LOS ENANOS DE CASTRO I
Tomado del blog El Tono de la Voz, de Jorge Ferrer
viernes 20 de julio de 2007 13:04:34
Jorge Ferrer
Ayer en la ceremonia de graduación de la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI). Esa sumisa recolección de hazañas del Gran Líder, del Guía Omnisciente. Atiéndase a esa crónica pareciera que traducida del ruso de los años 30. Todos esos verbos en pretérito historizante. Y ese rotundo y tremolante: “todo… se debe a su idea y su conducción permanente”.
( Maqueta UCI )
“El Comandante decidió cada detalle de la UCI. El 23 de marzo del 2002, en reunión del Grupo de Trabajo de la Batalla de Ideas, indicó su creación.
El 7 de agosto de ese mismo año visitó e intercambió con los constructores. Doce días después, durante más de nueve horas, debatió con los compañeros que organizaban el comienzo del primer curso de la Universidad.
El 12 de diciembre de aquel mismo año, la visitó nuevamente y dejó para los estudiantes la inolvidable definición de Tropa de Futuro.
Tres meses después, durante diez horas presidió el primer Claustro. Realizó un exhaustivo análisis de los resultados docentes del primer semestre y de la captación para los próximos ingresos, y trazó importantes acciones de trabajo.
El 19 de julio del 2003, en este mismo teatro clausuró el primer curso de la universidad, hace hoy exactamente 4 años, y fijó la elevadísima meta de lograr una Universidad de Excelencia.
Todo cuanto se ha alcanzado en esta obra, se debe a su idea y su conducción permanente.”
Atiéndase a este revisó-apoyó-indicó. A esos 200 espartanos llamados a la guerra, cuyo Valle de las Termópilas es el Silicon Valley. Ases de la informática sometidos al arbitrio guerrero de un régimen moribundo. Soldaditos de hoy que serán los empresarios del mañana en un entramado de negocios presidido por los Valenciaga y afines. Enanos bajo la opresión, pero en prieta fila que los conduce hacia el trampolín del postcastrismo.
“Hace apenas unos días, el Comandante revisó en detalle la ubicación laboral de cada uno de ustedes, aprobó su incorporación en los ministerios que prestan importantes servicios a nuestro pueblo y en los organismos que manejan recursos económicos fundamentales, e indicó crear una reserva centralizada con los mejores 200 graduados para enfrentar tareas priorizadas.”
( Carlos “Carlitos” Valenciaga, un estalinista de baja intensidad. Un enano convencido de servir a gigante.)
Es consonante con lo que escribía Castro I sobre el asunto.
¿Gobierna el del Adidas? Bueno, al menos le dejan hacer estas cositas con el discipular Valenciaga a su vera. El mismo Valenciaga que leyó la Proclama donde se delegaban los poderes. Un hombrecito del Palacio de la Revolución, adonde llegó muy joven y de donde no ha salido jamás. Uno más de la galería de castrati que conformaron el célebre Grupo de Coordinación y Apoyo, correa de transmisión de las ideas de un Führer al que adoran con la misma ceguera y pulsión babeante que profesa Homer Simpson por los Donuts.
Con la única diferencia, claro, de que la eternidad de las rosquillas, como la de Dios, está garantizada.
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