martes, septiembre 04, 2007

CUBA LA DE SIEMPRE

Cuba, la de siempre


Por Luis Cino
LA HABANA

Muchas veces se ha dicho. Cuando un pueblo no logra ponerse de acuerdo con su pasado, le es muy difícil solucionar su presente y edificar su futuro. De ahí que las tiranías se afanan, egoístas y mezquinas, en apoderarse de la historia.

( Plaza Cívica José Martí )

Un Estado autoritario, paternal y chantajista que monopoliza la patria, no sabe de dónde viene ni hacia dónde va.

El sistema de enseñanza oficial les inculcó la imagen de un pasado dantesco de miseria, explotación, analfabetismo, corrupción e insalubridad. La propaganda gubernamental, con todos los medios a su disposición, siguió bombardeándolos, inmisericorde, de adultos. Los intimidan con el regreso al pasado como la mayor de las desgracias posibles si se derrumba el socialismo.

Sin embargo, crecieron oyendo a los viejos de una Cuba en que se comía opíparamente por centavos, la gente se vestía de dril 100 y zapatos de dos tonos, bailaban con la Aragón y en cada esquina había una vitrola tocando boleros.

Los dos extremos les parecen falsos. Del presente nadie les puede hacer cuentos. Temen al cambio, pero detestan su desesperanzadora cotidianidad. La paranoia nacional se alimenta de apatía y cinismo. Son malos ingredientes para avanzar.

Durante medio siglo, empeñados en construir una patria mejor, perdimos a Cuba. Desapareció frente a nuestros ojos. La sustituimos por todas las Cuba que nos inventamos.

( Palacio Presidencial; sede del Poder Ejecutivo )

Hoy no bastan las manifiestos, los programas de la revolución, las balsas ni los sorteos de visas para salvarnos del abismo. Seguimos cada día recorriendo a rastras el largo camino pavimentado de buenas intenciones que conduce al infierno.

Cuba, la de siempre, sigue viva. Está con nosotros, pero seguimos sin verla. La sepultamos bajo una montaña de sueños, supercherías, ilusiones, nostalgias y odios. Sólo hay que apartar los escombros para encontrarla. Un soplo de libertad bastará para revivirla.

No consiguieron matarla los años ni las ausencias. Nadie logrará decretar que se extinga la nación. Ninguno conseguirá que se hunda en el mar. Acudiremos todos a salvarla.

Entonces Cuba volverá a nacer. Saldrá de los versos de Martí como sólo se pueden leer, de las páginas de Lezama y Cabrera Infante. Brotará del jardín de Dulce María Loynaz. De los boleros del Benny, de los discos empolvados que el tiempo ocultó. Doblará por todas las esquinas de la Habana Vieja. Volverá con los amigos desde cada rincón del exilio. Nos devolverá los sueños que no pudimos cumplir.

( Capitolio Nacional, antigua sede del Poder Legislativo )

Vendrá con el meneo voluptuoso de la cintura de Ochún. Vestirá el vestido rojo de Celia Cruz. Tendrá sabor a Bacardí añejo. Olerá a Palmolive, a jazmín y a galán de noche.

Olvidada de rencores, tomará café con los vecinos. Pondrá la mesa, el domingo, para toda la familia. Firmará la paz con los muertos. Abrirá la puerta de las prisiones. Quemará en el patio uniformes y prohibiciones. Espantará con sus carcajadas a los tiranos y sus aspirantes.

Cuando pase la lluvia y lo purifique todo, Cuba volverá a ser la Patria con mayúsculas. No como era ayer ni como es hoy, sino como siempre debió haber sido y dejamos perder: Cuba, sin apodos, apellidos ni salvadores.