BARACUTEY CUBANO

Junio 17th, 2007

Por Esteban Casañas Lostal

Desde hace un tiempo para acá viene consumiéndose en Internet y otros medios de prensa, la amplia campaña desarrollada por la hija de Raúl Castro a favor de los homosexuales en Cuba. Aparece como el Ángel de la Guardia o Hada Madrina de los homosexuales con las pretensiones de hacernos olvidar y tal vez, tratar de confundirnos con esa nueva cruzada de connotación política y ajena a los intereses humanistas que le sirven como carta de presentación hábilmente manipulada. La varita mágica usada por Mariela Castro podrá lograr milagros en el exterior, ¿y por qué, no?, también en el seno de las nuevas generaciones, pero a los más viejos nunca podrá engañarnos.

Esta campaña actual es muy similar a la desarrollada hace decenas de años, donde se habló e inculcó a la población hasta la saciedad, sobre la discriminación racial en Cuba. Fenómeno que nunca llegó a adquirir un carácter social allí, donde su población era de un mestizaje elevadísimo y siempre vivió en armonía. Se tomaban como ejemplo la existencia de unos cuantos clubes exclusivistas para ricos, donde por supuesto, no podían entrar blancos pobres por muy blanco que fueran, y se omitían por otro lado, la existencia de clubes o asociaciones de negros. De aquella campaña se hicieron eco gran parte de la intelectualidad cubana y nos embriagaron con sus obras llevadas a la pantalla, radio, libros y hasta en el discurso diario. Muchos llegaron a creérselo, yo no, mi padre se había casado con una negra antes de la llegada de esa “revolución”, y hasta donde tengo conocimiento, nunca fue víctima de un acto discriminatorio o privado de cualquiera de sus más elementales derechos.

Partamos de dos conceptos muy bien definidos en la isla, homosexual es aquel individuo de la sociedad cubana que se encuentra identificado con el sistema, colabora, participa y puede llegar a destacarse en el campo cultural o intelectual. El maricón es todo lo contrario, es el individuo políticamente incorrecto, apático, indiferente, y como es de suponer, es marginado y discriminado por la sociedad. El maricón no encuentra otra salida que la de emigrar, cuando esto ocurre, sufre una especie de metamorfosis y se convierte en “Gay”, regresa a su país con dólares y es tratado como un señor. El homosexual no puede convertirse en gay sin antes traicionar sus principios, esa acción lo convertiría automáticamente en un vulgar maricón y se encontraría en la misma encrucijada, abandonar la isla en busca de su definitiva felicidad.

Mariela pretende presentar el fenómeno discriminatorio sufrido durante decenas de años por los homosexuales, como un mal que se ejerce en el seno de la familia. ¿Qué pretende con ello? Exonerar de culpabilidad al régimen cubano y ofrecer una imagen humanista ante el mundo. Pero hablando de familia, ¿no ha sido precisamente ese régimen el autor de su destrucción? Por supuesto que sí, la familia es el pilar donde descansa cualquier sociedad y ellos lo saben muy bien, una familia dividida es una sociedad dividida. Si sus habitantes no son capaces de confiar en el hermano, es imposible pedirles que lo hagan en el “compañero”. Las posibilidades de unión son casi nulas y ha sido un método efectivo para eliminar los enemigos del patio, no quepa la menor duda. Aunque fuera así, y los homosexuales hayan sido condenados en el seno de sus familias, algo que me atrevo a negar rotundamente, supongamos existan casos aislados y excepcionales, ¿no fue el mismo régimen el creador de esa sociedad machista? Creo que un fiel exponente de esa epidemia de homofobia vivida en la isla, lo es sin lugar a dudas el film “Fresa y Chocolate”, una batalla ideológica entre un joven comunista y un “maricón”.

Mariela aboga por el derecho de los homosexuales a las operaciones de cambios de sexos y nombres, matrimonios entre personas del mismo sexo, adopciones de niños, etc. Cualquiera diría, ¡coño!, que avanzada está la sociedad cubana, y me surge otra pregunta, ¿se atrevería otra persona con un nombre diferente al de “Mariela Castro” a presentar sus proposiciones en el seno de la Asamblea del Poder Impopular? Por supuesto que no, bueno, puede que sí, pero se requeriría llevar el mismo apellido y ser de la misma familia.

Si ella piensa que su cruzada a favor de todas esas libertades que le corresponden a los homosexuales y que son reconocidos en muchos países del mundo moderno actual, pueden lograr borrar para siempre de la memoria de los cubanos, todas las vejámenes, crímenes, encarcelamientos, éxodos obligatorios, discriminaciones, y cuanta acción degradante se realizaron en contra de esos seres, está totalmente equivocada. Muchos de aquellos “maricones” se encuentran vivos y diseminados por todo el planeta, dudo que su varita mágica logre funcionar, porque el daño producido en sus mentes, no se debe precisamente al sufrido en el seno de sus familias. Ella evade y no toca profundamente el tema, no lo hace ni hará por una razón muy simple, los verdaderos verdugos fueron su tío y su padre.

Existen otras razones apremiantes a favor de ese pueblo, mucho más importantes que esta payasada dirigida desde el mismo gobierno. A pocos interesa en medio de sus desesperaciones quienes desean o no hacer de su culo un tambor, eso siempre ha sido del libre albedrío de la persona y al pueblo no le preocupa. No fue ese pueblo el que condenó la homosexualidad y privó a seres de estudios o trabajos, no fue su familia, fue el Estado. Si verdaderamente desea serle útil a su patria, en lugar de estar gastando ese dinero producido por ese pueblo en viajecitos a conferencias y congresos, debería emprender otros caminos que conduzcan a una verdadera felicidad de los habitantes de la isla, o cuando menos, menguar la desgracia que hoy significa habitarla. ¿Por qué no hace una campaña a favor del derecho de los niños a tomar leche más allá de los siete años? ¿Por qué no hace una campaña a favor de los jóvenes para que puedan elegir libremente sus estudios? ¿Por qué no hace una campaña a favor de la libre expresión? Creo que se me fue la mano y olvidé de quién era hijita, pero bueno, hablo de verdaderas campañas que serán acogidas con aplausos por su pueblo.

Resulta verdaderamente hipócrita y falsa toda esa campaña por ella desplegada. Permitida por dos únicas razones, ser la hija de Raúl Castro y que esta campaña sea desarrollada con la finalidad de lavar la imagen del régimen ante los ojos ingenuos de un mundo que desconoce nuestras realidades. Mariela Castro no es Ángel Guardián de nadie, tampoco es Hada Madrina. Ahora solo falta cambiar el lema de los pioneros, se tomará un tiempo, pero al paso que marchan las cosas llegará. “Pioneros por el comunismo: ¡Seremos Gays!” Gritarán los niños mientras son aplaudidos por turistas y delegaciones extranjeras.