PARA SORDO EL MESIAS POBRE GENTE
Para sordo, el Mesías
jueves 24 de mayo de 2007 13:57:23
Por Jorge Ferrer
El paréntesis que abre Fidel Castro en su post de hoy –el tercero en apenas cuatro días- no cierra ninguno de los dos ya abiertos y a la espera de cierre. Uno, el que implica la revolución del 1959 en la historia de Cuba. El otro, el de la cesión del poder a favor de Raúl Castro y un minuciosamente elegido Sanedrín.
Pronto hará un año que se abrió el segundo. Ya son diez meses vividos bajo una nebulosa bicefalia. Diez meses en los que no se ha ensayado nada que indique una voluntad real de encaminarse hacia una transición, sea en lo económico, en lo político, o en ambos espacios. Se han visto atisbos –los he ido comentando aquí-, pero todos signados por un gatopardismo de baja intensidad. Todos marcados con el secretismo y la morosidad que han caracterizado siempre al régimen de La Habana. (Frances Robles y Wilfredo Cancio firmaban hace unos días completa crónica en El Nuevo Herald.)
A estas alturas, los reformistas en Cuba y amplios sectores del exilio, cifran sus esperanzas en el abandono definitivo de Castro I. Aquella vieja espera en el llamado “hecho biológico”. Otros, ante la perspectiva de una prolongada vejez en los predios del Club de los 120 años, confían en que el dictador abdique mediante una declaración inequívoca. De ahí las especulaciones en torno a una aparición televisiva formal, que sancione el traspaso de poderes como irrevocable.
Sin embargo, en este “Para los sordos que no quieren oír”, título nada inocente, nos encontramos con que el dictador está dispuesto a prolongar su juego siniestro: se sabe incapaz de volver a gobernar el país, se asume como viejito dedicado a sus reflexiones, pero no se marcha.
Basta ver su ritmo diario para constatar que tratamos con un jubilado: “Trato de que las reflexiones sean más breves… Todo el resto del tiempo lo empleo en leer, recibir información, conversar telefónicamente con numerosos compañeros y realizar los ejercicios de rehabilitación pertinentes.” ¿Por qué no con “los compañeros ministros”, “con la dirección del país”, “con el compañero Raúl”? Dos posibilidades: porque apenas habla con ellos. Otra: porque se resiste a reconocer al gobierno que él mismo nombró camino al quirófano. Se resiste a reconocer que hay un gobierno y que él ya no forma parte efectiva de él.
La imagen del anciano demente que nos deja esa resistencia a vestirse, hacer llamar al barbero y acicalarse “todos los días”, la del Mesías venido a menos que continúa dictando febriles alegatos apocalípticos -Shabbatai Zevi en sus años albaneses-, ya se ha convertido en una más de la galería definitiva de la revolución de 1959.
Sangre, ilusión, excepcionalidad, pobreza, decrepitud. He ahí su secuencia fatal. La también fatal recurrencia de la simetría, la inicua simetría, que decía Octavio Paz, puede querer que se cierre como comenzó. Con sangre.
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Tomado del Blog ¨El Tono de la Voz¨ de Jorge Ferrer
Pobre gente
miércoles 23 de mayo de 2007 13:23:54
Por Jorge Ferrer
Los compañeros de viaje de Moore quieren regresar a La Habana, titulan periódicos de aquí y de allá. Los de Cuba, en masa.
No me imaginaba que era un país tan normal, dice uno.
También les costó concebir que los trataran tan bien, y les ofrecieran asistencia médica tan exhaustiva y gratuita –en Cuba la atención médica es gratuita, repiten. Y que los invitaran a volver cuantas veces quisieran.
Veo a esos dos tipos y lo que veo es a dos pobres víctimas de casi todo lo peor que se respira en estos tiempos:
Del terrorismo islámico. (A veces hay que recordarle al personal que el World Trade Center no se cayó de grande ni de viejo.)
De la técnica frialdad del poscapitalismo.
De la maquinaria propagandística de un régimen dictatorial.
Pobre gente.
9/11 Sicko and Cuban Healthcare
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