcel.