viernes, julio 06, 2007

LA MADRE DE HILDA MOLINA DOCTORA SECUESTRADA EN CUBA POR LA TIRANIA PIDE AYUDA A LOS OBISPOS LATINOAMERICANOS

Tomado de Cuba Encuentro.com


La madre de Hilda Molina pide ayuda a los obispos latinoamericanos

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El gobierno 'se burla de mi última voluntad' y 'viola mis más elementales derechos', dice la mujer de 88 años, que quiere viajar a Argentina a reunirse con sus familiares.
jueves 5 de julio de 2007 18:45:00
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Agencias

La madre de la neurocirujana cubana Hilda Molina, que intenta desde hace 13 años viajar a Argentina, pidió a los obispos latinoamericanos que intercedan ante La Habana para que al menos ella pueda concretar su salida a Buenos Aires y reunirse con sus familiares, informó ANSA.

"Agobiada por un indescriptible sufrimiento, acudo a ustedes con esta petición, que es mi última voluntad: por favor, soliciten al gobierno cubano que mi hija y yo podamos viajar juntas lo antes posible", afirmó Hilda Morejón Serantes, de 88 años, en una carta divulgada en La Habana.

La Conferencia Episcopal Latinoamericana (Celam) se reunirá a partir del 10 de julio en la capital de la Isla.

"Por favor, no me abandonen. Les suplico que me ayuden a morir en paz; no permitan que muera desesperada (…) no quiero morir sin ver a mi nieto y a mi nieta, y sin conocer a mis bisnietos", dijo Morejón en su carta a los obispos, según citó AFP.

( Hilda Molina y su madre, foto de archivo )

Morejón Serantes es madre de Hilda Molina, de 64 años, una prestigiosa neurocirujana que ocupó altas responsabilidades en Cuba y que mantiene una disputa con La Habana para que autorice su viaje a Argentina, donde está radicado su hijo Roberto Quiñones, casado con una ciudadana de ese país, a fin de conocer a sus dos nietos.

La anciana sufrió un accidente doméstico el año pasado y, ante su quebranto de salud, decidió viajar a Argentina sin su hija para recuperarse y con la intención de regresar a Cuba.

"Si los que nos torturan se aferran al despiadado absurdo de retener aquí a mi hija, que al menos permitan que yo viaje de inmediato a Argentina", añadió la anciana, quien dice estar "gravemente enferma y postrada en un sillón de ruedas".

"Las autoridades de este país carecen absolutamente de argumentos que validen mi retención por la fuerza en Cuba", sostuvo la anciana, quien espera desde agosto de 2006 la entrega del pasaporte que le permita salir de la Isla.

El pasaporte "no me ha sido entregado" y "ni siquiera explican el motivo de que me haya sido retenido este documento", lo que "me permite afirmar que el gobierno cubano también prohíbe que yo visite a mi adorada familia en Argentina", continuó Morejón Serantes en su carta a los obispos.

( La Dra. Hilda Molina cuando era directora del más importante centro de salud y de investigaciones del cerebro en Cuba )

"¿A quien puede perjudicar nuestra visita temporal y estrictamente familiar a Argentina?", se preguntó la mujer.

El gobierno cubano "se burla de mi última voluntad" y "viola impúdicamente mis más elementales derechos, aun sabiendo que estoy próxima a mi fin", concluyó la anciana.
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Mensaje URGENTE a los Excelentísimos Señores Obispos de América Latina, a través de los distinguidos miembros de la CELAM, reunidos en Cuba

De: Sra. Hilda Morejón Serantes 3 de Julio del año 2007

Excelentísimos Señores Obispos de América Latina, Excelentísimos Señores Obispos que asisten a la reunión de la CELAM:

Aunque me apena molestar el valiosísimo tiempo de ustedes, autoridades de mi amada Iglesia, angustiada por la prolongada separación de mi familia, les ruego respetuosamente que me ayuden. Quien les remite esta carta es la Señora Hilda Morejón Serantes, mamá de la destacada neurocientífica y neurocirujana cubana, Dra. Hilda Molina. Yo soy una anciana de 88 años de edad, gravemente enferma, y postrada en un sillón de ruedas. A continuación les sintetizo la trágica e inmerecida historia que vivimos mis seres más queridos y yo:

( Hilda Morejón Serantes madre de la destacada neurocientífica y neurocirujana cubana, Dra. Hilda Molina. )

En el año 1994, mi querida hija se desvinculó, por decisión propia, del sistema comunista imperante en Cuba; desde ese momento, los que aquí gobiernan le prohiben viajar al exterior. Como consecuencia de esta medida cruel y arbitraria, ella no ha podido abrazar durante más de 13 años, a su único hijo y su esposa, residentes en Argentina; y no conoce a sus dos nietecitos de 12 y 6 años respectivamente. Yo he permanecido todo este tiempo junto a ella, acompañándola en su terrible agonía.
El 16 de Mayo del pasado 2006, mientras mi hija me auxiliaba en el baño, sufrí una gran caída. Es imposible, Excelencias, que una persona en la situación de mi hija, con 64 años, también muy enferma, invalidada en su brazo izquierdo y con limitaciones para su movilidad por intenso dolor en la rodilla izquierda, pueda manipular sin riesgos a una anciana totalmente discapacitada como yo; ella trató de sostenerme, pero finalmente caímos las dos. Este accidente provocó que mi ya precario estado de salud se agravara hasta el extremo crítico en que me encuentra actualmente.
Durante todo este tristísimo período de lejanía familiar, yo nunca quise viajar a Argentina pues no podía abandonar a mi desamparada hija. Después del accidente, mi hija y mi nieto me suplicaron que realizara el tan añorado viaje. Consciente de que el fin de mi existencia está próximo, y con el corazón destrozado al tener que separarme de mi hija, decidí visitar Argentina, pues necesito antes de morir, abrazar de nuevo a mi adorado nieto, la persona que más amo en este mundo, y a su esposa, a la que quiero como una nieta; y conocer a mis dos maravillosos bisnietos. Además, allí recibiré la atención médica que requiero con urgencia, a la que no tengo acceso en mi Patria. Realizamos todos los trámites establecidos; y según la fecha que me indicaron, debía recoger mi pasaporte en los inicios del mes de Agosto del pasado año 2006. Hasta el momento el pasaporte no me ha sido entregado, a pesar de que cada semana acudimos a la oficina de Inmigración; ni lo entregan, ni siquiera explican el motivo de que me hayan retenido este documento, imprescindible para continuar los trámites de viaje, lo que me permite afirmar que el gobierno cubano también prohibe que yo visite a mi adorada familia en Argentina.
Excelencias, yo he sido siempre una católica comprometida. Jamás abandoné mi Iglesia, ni en los momentos más dificiles, no obstante las presiones a que fui sometida. Jamás me vinculé con el régimen totalitario que mutila nuestras libertades, pues no acepté, no acepto ni aceptaré un gobierno que niega a Dios. Por tanto, las autoridades de este país carecen absolutamente de argumentos que validen mi retención por la fuerza en Cuba.
Excelencias, mi hija y yo somos dos mujeres solas en Cuba, muy enfermas ambas, y desamparadas. Yo dependo totalmente del auxilio de mi hija; y mi hija requiere con urgencia de cuidados médicos e incluso de auxilio. Qué objetivos persiguen al mantener lejos de su familia a dos mujeres indefensas en el ocaso de sus vidas? Qué oscuros sentimientos de odio y venganza inmerecidos motivan tan demencial actuación? A quién puede perjudicar nuestra visita temporal y estrictamente familiar a Argentina?

( La Dra. Hilda Molina y sus nietos; foto de archivo )

Excelentísimos Señores Obispos, mi familia y yo no estamos solicitando algo que pertenezca al estado cubano. Sólo pedimos lo que en silencio han demandado miles de familias de esta sufrida isla en las últimas casi cinco décadas: el respeto a los legítimos, irrenunciables y pisoteados derechos familiares. No existen razone políticas, ideológicas ni de índole alguna, capaces de justificar que hombres poderosos destrocen familias inermes; y torturen niños inocentes, mujeres indefensas y ancianas moribundas. Al prohibirme viajar a Argentina, el gobierno cubano se burla de mi última voluntad; viola impúdicamente mis más elementales derechos, aún sabiendo que estoy próxima a mi fin; me impide recibir la atención médica que necesito; y hasta me niega la posibilidad de concluir mi existencia con dignidad, en paz, y rodeada de las personas que más amo.
Excelencias, estoy segura de que comprenden el suplicio que hemos vivido y estamos viviendo mi hija y yo. Les aseguro que nada es comparable a este desgarramiento que nos destroza el corazón y que no nos permite ni un minuto de sosiego. Ambas, más que vivir, hemos muerto cada instante transcurrido desde que vimos por última vez a mi nieto y su esposa, en el año 1994; solamente nos sostiene nuestra Fe en Dios y en su Santísima Madre. Es por eso que agobiada por un indescriptible sufrimiento, acudo a ustedes con esta petición, que es mi última voluntad: por favor, soliciten al gobierno cubano que mi hija y yo podamos viajar juntas lo antes posible a Argentina. Y si los que nos torturan se aferran al despiadado absurdo de retener aquí a mi hija, que al menos permitan que yo viaje de inmediato a Argentina, pues aunque esto agravaría la separación familiar y me ocasionaría un extraordinario dolor, no quiero morir sin ver a mi nieto y a mi nieta, y sin conocer a mis bisnietos.
Excelentísimos Señores Obispos, por favor, no me abandonen. Les suplico que me ayuden a morir en paz; no permitan que muera desesperada.
Disculpen por favor la mala redacción de estas líneas, pues aunque aun estoy lúcida, ya también mi lucidez se va afectando.
Por favor Excelencias, recen por nosotros, por las destrozadas familias cubanas; y bendígannos. Muchas gracias por su atención. Muchas gracias anticipadas, porque como en que ustedes van a interceder en pos de que mi familia se reunifique; y de que yo pueda morir con los seres que más amo, reunidos en torno a mí.

Que Dios y la Virgen bendigan y protejan a ustedes, a sus familias y a sus diócesis.
Hilda Mo eón Serantes
Dirección: Bruzón No. 61
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Entre Almendares y Ayestarán
Plaza de la Revolución
Ciudad de la Habana. Cuba
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