martes, agosto 07, 2007

NOCAO A LA LIBERTAD KO A LA LIBERTAD

Nota del Blogguista
La pareja de la exesposa de Teófilo, a quién iba dirigido el atentado, era un oficial de alto grado del MININT sin llegar a tener el grado militar de general. Se dice que en Las Tunas u otra provincia oriental, Teófilo arrolló borracho a un ciclista. No pasó tampoco nada.
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Nocao a la libertad

Por Miguel Cossio

Jab de izquierda. Gancho al mentón. Desde su esquina roja, es decir, sus reflexiones en Granma, Fidel Castro asegura que ''dormirá bien'' tras haber noqueado con la ayuda de Brasil a los campeones de boxeo Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara. Los tiene bocabajo y en la lona. Corrijo: los tiene aislados en una ''casa de visita'' que montó al vapor, por llamarle de algún modo a una de las tantas cárceles de Cuba. Porque toda Cuba es un verdadero gulag.

A colgar los guantes fueron condenados. En lo sucesivo, llevarán una vida miserable, bajo vigilancia y confinamiento, y estarán obligados a cumplir, por orden de Castro, ''tareas decorosas a favor del deporte (revolucionario), de acuerdo con sus conocimientos y experiencia''. Eso sí, podrán tener acceso a sus familiares si se portan bien y repiten a la prensa los mensajes que les dicten los policías de turno.

El castrismo tiene larga experiencia en castigar a los deportistas que cometen ''errores''. A mediados de los 80 envió al boxeador Teófilo Stevenson, tres veces campeón olímpico y mundial, a Puerto Padre, su tierra natal, como entrenador de pacotilla por haber fabricado una bomba casera para asesinar a su esposa, que lo había abandonado. Por suerte, el artefacto no estalló. El castigo fue ''plan pijama'', sin juicio ni sanción penal, pues Teófilo tenía que seguir sirviendo como ejemplo de hombre que ``jamás habría sido comprado con todo el dinero del mundo''.

A Orlando el Duque Hernández se le prohibió jugar pelota de por vida. Pudo escapar de la isla y hoy es uno de los lanzadores con más anillos conquistados en las Grandes Ligas de béisbol. Rey Vicente Anglada, el mejor jugador de segunda base que dio la Cuba de Fidel, fue encarcelado injustamente y sólo veinte años después se le permitió volver a la pelota como director de Industriales, el equipo del corazón de los habaneros.

Fermín Lafitta, olvidado jardinero estrella del equipo nacional, murió de locura encerrado en su casa. El cadáver descompuesto fue encontrado varios días después a causa del mal olor. Douglas Vaillant, ex campeón mundial de boxeo, anduvo alcoholizado durante años, vagabundeando por las calles del país, alimentándose de los desperdicios de comida que recogía de la basura.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez. Fuera de combate. Guillermo Rigondeaux, considerado el mejor boxeador amateur del planeta en cualquier categoría, bicampeón olímpico y mundial, con 378 peleas ganadas y 12 perdidas en su carrera y una racha de 142 victorias seguidas, ha perdido la pelea más importante de su vida, la de ser libre para vivir de su talento. Igual infortunio corrió el campeón mundial de peso welter Erislandy Lara. A ambos los tumbó el miedo.

Perdieron, porque para ganar la libertad no basta saber tirar golpes, como ellos hacen a la perfección. Fueron derrotados por desconocimiento y desconfianza en la democracia. Se negaron a recibir ayuda de un abogado mientras declaraban en la estación de policía de Niteroi, Brasil. Fracasaron por los errores de logística que cometieron los enviados del promotor turco-alemán Ahmet Oner, dueño de Arena Box Promotions. Y finalmente, se rindieron ante la cacería orquestada en su contra desde La Habana, gracias a la complicidad del gobierno de Lula Da Silva.

Yeso que Brasil ha servido de refugio seguro a extranjeros perseguidos, como criminales nazis y el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner, quien en agosto pasado falleció en el hospital Santa Luzia de Brasilia a los 93 años, a pesar de que la justicia de su país lo buscaba por crímenes de lesa humanidad.

¿Qué delito cometieron estos campeones para que Brasil los entregara al castrismo, como quien arroja un par de perros a los leones? Querer ser libres, un crimen no tipificado en la legislación cubana, pero que constituye un pecado mayor en la isla.

Alguien en Cuba debería contarles que en su lecho de muerte Francisco Franco ordenó la ejecución de opositores a su régimen. Así, desde su chochez o locura, desde su visión apocalíptica de la historia, Castro los ha condenado a convertirse en simples punching bags de su dictadura. Ojalá logren esquivar ese jab de izquierda, ese infame gancho al mentón.