sábado, junio 09, 2007

EL REGRESO DEL IDIOTA

Libros: El regreso del Idiota,

por Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa
Random House Mondadori, S. A. (Barcelona), 344 páginas [Mayo 2007]

Por Tomás G. Muñoz, Marbella

Vuelven Los Tres Caballeros a la carga, 11 años después de un lacerante “Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano,” prestación inicial sobre un tema que dominan, sea como actores, espectadores, y, a menudo, incruentas víctimas. Y, como en la anterior entrega, regresan con una trama rayana en lo novelesco, desagüe de la pantagruélica capacidad reproductiva de los idiotas y sus pruritos −que Internet y los cyber-cafés han exacerbado desde 1996.

El nuevo idiota

En realidad, los dogmas que el idiota profesaba antaño siguen vigentes, aunque los acontecimientos desde 1996 han maquillado el viejo credo, y parido nuevos mitos. Así comienza El Trío a navegarnos por los igarapés de la idiotez:

• Uno es que la caída del muro de Berlín debía tener reverso. No lo tuvo, al punto que la mayoría de los sovietizados está hoy incorporada a la Unión Europea. Como el desmantelado comunismo estaba allende toda defensa, el idiota global −que existe− orientó su nueva artillería contra la globalización, el neoliberalismo y el libre mercado. Y en Iberoamérica surgió el Socialismo del Siglo XXI, inexplicada −e inexplicable− respuesta al fracasado en el XX, de manos de su nuevo Apóstol, Hugo Chávez, dizque sucesor de Fidel Castro. Con el pasar del tiempo, el histriónico paracaidista se enruanó de indigenismo, al que se sumaron Evo Morales (Bolivia), Rafael Correa (Ecuador) y AMLO, Andrés Manuel López Obrador (México).

• Los sucesos terroristas en Nueva York, Madrid y Londres continuaron la ceba de los tragaldabas de idioteces. Si bien hay razones muy legítimas para oponerse a las guerras que siguieron al 11-S, la respuesta más tonta es la de aliarse −unilateralmente− a los radicales islámicos, que ante tanta amistad sólo piensan que todos los no creyentes somos una manga de jahiliyyah (infieles materialistas, ergo potencialmente enemigos). Así, algunos de la izquierda idiota les hacen el caldo gordo con tonterías como Alianza de Civilizaciones a lo Rodríguez Zapatero.

• Mientras tanto, la globalización y el liberalismo económico −a expensas de pérdida de empleos en Estados Unidos y la Unión Europea− han hecho verdaderos colosos de China, que hoy amasa las mayores reservas internacionales de este planeta. O la India, cuya clase media es la más grande de la Tierra. O Chile, que, con gobiernos socialistas y políticas liberales, está en el umbral del odiado y envidiado Primer Mundo…

Las dos izquierdas
Desde 1996, Iberoamérica ha girado a la izquierda, que El Trío retrueca graciosamente con el comentario de que “este viraje populista parece indicar que nuestros reincidentes lectores no están dispuestos a dejarnos ir.”

Pero, en este nuevo ciclo populista algo nuevo ha sucedido desde 1996: el deslinde de las izquierdas,

• Una, pura y dura, que los autores llaman carnívora, que Chávez, Morales y Correa abrazan lujuriosamente, y, pudorosamente, tal vez Kirchner. Detrás de ellos está el invernal Castro, más tótem-yoga que motor-comisario. El hacer de este combo, que es más que su pensar, lo tenemos delante: desprecio por el juego democrático, estatismo al máximo posible, compra de sectores permeables, ora con dinero, ora con promesas y arengas.

( Carlos Alberto Montaner )

• Otra, pragmática y sin lascivia, la vegetariana, mejor representada por Lula da Silva (Brasil), Michelle Bachelet y Ricardo Lagos (Chile), Tabaré Vázquez (Uruguay). Sus economías las manejan profesionales que conocen la inflación y las periódicas devaluaciones que causan un déficit fiscal desmedido, el empleo atrófico que genera un estado-patrón. Pero, no nos engañemos, para las plateas allende sus fronteras, todos le hacen la carantoña a los carnívoros. Y, aunque aparentemente los regenerados Alan García (Perú) y Daniel Ortega (Nicaragua) pertenecen a este grupo, el tiempo lo confirmará.

A través de buena parte del libro, y con una lógica acompañada de datos económicos y sociales, El Trío prolijamente desmenuza la vida y milagros de carnívoros y vegetarianos −un ejercicio muy adecuado para los ya conversos, y muy convincente para los idiotas que no deseen quedarse en el armario. Siempre presente, un humor corrosivo se manifiesta hasta en los títulos de los capítulos: “¿Indígenas o disfrazados?” “El peronismo estrábico,” o “Lo malo de AMLO.”

El mejor discípulo
Doquier que vaya, lo acompañan sus antológicas meteduras de pata: besos a Isabel II; abrazos a Ahikito de Japón; elogios a Stalin en Rusia, a Mao en China, y a Velasco Alvarado en Perú. Su pinta de marginal y su jerga chulesca le proporcionan un halo de populachera santidad entre sus devotos, máscara que oculta de dónde viene, y a dónde va. No en balde, según El Trío, el personaje que gobierna a Venezuela, Hugo Chávez Frías, “es el que mejor justifica el título de este libro.”

El fanfarrón se ha dedicado a proyectos e ideas monumentales que, dado su escaso talento gerencial, es de esperar que no pasen de su trastienda,

• La respuesta bolivariana a la OTAN, la Organización del Tratado Atlántico Sur, proclamada hacia finales de 2005, hasta ahora sin inicio y mucho menos consecución

• El gasoducto de 8,000 Kms., a un costo de US$ 20 millardos (ó 25, ó 30, qué más da), desde Caracas a Buenos Aires, que portaría gas venezolano a Brasil, Paraguay, Argentina, Uruguay, Chile y Bolivia. Como no hay estudio de factibilidad, obviamente no se sabe si es factible, cuál es su costo real, o el impacto ecológico sobre una vasta área que comprende la Gran Sabana venezolana, la Amazonia brasileña o los Andes chileno-argentinos.

( Álvaro Vargas Llosa )

• El cacareado Banco del Sur, capitalizado con recursos venezolanos y fondeado con depósitos brasileños, argentinos, uruguayos, etc., destinado a eliminar la dependencia en la financiación de entes serios como el Banco Mundial, el FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo o la Corporación Andina de Fomento. Aunque se supone que abrirá sus puertas a finales de 2007, aún queda todo por concretarse.

Si todo esto quedara así, no sería sino parte del festival de bestialidades que periódicamente asola a nuestro Continente. Pero, el payaso paracaidista ha comprado cien mil rifles de asalto, más helicópteros de transporte y ataque a Rusia, cazabombarderos al Brasil, y radares tridimensionales a China, y ha decidido dar instrucción militar a dos millones de reservistas voluntarios, mientras que agentes castristas intervienen en la formación de Unidades de Defensa Popular, un copiar y pegar de los CDRs cubanos. El más aventajado discípulo de Fidel Castro −¿sucesor de alguna manera?− prepara el escenario de una expansión continental.

El talante de Rodríguez
En sus años de vida pública, el presidente del gobierno español ha conseguido, precozmente, amasar una excelente colección de memeces: en 2003, durante el desfile militar del 12 de octubre, en la misma tribuna del Rey Juan Carlos y demás autoridades, este personaje permaneció sentado al paso que sus acompañantes se levantaban para saludar el paso de la bandera estadounidense llevada por una tropa de marines. El presidente Bush, que no olvidó tamaña majadería, jamás quiso recibirlo en la Casa Blanca.

Otro, durante las elecciones presidenciales de 2006, Rodríguez públicamente apoyó la candidatura de Kerry. Éste perdió. Poco después, en las alemanas, secundó la plataforma de Schroeder, que también perdió. Y, en mayo de 2007 participó en la campaña francesa de Royal, también perdedora. Más que talante −su jactanciosa nueva forma amable de resolver conflictos, contrapuesta a las cerrilidades de su antecesor Aznar− este buen señor tiene jettadura: flor que toca, la deshoja.

Menos ocurrente ha sido su conflictivo viraje en la política española hacia Cuba, que centra todo contacto en el régimen, y pasa por alto a la disidencia. O su talante en el manejo del terrorismo de ETA, o su hábito de salir de la luz pública cada vez que irrumpe un apuro político. Su velado maquiavelismo raya en la idiotez.

Cinco modélicos idiotas
Son cuatro intelectuales europeos y uno estadounidense. Cabe preguntarse por qué los autores no han incluído un iberoamericano −basta hojear las páginas de El Tiempo o Semana, ambas de Bogotá para seleccionar al menos un idiota de talla. De estos cinco, dos botones de muestra,

• Hasta circa 1975, Noam Chomsky era un brillante profesor de lingüística, cuyos libros eran lectura obligada de quienes estudiaban English 101 en cualquier universidad estadounidense. Después, tomó otro derrotero −criticar todo lo que fuera de aquel país, su política israelí, los desmanes de Israel, ensalzar la Intifada, negar la dimensión del Holocausto… Como judío estadounidense, sus invectivas han enardecido a los idiotas iberoamericanos −en casa, nadie le da la hora del día.

• Nacido en Galicia y criado en Tánger y París, Ignacio Ramonet dirige Le Monde Diplomatique, un mensual parisino especializado en condenar a Estados Unidos, la globalización y todos los otros temas afines a la izquierda carnívora. En 2006, publicó un abultado libro-entrevista con Fidel Castro, tenido por su testamento o las memorias que nunca escribió.

Remedios para la idiotez
En el Manual, los autores reseñaron los diez libros que conmovieron a los idiotas. En esta segunda entrega, El Trío piensa que es razonable que ésta dé tributo a aquellos que no quieren quedarse en el armario y recomienda diez anti-virus contra la idiotez.

La lista incluye obras de los sospechosos habituales −Popper, von Hayek, von Mises, Becker, Friedman, todas clásicas a lo largo de décadas− y otras no menos relevantes, por Ayn Rand, Arthur Koestler, Douglass North & Robert Paul Thomas y el venezolano Carlos Rangel, cuyo Del buen salvaje al buen revolucionario enfocaba nítidamente la difusa visión de víctima que en Europa se tiene de Iberoamérica.

Tal vez hubiera sido recomendable añadir otra obra, una propina. Ella es, a la vez, una autobiografía, un documento histórico, una novela de aventurado suspenso, y una durísima crítica al Komintern, a los melifluos comunistas ingleses, a los vive-bien de la Nomenklatura, en el marco de los años que antecedieron a la Segunda Guerra Mundial: Out of the Night, o La noche quedó atrás, de Jan Valtin, seudónimo de Richard Julius Herman Krebs.

* * *

En su prólogo de la obra, el escritor Mario Vargas Llosa ve en los autores un asomo de desmoralización entre las ocurrencias, sarcasmos y retruécanos. Es probable, y poco gratificante, constatar que si mucho ha cambiado, es para permanecer igual. Il Gattopardo vuelve a llevarse la razón.

Junio 8, 2007