viernes, junio 01, 2007

ESPAÑA MERECE OTRA POLITICA EXTERIOR

ESPAÑA MERECE OTRA POLITICA EXTERIOR


ABC
España
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José F. Sánchez
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Junio 1, 2007

ESPAÑA se merece otra política exterior. Vivir instalados en la marginalidad y la irrelevancia no es bueno. Sobre todo cuando nuestro país ocupa una posición geoestratégica tan importante y disfrutamos de una histórica vocación trasatlántica que ahora se encuentra comprometida por las decisiones que, en política exterior, ha tomado José Luis Rodríguez Zapatero a lo largo de esta legislatura. La penosa labor desempeñada por Miguel Ángel Moratinos al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores ha de ser enmendada -y olvidada- lo antes posible.

España no puede seguir como hasta ahora: proyectando la imagen exterior de un país empequeñecido que no tiene claro dónde está ni con quién quiere estar. Decisiones como la retirada unilateral de nuestras tropas de Irak; propuestas como la Alianza de Civilizaciones y gestos de buena voluntad hacia dictaduras como la de Fidel Castro, o gobiernos caudillistas como el de Hugo Chávez, conducen al descrédito entre los países occidentales de nuestro entorno.

Embarrancar la política exterior española en latitudes caribeñas tan despreciables como las que ofrece la dictadura cubana sólo puede provocar el rechazo de nuestros aliados y, lo que es peor, el dolor y la indignación de quienes padecen la pesada carga de la represión castrista.

Esto último se puso de manifiesto tras la reciente visita del ministro Moratinos a La Habana. La actitud del ministro de no querer entrevistarse con los opositores no sólo causó desolación y malestar entre ellos sino que, por primera vez desde la Transición, ha generado un grave distanciamiento entre el Gobierno de España y la resistencia democrática interior que lucha dentro de la isla contra la tiranía de Fidel Castro.

De ahí que no sea extraño el reproche que recibió el pasado martes nuestra diplomacia a manos de la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, que no dudó en criticar la política de España hacia Cuba. Sobre todo a la vista de la propia experiencia autoritaria de nuestro país y lo importante que fue para la buena marcha del proceso democrático los apoyos exteriores que recibió desde antes, incluso, de que se produjera la muerte de Franco. Que esta crítica norteamericana se haya producido a pocos días de la visita de Rice a Madrid, es sintomático del estado de las relaciones que viven ambos países.

Los Estados Unidos no se fían de la política exterior del Gobierno de Rodríguez Zapatero y lo exhiben a las claras. Quizá es que piensan -no sin cita razón-, que no se puede estar en el limbo de los no alineados y, al mismo tiempo, ser merecedor del trato que se dispensa a los países que juegan en la primera división occidental. Algo que los franceses también parecen tenero claro. Especialmente después de que Nicolas Sarkozy haya sido elegido presidente de la V República. No deja de resultar sorprendente la noticia de que Francia quiera subordinar su apoyo a la lucha antiterrorista española a cambio de nuestro respaldo a su política europea. Si así fuera, se estaría confirmando lo que ya resulta cada vez más evidente: que España ha perdido la respetabilidad que llegó a tener durante los gobiernos de José María Aznar, siendo ahora una potencia de segundo nivel que no tiene voz propia ni ideas acerca del futuro de Europa y que, además, está forzada -por su debilidad estructural- a desempeñar un papel accesorio dentro de los entresijos de la UE que se perfila en el horizonte.

Por todo ello urge un cambio radical de nuestra política exterior. Un cambio que sitúe a España a la altura del crédito que merece y que no es otro que el que corresponde a la octava potencia económica del planeta. Por desgracia, es casi seguro que esta tarea ya no pueda hacerla el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El pésimo balance acumulado durante estos años lo inhabilitan para ello y ni siquiera un cambio en el Ministerio podría enmendar la difícil situación por la que atraviesa la política exterior española. Habrá que esperar a después de las próximas elecciones generales para verlo de la mano de otro Gobierno.