EL PACIENTE VITALICIO Y LOS SUBMARINOS
EL PACIENTE VITALICIO Y LOS SUBMARINOS
Por Juan González Febles
La Habana
Cubanet
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José F. Sánchez
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Mayo 28, 2007
Fidel Castro no va a morirse nunca. Quedará como su régimen: en coma perpetuo. Conectado artificialmente a un laptop, al mando de un televisor y a un teléfono; en fin, suspendido en el tiempo.
Un médico español, un presidente africano curandero y un modesto, eficiente y obediente grupo de médicos cubanos se ocupan de eso. Los bromistas, que no faltan, dicen que se espera al médico chino. Este, a su llegada, dirá la última palabra. El Comandante será paciente vitalicio y abandonará esa condición sólo cuando decida retirarse del resto de sus labores y ocupaciones, también vitalicias. Lo único es que no quiere morirse. El submarino amarillo y además inglés de los Beatles, fue sacado con urgencia del índice de casos y cosas prohibidas. Ya puede fondear sin dificultades junto al Lennon de bronce del Vedado. Otro es el submarino inglés que ocupa la atención del paciente vitalicio.
Una de las últimas, entre las "Reflexiones" del Comandante, se ocupa de un submarino inglés desconocido hasta este momento. Al menos fue así para la mayoría de los cubanos. El otro, amarillo y fabricado con ilusiones en los finales de la década de los 60, ya dejó de ser producto decadente, perseguido y prohibido. En su reflexión, el Comandante se apresuró al calcular lo que podría hacerse con los 7mil 500 millones de dólares que cuesta el interesante juguete inglés. ¡Lástima que no haya calculado, en su momento, lo que podría haberse hecho, para el transporte público urbano, con el importe del avioncito presidencial que hace un tiempo compró a los rusos para su uso personal! Pero bueno, en aquel momento ni era paciente vitalicio ni tampoco periodista en jefe de Granma a cargo de sesudas "Reflexiones". Mejoramos. Tiemblo al pensar en los kilométricos discursos de entonces. Mejor que escriba, al menos uno tiene opciones.
Hay mucho despecho contra el Occidente desarrollado en el pensamiento y la acción el Comandante. No les perdona su prosperidad y su desarrollo. No se trata ya de buscar formas alternativas de combustible. La solución del Comandante consiste en limitar el confort y el progreso en las sociedades libres de Occidente y de paso, del mundo en su conjunto. Hay que reconocer que el hombre piensa en grande. Se trata de imponer el modelo arcaico, medieval y excluyente impuesto en Cuba, y de consagrar la gigantesca metedura de pata que destruyó la otrora pujante industria azucarera cubana. Satanizar el empleo del etanol justifica en parte el desastre azucarero cubano. Hoy critica al submarino inglés. A este paso, criticará en breve la exploración espacial. No olvidar que su ministro de informática dijo públicamente que Internet era un "arma de exterminio masivo".
De lo que no habla el paciente es de las leyes criminales que limitan al pueblo cubano en el acceso a una vida material y espiritual más plena. De las leyes que satanizan a los que luchan por la consecución de la felicidad, por disponer de la propiedad personal y tomar decisiones sobre el rumbo que se dará a la vida. Hay enfermedades incosteables, mucho más que todos los submarinos ingleses. Son las que paralizan a una sociedad, la envejecen y obligan a su población a escapar. Ojalá que el paciente vitalicio reflexione sobre eso.
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