jueves, abril 19, 2007

LA NOCHE TRISTE DE LA IGLESIA CUBANA

Nota del Blogguista

Durante los tiempos de la colonia, la Iglesia en Cuba, y en el resto de los territorios bajo dominio de la metrópolí española, estaban bajo el control de la Corona española. Esa responsabilidad desde los inicios de la colonización de América se la había delegado a los Reyes Católicos, Fernando de Aragón y Isabel de Castilla, el Papa que estaba al frente de la Iglesia Católica en esos años. No obstante hubo sacerdotes criollos y cubanos, el padre Félix Varela es el más relevante, que no respondieron a los intereses de la Corona española ni a la Metrópoli.
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La noche triste de la Iglesia cubana

Por Nicolás Pérez

Hay una vieja polémica dentro de los católicos cubanos, sobre si en 1959 cuando la Iglesia tropezó con la revolución cubana, debió adoptar una postura de colaboración o de confrontación. Es decir, si debió primar la labor pastoral o la defensa de principios. Algunos, como el nuncio Cesare Zacchi, ha calificado su labor diplomática en Cuba como Suma Cum Laude, convencido que de haberse opuesto con firmeza al radicalismo castrista, la Iglesia hubiese desaparecido de la Isla, como sucedió en China. Otros argumentan que si en 1959 el pueblo cubano era laico a ultranza fue debido a que la Iglesia se alineó en la guerra de independencia junto al voluntario español y frente al mambí. Hay que tener mucho cuidado con este tema. La religión es un trago muy fuerte que afecta nuestros propios sentimientos, y en ocasiones, no nos deja ver lo evidente.

Esta columna viene al cuento por un artículo de Andrés Reynaldo y la respuesta en una carta publicada en la sección Correo del sacerdote católico Eduardo M. Barrios S.J.

( Monseñores José Siro González Bacallao y Pedro Claro Meurice Estiú, dos obispos cubanos que mantuvieron, pese a los embates, la luz patriótica dentro del Episcopado Cubano y de la Iglesia cubana en general. Nota del Blogguista )

Terciando en el tema, la iglesia de la doctrina social que se pronuncia sobre la moral pública fue también la de ese santo de Eduardo Boza Masvidal y es la del 95 por ciento de los católicos de la isla y el exilio. En su trabajo, Reynaldo no hizo más que, con la pasión que lo caracteriza, poner en tela de juicio la actitud de cierta jerarquía de la actual Iglesia Católica cubana que por defender posiciones de ejercicio de apostolado, evidentemente presionó para que cerrasen la revista Vitral de la Diócesis de Pinar del Río, única luz que ha alumbrado en los últimos años la triste noche de la Iglesia cubana. Esta automutilación y autocensura, en mi criterio, no se justifica.

No es un misterio para los medianamente iniciados en el tema que a principios de 1959 por medio de las juventudes estudiantiles (JEC) y obreras católicas (JOC) y de miembros de la agrupación católica universitaria (ACU), la iglesia presentó una heroica batalla al castrismo. ¿Cómo olvidar aquel repique del paredón de fusilamiento con sus ecos de Viva Cuba Libre y Viva Cristo Rey? Hasta un día, en que fue nombrado Nuncio del Vaticano en La Habana Monseñor Zacchi, y la iglesia ayudada por una escalera de justificaciones pastorales descendió de la Cruz donde estaba clavada, y entonces todo cambió como por encanto. Apoyado este representante del Vaticano por el padre Carlos Manuel de Céspedes, hoy creo enfermo y retirado, le entregaron, así lo recogerá la historia, y decirlo de otro modo es hablar a media lengua, atada de pies y manos la Iglesia Católica cubana al comunismo.

Sin embargo, algunos sacerdotes no se quedaron con los brazos cruzados. Entre ellos el padre franciscano Miguel Angel Loredo, que entendió que sin doctrina social ni pronunciamientos sobre la moral pública no habría iglesia fuerte y grande, y entonces habló en alta voz para que lo escucharan, y protegió fugitivos, y expulsó a los mercaderes del Templo, y predicó a la juventud diciendo del pan la pureza de su trigo, sin omitir verdades, a pecho descubierto, lo que le costó sufrir largos años de cárcel que lo convirtieron en el capellán del presidio político cubano. Más tarde, con dolor y en contra de su voluntad, tuvo que partir hacia un exilio que trató de evitar a toda costa, pero no deportado por Castro en su intento de asfixiar la fe de Cristo, como dice el padre Barrios en su carta, sino por la propia Iglesia, encarnada entonces nada menos que por el obispo de La Habana, y actual cardenal de Cuba, Jaime Ortega Alamino, que apoyándose en el argumento de que el sacerdote está sujeto a obediencia, habló con el superior de Miguel Angel de la provincia franciscana del Caribe, por entonces de visita en la Isla, pidiéndole que ordenara al cura rebelde abandonar su patria.

Otro párrafo de la carta del padre Eduardo Barrios S.J. que transcribo íntegramente dice lo siguiente: ``El arzobispo Pedro Meurice tuvo sus quince minutos de fama cuando denunció la situación de Cuba ante Juan Pablo II en 1998. Pero después de esto, se mantuvo bastante alejado de pronunciamientos críticos''.

Considero que Meurice no sólo tuvo ''quince minutos de fama'', sino que cuando Juan Pablo II poniendo el dedo sobre la llaga le pidió al pueblo de Cuba ''hay que perder el miedo'', ya ese miedo lo había perdido el obispo de Santiago de Cuba hacía largo rato, convirtiendo su vida en un ejemplo al servicio de su Iglesia y su Patria, hasta el punto, que aunque su situación por la presión de su investidura y de su circunstancia fue bien comprometida y difícil, bien diferente hubiera sido la historia del catolicismo en la Isla, si todos los obispos se hubiesen comportado durante esta época de bárbara represión con la misma dignidad y coraje de Pedro Meurice Estiu.
Nicop32000@yahoo.com
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CARTA ABIERTA A MONSEÑOR JORGE ENRIQUE SERPA PÉREZ

Por Carmen Baña de Valdés

Miami, 18 de abril del 2007

A continuación divulgamos la carta enviada por la lectora Baña de Valdez al obispo de Pinar del Río con copia al Cardenal Jaime Ortega Alamino, al Monseñor Agustin Roman y a su Santidad Benedicto XVI

Miami, Florida. Estados Unidos. Abril 9, 2007

Excelentísimo Obispo Monseñor Jorge Enrique Serpa Pérez

Sr. Obispo:

Con todo respeto, nos dirigimos a usted por ser el principal guía espiritual religioso de ese amado obispado de Pinar del Río.

En el día de hoy Abril 9, 2007 escuchamos con tristeza la noticia divulgada por diferentes medios de prensa, sobre la censura total de la Revista Vitral único medio en Cuba donde se publicaba una opinión diferente a la única que tiene acceso el pueblo Cubano; la de el estado.

( Catedral de Pinar del Río )

Que pena Monseñor Serpa que nuestra iglesia sea tan cobarde y sumisa con total y absoluto conocimiento de el daño que hacen a sus hermanos nuestros hermanos, guiados y amparados por esa su iglesia, nuestra iglesia.

¿De que los cuidan? ¿De que los amparan? Cuando les quitan y los quieren privar de los mas elemental que debe tener un ser humano; la libre expresión, la información el conocimiento de los derechos individuales de todos y cada uno de los cubanos que leían la Revista Vitral y en especial los pinareños, y además también muchos mas que alrededor de el mundo estábamos confiados y agradecidos de que nuestra iglesia brindaba apoyo cívico, patriótico y espiritual a
ese pueblo que como usted y todos los demás que componen, la dirección de la iglesia en Cuba saben cuan necesitados están de ese rayito de luz que era la Revista Vitral.

Al privar a ese su rebaño de fieles de esa información, sabrá usted y todo aquel que ha formado parte de esa decisión así como el Cardenal de la Habana Jaime Ortega y Alamino que se están haciendo cómplices de los que esclavizan a nuestro pueblo.

Están actuando en contubernio con los gobernantes cubanos que han violado y ustedes lo saben todos los principios y derechos de la Carta Universal de Derechos Humanos durante casi medio siglo.

Muchos al igual que nosotros hemos quedado sorprendidos por tal desafortunada noticia que mancha una vez mas el prestigio y santidad de la Iglesia Católica.

¿Que han negociado? ¡Que a cambio han entregado verdades tan grandes como las que se escriben en la Revista Vitral, valiosa para ese sufrido pueblo de Cuba y de todo aquel que ama la libertad y la lucha cívica no violenta!

Para dialogar no hay que vender ni cambiar nuestros principios.

Usted y todos los que han tomado tal decisión han traicionado a todo un pueblo dentro y fuera de Cuba que claman por un rayo de luz que conduzca a una verdadera Democracia de libertad y pluralismo económico y social que merecen todos los pueblos sobre la tierra.

Que pena Monseñor Jorge Enrique Serpa y Perez que usted no haya cumplido con sus palabras prometidas el pasado 16 de Enero 2007 en la Catedral de la Habana en su toma de posesión como Obispo de Pinar del Rió, donde dijo que usted continuaría con la misma filosofía y ayuda que realizaba Monseñor Jose Siro Gonzalez Bacallao su antecesor.

Que pena repito que su iglesia nuestra iglesia sea tan cobarde y sumisa con conocimiento y causa de el daño que hará a sus fieles esa decisión de censura.

Unos fieles que imagino y nos apiadamos de ellos, estarán atravesando momentos de sentimientos de abandono y tristeza, porque recordemos que no solo de pan vive el hombre, el desamparo espiritual de esa verdad que era la Revista Vitral es además de cruel, inhumano y mas cuando viene de aquellos, de ustedes en los que ellos se apoyan y que supuestamente les protegían para la libre expresión.

Han valorado ustedes el daño espiritualmente hablando que les están haciendo cuando entregan y condenan a una comunidad religiosa a esa privación de libertad socio cultural que es quitarles información.

Que vergüenza sentimos de vuestras acciones los que como nosotros amamos la iglesia y aunque lejos nos hemos mantenido por 37 largos años luchando cívicamente y ayudando a los que ustedes hoy están traicionando.

Usted aceleradamente en tres meses de Enero 2007 a Marzo 2007 a echado por tierra el trabajo y dedicación voluntaria de hombres y mujeres que dieron sus mejores esfuerzos por cumplir su deber de divulgar la verdad en las paginas de esa nuestra Revista Vitral.

Quedara gravada en la historia de el pueblo sufrido de Cuba bajo la mas terrible dictadura de el hemisferio el status quo que ustedes y ese gobierno disponen e imponen bajos pactos inmorales a esos que ustedes hipócritamente llaman hermanos en la fe.

Creemos en nuestra libre y humilde opinión, sin ataduras, ni sumisión que no hay nada que justifiqué el cierre de la Revista Vitral y así constara para la historia.

Exhortamos a una reflexión de vuestras partes y de parte de todo aquel que de una u otra manera haya tomado parte en tan indigno acto de censura incluyendo a su Santidad Benedicto XVI.

Que Dios se apiade de nuestros hermanos y nuestra patria cubana.

Respetuosamente
Carmen Baña de Valdés
Nacida: Punta de la Sierra
Guane. Pinar del Río, Cuba
Cubana exilada en Miami desde el 28 de Abril 1970